miércoles, 16 de febrero de 2022

No hay acuerdo sin ajuste, no hay ajuste sin represión

EL $UICIDIO Y LA ESPERANZA









  

Por estas horas, aunque los medios hegemónicos se conjuren para agobiarnos con esa crónica roja que apila nobles laburantes masacrados para arrebatarles un celular y niñitas abusadas por su abuelo - matizándolo a un lado y otro de la grieta que inventaron, ora con la GestaPro, ora con el derrape de José Schulman y el “curro de los derechos humanos”, o bien pasándose la pelota por la responsabilidad de los 20 muertos y 74 internados por cocaína adulterada -, a la media de lxs compatriotas preocupadxs por el destino de la Nación la desvela el porvenir que arrastrará un acuerdo como el que está dispuesto a aceptar, a instancias del FMI, un Ejecutivo con las arcas en rojo. 

Como se sabe, Ilan Goldfajn, director de la entidad para el Hemisferio Occidental, oportunamente reunido  con analistas económicos de Wall Street, expresó que en Argentina no están dadas las condiciones para una rápida estabilización, y que  están trabajando para diseñar un programa “realista y pragmático”, que “no corregirá todos los desequilibrios económicos”, ocupándose a la vez de ratificar que deberá aprobarlo nuestro Congreso. 

En tal devenir, para el Gobierno no existe otra deuda que la que contrajo Macri con la complicidad de Donald Trump, cuyo gesto de solidaridad extrema con el ex Presidente no supuso otra cosa que una maniobra geopolítica para garantizar su reelección cerrándole así el paso a China en el Cono Sur. 

Ya pocxs recuerdan el cierre del discurso de despedida de Cristina Kirchner al culminar su mandato presidencial, cuando sostuvo que se retiraba con la tranquilidad de haber empoderado al pueblo durante la supuesta “Década Ganada”. Pero lo cierto es que aquel puñado de conquistas, como ocurriera con la casita de paja del cuento de “Los Tres Chanchitos”, se derrumbó en los seis primeros meses del ventarrón macrista. 

Porque en este país, con la única excepción de ciertos vestigios de legislación social heredada del primer peronismo, nada que se construya con cimientos de barro dura demasiado. 

Ante una nueva disyuntiva que ameritaría poner en acto todo el caudal de patriotismo que conserve nuestra clase dirigente, por el contrario, lo que abunda es un discurso que agita el terror ante lo que supondría un desconocimiento soberano de esa deuda odiosa incrementada exponencialmente desde la última dictadura… aunque la emergencia sanitaria global ofrezca una inédita oportunidad para reconsiderar la impagable carga que doblega a los países periféricos, aunque vaya tomando forma una nueva coyuntura política regional, aunque nos asista la ventajosa capacidad de exportar alimentos a un mundo hambreado, o aunque nuestra Constitución faculte para ejercer una consulta popular al respecto. 

Sin embargo, esos y otros argumentos se sacrifican en el altar posibilista de una “correlación de fuerzas” insuficiente.

Hasta la prensa más adicta fustiga a los funcionarios díscolos del oficialismo, que - por otra parte y hasta nuevo aviso - amenazan con abstenerse el día de la votación, mas ni por asomo quitar quórum o votar en contra, contribuyendo con su actitud a transformar la célebre sentencia sanmartiniana en algo así como “seamos esclavos, que lo demás no importa nada”. 

A esta altura, y como lo han manifestado un puñado de analistas, corresponde no pasar por alto que Argentina no está negociando con todos los países del orbe cuando se sienta frente al Fondo. Más bien lo hace con el Imperio, no con el mundo. La entidad tiene un régimen estatutario destinado a garantizar la hegemonía de los Estados Unidos en las decisiones. Esa superpotencia ostenta un porcentaje de votos que le garantizan total poder de veto, de manera que las resoluciones que se adopten deben contar necesariamente con su aprobación. 

De modo que, si esta nueva traición a la Patria se consuma, sus consecuencias ya han sido consignadas por numerosxs economistas heterodoxos. Consistirán en un mayor control de la Emisión Monetaria (virtual intervención del Banco Central), un drástico recorte del gasto público con supervisión trimestral de ejecución presupuestaria según cumplimiento de metas, aumentos de salarios y jubilaciones exclusivamente supeditados al cumplimiento de tales metas fiscales, un achicamiento de la brecha cambiaria oficial y blue al 30% (equivalente a una importante devaluación), la instalación de una Misión de Control Permanente del FMI en nuestro país, tasas de interés positivas que alimentarán la timba financiera y reservarán divisas para pagar al FMI y girar pingües ganancias a casas matrices, la continuidad de pago a los bancos de Leliqs y demás instrumentos a tasas por encima de la inflación, la canallesca legitimación formal del endeudamiento contraído x Macri y de la responsabilidad en ello del FMI, y la “cordial” auditoría general a cargo del pirata inglés Ben Kelmanson, entre otras bondades. 

