domingo, 20 de septiembre de 2020

 LA PANDEMIA COMO EXCUSA PARA INCUMPLIR LAS PROMESAS DE CAMPAÑA




















“Atención: cuando surge la pregunta ¿quién decide?, surge la pregunta ¿cuál es la fuente de la legitimidad? Esta es la pregunta a partir de la cual comienzan las revoluciones. Lo queramos o no, es la pregunta que tenemos que hacernos”.

 

Franco “Bifo” Berardi,

“Crónicas de la Psicodeflación #2”

 

Cuarentena y ofensiva de la biopolítica imperial

Como sostiene el filósofo boliviano Rafael Bautista Segales, una cosa es hacer análisis de coyuntura, lo que supone armar un damero de cuanto viene ocurriendo para establecer algunas asociaciones que le den sentido, y muy otra es hacer una reflexión coyuntural, procurando comprender el mundo con ojos propios para relacionar cómo impacta la geopolítica global en el acontecer nacional. Ya que lo primero abunda, optamos por esto último.

Por otra parte, hay coincidencias en que el monocultivo del pensamiento genera intelectuales transgénicos.

Justamente por eso asumimos la responsabilidad de nadar a contracorriente,  intentando aportar un recorte de cierta densidad histórica y profundidad geopolítica.

En la inédita crisis sanitaria que atravesamos, la banca global trasnacional (Citygroup, HSBS, Barclays, Lloyd’s, ING Bahrings, Santander, etc.) viene procediendo con la misma lógica que aplicó en 2001 ante el atentado contra el World Trade Center, o en 2008 frente al derrumbe de Lehman Brothers, más allá de si indujo o aprovechó tales catástrofes.

En sintonía con la Doctrina del Shock - descripta por Naomi Klein (https://www.youtube.com/watch?v=KLu7aAPhxA) -, cuanto menos intenta capitalizar una situación pandémica para implotar los Estados Nacionales y, llevando al paroxismo la libertad de mercado, moverse a su libre albedrío.

En tal contexto, la biopolítica desempeña un papel fundamental a la hora de someter a los pueblos del mundo a la voracidad de ese poder global supraestatal. Sabido es qué rol juegan en ello las multinacionales de la salud: Por ejemplo, Monsanto produce la enfermedad y Bayer la cura. Porque quien controla la salud, controla la vida en general. La ciencia al servicio de tales intereses ya  interviene por encima de cualquier barrera ética sobre la biomasa o la biogenética. Si ir más lejos, en la plena convicción de que a este planeta le sobran dos tercios de su población, los intereses descriptos se empeñan en biologizar las diferencias sociales en pro de racionalizar la población mundial. Así, centralizando el “deber ser” de la salud global desde la OMS, la consecuente infodemia que generan los medios monopólicos de comunicación contribuye a producir una depresión inmunológica colectiva. Quien suponga que todo esto forma parte de teorías conspirativas de carácter paranoide no tiene más que interiorizarse sobre el campo de acción de la virología militar estratégica.

Así, la idea de mundo que teníamos ha sido destruida a partir de la interrupción de la vida social. Todxs conocemos gente mayor aterrorizada de ver a sus hijos o a sus nietos, e incluso a gente joven indispuesta a verse con su pareja no conviviente, llevando semejante desencuentro al colmo del sexo virtual.

Los nuevos dispositivos de dominación operan en todos los campos y con simultaneidad: En Nuestra América, donde otrora prosperaran pensamientos altruistas como el que alguna vez aportó la Teología de la Liberación, ahora campea la Teología de la Prosperidad que impulsan ciertas congregaciones evangelistas tan activas como lo han demostrado en el Brasil de Bolsonaro, consagrando a la riqueza como una bendición y a la pobreza como una maldición.

A todo esto, EEUU ha ido perdiendo su capacidad productiva, mientras China está en condiciones de producir TODO lo que el mundo precisa consumir, eludiendo los circuitos de distribución norteamericanos y europeos.

Actualmente el Gigante Asiático oxigena económicamente a Rusia, mientras esta le devuelve el favor brindándole un poderoso escudo misilístico que contribuye a seguir consolidando la Nueva Ruta de la Seda.

En conclusión, si bien el capital financiero transnacional puede prescindir del sistema - mundo conocido, ello conduce inexorablemente a su propio suicidio, tal como ocurre con el cáncer, que se extingue cuando destruye al organismo en que se hospeda.

 

La riesgosa convicción de que la política

da para seguir currando sin hacer cambios de fondo

A casi 10 meses de ejercicio presidencial por parte de Alberto Fernández, queda claro que la celebrada maniobra de Cristina Kirchner al elegirlo como candidato  sólo fue un recurso destinado a derrotar a Macri y ganar tiempo para imaginar algún freno de nuestra caída en picada.

De modo tal que, con COVID o sin COVID, puede pensarse que la mayor parte de las promesas de campaña (primero lxs últimxs, plata en el bolsillo, medicamentos gratis para todxs, aumento a jubiladxs, minería sustentable) fueron apenas un placebo para sacar la cabeza del agua e inhalar una bocanada de aire fresco. No mucho más.

Resulta previsible que, a ojos del oficialismo más recalcitrante, opinar así coloque  a quien se atreva a hacerlo en línea con los más oscuros intereses destituyentes.

