jueves, 23 de marzo de 2023

Una responsabilidad de lxs adultxs de cara a lxs más jóvenes

PONER LA MEMORIA EN DEBATE





















“Muchacho, el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria”. 

Megafón o la guerra, Leopoldo Marechal

(Ilustración de Nerina Canzi)

 

Memoria y memorialismo

En Argentina el mes de marzo es propicio para volver a reflexionar sobre nuestra historia reciente, tanto en colegios como espacios de militancia. Educadores, referentes de organizaciones populares, y sobrevivientes del genocidio tenemos la responsabilidad particular de que los intercambios que la circunstancia propicia resulten incisivos y provechosos. En el primero de los casos, evitando los lugares comunes que solo llevan a ”honrar la fecha” para tranquilizar la conciencia a bajo costo emocional e intelectual, y en el segundo, a fin de poner en cuestión, ante lxs jóvenes en particular y al activismo en general, los numerosos clichés que en la materia se han ido reproduciendo desde la recuperación del orden constitucional. 

Al respecto, nunca está de más señalar que la memoria es una mera función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado.​ Pero el memorialismo es el ejercicio de evocar determinadas circunstancias históricas, tarea siempre condicionada por la ideología hegemónica. 

Y vaya si la nuestra no es una memoria en disputa, cuyo relato varía de acuerdo a si se impone el protagonismo popular o el de los grupos concentrados de poder.

Así, la herida aún abierta por la última dictadura ha propiciado numerosos abordajes - literarios, ensayísticos, cinematográficos - sin que exista aún una versión de la historia contemporánea consensuada y asumida por las grandes mayorías, sobre las cuales ha venido operando desde el poder un dispositivo sistemáticamente deshistorizador. 

Bastará con preguntar a un nativo del Siglo XXI qué epopeya de masas tiene presente, para constatar que muy probablemente solo evoque los festejos por el triunfo de la Selección Nacional en Qatar. 

Si analizamos la historia reciente del mundo occidental, advertiremos que el fenómeno descripto coincide con la consolidación del capitalismo, particularmente desde fines de los setenta en adelante. Tal circunstancia tiene la particularidad de producirse después de que este sistema enfrentara décadas enteras de profundas crisis que parecían preludiar su extinción merced al alza de las clases subalternas motorizadas por la idea de Revolución. A medida que la perspectiva revolucionaria se volvía más fuerte, eran mayores las cantidades de intelectuales que se unían a ella, legitimándola y aportándole su producción cultural. Y a la inversa, sobre todo desde los ochenta en adelante, cuando el capitalismo, a partir de las trasformaciones tecnológicas centradas en la informática, pareció recomponerse y la Revolución convertirse en algo anacrónico - sin ir más lejos, buena parte de la militancia actual prefiere limitarse a hablar de “cambio social” -, la tendencia de los intelectuales consistió en realinearse con los discursos al uso.

 

Qué conmemorar los 24Ms

El Día Nacional de la Memoria se asocia en Argentina a la frase “Nunca Más”, que - pronunciada por el fiscal Strassera y consagrada por el célebre informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) - cerró en 1985 el Juicio a las Juntas Militares. 

Instaurada como un parteaguas en la historia nacional, en un período de plena hegemonía de sectores medios que buscaron mostrarse equidistantes de los enfrentamientos producidos durante los “años de plomo”, fue interpretada por el pensamiento crítico como una impugnación tanto de la represión paraestatal como de la resistencia armada que le hizo frente. 

Hoy por hoy, cuando bastante agua corrió bajo los puentes, cabe preguntarse si alcanza conmemorar semejante efeméride tan solo para ratificar que no estamos dispuestos a tolerar más violaciones a los derechos humanos. 

Porque lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, hacia los 24 de Marzo, incluso muchxs argentinxs politizadxs tienden a evocar casi exclusivamente la memoria de un horror sin antecedentes, compartiendo insumos de todo tipo que dan cuenta de los daños perpetrados por la dictadura sobre el cuerpo social, abordaje cuya inevitable consecuencia es la instalación de un sentimiento de pérdida signado por el testimonio de las víctimas. 

Sin embargo, una perspectiva más rigurosa habilita a considerar que no corresponde concentrar la rememoración de tan traumáticas circunstancias tan solo en torno al terreno de las represalias, sino más bien reparar cada vez con mayor empeño en las múltiples y diversas formas de resistencia que hicieron frente a aquel embate sin precedentes, ya que constituye un dato incontrastable el hecho de que, de no mediar una muralla de voluntades rebeldes contra la que se estrelló el anhelo de los represores por perpetrarse en el tiempo, el último gobierno de facto no hubiera durado tanto menos de cuanto duró en otros países hermanos de la región. Y ese patrimonio moral de nuestro pueblo es tan digno de encomio como el que merece el alzamiento del Ghetto de Varsovia en medio del Holocausto nazi. 