Por otra parte, y aunque la lucha socioambiental de vastos sectores de nuestro pueblo continúe anotándose pequeñas victorias como la suspensión de la exploración petrolera en Mar del Plata, no está de más recordar que el pago de la deuda externa y la relación con nuestros acreedores internacionales tienen una íntima relación con el extractivismo y la dependencia, por lo que, lejos de la idea de que “no hay más alternativas”, se impone cuestionar al Gobierno por repetir viejas fórmulas neoliberales que, a costa de territorios y ambiente para el ingreso de dólares, solo llevarán a más pobreza e injusticia social. 

En concreto, se trataría pues de una descomunal cesión de soberanía, perpetrada en nombre de la identidad política que a partir del 17 de Octubre de 1945 edificara el Estado de Bienestar en Argentina. 

A todo esto, pese a que el fruto de poner a disposición la fuerza física o intelectual debe tener una contraprestación que asegure, por lo menos, alimentación, educación y asistencia sanitaria, y esta seguridad esté ausente por estos lares  desde hace 40 años, el Palacio se empeña en fomentar paritarias capaces de llevar el salario mínimo al 40% - como ancla inflacionaria - con acuerdos por doce meses, ante lo que los gremios reclaman pactos más cortos (Comercio y Estatales ya cerraron subas que se pagarán entre febrero y abril, Bancarios y Petroleros negocian adelantos, apresurándose a cerrar trato antes de que se acuerde con el Fondo) Mientras, un funcionario leal a Máximo Kirchner advierte que en el entorno del Presidente aspiran a desguazar parte del Ministerio de Agricultura para crear uno de Economía Social destinado al Movimiento Evita. Simultáneamente, acaso estimulado por la reciente renuncia del ex Presidente de la bancada oficialista en Diputados, el kirchnerismo puro y duro acaricia el anhelo de promover a Wado de Pedro como posible candidato presidencial para 2023, objetivo tras el que están trabajando muchos en su rededor. 

Por su parte, ya que el gobierno también adelantó que no ampliará los planes sociales, en la Calle tanto la izquierda parlamentaria como las organizaciones sociales no oficialistas continúan realizando un titánico esfuerzo de convocatoria al microcentro porteño, padeciendo los rigores de un verano inclemente a fin de  reclamar respuesta ante las cada vez más indiferentes dependencias oficiales dizque dedicadas a garantizar la “inclusión social”, y desconcentrando con la única conquista de la panorámica tomada desde un dron para publicar en sus respectivas redes sociales, o - en el mejor de los casos - una selecta y tan fugaz como inocua entrevista a cargo del “Gato” Silvestre.

Esa lógica lineal que apunta a ser cada vez más, hasta que escuchen, desoye lo   expresado al respecto por Albert Einstein con inapelable lucidez: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. 

No obstante, en “el hondo bajo fondo donde el barro se subleva”, y en numerosos rinconcitos de nuestra tierra, no pocas organizaciones reservan para sí la lenta digestión del tránsito desde la Comunidad hacia la Comuna Organizada. Para defender su autodeterminación sin mendigar comida a lxs endeudadorxs seriales.-

 

 

JORGE FALCONE

 

miércoles, 9 de febrero de 2022

EVITAR UNA FRACTURA EXPUESTA

DEL CAMPO POPULAR ANTE EL CONGRESO DE LA NACIÓN











Dentro de todos los males con que cargamos, en las negociaciones con el Fondo, gracias a Dios tenemos como interlocutora a Kristalina Georgieva, una mujer con gran sensibilidad social”, declaraba el Presidente Alberto Fernández en Agosto del 2020.

En los últimos días, la Presidenta de la entidad financiera internacional se entrometía descaradamente en la política interna de nuestro país expresando que el “ala izquierda” de la coalición gobernante podría poner escollos en la negociación en curso. 

Corolario: En los albores de 2022 aquella narrativa que, contrariando sus antecedentes usurarios, buscó exhibir ante la opinión pública un FMI más solidario con la suerte del mundo periférico, a la luz de los hechos se ha derrumbado estrepitosamente. 

Sin embargo, el gobierno nacional ha aceptado pagar sin objeciones “la mayor estafa cometida contra el pueblo argentino”, según palabras de su principal investigador, el patriota Alejandro Olmos.

Ese gesto ratifica y consolida una infamia perpetrada por todos los gobiernos democráticos que pasaron por la Casa Rosada desde 1983, durante un lapso de casi cuatro décadas (!)

La ocasión es propicia para refrescar que el Padre de nuestra Deuda Externa fue el cipayo Bernardino Rivadavia, a quien algunos manuales escolares aún ensalzan como “el primer presidente de la Nación Argentina”, quien en 1824 suscribió el deshonroso Empréstito con la Baring Brothers Corporation, representante de la Corona Británica.

En 1956, con la restauración oligárquica que derrocó a sangre y fuego al gobierno constitucional del Gral. Perón, el FMI entró a la Argentina.