Muy probablemente ocurra porque la peste ha venido como anillo al dedo para disimular que en este gobierno loteado entre las múltiples variantes del peronismo institucional no existe voluntad alguna para generar una fuerza popular organizada capaz de neutralizar al poder económico más concentrado y prioritar el pago de la onerosa deuda interna, ya que cada banda cuenta con su propio arreglo dentro del “círculo rojo”.

En caso contrario, ¿qué rol se reservaría a la voluntad en la acción política? ¿Da lo mismo - por ejemplo - hacer causa común con el casi centenar de países deudores declarando un default soberano, que patear el pago de la deuda externa a lxs giles que gobiernen a continuación y comprometerse a garpar sin auditarla?

Es innegable que veníamos de cuatro años de ceocracia depredadora y el coronavirus impuso un escenario no previsto y sumamente difícil… pero no alcanza con eso para creer que el Frente de Todxs venía dispuesto a gestar la Liberación Nacional y una maldita pandemia lo mancó en la largada.

Ahora bien, si alguien se desmarca de esa trajinada y falsa grieta electoral entre macrismo y kirchnerismo por estar convencido de que la única grieta verdadera es la que divide a los de arriba y los de abajo, ¿pues desde dónde habla? (¡sobre todo en un contexto en el que no pocos consideran que soplan vientos de fragote contra un primer mandatario democráticamente electo!)

Dicho interrogante conduce irremediablemente a la dialéctica entre El Palacio y La Calle. O, para quien no guste de las metáforas, entre el poder constituido y el poder constituyente.

Múltiples causas han contribuido a que la gestión del Palacio hoy se vea tan deslucida. Enumeremos algunas: La paulatina dilución de los movimientos de masas que ejercieron un enorme poder alglutinante durante buena parte del Siglo XX; la demolición del Estado de Bienestar perpetrada por la dictadura (sin base material para la construcción de la Justicia Social comienza a imperar la Ley del Más Fuerte); el consecuente saldo de escarmiento/disciplinamiento que atraviesa transversalmente a nuestra sociedad, y que ha limado en gran medida la audacia colectiva; la ausencia de utopías globales capaces de aunar las numerosas luchas dispersas; y el elenco estable de la política formal que viene jugando al Juego de la Silla desde 1983, ya sin capacidad de conmover a CASI nadie. Todo ese cóctel produce repercusiones múltiples, y acaso una de las peores no consista en una sublevación policial integrada por efectivos armados rodeando la residencia presidencial, sino que el sindicato de un jerarca cegetista hostigue a lxs ocupantes de la toma de Guernica, o - más grave aún - que vecinxs propietarixs de inmuebles acompañen la represión desplegada por las fuerzas de seguridad contra sus pares sin techo durante el violento desalojo de otra toma de tierras ensayada en la comuna bonaerense de San Fernando.

Como es evidente, el panorama que presenta la Calle no es mucho más alentador, toda vez que sobre dicho magma colectivo también derrama gran parte de las causas consignadas anteriormente. Sólo que en dicho universo, fragmentado y alienado en la diaria lucha por la supervivencia, se verifica cotidianamente aquello de que “donde hubo fuego cenizas quedan”. Cualquiera que hoy camine un barrio sabe que, a diferencia de lo que ocurre en los momentos de alza de masas, en que a la gente se la nuclea desde un planteo programático, hoy eso no se consigue sin garantizar primero el suministro elemental de alimentos, hecho que bien puede constituir el trampolín hacia una política autogestiva o el más espurio y desmovilizador contrato de subsidiariedad con el Estado. Pero como contraparte de tales limitaciones, también se verifica a diario que los barrios albergan la memoria latente de nuestras mejores luchas y victorias, sólo ocurre que frecuentemente sus depositarixs han venido siendo deliberada y sistemáticamente despojadxs del orgullo de haber sido protagonistas de la Historia. Pero cuando existe la capacidad de remontar lo colectivo y tales espacios se llenan de jóvenes y niños, baja la marea oscura que nos convirtió en un montón de islotes y volvemos a reconocernos como un mismo continente pleno de vivencias comunes.

En consecuencia, muy lejos de fomentar desde esta tribuna un discurso anticuarentena o que minimice la virulencia del mal que nos asedia, pero en el entendimiento de que sin vida social no hay mundo posible ni peor ni mejor, habrá que plantearse convivir con el virus echando mano a los recaudos de rigor, en la convicción de que hoy reunirse es el gesto más subversivo que puede esperarse por parte de un pueblo dispuesto a adueñarse del futuro.-

 

JORGE FALCONE

sábado, 12 de septiembre de 2020


Mientras tambalea el capitalismo global
LA DERECHA MARCA LA CANCHA
A UN GOBIERNO RESIGNADO 
A RECULAR
































El huevo de la serpiente

El animal humano, nómade hasta que vio la necesidad de volverse sedentario y arraigarse, no nació para vivir en cautiverio. Hoy el generalizado hartazgo de la cuarentena tiene a todos los gobiernos ensayando abandonar el distanciamiento social y los barbijos… para - en muchos casos - luego retroceder a Fase 1. Por lo demás, no son pocxs lxs especialistas que vaticinan que, aunque la mentada vacuna resulte eficaz, dada la naturaleza mutante del coronavirus y la eventual  emergencia de nuevas pestes aún más virulentas, no sería descartable que nuestra vida social cambiara irreversiblemente.