Esto, sin pasar por alto que el último golpe militar que padecimos, a diferencia de los que lo precedieron, rediseñó la estructura socioeconómica del país, no solo impactando sobre su materialidad sino sobre la subjetividad colectiva, al instalar una cultura del escarmiento y, consecuentemente, una mengua de nuestras audacias. 

De lo que se trata pues - siempre, pero sobre todo en estas fechas -, es de ir a por las antiguas brasas de la memoria social para atizarlas en beneficio del porvenir colectivo.

 

La democracia en curso como utopía fallida

En 2023 la revisión del accionar del último gobierno de facto coincide con el ingreso a su cuarta década de una democracia ininterrumpida de bajísima intensidad, que no obstante será celebrada por toda la clase política actual como modelo a contraponer al de la dictadura. Pero el cumpleaños número 40 de un orden establecido que acumula - entre otros indicadores sumamente alarmantes - el 43.1% de pobreza, en un país reservorio de bienes comunes capaces de alimentar a muchos más semejantes que a nuestro propio pueblo, no debiera ser motivo de alarde.

Tal afirmación no pretende inducir a abrazar modelos de organización social antagónicos al capitalista, pero concebidos durante el Siglo XIX, y que no tuvieron un éxito digno de imitación durante el siglo siguiente. Más bien sería menester indagar en los múltiples modelos de organización social comunitaria que han sabido pergeñar nuestros pueblos originarios a lo largo de más de cinco siglos de opresión, dado que, a pesar de ese yugo, han logrado prevalecer en diversas latitudes del continente orientando su devenir colectivo de modo horizontal y asambleario, en pos de la utopía autóctona de lo que se ha dado en llamar genéricamente el Buen Vivir.

 

Juventudes pasadas y futuras: Los desafíos de la hora 

Otro lugar común del memorialismo en danza, bastante frecuente en cierta militancia, es reivindicar abnegados ejemplos de conducta - desde luego que admirables - generalmente propiciados por momentos de ofensiva popular, proclives a desarrollar los más altos niveles de calidad humana en sus sectores de avanzada. 

Desde ya que suena épico enarbolar la consigna “Seremos como el Che”. Pero en contextos de reflujo de masas, que cuentan con un sujeto social plebeyo depredado económica y culturalmente por décadas de un capitalismo salvaje que comienza por arrebatar el plato de comida y culmina por anular toda capacidad de análisis crítico de la realidad, en el que vastos contingentes juveniles ven neutralizado su potencial transformador por estar sujetos al bombardeo alienante y frivolizador de las redes sociales - generador de cuentapropismo, narcisismo y levedad de pensamiento -, no es tan sencillo incidir desde el mero voluntarismo, sino que más bien se impone motivar con el ejemplo de experiencias alternativas, autogestivas y virtuosas de organización social, como si nunca antes hubiera estado tan vigente como ahora aquello de “ver para creer”. 

Desde este punto de vista, parecería sensato sembrar conciencia acerca de que, si a la generación que enfrentó a los genocidas y padeció su embate la motivó resolver la tensión entre capital y trabajo, a lxs millennials corresponde hacerse cargo cuanto antes de la que enfrenta al capital con la vida, porque nadie en su sano juicio puede suponer que las temperaturas a que nos sometió el último verano son ajenas a la acción humana, del fracking al desmonte, de modo que la crisis civilizatoria en curso convoca a salvar hasta a la última expresión de vida existente en el único planeta - hogar con que contamos. 

Menuda faena por delante, pero comprensible para aquellxs cuyxs hijxs juegan en un basural, tanto como para grandes contingentes juveniles empeñados - por ejemplo - en defender el agua.

 

Bajarle el precio a lo electoral como herramienta de cambio 

Como si el camino de la necesaria transformación estructural del modelo de acumulación por desposesión reinante no estuviera plagado de obstáculos de diversa naturaleza y magnitud, este año vuelven a campear en Argentina los cantos de sirena que convocan a torcer un destino adverso introduciendo un papelito en una urna de cartón corrugado, mecanismo que viene siendo enaltecido por el discurso dominante, desde el parlamento a las pantallas (el filme nacional que acaba de perder un Óscar es un fiel ejemplo de esa prédica), que tratará de convencernos una vez más acerca de que se trata del ÚNICO mecanismo existente para incidir en el destino nacional. Aunque la Constitución Nacional habilite al desatendido recurso del plebiscito, y la paupérrima oferta electoral augure una ola de abstencionismo oceánico. 