Durante la primera mitad del año 1982, el mismo en que enfrentamos el conflicto del Atlántico Sur por la soberanía en las Islas Malvinas, y en plena dictadura, el ya mencionado Olmos hizo su presentación caracterizando a nuestra deuda, además de ilegal e ilegítima, como “odiosa”, en tanto quienes nos prestaban altas sumas de dinero eran conscientes de nuestra imposibilidad de devolverlo. 

En la segunda mitad de ese año, Domingo Felipe Cavallo, el funcionario que custodió el patrimonio de los dueños del país durante dos gobiernos democráticos (Menem y De la Rúa), estatizó la deuda privada de sus socios, que ascendía a 15.000 millones de dólares. 

Ya en el Siglo XXI, y durante la crisis de 2001, el efímero presidente Adolfo Rodríguez Sáa dijo con todas las letras que no pagaría la deuda externa y usaría los fondos para planes de empleo y sociales. La consecuencia de dicho anuncio fue que le retirara su apoyo toda la clase política venal y rentista que aún rige los destinos de este país.

El 3 de enero de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner canceló en un solo pago - sin discriminar su componente legítimo del ilegítimo - la deuda que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional por más de 9800 millones de dólares. 

Durante 2017, el gobierno de Mauricio Macri emitió un bono por 2.750 millones de dólares a pagar en 100 años, el mayor plazo jamás acordado por Argentina, con un interés del 7,9%. 

Y así llegamos hasta la coyuntura presente que pretende analizar esta nota, habiendo recibido alrededor de 45 mil millones de dólares del Fondo y debiendo  devolverle casi 53 mil millones hasta 2024. 

Hoy por hoy, la idea que predomina en el oficialismo se sintetiza en la consigna  “crecer para pagar”, lo que hasta el momento no tiene otra traducción que la de seguir expandiendo el desierto verde de la soja en base a la siembra directa con  agrotóxicos, derramar  cianuro en el cauce de nuestros ríos fomentando la megaminería a cielo abierto, o producir explosiones en nuestra Costa Atlántica en busca de petróleo. Vale decir, prorrogando el modelo extractivista de acumulación por desposesión de nuestros recursos naturales. Todo eso mientras, esquizofrénicamente, Fernández se ha llenado la boca ante la Cumbre Ambiental del pasado año proponiendo cambiar deuda por inversiones en la preservación del ecosistema, o visitando Barbados como Presidente de la CELAC, supuestamente preocupado por los efectos devastadores del cambio climático sobre esa geografía del planeta. 

Y, ya que hablamos de doble discurso, dónde anotar si no - al cabo de capitular bochornosamente ante el FMI - la oferta que el Primer Mandatario acaba de hacer, saliéndose del libreto mantenido hasta ahora, a su par de la Federación Rusa, en cuanto a que Argentina bien podría ser la cabecera de playa para que los intereses de aquel país ingresen a Sudamérica, a los efectos de paliar la dependencia de los EEUU (!!) 

Así estamos pues, a la fecha, circunstancia en la que el británico Ben Kelmanson, encargado del caso argentino por parte del Fondo (a quien tendremos de “inquilino” por bastante tiempo), a poco de su arribo a nuestro país se entrevistó con el Jefe de la Policía Federal, dizque para reforzar la custodia de su delegación ante posibles hostilidades, y fue recibido en una sede institucional ornamentada con la divisa nacional ondeando junto a la del país que usurpa nuestras islas, ni más ni menos que cuando están a punto de conmemorarse cuatro décadas de la guerra en que intentamos defender aquella porción del territorio nacional. 

Completando semejante parábola colonial, poco tiempo después un equipo de argentinxs integrantes de la Sexta Marcha de Expedición por la Soberanía en Lago Escondido, arribaba al lugar desde Wharton, de allí fueron a la Orqueta, luego a los laguitos, y de ahí al Lago Soberanía.

Inflaron sus botes para seguir la ruta hacia el Lado Montiel, transitando sin ningún problema. No obstante, al llegar, sus cinco canoas se toparon con personas encapuchadas, la mitad a caballo y la otra a pie, que lxs intimaron vociferando "ustedes no pueden meter un pie acá”. Acto seguido, les pincharon un bote y se desató una discusión cuando procuraron comunicar lo que hacían allí. Rematando la inverosímil escena, llegó la Policía y permaneció neutral en un lugar  que hasta el ex presidente Mauricio Macri y el mismísimo Joe Lewis oportunamente manifestaron que estaba habilitado para transitar. De tal forma que una patota encabezada por Nicolás Van Ditmar, segundo del magnate británico, se dio el gusto de clausurar un acceso público, además de amenazar y filmar a lxs presentes. 

Esa arbitraria zonificación exclusiva revela que ya hay regiones de nuestro territorio nacional donde carecen de jurisdicción los gobiernos provinciales y el nacional, porque allí rigen otra clase de poderes: "No hay peor ciego que el que no quiere ver". 