En tanto, la transición hegemónica global prosigue su curso exhibiendo el arrollador avance del Gigante Asiático sobre Occidente, mientras se precipita la caída del dólar, y algunxs analistas entrevén hasta la posibilidad de que la crisis sociopolítica en EEUU - uno de los países más endeudados del planeta -  en el corto o mediano plazo culmine en una guerra civil. 

Una de las posibles derivas de la post pandemia - siempre y cuando los pueblos no reúnan la fuerza suficiente para imponer su agenda sobre un capitalismo que hace agua por donde se lo mire - es el denominado eco fascismo.

Este fenómeno, profundamente analizado por el catedrático español Carlos Taibo en su libro “Colapso” (2017), ya aparece con frecuencia creciente en boca y pluma de la militancia socioambiental.

En uno de sus libros, el periodista alemán Carl Amery ha subrayado que estaríamos muy equivocados si concluyésemos que las políticas que abrazaron los nazis ochenta años atrás remiten a un momento histórico singularísimo, coyuntural y, por ello, afortunadamente irrepetible. Amery nos exhorta, en cambio, a estudiar esas políticas por cuanto bien podrían reaparecer entre nosotros, no defendidas ahora por ultramarginales grupos neonazis, sino postuladas por algunos de los principales centros de poder político y económico, cada vez más conscientes de la escasez general que se avecina y cada vez más decididos a preservar esos recursos escasos en unas pocas manos en virtud de un proyecto de darwinismo social militarizado, que de eso se trata el eco fascismo.

Salta a la vista que en el meollo de esa propuesta, conteste de los efectos del cambio climático y del agotamiento de las materias primas energéticas, hay una discusión demográfica. Está latente la idea de que en el planeta sobra gente, de modo que se trataría, en la versión más suave, de marginar a quienes sobran - esto ya sucede -, y en la más dura, directamente de exterminarlos. Sin ir más lejos, aunque Trump es formalmente un negacionista, bien sabe qué es lo que se nos viene encima. ¿Qué sentido tendría, si no, el fallido intento de comprarle Groenlandia, muy rica en materias primas, a Dinamarca? Más allá de Trump, vale la pena tomar nota de que una parte significativa del poder económico global  empieza a coquetear con horizontes de esta naturaleza. Y que la cuarentena represiva a la que asistimos bien puede volcarse, al cabo, en provecho de un futuro eco fascismo.


¿Tienen resto las democracias para garantizar el bienestar colectivo?

Cuando parecían atemperarse los más crudos fríos invernales, comenzó a recorrer la Argentina una imprevista helada de cuño no climático. Primero fueron los aparentemente intempestivos y agoreros vaticinios del ex Senador Duhalde, referidos a que el proceso en curso no culminaría en los comicios de 2023 sino en una inminente interrupción del orden constitucional. Aquietadas las aguas que embravecieron semejantes declaraciones, sorprendió un twitter del Ejército reivindicando a un par de militares que protagonizaran el denominado “Operativo Independencia” - ordenado por el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón -, que arrancara el 5 de febrero de 1975 con el objetivo de aniquilar el foco guerrillero rural desarrollado por el ERP en la Provincia de Tucumán, campaña que, además de causar numerosas bajas entre lxs combatientes, asoló a gran parte de los pobladores de dicha provincia, algunos de los cuales fueron torturados y asesinados en el Centro de Detención Clandestino de Famaillá bautizado como “La Escuelita”. A principios de este mes, un comunicador como Santiago Cúneo, habitualmente identificado con el peronismo ortodoxo, derivó hacia la reivindicación del Coronel Mohamed Alí Seineldín, calificando al militante social  Juan Grabois como terrorista, y anunciando que su espacio jamás iniciaría la violencia en este país, pero estaría dispuesto a terminarla. El desfile de apocalípticxs continuó con las concentraciones de lxs anticuarentena amadrinadxs por Patricia Bullrich, y las invectivas en redes sociales del neofascismo subdesarrollado al estilo Biondini. Expresiones todas de una derecha larvada, nacionalista o liberal, que viviría sus 15’ de gloria durante la reciente rebelión de algo más de un millar de efectivos mayormente subalternos de la policía bonaerense, que - so pretexto de reclamar un ajuste salarial - llegaron a congregarse a las puertas de la residencia presidencial de Olivos, exigiendo que compareciera a su encuentro el Primer Mandatario y manifestando que no aceptarían camaradas sumariados por dicha protesta.

El hecho generó una pronta y generalizada repulsa del arco político democrático, que creyó advertir en él la posible culminación de un proceso destituyente comparable con otros de la región, que escalaron a partir de incidentes y protagonistas similares.

Es probable que el microclima instalado a partir de la seguidilla de hechos descriptos - analizado por el politólogo Diego Sztulwark en el portal Lobo Suelto como “micropolíticas de derecha” - encuentre caldo de cultivo en una sucesión de claudicaciones del oficialismo que, entre otras, van desde la concesiva negociación con los bonistas internacionales, pasando por la renuncia a expropiar el monopolio alimentario Vicentin,  hasta esta nueva capitulación que mejora los salarios de “la gorra” en detrimento de los que recibe el personal sanitario que viene arriesgando su pellejo a diario ante el COVID - 19 o lxs educadorxs que se afanan en clases virtuales por no librar a su suerte a lxs educandxs, circunstancia que encuentra al Presidente otorgando jerarquía nacional a una protesta que involucró a menos del 2% de los efectivos de la fuerza, y generando un ejemplo riesgoso frente a otras demandas al modificar - puede que justamente, pero seguro que tardíamente - la coparticipación para resolver el tema. Un mimo, en última instancia, para que la cana no deje de garrotearnos, como acaba de suceder en un nuevo y violento desalojo perpetrado - tras ese arreglo económico - contra ocupantes de tierras en la localidad bonaerense de San Fernando.

