sábado, 1 de abril de 2017

LA HIPÓTESIS DE CONFLICTO DEL GOBIERNO TIENE COMO ENEMIGO A NUESTRO PUEBLO
















"Fue un tiempo de mentira, de infamia. 
A España toda, 
la malherida España, de carnaval vestida 
nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda, 
para que no acertara la mano con la herida".

Antonio Machado


Hostigar al pobre mientras descansa

Es tan cierto que Macri asumió con la legitimidad formal que otorgan los votos en esta democracia de baja intensidad, como que lo hizo prácticamente mediante un empate técnico con su contrincante, poniendo de manifiesto - aunque se trate de guarismos inestables en un escenario de extrema volatilidad - que un porcentaje de voluntades del 51 % frente a otro del 49 da cuenta a las claras de una sociedad dividida, cuyos antagonismos se expresan con singular crudeza en cualquier foro de internet, ese espacio donde resulta harto fácil tirar la piedra y esconder la mano.

No obstante, a nadie mínimamente atento al devenir nacional escapará que la consigna #MarzoArde que circulara hasta hace poco en las redes sociales no magnificaba en lo más mínimo la evidente decisión del pueblo de luchar por su dignidad.

Pese al autismo oficial, cientos de miles de argentin@s ganando las calles en señal de protesta - a veces en dos oportunidades durante la misma semana -  constituye un dato nada desdeñable para la opinión pública local e internacional.

Sabido es que cuando no hay voluntad de repartir pan se reparten palos, de manera que el "antídoto" previsto para conjurar semejante indignación parece desprenderse de las recientes declaraciones de la Ministra de Seguridad: "No vamos a dejar que gane este intento de ingobernabilidad que quieren imponer en la Argentina (...) Cuando las manifestaciones son enormes muchas cosas no se pueden hacer, pero cuando son chicas se pueden hacer y las vamos a empezar a hacer”.

El sentido común militante, en consecuencia, debería seguir apostando a ser much@s. Es más, convengamos que las  violentas incursiones policiales nocturnas que vienen produciéndose en barriadas trabajadas por organizaciones sociales en lucha como La Poderosa, Los Pibes, o el MTE, permiten inferir que so pretexto de combatir la delincuencia más bien se apunta a aterrorizar a las bases sociales movilizadas, para comenzar a aislar al activismo. Nada nuevo bajo el sol, el pueblo da la cara, el gobierno ataca a traición.

El año en curso comenzó así. Con el hostigamiento a medios de comunicación alternativos como Resumen Latinoamericano para intentar el disciplinamiento de quienes no temen alzar su voz, o decomisando productos de la economía popular como sucediera a los pescadores de Coopechas, a lo cual se suman ahora dos eventos que vinculados ponen en evidencia un modus operandi que tal vez vino para quedarse:

En el primer caso, una supuesta persecución policial que habría comenzado en Lanús, finalizó en el barrio porteño de La Boca con el saldo de dos vecinas que quedaron en medio del tiroteo y fueron alcanzadas por las balas de la Policía Bonaerense: una falleció y la otra se encuentra hospitalizada. El incidente pretextó el allanamiento de la Cooperativa de Vivienda Los Pibes, justo cuando buena parte de su activismo marchaba por la Memoria, la Verdad, y la Justicia.

En el segundo caso, el Movimiento de Trabajadores Excluidos denunció que policías reprimieron en el comedor Cartoneritos, en el partido bonaerense de Lanús. Como consecuencia, unas 300 personas se manifestaron en la Comisaría Quinta de esa localidad. Desde la Municipalidad admitieron que hubo un incidente en ese predio, pero dijeron que se trató de un "hecho policial", derivado de una persecución a un hombre con pedido de captura que "se escondió" en el lugar.

Da la "casualidad" que ambos casos remiten a enclaves donde se asienta la base social de organizaciones que vienen jugando un rol protagónico en el reclamo de implementación de la Ley de Emergencia Social.

Las armas que Macri acopia no tienen como destino defender la soberanía

Al cumplirse 40 años de publicada la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar redactada por Rodolfo Walsh, honra su memoria atar cabos relacionando lo dicho hasta aquí con ciertas "políticas de Estado" no muy bien justificadas.