Malos tiempos para la lírica”, escribió alguna vez el dramaturgo judeo alemán Bertolt Brecht. Y así parece ocurrir por estos lares en las horas que corren, cuando al interior de las organizaciones sociales afines al gobierno circulan opiniones como la del coordinador nacional de SOMOS/Barrios de Pie, Daniel Menéndez, ex subsecretario de Políticas de Integración y Formación del Ministerio de Desarrollo Social, quien manifestó “vamos a ponerle calle y apoyo a la pulseada del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional”, destacando “la valentía y firmeza que ha mostrado (…) en la negociación con el Fondo y que es clave para tener una perspectiva de mejora en los indicadores sociales, especialmente luego de las dos pandemias que el pueblo tuvo que soportar, la del Covid-19 y la que dejó el macrismo con esta deuda impagable”. Y, desde el seno de la coalición que comparten, se alzan otras voces como la de Fernanda Vallejos, quien sostiene que "no puede reconocerse ni negociarse una deuda viciada de ilegalidad". 

Así están las cosas al interior del Frente de Todxs, sobre todo a partir de la renuncia de Máximo Kirchner a la Jefatura del Bloque de Diputadxs oficialista.

Pero lejos de las grietas que exhibe El Palacio, La Calle comienza a soldar las suyas confluyendo tras las demandas de la Autoconvocatoria contra el Pago de la Deuda, haciendo frente tanto al ajuste como al extractivismo, sosteniendo que “las estafas no se pagan”, y rechazando la impunidad y la entrega de nuestra soberanía, como quedó de manifiesto en la víspera (foto que encabeza esta nota), durante la masiva movilización que hizo estallar la Plaza de Mayo detrás de esas banderas. 

Carxs compañerxs de batallas anteriores acusan a quienes nos alineamos en dicho cauce de "engordar ganado ajeno". Pero no somos pocxs aquellxs para quienes la disyuntiva nacional se sigue dirimiendo entre la Patria o la Muerte, y no en declaraciones grandilocuentes formuladas ante líderes de potencias remotas, ni teatrales renuncias a los honores y también a la lucha.

A esta altura de los acontecimientos, bien pudiera suceder que aquellas agrupaciones políticas todavía dispuestas a revertir la afligente situación nacional desde el Estado, en marzo coincidieran con el numeroso arco de organizaciones sociales rebeldes en movilizarse a Plaza Congreso con motivo de la Apertura de las Sesiones Legislativas, lo cual exhibiría una riesgosa fractura expuesta al interior del campo popular, escena que desde el confín de los tiempos propician los enemigos de nuestra emancipación.

La causa antiimperialista es lo suficientemente amplia como para representar a  todxs aquellxs que tengan un pero ante el bochornoso acuerdo que hoy propone el Ejecutivo. Claro que ello dependerá de la grandeza que los asista.-

 

JORGE FALCONE

 


martes, 1 de febrero de 2022

Del genocidio militar 

al genocidio social

HACIA UNA 

ARGENTINA FALKLAND












Diplomacia hipócrita con barniz de Patria Grande 

A significativa distancia física del cierre del acuerdo con el Fondo - en el marco de la asunción de  la presidente electa de Honduras, Xiomara Castro, esposa del ex presidente Manuel Zelaya, destituido en 2009 -, Cristina Kirchner brindó  una charla en la Universidad Nacional Autónoma de Tegucigalpa, titulada “Los pueblos siempre vuelven”, en indisimulable y decidido apoyo a la primera mujer en llegar a la presidencia de aquel país centroamericano, que enfrenta no pocos desafíos internos desde antes de asumir el cargo.

En su “clase magistral”, y dirigiéndose en repetidas ocasiones a Héctor, el hijo del mandatario oportunamente depuesto, Cristina produjo una disertación de alrededor de 25’ que careció del brillo al que la oradora tiene acostumbrado a su público habitual. Comenzando por una pobrísima reseña de las guerras independentistas del Siglo XIX, derivó hacia los Terrorismos de Estado del Siglo XX y su posterior transformación en lawfare - siempre identificándose con la suerte corrida por varixs de  sus aliadxs regionales de otrora, que la siguieron atentamente desde la primera fila del auditorio académico -, cuidándose de mencionar al Fondo con todas las letras en medio de tan delicada negociación, y concluyendo con el argumento posibilista de atribuir a la falta de recursos económicos la imposibilidad de asumir una política más resuelta en materia de preservación del medio ambiente. 

La ceremonia de asunción posterior se produjo en el marco de una rebelión en el seno de la izquierda hondureña provocada por la competencia entre dos parlamentarixs que disputan la titularidad del poder legislativo. El grupo escindido del nuevo oficialismo está comandado por Beatriz Valle, ex vicecanciller de Zelaya y nueva secretaria de la junta directiva parlamentaria, quien se resiste a aceptar el Pacto de Oposición, previo a las elecciones, alcanzado entre su partido y el Partido Salvador (PSH), comandado por el vicepresidente electo, Salvador Nasralla. Esa pelea complica la gobernabilidad del país en los albores de la nueva gestión presidencial. 