Si bien bajo la revuelta de los “ratis” - apoyada presencialmente por el economista liberal Espert - subyace la disputa por el control del territorio (recaudación, narcotráfico y prostitución) entre la bonaerense y los intendentes, en un contexto de toma de tierras y promesa de gravamen a las grandes fortunas, cabe a la sociedad estar atenta acerca de qué margen de concesiones está dispuesto a hacer el poder económico más concentrado a unas formalidades democráticas que nunca le han preocupado demasiado.

Este punto amerita refrescar la estrategia destituyente que, a la luz del Siglo XXI, ha sido bautizada como Revolución de Colores, a fin de considerar cuán cerca o lejos podríamos estar lxs argentinxs de protagonizar una situación parecida a las ya sufridas por Honduras o más recientemente Bolivia.

Las llamadas revoluciones de color o golpes suaves entran dentro de las estrategias de intervención silenciosa que Estados Unidos utiliza para derrocar a gobiernos que no comparten su visión sobre la organización económica, política y militar de las naciones.

A mediados del siglo XX, bajo la bandera de la democracia, distintos movimientos sociales euroasiáticos de base estudiantil protestaron por la instauración de un modelo liberal, reclamaron el fin de gobiernos autoritarios y proclamaron la independencia nacional.

El nombre derivó de la masiva utilización simbólica de colores o nombres de flores, empleados como identificación por parte de la oposición que inscribió dichas intervenciones en la política de la "no violencia". 

El ideólogo de la acción no violenta como método para utilizar el poder en un conflicto fue el politólogo estadounidense Gene Sharp, autor del ensayo “De la dictadura a la democracia”, que consta de 198 métodos para derrocar gobiernos, y se divide en tres grandes bloques: protesta, no cooperación, e intervención, maniobras que suelen aplicarse al cabo de los procesos electorales.

Por su parte, organizaciones no gubernamentales financiadas por el Open Society Institute del magnate húngaro George Soros, conectado con la diplomacia estadounidense, son las principales impulsoras del "restablecimiento de la democracia" en los países donde funcionan.

Los indicadores enumerados anteriormente por el momento parecerían estar hablando más de la sensación térmica que de la temperatura de la política local, pero como nunca hay humo sin fuego, corresponde a nuestro pueblo mantenerse “atento y vigilante”, como solía recomendar Evita.

Si de capitalizar lecciones de la historia se tratara, conviene recordar que en  nuestro país el mes de septiembre evoca la lucha estudiantil, pero en Nuestra América adquiere un sentido aún más trascendente, ya que pone de relieve el  didáctico sacrificio de un hombre justo llamado Salvador Allende, que llevó hasta las últimas consecuencias las posibilidades transformadoras de la democracia formal. En horas difíciles vale la pena repensar aquel legado firmado con sangre generosa como insumo para las generaciones venideras. Al fin y al cabo la victoria es la cima de un monte alzado sobre mil derrotas.-


JORGE FALCONE



martes, 8 de septiembre de 2020


Plan Centinela 2 = Luz Berni para la represión
CUANDO A ELLXS 
LE AUMENTAN 
COBRAMOS NOSOTRXS

























“Piden pan, no les dan.
Piden queso y les dan hueso.
Y les cortan el pescuezo”.

Estrofa de "Los maderos de San Juan",
canción popular española anónima.


Como es de dominio público, una de las consecuencias del profundo cuadro recesivo generado por la cuarentena viene siendo la ocupación de tierras mayoritariamente fiscales que tiene lugar a lo largo y ancho de la geografía nacional. Es más, parecería que se trata del tema que acapara el prime time de los medios de comunicación masiva. En efecto, de un tiempo a esta parte, no hay canal o radio que no entreviste - como acostumbra a suceder - en mayor medida a sus detractores que a sus apologistas.

En tanto, el arco de organizaciones sociales no oficialistas ha venido enarbolando consignas como “Ilegal es no tener donde vivir ¡Tierra para producir! ¡Viviendas dignas!”.

Y es así porque en el conurbano profundo y otras latitudes “abandonadas por la mano de Dios” el hambre y el frío no dan respiro.

La lucha popular tampoco: El último día de agosto tuvo lugar una importante  jornada de protesta en Esteban Echeverría contra el hambre y la desocupación; tres días después se realizó otra de carácter nacional convocada bajo el lema “Por una cuarentena sin hambre: ¡Aumento de la mercadería para los comedores! ¡Aumento salarial ya!”; pocos días más tarde el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas apoyó la ocupación del porteño Café - Pizzería “Piazza” por parte de sus trabajadorxs, que llevan demasiado tiempo sin ver un peso… y la lista de conflictos en curso por causas similares se tornaría interminable, pero basta con unos pocos ejemplos para poner de manifiesto un creciente malestar en la bases de nuestra sociedad.