A no desfallecer: El prójimo que sufre siempre está a mano. Ansiando que lo registremos y pongamos en acto lo mejor de nuestra condición humana. Pero su tiempo es YA. -

 

JORGE FALCONE 

martes, 14 de marzo de 2023

EN EL MES DE LA MEMORIA

NO A LAS DEMOCRACIAS PATRONALES

NI A SU TEORÍA DEL DERRAME














 

A estas horas el Norte Global se sacude a causa de la crisis financiera del Silicon Valley Bank de California - segunda en importancia global desde la de 2008 -, que marca el fin de la “plata dulce” promovida por el capitalismo de plataformas (Google, Spotify, Netflix) 

En nuestra latitud, inaugurando el año político en un mes que ofrece caja de resonancia global tanto a la avanzada femenina y disidente que recorre de norte a sur Nuestra América como localmente a la reivindicación y debate en torno a la Memoria, la Verdad histórica, y la necesidad de una Justicia capaz de reparar las heridas del pasado, las calles argentinas se colman de multitudes de todas las edades y condiciones sociales comprometidas con ambas causas, lo cual permite advertir que buena parte de la sociedad aquilata esas conquistas que garantizan su progreso. 

A considerable distancia de La Calle, en El Palacio la disputa electoral se libra entre las dos coaliciones herederas del bipartidismo anteriormente representado por el PJ y la UCR, a saber, el Frente de Todxs y Juntxs por el Cambio. Y terciando a considerable distancia, el Frente de Izquierda y lxs Trabajadorxs - Unidad y La Libertad Avanza.

 

En la coalición oficialista, al cabo del - hasta ahora - renunciamiento de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, se muestran dispuestos a competir en las PASO el presidente de la Nación y el dirigente social Juan Grabois (MTE), mientras que el ministro de Desarrollo Social bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque - recurriendo a una antojadiza interpretación de la consigna “Luche y Vuelve”, que hacia los años 70s se convirtiera en un sobreentendido indiscutible para las grandes mayorías nacionales - acaba de lanzar el espacio “La Patria es el otro”, que hoy encabeza el Operativo Clamor en favor de la postulación de la vicepresidenta, quien a continuación reapareció en un acto público celebrado en la Universidad de Río Negro, afirmando en un pasaje de su disertación que  "Se puede gobernar bajo dos formas: bajo hegemonía democrática o por consenso, si no tenemos ninguna de los dos... que te ayude tu hermano". Opinión que habilita a inferir que, si durante los tres mandatos kirchneristas se gobernó bajo hegemonía, la amenaza de una próxima derrota electoral reclamaría consensuar con la oposición de derecha la gobernabilidad futura.

 

El pragmatismo K ya no sorprende a nadie. Sin ir más lejos, para enfrentar a Gustavo Sáenz en Salta, un sector del oficialismo se unió a Avancemos, acuerdo que incluye a referentes del olmedismo y libertarios, lo más graneado de la reacción. 

Al escenario descripto se suma la disposición del ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, quien - cuestionado desde el “fuego amigo” por algunos movimientos políticos supuestamente erráticos - afirmó que podría ser precandidato presidencial dentro del Frente de Todos, expresando:  "No tengo problemas en ser parte de un proyecto colectivo desde el lugar que me convoquen”. 

Por su parte, el Movimiento Evita impulsa su partido La Patria de los Comunes, que, si bien ha venido coqueteando con Alberto Fernández, se reserva el derecho de ofrecer su poderosa construcción territorial a los candidatxs en danza. 

En tanto - y a pesar de su encendido discurso en el G 20, pronunciado ante poderosas figuras de las finanzas internacionales y organismos multilaterales de crédito, donde propuso que los países centrales introduzcan modificaciones estructurales al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el BID -, con el 6% inflacionario de febrero se complica la condición de Sergio Massa como “candidato de unidad”, y se mantiene la de la vicepresidenta como gran electora. 

Por lo pronto, el canje de bonos logró una adhesión del 64%, dado que se refinanció deuda hasta 2025 por $ 4,3 billones. Se trata de una adhesión similar al nivel de enero pasado, pero por debajo de 2022.

Paralelamente, en la coalición opositora se han postulado el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta (considerado dentro de “las palomas” del sector) y - secundada por Ricardo López Murphy - la presidenta del PRO Patricia Bullrich (perteneciente al ala de “los halcones”), manteniéndose aún la figura de Mauricio Macri como la de quien tendrá la palabra final al respecto.

 

Mientras que en el seno del FIT - U se disputarán las candidaturas de Miriam Bregman y Nicolás del Caño (PTS, conducción actual del frente, de tendencia más bien obrerista) y Gabriel Solano - Romina del Plá (Partido Obrero, hegemónico en el movimiento piquetero)

 

Por último, la fórmula más gravitante de la derecha libertaria es la que encabeza el pintoresco diputado Javier Milei. 