Dada la presencia en dicho evento de figuras como el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, el canciller de México, Marcelo Ebrard (uno de los principales socios políticos del presidente Alberto Fernández) y ex presidentes como Dilma Rousseff, Evo Morales (Bolivia), y Fernando Lugo (Paraguay), la ocasión fue propicia para ofrecer a la prensa mundial - en sintonía con el título que escogió para su disertación Cristina - la imagen de que en Nuestra América va tomando forma un nuevo ciclo progresista, circunstancia cuyo margen de incidencia real no solo desmienten los indicadores macroeconómicos de la región, sino algunos gestos inequívocos del flamante primer mandatario chileno respecto de la Venezuela bolivariana o la Nicaragua sandinista, abiertamente acompañados por nuestra cancillería, que acaba de condenar de manera expresa la supuesta violación de Derechos Humanos por parte del gobierno de Nicolás Maduro, en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. 

En su exposición, el representante argentino, Christian Machuca, habló de desapariciones forzadas y pidió al “régimen” de Maduro cumplir con los pedidos de otra figurita repetida de la progresía continental, la Alta Comisionada Michele Bachelet. 

Aunque ya “no todo lo que brilla es oro” en la tierra del Comandante Chávez, la inclaudicable resistencia de las comunas socialistas fomentadas por el difunto líder hubiera merecido un gesto geopolítico más fraterno por parte de nuestro país.

Pero el voto en cuestión se produce luego de una serie de señales de acercamiento del Gobierno Nacional con Estados Unidos, como la perdidosa reunión del canciller Santiago Cafiero con su par Anthony Blinken y la entrega de credenciales de Alberto Fernández al embajador norteamericano en el país, Marc Stanley, en un acto protocolar que podría haber encarado cualquier  funcionario de segunda línea. 

En Cancillería vienen planteando que la presidencia de la Celac y los viajes de Alberto Fernández a Rusia y China no generarán tensión con Washington y confían en poder acordar "4 o 5 puntos" con el gobierno de Joe Biden para mejorar la relación con el FMI, ingenua expectativa que recuerda a la de Leopoldo Fortunato Galtieri, aquel general majestuoso que apostó por que el Gran País del Norte nos hiciera el aguante durante la Guerra del Atlántico Sur. 

 

Grieta en el Frente de Todxs:

Ganaron lxs Kulfas (“pagar es crecer”),

perdieron lxs Moreau (“yo no hubiera pagado”) 

Sabido es que, superadas las Sociedades del Disciplinamiento que tuvieron lugar durante el siglo pasado, estas Sociedades del Control que rigen durante el actual encuentran en la deuda de los países periféricos uno de los principales yugos establecidos por el Norte Global para prorrogar su sometimiento. 

Repasando el desarrollo de las tensas negociaciones con los acreedores internacionales que se vinieron produciendo durante el mes de enero, corresponde señalar que en el seno de la variopinta coalición gobernante confrontaron varios puntos de vista, desde el de quienes se avenían sin chistar a padecer la tutela trimestral de los veedores enviados por el Fondo para supervisar un ajuste leonino, al de quienes cada vez menos tímidamente fueron desdramatizando las implicancias de un  default. 

A prácticamente un mes de los vencimientos de marzo, para los cuales las reservas netas del Banco Central resultan insuficientes, en los tres sectores que componen el oficialismo perciben que las tratativas vienen siendo cada vez más difíciles, dada la intransigencia en los condicionamientos que exige Washington para refinanciar la deuda acumulada desde la dictadura, y salvajemente incrementada por Macri. 

Cabe recordar que la ilusión de un FMI fraterno acariciada por  Kristalina Georgieva se hizo trizas contra el escándalo por favoritismo en un antiguo ranking del Banco Mundial que estuvo a punto de costarle la cabeza a mediados de 2021. En este momento el equipo a cargo, con Gita Gopinath y el halcón brasileño Ilan Goldfajn a la cabeza, y con el británico Ben Kelmanson encargado del caso argentino (a quien tendremos de “inquilino” por bastante tiempo a partir de las próximas horas), es mucho más hostil. Oportunamente, Fernández y Guzmán habían convencido al resto del FdT de firmar un acuerdo imposible de cumplir con el argumento de que las condiciones tampoco serían tan estrictas, al menos durante el período de gracia inicial de cuatro años. Pero al redactar la letra chica quedó claro que no sería un asiento contable sino un pasaporte al cogobierno con el Fondo hasta el final del mandato. 

Como si eso fuera poco, en el Tesoro, el encargado del caso argentino es David Lipton, el mismo halcón demócrata que secundaba a Christine Lagarde al frente  del Fondo en 2018 y que ejecutó la orden de Trump de blindar a Macri, aun contra su voluntad.