Hasta el momento, ninguno de esos reclamos ha obtenido una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades, que asumieron prometiendo dar vuelta la funesta página del cuatrienio macrista, y ahora se escudan en la pandemia para explicar las trabas que enfrenta su gestión, como si cualquiera que se interese por la cosa pública ignorara que el destino se modela trazando una adecuada dirección de avance (bien distinta, por ejemplo, a prometer el pago de la deuda sin auditoría alguna y patear sus vencimientos a los gobiernos venideros)

Sin embargo, aunque los datos oficiales muestren que el delito no creció más que el año pasado, dicha preocupación se instaló en las encuestas y en las gestiones municipales del conurbano. En consecuencia, atendiendo a la inquietud de lxs dueñxs del país y de un medio pelo llevado hasta la paranoia por el periodismo amarillista, el gobierno nacional junto con las autoridades bonaerenses anunciaron el lanzamiento del Plan Centinela 2. En primera instancia se informó que se trataría de 12.000 millones de pesos que Nación destinará directamente a los municipios para la compra de 2.000 flamantes móviles policiales, la formación y reclutamiento de 10.000 nuevos efectivos, la refacción de 100 comisarías que se hallan en estado calamitoso, y la construcción de 6 nuevas cárceles. Como se podrá apreciar, aunque no se edifiquen barrios económicos, la obra pública no para. Además, se sumarán 4.000 nuevos gendarmes a los que ya recorren los barrios. El plan nació del clamor de los intendentes, que ven peligrar sus enjuagues ante la arremetida de los sin techo, y llega casi a la par de una batería de medidas anunciadas de forma frenética en modo pre-campaña electoral por un oficialismo ya definitivamente embarcado en la post-pandemia.

La reacción de los "ratis" - esa porción de explotadxs reclutada para aplastar los reclamos de su clase - no se hizo esperar. Concientes de que una vez más les tocará ser carne de cañón en las próximas revueltas que genere la hambruna, arremetieron a puro bocinazo en reclamo de aumentos salariales y mejores condiciones sanitarias, rodeando la residencia del Gobernador Kicillof. La mecha se encendió desde las redes sociales. Cortaron calles en ciudades del conurbano, La Plata y el interior de la provincia.

En lugar de condenar dicho levantamiento, con una celeridad de respuesta desconocida por el pobrerío no uniformado - y por lxs uniformadxs con delantales que velan por nuestra salud -, el Jefe de Gabinete bonaerense Carlos Bianco, y el recientemente apuntalado ministro de Seguridad Sergio Berni, brindaron una conferencia de prensa en el Centro de Coordinación estratégica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires compadeciéndose de las condiciones laborales de las "fuerzas del orden".

En esta ocasión, las receptivas autoridades señalaron que la cifra global prevista para solventar el Plan Integral de Seguridad anunciado consistirá en  “inversiones por 40.000 millones de pesos”. Quien suponga que dicho monto será destinado a combatir robos y hurtos para que el ciudadano de buena conciencia circule en paz por las calles del país a cualquier hora del día, siéntase relevadx de intentar interpretar la realidad: La política no es lo suyo.

Al decir del dramaturgo judeo-alemán Bertolt Brecht, “corren malos tiempos para la lírica”.

El panorama descripto habilita a preguntarse si los mentores del “Estado en disputa”, que cambiaron la lucha callejera por los despachos oficiales, no pagarán un precio demasiado alto cuando adviertan que esto es más de lo mismo y decidan volver al redil de una revuelta que - estridente o asordinada - no se detiene.

Ya que ningún historiador o historiadora que se precie de tal podrá afirmar que el garrote consiguió alguna vez doblegar la voluntad popular de acceder a una vida que merezca ser vivida.-


JORGE FALCONE




martes, 1 de septiembre de 2020


UN NUEVO ENDEUDAMIENTO SE LLEVA PUESTO AL GARANTISMO

























“En las últimas décadas, la precarización del trabajo ha fragilizado a la sociedad y ha debilitado su resistencia. El Covid-19 fue el golpe final: la sociedad fue disgregada por el encierro obligatorio y el miedo, y hasta el momento no es posible resistir con la acción. Por más paradójico que parezca, es precisamente la pasividad la que vencerá al capitalismo conduciéndolo a la muerte por asfixia. La forma más subversiva de pasividad es la insolvencia, que consiste en hacer saltar todo no haciendo nada, y, más precisamente, limitándose a no pagar por la sencilla razón de que no podemos pagar. La insolvencia no tiene necesidad de ser propagandizada, predicada, gritada: vendrá por sí sola como consecuencia natural del colapso de la economía. La insolvencia no es una culpa sino una necesidad universal. Y la sociedad tendrá que comenzar a experimentar formas locales y autónomas de producción y distribución destinadas a la supervivencia y al placer”.

Franco “Bifo” Berardi,
¡Repartir! Crónica de la Psicodeflación #7


El Norte Global se afana por salir fortalecido de esta crisis

Es un hecho incontrastable. Todo aquello que nos ha prometido el mundo moderno es una farsa, porque lo único que sabe es reproducir la muerte.

Como en el peor de los abundantes films apocalípticos hollywoodenses, hoy el capital financiero transnacional apela al miedo como recurso de sometimiento global.