La consultora Innovación, Política y Desarrollo (IPD) ha publicado una encuesta que baraja diferentes escenarios de competencia hacia los comicios de octubre, y uno de ellos impuso al economista anarco-liberal como el candidato presidencial con mayor intención de voto. El jefe de Gobierno porteño se presenta como el cambiemita más competitivo, y Cristina sigue siendo quien concentra mayor piso de votos en el oficialismo. 

De un tiempo a esta parte, un importante arco de analistas vaticina empate técnico en primera vuelta y grandes chances de triunfo para alguna expresión de la derecha en el ballotage.

  

Así, a punto de cumplirse 47 años del genocidio dictatorial, mientras cómplices de ese último gobierno de facto como el empresario Carlos Pedro Blaquier mueren impunes en sus casas, la memoria continúa siendo un capital en disputa, lo cual quedó de manifiesto ante el afortunadamente fallido intento de presentación del libro “La Estafa con los Desaparecidos”, del periodista José D’Angelo, que de no mediar la oportuna intervención de personal de la casa, se hubiera presentado en la Biblioteca del Congreso, reuniendo a la flor y nata del negacionismo vernáculo, como el Diputado Alberto Asseff, la abogada de golpistas Victoria Villaroel, y la pintoresca activista Cecilia Pando, presidenta de la autodenominada Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina… que naturalmente se ocupa de reivindicar y defender a militares y civiles comprometidos con el Proceso de Reorganización Nacional. 

En tal contexto, la clase política de nuestro país se afana por celebrar con bombos y platillos 40 años ininterrumpidos de una democracia que exhibe el vergonzoso índice de 43.1% de pobreza, cuando nuevos flagelos como el narcotráfico disputan el territorio al activismo solidario, jugando como agente   del Estado capitalista profundo, que también “por izquierda” ejerce su rol de regulador social, como quedó de manifiesto con el atentado sufrido en un supermercado de Rosario perteneciente a la familia de la esposa de Leo Messi, o con la entrevista televisiva solicitada al programa GPS del Canal A24 (https://www.youtube.com/watch?v=G04qlm5lFos) por una banda de traficantes de la Villa “9 de Julio” de San Martin (Pcia. de Bs. As.) cuyos integrantes se mostraron enmascarados, ostentando armas de grueso calibre, y confirmando que el fenómeno hasta ahora localizado en la populosa ciudad santafesina se extiende a la largo y ancho del país como reguero de pólvora, obteniendo de las autoridades la incomprensible “respuesta” de volver a sacar las FFAA a la calle.  

Pese a semejante panorama, merecen destacarse algunas respuestas populares como la encarada desde la RED de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores porteño, que enfrenta a estas lacras colectiva y valerosamente, en los siguientes términos: 

“Una vez más paramos y marchamos porque estas violencias que sufrimos como mujeres y disidencias trabajadoras, son violencia institucional porque se respaldan en un pacto con el Estado, que se muestra incapaz de brindar un sendero cuidado para que nuestres pibes y pibas vayan a la escuela, incapaz de remover las montañas de basura o iluminar nuestros pasillos para que no nos violen amparados en la oscuridad y la sordidez programada, que nos obliga a guardarnos cada vez más temprano en nuestras casas o inventar estrategias para llegar a salvo y vivir con miedo. 

Una vez más paramos y marchamos porque nos condenan a vivir en una ‘zona liberada’ por las ‘fuerzas de inseguridad’ que, sin embargo, están ahí, y de todos los colores, para hostigarnos, desalojarnos y reprimir nuestras legítimas protestas, pero nunca son competentes para evitar que nos dañen o nos droguen, sin nuestro consentimiento, para abusarnos en los boliches, como ocurre cada vez más habitualmente. Ni son competentes para impedir que las armas lleguen a las manos de los pibes antes que las oportunidades de estudio y trabajo digno. 

Una vez más marchamos en un barrio que es nuestro y que llenamos de amor, rebeldía y desobediencia en contra de quienes fomentan el uso de la violencia como única forma de ser ‘alguien respetable’. Nosotras decimos que hacernos vivir con miedo es una decisión política y nos organizamos para que, en lugar del miedo y la militarización como falsas soluciones, florezcan la lucha y los cuidados comunitarios”. 

Por su parte, el movimiento piquetero - actualmente más dinámico que la mayoría de lxs trabajadorxs sindicalizadxs, y  constituido mayoritariamente por trabajadorxs precarizadxs que reciben un Salario Social Complementario -  continúa a pie de calle reclamando una supervivencia digna para la mayoría de las familias humildes a las que asiste, estigmatizado por los medios hegemónicos y bombardeado por una Ministra de Desarrollo Social que si conoce de qué se tratan el hambre y la pobreza ha de ser por haber visto algún documental sobre el tema en el living de su lujosa casa. 

Recapitulando, puede que, hasta nuevo aviso, en el mundo que nos toca la derecha arremeta aferrada a la utopía del mercado, mientras que - desde la implosión del socialismo real - la izquierda se muestre a la defensiva y debatiendo nuevos horizontes.