La entente del Fondo Monetario con el Tesoro norteamericano no es novedad para el peronismo ni para la familia Cafiero, ya que quien acaba de viajar a clamar por piedad al accionista mayoritario es el nieto del también joven agregado financiero en Washington durante 1949, Antonio Cafiero, quien le recomendó al mismísimo Juan Perón que no se asociara al Fondo en carta remitida el 25 de julio de ese año. 

Sin embargo, no fue el canciller quien trazó la estrategia de negociación con el FMI sobre el supuesto de la colaboración estadounidense que finalmente fracasó. Se trata de Gustavo Béliz, tan silencioso decisor en la intimidad de Olivos como pro-yanqui, que siempre descontó el apoyo de la Casa Blanca, incluso antes de que asumiera su ocupante actual, cuando Sergio Massa sumó su propio entusiasmo americanófilo. La tesis de que Washington evitaría a toda costa una crisis en medio del Cono Sur demostró carecer de asidero. 

El interrogante que campeó en el establishment fue si, ante el endurecimiento de las contrapartes, el Gobierno estaba recalculando su rumbo hacia una posición más defensiva, si solo tensaba la cuerda para negociar mejor o si se preparaba para afrontar las consecuencias económicas de un impago al FMI. El desconcierto que imperó hasta el anuncio oficial sobre el acuerdo se reflejó en la disparada de los dólares paralelos.

Inesperadamente, también sobre las Fiestas, Fernández decidió aceptar invitaciones que podría haber declinado sin mayores consecuencias, para volar  en las próximas horas a Moscú y a Beijing justo en el pico de tensión de ambas potencias emergentes con Estados Unidos. A Rusia llegará justo mientras se colma de tropas la frontera con Ucrania. En China planea concurrir a la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, que Biden llamó abiertamente a boicotear. Ninguno de esos dos gobiernos ofreció dinero para cubrir el vencimiento impagable de marzo y sería infantil pretender que se puede improvisar una salida así en menos de un par de  meses, con la parsimonia que caracteriza especialmente a la diplomacia del Gigante Asiático. Pero el gesto apunta a mostrar que Argentina no solo tiene un aliado. Aunque parece tratarse de una maniobra tardía.

En los escarceos del Presidente gravita el hecho de que, a su entender, la política regional navega otras aguas que cuando asumió. Luis ArceGabriel Boric y Pedro Castillo no presidían Bolivia, Chile y Perú respectivamente. Gustavo Petro y Lula tampoco estaban a punto de ganar en Colombia y en Brasil, como ahora.

Aunque “soñar no cuesta nada”, la tensa vigilia de Nuestra América demuestra que ni Bolivia está en condiciones de radicalizar una política antinorteamericana, ni el nuevo mandatario chileno contempla dicha posibilidad, ni Perú está llevando a cabo nada que se le parezca.

Pero se acabaron las conjeturas. Muy a pesar de un mensaje presidencial que, cargado de optimismo impostado pretendió calmar a la opinión pública y ofrecer previsibilidad a los mercados, una vez más, contrariando el reclamo popular y el de lxs funcionarixs más sensatxs, la línea política que se impuso al interior de la coalición gobernante fue la de que Argentina continúe siendo un sumiso pagador serial de la deuda ilegal, ilegítima y odiosa, aunque nuestras reservas estén en rojo y cunda la miseria colectiva.

La contracara del edulcorado discurso oficial consistirá en un estricto control de la emisión monetaria (virtual intervención del Banco Central), un significativo recorte del gasto público con control trimestral de ejecución presupuestaria según cumplimiento de metas, aumentos de salarios y jubilaciones también solo según cumplimiento de metas fiscales, el achicamiento de la brecha cambiaria oficial y blue al 30% (devaluación), la instalación de una Misión de Control Permanente del FMI en Argentina, tasas de interés positivas para alimentar la timba financiera,  guardar reservas para pagar al FMI y girar ganancias a casas matrices, la continuidad de pago a los bancos de Leliqs y demás instrumentos a tasas por encima de la inflación, la legitimación formal del endeudamiento contraído por Macri y de la responsabilidad en ello del FMI. Vale decir, en términos reales, el cierre de la grieta con Juntos por el Cambio. 

Las reacciones de indignación no tardaron en manifestarse. La CTA - A, por ejemplo, expresó “rechazamos el camino de acuerdo con el FMI y reafirmamos que las deudas se pagan pero las estafas no. El préstamo más abultado de la historia del FMI fue otorgado de forma irregular. Hay responsables administrativos y políticos tanto en la anterior gestión como en el propio organismo internacional. Ese capital fugado nunca tuvo como propósito llegar a nuestro pueblo. La historia lo ha demostrado: ningún programa del FMI busca el desarrollo económico, sino que pretende generar excedente para pagar la deuda. Con el acuerdo Argentina opta por el camino de refinanciar un préstamo fraudulento, asumiendo un sendero de ajuste y resignando soberanía”. 