Nunca como en esta disrupción de la vida a la que estábamos acostumbradxs han cobrado mayor relevancia las palabras de Gilles Deleuze cuando escribe: “La tristeza, los afectos tristes son todos aquellos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en sus esclavos. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos. No es fácil ser libre: huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir el pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia”.

La realidad presente impone, ya que a la derecha le sobran intelectuales transgénicos, que la izquierda multiplique intelectuales orgánicos.

Porque urge a los pueblos construir un Nuevo Orden Post Occidental.

Existe consenso mayoritario acerca de que la pandemia en curso no es causa sino consecuencia de la crisis civilizatoria que atraviesa el mundo. En Argentina, mientras la comunidad científica reclama, insatisfecha por los atrasos del sector, continúan desarrollándose estudios para frenar la peste. Pfizer junto a BioNtech vienen encarando los ensayos de su potencial vacuna desde principio de agosto. Según pudieron acceder algunos medios al contrato de consentimiento que la compañía estadounidense hace firmar a sus voluntarios, las medidas de seguridad son muy estrictas y los riesgos ante lo desconocido podrían ser muy severos. Desde fetos con mal formaciones, en caso de que se produzca un embarazo durante los 26 meses que duran los estudios o 6 meses posteriores, hasta riesgos en la salud en caso de contraer la enfermedad en medio del tratamiento, son algunos de los puntos que se destacan. “Para algunas otras vacunas probadas en animales contra virus similares, se ha informado que la enfermedad fue más grave en los animales que recibieron la vacuna que en aquellos que no. Hasta ahora, esto no se ha observado en vacunas contra el Covid-19, pero por el momento no sabemos si las vacunas del estudio podrían hacer más grave una enfermedad por Covid-19 luego de su aplicación”, resalta el documento reservado.

El panorama general amerita reconsiderar nuestra relación con todo lo que vive. Sin ir más lejos, el  17 de julio del pasado año nuestro país declaró la Emergencia Climática y Ecológica. Ocho meses después entramos en cuarentena ante la irrupción de una pandemia descripta como peor que la llamada “Gripe Española” de 1918. En el lapso que medió entre una y otra circunstancia, no se escucharon voces desde el Estado ni desde los medios de comunicación hegemónicos dispuestas a revisar la matriz productiva agroexportadora y extractivista de acumulación por desposesión que desde mediados de los 90s viene haciendo estragos de carácter socioambiental a lo largo y ancho de toda la geografía nacional. En consecuencia, se sigue asistiendo a catástrofes semejantes a la que  viene padeciendo una vasta zona de humedales situada en nuestra región mediterránea y en el Delta del Paraná, hoy devorada por incendios. El cálculo de las zonas quemadas y/o afectadas por el fuego puede llegar a más de un millón de hectáreas, equivalentes a 50 veces el territorio de la Ciudad de Buenos Aires.

La cuestión también habilita a preguntarse qué opinará un/a santafesinx de ley que nunca haya visto el magistral filme “Los Inundados”, del maestro Fernando Birri, al constatar ante dicha obra que los descendientes de aquellos personajes desalojados por la creciente y engatusados por la politiquería de turno continúan padeciendo los periódicos desbordes del Río Salado después de casi 60 años, como si no mediara acción humana capaz de prevenir tan recurrente flagelo.

Ante tal descompromiso del sector público, como suele suceder, los poderosos sacan partido: A propósito del inconsulto y controvertido proyecto promovido por el canciller sojero Felipe Solá, ahora postergado hasta noviembre, consistente en montar en diversos puntos de nuestro país - y en un contexto de zoonosis - mega granjas para la cría de cerdos exportables a China, valdría la pena destacar algo que tuvo lugar el 30 de junio pasado y obtuvo escasa repercusión en la prensa local.

El hecho fue promovido por el IICA, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, un organismo internacional sostenido por los Estados, que se mueve en una frontera flotante entre lo público y  lo privado, ya que se trata de una auténtica entidad encubierta del agronegocio, a través del cual opera  la  fundación filantrocapitalista de Bill & Melinda Gates.  Perfecta estratagema para establecer en las agendas públicas necesidades que en realidad corresponden a las privadas.

No es otra cosa que la propuesta para el modelo agroalimentario argentino denominada “AgTech. El Nuevo Paquete Tecnológico del Sector Agropecuario.”  Ello, con vistas a consolidar un acuerdo específico de asistencia técnica y asesoramiento entre el IICA y el Gobierno Argentino, a través de los Ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, en el  marco del megaproyecto, que ya tiene nombre: “Vaca Viva”, pensado para la agricultura local 4.0.

Algo así como un relanzamiento del modelo agroindustrial, tal como sucedió en el año 2010 con el Plan Estratégico Agroalimentario. Aunque recargado. Se trata de la deshumanización de la agricultura en sí misma, de una iniciativa ajena a la realidad y las consecuencias que el modelo agroindustrial inmunosupresor ha fomentado. Aún no superamos la emergencia sanitaria generada por el COVID - 19, y el horizonte es la funesta oferta de Bill Gates.