 

Pero cabe meditar las sabias palabras que dejó en su última visita a nuestro país Boaventura de Souza Santos, catedrático de la Universidad de Coímbra (Portugal), de estrecho contacto con movimientos sociales, campesinos, e indígenas del Sur Global, cuando expresó: "La gran victoria es reconstruir el pensamiento de izquierda, es necesaria la imaginación política. La democracia representativa es preciosa, pero insuficiente. No sabe defenderse de los antidemócratas. Para defenderse la democracia debe ser participativa".

¡Y vaya si Nuestra América acumula un vasto patrimonio de experiencias en línea con esas ideas!.- 

 


















JORGE FALCONE


miércoles, 1 de marzo de 2023

40 AÑOS DE VIGENCIA DEL ORDEN CONSTITUCIONAL… Y DEL HAMBRE

EL LEGADO DE LOS GENOCIDAS

ES ESTA DEMOCRACIA SIN JUSTICIA SOCIAL









“En el país de ‘no me acuerdo’
doy tres pasitos y me pierdo.
Un pasito para allí, no recuerdo si lo di.
Un pasito para allá, ay, qué miedo que me da”.

María Elena Walsh 

La definición de golpe de Estado “oligárquico-militar” - a nuestro criterio, más precisa que la de “cívico - militar”, ya que da cuenta de qué sector social sponsoreó el horror que campeó en nuestro país y resultó el gran beneficiado durante los llamados “años de plomo” - requiere considerar no solo el plan sistemático de exterminio a disidentes sino fundamentalmente el componente de clase hegemónico que lo dirigió. Una de sus claves es la auto denominación que los golpistas de 1976 escogieron al identificarse mediante la definición de Proceso de Reorganización Nacional, lo cual remite directamente a los fundadores de la “colonia próspera”, es decir, la Generación del 80. Y muy particularmente a la etapa que la historia oficial bautizara como Organización Nacional, proceso de instauración de una constitución liberal - republicana que tomó como referencia a la norteamericana, con un Estado ajeno a los intereses nacionales y edificado sobre los restos de una autoctonía compuesta básicamente por la indiada de los malones y el criollaje de las montoneras. La Argentina blanca y moderna, en consecuencia, se edificará a continuación sobre la derrota de esas patriadas que concibieron un país, si bien no totalmente articulado, por lo menos más ligado a sus raíces, concentradas en un interior potencialmente productivo y  opuesto a una capital-puerto cosmopolita, subsidiada por aquella riqueza, y tributaria de la “Conquista del Desierto” (operación tendiente a expandir la frontera agropecuaria a fuego de Rémingtons comprados a la corona británica para alambrar la pampa húmeda repartiéndose su territorio saqueado, con el objeto de exportar a posteriori materia prima que sería devuelta como manufactura, desde las grandes hilanderías de los países centrales a la metrópoli periférica en ciernes) La tensión entre “civilización y barbarie”, desde entonces, se intentará resolver militarmente primero y luego se tratará de encauzar políticamente mediante una paz blindada. Ese diseño de un país regido por cánones globales es el que se retoma en el año 1976. Se adapta el esquema anteriormente descripto a la usanza de la época, y se trata de disciplinar a la sociedad mediante un proceso represivo calculado científicamente, para ponerla primero de rodillas, y atarla luego, doblegadas sus resistencias, como furgón de cola del Nuevo Orden Internacional.

 

De la “guerrilla industrial” a la legislación de impunidad 

Para revisar el compromiso de la “sociedad civil” con el genocidio, partiremos de un dato de dominio público: La UCR puso muchos intendentes y diplomáticos en el último gobierno de facto.

Un nítido ejemplo de su anuencia con dicho poder quedó de manifiesto a través de aquella frase de Ricardo Balbín, cuando en la noche del 23 al 24 de marzo de 1976 expresó: “No tengo soluciones que ofrecer”.

En los días posteriores, el dirigente radical elevó la apuesta, declarando que el flagelo principal a combatir era la “guerrilla industrial”.

Por entonces, tal objetivo llevaba el nombre y el apellido de dirigentes gremiales como Oscar Smith (Luz y Fuerza), Jorge Di Pascuale (Farmacia), Benito Romano (FOTIA), Raymundo Villaflor (UOM), Ernesto “Semilla” Ramírez (ATULP), Raúl Reydó (SUPE), Néstor “Pichila” Fonseca (Astillero Río Santiago/Swift), o Armando Croatto (Municipales), solo un puñado de lxs tantxs que serían secuestradxs y asesinadxs. Hombres y mujeres como esos, que venían liderando la resistencia obrera, suman el más alto porcentaje entre las aproximadamente 30.000 detenciones-desapariciones posteriormente denunciadas.