Poco después, también en tono crítico, se pronunció el Partido Comunista argentino, integrante de la coalición gobernante. 

Las organizaciones sociales rebeldes, por su parte, se declararon en Estado de Alerta, y preparan una respuesta contundente para el 8 de febrero.

Hay que decirlo con todas las letras: El agradecimiento del Primer Mandatario y el Ministro de Economía a la “prudencia” de la CGT y los movimientos sociales aliados - ¡qué país generoso, ¿no?! - debería avergonzar entre sus filas hasta a lxs más cara rotas. 

Considerando hasta dónde se polarizaron en seno del oficialismo las opiniones sobre el carácter del acuerdo, no sorprende que la decisión adoptada haya traído severas consecuencias al interior del Frente de Todxs. La renuncia de Máximo Kirchner a su Jefatura en el Bloque de Diputados oficialistas va en tal sentido. Aunque, al menos según la consultora de Roberto Bacman, la medida en cuestión cuenta con un 49% de aprobación de la sociedad, indicador sumamente elocuente de que lxs argentinxs no pasamos por nuestro mejor momento en materia de conciencia política. Frente a tal consenso, y hasta nuevo aviso, la competencia por el 2023 amaga disputarse entre Alberto y Larreta. 

Dado el silencio de “La Jefa” respecto al bochornoso entendimiento, es más que probable que a partir de ahora cierta gilada invente una nueva “Teoría del cerco” en torno a ella, pretendiendo que siempre fue ajena a la decisión adoptada. Pese a que en el cierre de campaña hacia las legislativas haya expresado a voz en cuello que debíamos “honrar nuestros compromisos”. 

 

Tierra y trabajo: El hervor en ascenso de la caldera social 

Si comenzamos abordando el primer tópico que encabeza este bloque, corresponde advertir que hoy la ciudad de La Plata es el punto geográfico de mayor ocupación de tierras: 250 hectáreas que involucran a más de 40 tomas activas. La mayor de ellas está ubicada en la localidad de Los Hornos, en el ex Club de Planeadores. Allí viven 2.600 personas. En ese distrito hay 260 asentamientos compuestos por unas 200.000 personas, el mayor registro de toda la provincia de Buenos Aires. 

Este dilema sin resolver en el municipio gobernado por Julio Garro (Juntos por el Cambio) eclosionó durante los últimos días en la vida cotidiana de lxs platenses, testigos del regreso de vecinxs que ya habían sido desalojados por la policía provincial.

Un relevamiento de las autoridades locales reveló la presencia de adultos, niños y mujeres embarazadas en las nuevas tomas, situación que pone en ventaja a lxs ocupantes a la hora del desalojo.

Según dicha fuente, las ocupaciones activas se despliegan a lo largo de toda la ciudad, desde el Camino Centenario y 450, frente al Parque Ecológico, hasta las vías del ferrocarril en 120 entre 42 y 50, a pocas cuadras del Casco Urbano, pasando por las decenas de tomas en el oeste y el sur platenses, desde Abasto hasta Villa Garibaldi. 

En relación a la de Los Hornos, donde unas mil casillas ocupan tierras fiscales que pertenecen a la Nación, la administración de Axel Kicillof elaboró un proyecto de urbanización con servicios, escuelas y centros barriales. 

Pese a ello, el jefe comunal solicitó públicamente el desalojo del lugar, afirmando  que la zona se volvió mucho más insegura, que los gendarmes enviados para custodiar el lugar no alcanzan y que al predio siguen arribando familias cuando se había asegurado que esto no iba a suceder.  

Organizaciones de izquierda como el Polo Obrero, el FOL y Teresa Vive, entre otras, protagonizaron gran parte de esa ocupación.

También se observaron pasacalles que identifican a organizaciones sociales cercanas al oficialismo como el MTE o La Dignidad, aunque sus dirigentes se apresuraron a tomar distancia de la iniciativa. 

Consecuentemente con su raigambre oligárquica, el intendente de La Plata mandó cavar una fosa para evitar que sigan intrusando predios, emulando así a la tristemente célebre Zanja de Alsina, sistema defensivo de fosas y terraplenes con fortificaciones compuesto por fuertes y fortines construidos en el oeste de la Provincia de Buenos Aires entre 1876 y 1877,​ sobre la nueva línea de frontera de los territorios bajo el control del gobierno federal, a fin de evitar la irrupción de lxs principales excluidxs de entonces, que eran nuestros pueblos originarios. 

Como queda de manifiesto, muy a pesar del escarmiento que el polémico Ministro de Seguridad Sergio Berni pretendió brindar a lxs sin techo durante 2020 desalojando violentamente un extenso predio en la localidad de Guernica, las ocupaciones activas se despliegan por toda la ciudad, dado que, aunque las autoridades pretendan tapar el sol con la mano, la de tierra y vivienda es una necesidad impostergable y de primer orden. 

Más allá de las promesas, a la fecha la única respuesta ofrecida a lxs necesitadxs de un lugar en el mundo es la represión.