El Sur Global está dispuesto a dar batalla

Puenteando a Sergio Massa, que venía negociando con las grandes empresas del sector, el Ejecutivo se propone regular las telecomunicaciones.  Lógicamente, en el mundo contemporáneo a ningún gobierno le conviene llevarse bien exclusivamente con los medios de comunicación convencionales, dada la preeminencia que han tomado Internet, la telefonía celular móvil, y las redes sociales en general. Como era de esperar, la iniciativa no tardó en crear revuelo entre los sectores más concentrados de la economía. Al igual que ocurriera con la frustrada expropiación de Vicentin, ocurre con la media sanción del Senado en favor de la Reforma Judicial, y muy probablemente ocurra con el flamante proyecto de gravamen a las grandes fortunas que acaba de ingresar en Diputados bajo el nombre de “Aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”, la dificultad de ejecución que presenta impulsar tales medidas constituye la más didáctica confirmación del estrechísimo margen para aplicar transformaciones imprescindibles que hoy ofrece la democracia formal… aunque, a los ojos del sentido común imperante,  expresarlo con todas las letras condene a quien analiza la realidad desde un pensamiento crítico a ser visto como maximalista si no destituyente.

Por si lo expresado anteriormente fuera poco, cabría interrogarse también porqué el gobernador de la provincia con mayor concentración demográfica y peso electoral del país - considerado por muchxs como de formación filo marxista -, aunque se ha cerrado el círculo que conduce a responsabilizar a la “maldita policía” bonaerense por la desaparición en democracia del joven Facundo Astudillo Castro, mantiene semejante blindaje sobre la figura del polémico Sergio Berni, quien hasta se permite promocionar en las redes videos que anuncian su vuelta al ruedo reloaded, entrenando como si se tratara de un ranger texano, mientras Cristina Castro declara ante la aparición de un cuerpo aparentemente plantado: Es mi hijo y me lo voy a llevar a casa. Me confirmaron que el cuerpo tiene entre 22 y 24 años. Mide 1.60. Es mi Facu.

Pero aunque nuestra clase política no atina a encontrar un rumbo que saque al país de su postración, todo indica que a un año exacto de las próximas PASO, una vez más (y van…) se largó la campaña electoral. En ese marco, el ex presidente de transición que desde hace 19 años vive de la “renta” que le proporciona haber “salvado al país del caos” en 2001, apelando a un discurso ecuménico y posando de estadista, con la misma liviandad con que ayer aseguraba que “estamos condenados al éxito”, hoy profetiza que vamos por un tubo a una nueva interrupción del orden constitucional. No sería descartable que el hombre haya picado en punta ofreciéndose nuevamente como bombero del stablishment, toda vez que utiliza su carnet justicialista enarbolando un discurso productivista ante empresarios y sindicalistas que los sirven, mientras que para los millones de trabajadores y trabajadoras informales que se la rebuscan en el universo de la economía popular conserva el crédito de cómo paró en seco las protestas del Argentinazo en la rebautizada Estación de Avellaneda.

Y no es que las organizaciones sociales que apoyan al gobierno no estén impulsando loables reclamos de carácter progresivo: La Unión de Trabajadores de la Tierra - lo más parecido por aquí al MST brasileño -, pese a que cuenta con su referente, Nahuel Levaggi, al frente del Mercado Central, se atrevió a cuestionar ante la propia Cancillería el proyecto de instalar enormes factorías porcinas, y sus representantes fueron despachados ipso facto con la respuesta de que se trataba de un hecho consumado que traería dólares al país;  todxs hemos visto a Nacho Levy, referente de La Poderosa, dialogar con el Presidente Fernández y el Gobernador Kiciloff dando cuenta de la penosa situación que atraviesan las villas del país y solicitando solucionar con urgencia los temas de la luz, el agua, el gas y la conectividad; y vemos a Juan Grabois hacer pedagogía en los medios explicando el Plan de Desarrollo Humano Integral presentado por la CTEP y sectores del sindicalismo. Pero hasta ahora tales iniciativas semejan el clamor de los porteños de 1810 vociferando “el pueblo quiere saber de qué se trata” ante un Cabildo autista.

Paralelamente, en un tema tan sensible como el de la deuda - principal candado de nuestra dependencia en estas Sociedades del Control -, la carta enviada hace algunos días por el ministro Martín Guzmán y Miguel Pesce, presidente del Banco Central, no da lugar a dudas respecto al rumbo económico encarado por el oficialismo: "Como consecuencia de la incapacidad del SBA anterior para restaurar tanto la confianza como para generar robustez a través de un incremento del nivel de reservas internacionales, enfrentamos importantes necesidades de balanza de pagos para el período 2021-2024, mayormente asociadas con la previa adquisición del FMI de alrededor de 31.910 millones de DEGs (Derechos Especiales de Giro). En este contexto, requerimos formalmente asistencia financiera bajo un Programa con el Fondo Monetario Internacional, e invitamos al staff a una misión para comenzar las conversaciones." Ante esta nueva capitulación frente al capital financiero transnacional, compartimos la inquietud  manifestada por el Dr. Alejandro Olmos Gaona:Veremos cuáles son las condiciones que se negocian, aunque los 29 acuerdos anteriores no auguran que las condiciones sean muy flexibles. El FMI siempre impone sus condiciones y aunque la pandemia debería hacer que se considere la situación que vive el país, hace poco más de un mes hubo que pagarle 320 millones de dólares de intereses. Es decir que no interesó demasiado la difícil situación económica que vive el país”.