Ahí apuntó, quirúrgica y metódicamente aquel modelo, que ya no exhibía la rudimentariedad de la “Noche de los bastones largos” (1966), sino que constituía una operación sumamente sofisticada.

Pese a la argumentación de algunos organismos de derechos humanos que, durante la transición democrática, con la comprensible intención de limpiar la reputación de sus parientes represaliadxs, frecuentemente lxs presentaron como víctimas inocentes que cayeron por figurar en la libreta de un amigo, el azar fue muy reducido en dicha operación.

Balbín fue el representante por antonomasia de esa clase media que pasó sin solución de continuidad de gritar en un estadio “Montoneros, el pueblo te lo pide: queremos la cabeza de Villar y Margaride” a argumentar en relación a las víctimas de la dictadura que “algo habrán hecho”, brindando carta blanca a la legislación de impunidad. 

Acaso una de las expresiones más vergonzantes en la articulación del Proceso de Reorganización Nacional con la democracia condicionada que lo sucedería, fue la Comisión Multipartidaria liderada por Bittel (PJ) y Contín (UCR), que oportunamente dejó desguarnecidxs a 150.000 argentinxs reunidxs en Plaza de Mayo el 16 de diciembre de 1982 para exigir el fin de la dictadura, tras lo cual la respuesta represiva se cobró junto al Cabildo de Buenos Aires la vida del obrero de la construcción Dalmiro Flores. 

Todo lo que podemos analizar respecto a esa partidocracia venal y rentista que se llena la boca celebrando 40 años ininterrumpidos de democracia, con un vergonzoso índice de 43.1% de pobreza en uno de los grandes reservorios de alimento del planeta, permite inferir que en 1983 hubo un acuerdo destinado a facilitar el  repliegue de los intereses oligárquicos de este país, que negociaron con la clase política que los sucedería permitirnos discutir la política pero no la economía, y contentarnos con revisar las secuelas del proceso represivo pero no las del saqueo atroz que padecemos. 

Ello ha conducido a castigar fundamentalmente a los mandaderos de esta historia, a los ejecutores uniformados, no a los mentores de un modelo de país absolutamente vigente, guarecidos en el cono de sombra del debate nacional, sin desfilar por tribunales ni ser escrachados en la vía pública como sus siervos de otrora. Así, los ideólogos de nuestra postración se mimetizaron como clase dirigente para negociar a diario con la partidocracia demoliberal la entrega de un puñado de represores indefendibles, y la democracia formal vino cumpliendo su deseo, ejerciendo un castigo necesario, pero a todas luces insuficiente. 

De modo tal que, leyes de Obediencia Debida y Punto Final mediante, se juzgaría a los mandos militares, pero no a los mentores del modelo al que sirvieron. Afortunadamente, la lucha popular ha conseguido la derogación de esas leyes, circunstancia que habilita a profundizar la revisión de lo actuado. Pero lo cierto es que, desde hace cuatro décadas, la máxima “audacia” del progresismo ha sido la detección y castigo del mono, no del dueño del circo. En esa tesitura, la democracia condicionada que transitamos se inaugura convirtiendo en enemigo público número uno al partido militar, pero cabe preguntarse cuándo pagarán la destrucción nacional todos los integrantes de aquel equipo económico y el empresariado beneficiario de sus políticas, que incrementó sideralmente sus ganancias mientras corría la sangre… Solo con una gran complicidad parlamentaria, mediática y judicial puede hacerse  respetar el pacto partidocrático-oligárquico con tanto ahínco, recurriendo al insignificante consuelo de plegar un papelito e introducirlo en una urna de cartón cada dos o cuatro años.

  

El aporte francés de la desaparición forzada

y una “Solución Final” contra el disenso 

El golpe del 24 de marzo de 1976, entonces, constituyó la operación política y militar estratégica más lúcida y profunda de reconfiguración de la estructura socioeconómica del país para el dominio de una clase especuladora y rapaz, que primero disciplinó a los sectores sociales rebeldes y luego instauró un ideario hegemónico en base a conceptos tales como “achicar el Estado es agrandar la Nación”, destinado a convencer a las mayorías de que “la torta no alcanza para todos”. Esa lógica posibilista vuelve más módicos los reclamos, porque propone un status inmodificable. Tal sentido común se arraigaría a partir de los 90s con ideólogos globales como Francis Fukuyama, que habló del fin de la historia y del último hombre, asignando al mercado el rol regulatorio de la dialéctica capital-trabajo (el Licenciado De Estrada, funcionario económico de la dictadura, diría al respecto que “el mercado debe decidir si conviene producir acero o golosinas”, vale decir, producción de punta o artículos suntuarios) 

En dicho escenario quedó definido como principal actor y centro de gravedad de la dictadura un patricio como el Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz (https://www.youtube.com/watch?v=7FiC9TqYdqg), cuyo programa requirió  el respaldo de la más eficaz experiencia represiva internacional: la originalísima modalidad de la desaparición forzada de personas, sobre la que - salvo excepciones esporádicas, como las del anarquista Miguel Arcángel Rossigna, la del metalúrgico Felipe Vallese, o la del militante de base “Tacuarita” Brandazza - no había precedentes locales. Ese proceder tomó por sorpresa a las fuerzas populares, que tardaron en adaptarse a semejante modo de enfrentamiento.