Por ejemplo, el Gobierno nacional acaba de ser denunciado por la presunta comisión de delitos en el marco de una posible compra por más de u$s 2.000 millones de armamento de uso bélico a EEUU, la cual debería ser avalada por el Congreso. Sus funcionarios explican que el destino del material es el de combatir al narcotráfico, al terrorismo y al crimen organizado, aunque hasta la fecha los resultados en la materia habilitan a seguir preguntándonos qué razón última lleva a las autoridades de un país sumido en una recesión económica - que el oficialismo no reconoce y que el déficit fiscal aumenta - a destinar multimillonarias sumas de dinero en estos ítems, cuando simultáneamente se aduce que no tiene dinero para los maestros.

Más aún, a pesar de que a primera vista resulte un tanto paranoico este ejercicio de unir la línea punteada de acontecimientos aparentemente desvinculados, no lo parece tanto que por otra parte, cuando aún suena el eco de las marchas por la memoria, el gobierno de la provincia que produjo el Cordobazo anuncie la creación de la  División de Inteligencia Antiterrorista de su policía, una más de las políticas de  seguridad que se vienen llevando a cabo, y se suma a la Ley antiterrorista aprobada por el kirchnerismo y el Proyecto X.

La ceocracia le apunta al pueblo con asesoramiento sionista

El alineamiento del gobierno de Mauricio Macri con los intereses y las políticas de Israel y Estados Unidos no es novedoso. Cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires admitió, sin ningún prurito, que designó a Jorge “el fino” Palacios jefe de la Policía Metropolitana, porque fue el hombre que le recomendaron desde las embajadas de Estados Unidos e Israel y desde sus respectivos servicios de inteligencia (la CIA y la Mossad).

Varias fuentes señalan que, concretado el triunfo en las elecciones presidenciales, estas dos embajadas volvieron a dar nombres para la conformación del Gabinete Nacional. La embajada norteamericana habría “sugerido” a Susana Malcorra para conducir la política exterior argentina y la israelí habría “pedido” que la titular del Ministerio de Seguridad sea Patricia Bullrich. Las políticas llevadas adelante desde cada una de estas carteras tienden a confirmar esas apreciaciones.

Hace poco, la ministra Bullrich viajó a Israel, junto a  los secretarios de Seguridad Interior, Gerardo Milman, y de Coordinación, Planeamiento y Formación, Alberto Föhrig. Allí participaron de diversos encuentros sobre seguridad, se reunieron con miembros del ejército israelí (que ocupa ilegalmente los territorios palestinos) y negociaron la compra de drones, cámaras y radares. Estos implementos de “seguridad” y espionaje se instalarían en las frontera y mediantes ellos se controlaría no solo a nuestro país, sino también a los países vecinos. 

La política que se está llevando adelante en ese sentido es, simplemente, la coronación de todo un proceso que se ha venido gestando desde hace mucho tiempo hasta esta parte. Esto viene desde la época en que la actual ministra de Seguridad era diputada nacional. En ese momento, ella era presidenta de la Comisión Nacional de Amistad con Israel. Lamentablemente conocemos los procedimientos de las fuerzas de seguridad israelíes, de sus fuerzas de inteligencia, la política de asesinatos selectivos en los territorios palestinos ocupados, de violación de todos los derechos internacionales. Sería realmente trágico que esa forma de actuar, siempre por fuera de la ley, se traslade a un estado que en los últimos años ha mostrado preocupación por los derechos humanos. Sería trágico que Argentina se transforme en una cueva de agentes de inteligencia, que se dediquen a  atentar contra la privacidad de las personas y perseguir opositores políticos, o que trabajen para desnaturalizar las tareas propias del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Por lo pronto, hacer una lectura holística de los datos consignados debería conducir a la militancia a aceitar medidas de seguridad y mantenerse en estado de alerta, fortaleciendo el frente de lucha que sigue germinando en las calles, para que - cualquiera sea la posición que se adopte ante el inminente escenario electoral - el chubasco de octubre no apague las brasas de ese marzo en el que ardimos.-



JORGE FALCONE