Podrá decirse que muchxs sobrevivientes de la dura experiencia de los 70s aprendimos a golpes a no extenderle un voto de confianza a la democracia formal para cambiar de perro sin curar la rabia, pero lo cierto es que ante la crisis que atraviesa a estas horas el sistema - mundo no son pocas las voces autorizadas que diagnostican que la causa de nuestros males se llama capitalismo, y de no enfrentarla sin cortapisas nuestras horas como especie estarán contadas.

Mientras, nadie duda de que Argentina retrocede. Y esta vez no vamos a ilustrarlo con estadísticas comparativas sino con una simple anécdota: Desde fin de año, cuando falleció su padre -  arquetipo de gallego almacenero -, el joven despachante del mercadito que frecuentaba este cronista comenzó a galguear, y el tío que quedó a cargo del negocio como socio decidió cerrar. Antes de escribir esta nota - y en un contexto de persianas bajas y letreros de “se vende” o “se alquila” -, su autor lo vio pedaleando una bicicleta con la mochila de un delivery. Historias como esta abundan en estos días a lo largo de la geografía nacional, no hace falta leer los diarios, basta con echar una mirada atenta en derredor.

Ante semejante panorama, los sectores socialmente más castigados continúan tomando tierras en procura de resolver una elemental necesidad habitacional y hacerse de una pequeña parcela para producir lo que consumen. Hace pocos días, en Parque de la Vega, Salta, se desató una feroz represión cuando los ocupantes de un predio intentaron ingresar al mismo algunos enseres para la construcción. Dicho asentamiento ya tiene más de 80 días, hay en él unas 1.700 personas y de ellas unas 700 son titulares. Cada familia tiene 2 o 3 hijos. En todo ese tiempo se organizaron para impedir que en el lugar se instalaran punteros políticos y hasta montaron comedores y merenderos. Hay en total 28 encargados. Cuatro por sector se encargan de mantener el orden, impidiendo el consumo de bebidas alcohólicas. En cada valla - en total son 7 - hay alcohol en gel para cuidarse, y quien accede tiene que tener documento. También cuentan con un grupo de enfermeras residentes ahí mismo, que están estudiando y por la tarde atienden en el merendero a hipertensos o gente con diabetes. Si el gobierno llevara a cabo un censo constataría que a menudo el pueblo puede organizarse muy bien prescindiendo del Estado.

Otra toma de tierras en un área protegida preocupa a las autoridades locales y provinciales de la localidad rionegrina de El Bolsón, que exigen la intervención de las fuerzas de seguridad nacionales y el desalojo inmediato del predio. Se trata de unas 160 familias que se instalaron en dos sectores pertenecientes al INTA, uno de ellos de unas 60 hectáreas conocido como Cabeza del Indio y Mirador del Azul, y el otro, de unas dos hectáreas, donde hay una cancha de fútbol que se había cedido a un club local.

Recientemente también tuvo lugar una salvaje represión contra vecinos incursos en similares circunstancias, en la localidad bonaerense de Florencio Varela, lo que culminó incluso con la detención de letrados que defienden los intereses de lxs sin techo. Y lo propio se repitió en el Barrio Los Pinos, ubicado en la platense localidad de Los Hornos, lo que produjo la movilización de lxs ocupantes hasta la gobernación y - a continuación - la toma del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, manifestando “No queremos a ningún político mentiroso. Nosotros y nosotras nos organizamos”. Acaso una de las tomas más avanzadas del conurbano - con mesa de diálogo entre vecinxs y municipio, y censo en marcha a cargo de la UNLP - se haya producido en Villa Numancia, Partido de Presidente Perón, el 20 de julio, tras advertir que había un descampado de más de 70 hectáreas, limitado por dos arroyos, frente a la intersección de las calles Brasil y Luis A. Testa.

Hay que aceptar que si tales iniciativas se multiplican exponencialmente es porque la crisis azota a lxs más desprotegidxs y urge resolver el acuciante tema de la vivienda. Pero al menos en el AMBA, la mayor parte de los intendentes viene jugando el rol de Nerón a la hora de frenar y desalojar las ocupaciones, porque cada vez que lxs vecinxs se organizan por su cuenta atentan contra los múltiples enjuagues del municipio, particularmente el narcotráfico. De ahí que las autoridades, en vez de tierra, techo y trabajo prefieran distribuir balas, alentadas por declaraciones como las que hizo en las últimas horas el máximo referente del Frente Renovador al Diario La Nación ("El Estado tiene que hacer cumplir la ley y desalojar")

Y eso ocurre a lo largo de toda la geografía nacional cada vez que se defiende alguno de los mencionados derechos, como queda de manifiesto, por ejemplo, ante el acampe permanente de los trabajadores y trabajadoras en conflicto con la Algodonera Avellaneda, en Reconquista, que acaba de ser  desalojado por más de 200 policías, con la consiguiente militarización de las plantas de Vicentin y Buyanor, también parte del mismo grupo empresario Vicentin en la santafesina localidad de Avellaneda.

Quien considere que aquí se pinta un panorama inquietante, deberá reparar en que mucho más inquietante resulta constatar que desde el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, presentado el 1° de Mayo de 1974 en la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional por el Tte. Gral. Perón, NADIE se ha dignado a esbozar una perspectiva estratégica capaz de sacar a nuestro país del estancamiento en que se encuentra.

Bienaventuradxs entonces quienes se niegan a comer un plato de mierda frente al argumento de que el siguiente puede ser aún peor.-


JORGE FALCONE