Hacia la década del 60, el general Alcides López Aufranc - quien en algún momento presidió la famosa metalúrgica ACINDAR - invitó a los veteranos de la guerra de Argelia a asesorar a las fuerzas armadas de nuestro país. Uno de los primeros en brindar dicha asistencia sería el General Paul Ausseresses, que comenzó a desarrollar una política sistemática de formación de cuadros, y a destacar en la Casa Rosada asesores que trajeron toda la experiencia perpetrada por la OAS contra el Frente de Liberación Nacional argelino durante los años 50, como bien describe el ensayo de la periodista francesa Marie Monique Robin “Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa”: https://vimeo.com/414505425 

Así se importó el modelo de desaparición forzada de personas que, como bien escribió Rodolfo Jorge Walsh en la Carta de un Escritor a la Junta de Comandantes, no solo viola la tradición antropológica que contempla el derecho al duelo de una persona, sino que deja a los deudos librados a una situación gris, totalmente carente de parámetros respecto de la conducta a seguir ante esa figura. Porque cuando desaparecía un/a compañero/a había que tomar una serie de recaudos, como mudarse o no, enviudar o no, hacer la sucesión o no, etc. Toda una movilización de presupuestos - éticos, afectivos, ni qué hablar operativos - que afectaron sobremanera a la resistencia popular en curso. 

La figura del detenido - desaparecido, a diferencia del preso en poder del Poder Ejecutivo Nacional (que padecieran las fuerzas populares en los años 30, 55 y 66) es una figura que coloca al detenido por afuera de los parámetros de tiempo y espacio. Reducido a la condición de objeto, es materia de interrogatorio con los más crueles métodos de flagelación y por tiempo indeterminado. Muchas veces ese proceder fue acompañado por la falacia de que el detenido cayó muerto, como en el caso de la dirigente montonera Norma Esther Arrostito, vista con vida en la ESMA después de que la prensa informara que había muerto en combate. Obviamente, no se trató de un error periodístico sino de una operación de inteligencia destinada a neutralizar a sus inmediatos mediante la farsa de que esa compañera ya no comprometería la seguridad de nadie. Si bien en este caso existió un relativo respeto por ella, acaso por el aura que tenía como “madre fundadora” de su organización y partícipe del Aramburazo, en otros casos, compañeros que supuestamente habían sido ejecutados siguieron siendo objeto de extracción de datos y produciendo caídas y desarticulaciones en el tiempo. 

Cabe señalar que el Proceso de Reorganización Nacional también se constituyó en una usina de exportación de su modelo represivo: El general Viola lo compartió con la dictadura del general García Mesa, que derrocara en Bolivia a la presidente democrática Lidia Gueiler. De manera que primero se consolidó en nuestro país y luego se replicó en la región, inclusive en Centro América.

Desprestigiada la dictadura con las numerosas denuncias por violación a los derechos humanos - que encontraron potente caja de resonancia internacional durante el Mundial 78 -, y su deshonrosa rendición en el conflicto armado del Atlántico Sur, se tornó imposible seguir sosteniendo ese modus operandi. 

En tal contexto, el general Reinaldo Benito Bignone, último presidente militar, propuso un calendario electoral, e inauguró una mesa de diálogo con una partidocracia demoliberal a la que se encomendaría velar por el orden establecido en la posguerra de aquella dictadura.

 

Del disciplinamiento al control: La Democracia de la Derrota (*) 

Para mejor entender nuestro presente, es preciso reparar en que la dictadura no se retiró desalojada por un poder popular organizado capaz de imponerse y enjuiciarla sumariamente, sino que - sumamente desgastada - fue condicionada por un generalizado reclamo democrático. Ello determinó su necesidad de generar una transacción con los representantes demoliberales del proceso constitucional en ciernes. Existen elementos probatorios, como la anteriormente mencionada legislación de impunidad, compartida por el radical Raúl Alfonsín y el justicialista Carlos Menem. Ese paquete de medidas cubrió la retirada ordenada de los golpistas ganando tiempo a la eliminación de numerosos archivos. 

Pero, como lo demostrara la aparición de los restos de las Madres de Plaza de Mayo Esther Ballestrino de Careaga y Azucena Villaflor (bien dijo un jurista que “toda burocracia deja rastros”), el ocultamiento de datos nunca logra ser perfecto. 