Sin ir más lejos, coincidentemente con la capitulación del gobierno nacional ante el FMI, la Bonaerense de Berni y Kicillof desalojó a 60 familias humildes que habían ocupado un terreno ocioso en Barrio Aeropuerto. Se trata de jóvenes trabajadoras y trabajadores, afectados por la falta de empleo y de vivienda, una realidad que se vive en todo el país con índices que llegaron, en agosto pasado, al 20% de desocupación en jóvenes de entre 18 y 30 años. 

Al afligente panorama descripto cabe sumar que hoy nuestro país ocupa el séptimo lugar entre sus pares de Nuestra América en relación al valor del salario mínimo, después de Perú y antes del Brasil de Bolsonaro, cuando apenas hace una década figuraba en primer lugar.

Tan es así que, en el mundo del trabajo informal, los movimientos sociales rebeldes, alejados del Gobierno nacional y nucleados en la Unidad Piquetera, denuncian que continúa la morosidad por parte del Ministerio de Desarrollo Social  en la entrega de alimentos, y reclaman una reunión con el líder de la cartera, Juan Zabaleta, ante quien pretenden renovar demandas como el avance del plan que presentaron el año pasado en procura de crear 1.000.000 de puestos de trabajo. 

El funcionario está al tanto de la propuesta pero no responde. 

Además, se le han planteado reiteradamente críticas a la calidad y variedad de los alimentos secos que se deberían entregar mensualmente. Sin contar con las demoras, que terminan siendo suspensiones.

La propuesta de crear esa cantidad de empleos es más que ambiciosa, de acuerdo a distintas consultoras económicas. Las más optimistas indican que la economía argentina necesitaría atravesar 5 años a un ritmo de crecimiento económico por encima del 3% anual para lograr recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la emergencia sanitaria, etapa en la que 1,2 millones de trabajadores quedaron desocupados con una baja tres veces más acelerada entre los informales y cuentapropistas que entre los formales.

Las diferencias se profundizan en el tirante vínculo que sostiene el Gobierno con las organizaciones sociales no oficialistas. A principios de este año, el ministro de Desarrollo Social anunció que impulsará una iniciativa que considera clave: garantizar que aquellas personas inscriptas en el programa Potenciar Trabajo puedan optar por la unidad ejecutora en la que cumplir con las cuatro horas laborales diarias que, a cambio de $16.000 mensuales, se les exige como contraprestación. 

El anuncio inmediatamente encendió alarmas en los movimientos insumisos, dado  que mientras desde el ministerio se encargan de desvincular las tareas realizadas por los beneficiarios del programa de cualquier adscripción político-partidaria, los dirigentes piqueteros lo ven como una maniobra dirigida a dejar en un “limbo” a quienes cobren el Potenciar Trabajo (más de 1.000.000 de beneficiarios) y decidan irse del lugar en el que contraprestan. Evidente ardid que, lejos de buscar afianzar la autonomía de esas más de un millón de personas encuadradas en alguna actividad no registrada, los colocaría a disposición de lo que decidan los funcionarios de turno.

Por otra parte, preocupa al oficialismo el creciente “éxodo” de militantes de organizaciones como el Movimiento Evita o Somos-Barrios de Pie a las filas de estas organizaciones combativas.

La pulseada entre las mismas y el ministerio de Desarrollo Social es total. En el centro de todo el debate se encuentra la intermediación que ejercerían las primeras a la hora de repartir los programas sociales. Sin embargo, desde el histórico edificio de 9 de Julio y Belgrano aclaran enfáticamente que el Potenciar Trabajo no tiene relación alguna con el lugar en el que lxs beneficiarixs deciden  llevar adelante su militancia, y que cualquier trámite de traspaso de una unidad ejecutora a otra sólo puede iniciarse a partir del pedido individual de la persona titular del programa. 

Lo cierto es que, hoy por hoy, cada uno de lxs beneficiarixs del Potenciar Trabajo cuenta con su propia tarjeta y los movimientos sociales intervienen únicamente al momento de disponer de los cupos. La cantidad de esos lugares es negociada con  el líder del Movimiento Evita y secretario de Economía Social, quien se encarga de ejecutar las altas y bajas correspondientes.

En este tema la realidad ratifica que “los Reyes Magos son los padres”, y que el empoderamiento popular reivindicado por Cristina en su despedida como presidente, el 9 de diciembre de 2015, solo existe en la fantasía de quienes aún le piden “peras al olmo” del kirchnerismo. 

La suerte está echada. Ahora que la partidocracia claudicante que rige nuestros destinos está a punto de convertirnxs a todxs en kelpers, quedará a cargo del arco de organizaciones más consecuentes con un proyecto emancipatorio dilapidar un año más reeditando estrategias que el oficialismo ha demostrado absorber con creces, o trabar de una vez por todas las mandíbulas del cocodrilo que viene masticando al pueblo argentino.- 

 

JORGE FALCONE