A mediados del año 83, una comisión bicameral encabezada por la Asociación Madres de Plaza de Mayo, allanó el estudio jurídico Klein-Mairal. Durante la confusión del procedimiento, el hijo del periodista ultra liberal Mariano Grondona escamoteó el más pormenorizado archivo sobre la connivencia entre la “Patria Financiera” y la represión. Esa comisión, integrada por los dos partidos que han venido sustentando el pacto de gobernabilidad de la argentina colonial - radicalismo y justicialismo - renunció a profundizar las investigaciones. Ese es otro ejemplo de la claudicación sistemática de la clase política argentina. 

Más aún: Vale la pena recordar que en el año 1984 todavía había desaparecidos vivos. Se habían grabado, por ejemplo, dos llamadas telefónicas de la militante secuestrada Cecilia Viñas, que fueron denunciadas con las cintas correspondientes al ministro Antonio Tróccoli, quien las desestimó.

Pero la medida que va más lejos en el afán de la dictadura por cuidar sus espaldas es la operación que produce al delegar el mando de la concentración económica de sus ideólogos en la persona de uno de sus cuadros dilectos, formado en la Fundación Mediterránea, gran estatizador de la deuda privada de las empresas  argentinas, y director del Banco Central durante el gobierno de facto: Domingo Felipe Cavallo. A quien no hay que ver sino como el gendarme directo del Proceso de Reorganización Nacional en sucesivos gobiernos democráticos, hasta que el pueblo argentino desmanteló ese armado en diciembre de 2001.  

Para más dato, en el video Historia Argentina 1976/83 del historiador Felipe Pigna, producido por la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”, Martínez de Hoz, promediando la década del 90, sentado plácidamente en su casa ante dos colmillos de elefante (seguramente trofeos de las partidas de caza que compartía con el general Eduardo Albano Harguindeguy en la Sudáfrica racista de Ian Smith), dice a cámara algo así como: ”El doctor Menem consiguió con votos lo que nosotros no pudimos conseguir con bayonetas”, en una clara reivindicación de la gestión Cavallo. 

De este modo se fue transitando desde lo que las ciencias sociales denominan sociedad del disciplinamiento a una sociedad del control, en la que el poder no se mantiene apelando prioritariamente a la represión sino mediante la concentración económica, el blindaje mediático, y una justicia amañada.   

En conclusión, concretado el trabajo sucio de eliminar la conciencia crítica de una generación entera, consintiendo el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas (y con ello la desarticulación de una política de Defensa Nacional), y sacando ventaja de las dos coaliciones actuales - que son el correlato degradado del histórico bipartidismo argentino -, los dueños del país consiguieron incrementar exponencialmente su riqueza CASI sin sobresaltos durante cuatro décadas, y traernos hasta esta coyuntura en la que, seducidxs por la patraña de vivir en el mejor de los sistemas posibles, invertimos sobrehumanos esfuerzos en exigir la ampliación de la asistencia social… fustigados por olas de calor sofocante seguidas de tremebundas heladas, consecuencia indiscutible de un capitalismo terminal que aniquila toda forma de vida en el único planeta - hogar con que contamos. 

Resumiendo: el modelo de exclusión social y sometimiento a los centros de poder mundial permanece incólume, “honrando” una deuda fraudulenta e impagable, y destinando cuantiosos volúmenes de dinero a la contención de un generalizado descontento social. 

Antes que en una próxima elección se imponga por robo el abstencionismo, valdrá la pena debatir a fondo si la que padecemos es la única forma posible de ejercer la democracia. En tal tesitura advertiremos que lxs antiguxs pobladorxs de Nuestra América han conocido otras modalidades, participativas y plebiscitarias, capaces de arruinarle el negocio a quienes hoy se llenan los bolsillos viviendo como las monarquías merced a traicionar una y otra vez el voto popular.

Una fecha tan sentida por el conjunto de la población como el Día Nacional de la Memoria, en vez de ser objeto de manipulación cortoplacista con fines electorales, deberá servir para debatir en profundidad sobre los temas planteados hasta aquí, y otros tantos dignos de máxima consideración. 

En tal circunstancia, se impone pues que la militancia más consecuente amplíe su horizonte de lucha más allá de las reivindicaciones inmediatas, y tome debida nota de que, a este tren, crece el riesgo cierto de disgregación nacional.

Más aún cuando está fresca en el recuerdo de lxs memoriosxs la disyuntiva electoral entre Liberación o Dependencia, pero lxs sucesivos ocupantes de la Casa Rosada nos enfrentan al riesgo de tener que elegir entre personajes como Larreta o Massa, lo que equivale a optar entre mierda y caca. -











JORGE FALCONE

  

(*) Figura acuñada por el ensayista argentino Alejandro Horowicz.