martes, 24 de agosto de 2021

Un capitalismo incompatible con la democracia

EL PODER CONSTITUYENTE

NO SE CONSTRUYE DESDE EL PODER CONSTITUIDO

A mediados de agosto la Red de Estudios Ambientales Bonaerenses de Mar del Plata (REAB MDP - CONICET), presentó uno de los informes de revisión realizados en el marco de la Sub-área: Contaminación de aire, suelos y agua del proyecto: Relevamiento del estado ambiental en la Región, allí se detalla la presencia de agrotóxicos en las diferentes matrices ambientales. El informe se suma a los cientos de alertas sobre sus consecuencias para la salud y la vida. Ese tipo de alarmas a veces da la impresión de sorprender a La Calle reclamando migajas en la cubierta del Titanic, para no pasar revista siempre a la desatención que les presta El Palacio. 


Durante el mismo mes, en apenas una semana, el influyente Consejero de Seguridad Nacional estadounidense Jake Sullivan pasó de tratar de tomarle el pulso a nuestra realidad nacional a justificar ante la opinión pública global la retirada de la OTAN de Kabul. El gran interrogante es hasta dónde pueden converger los intereses de su país en Argentina con la pretensión de nuestro gobierno de crecer dos años seguidos al 8% o más y recuperar lo perdido no solo con la pandemia sino también con el devastador cuatrienio macrista. 

La negociación con el Fondo Monetario, a grandes rasgos, ya está cerrada desde hace más de dos meses. Los últimos avances los trajo Sergio Massa de Washington - el niño mimado de aquella administración en el Frente de Todxs -, que negoció en secreto con el Nº2 de Kristalina Georgieva, Geoffrey Okamoto, y con segundas líneas del Tesoro que hasta ese momento no habían abierto aún el diálogo con Martín Guzmán. La última oferta del organismo es un programa de Facilidades Extendidas que incluye refinanciación de la deuda a 10 años con cuatro de gracia, eliminación de la sobretasa de interés para países hiperendeudados y una cláusula paralela que establece que, si el Fondo modifica sus estatutos y habilita programas a plazos mayores, lo firmado se extendería automáticamente. El borrador también establece un “sendero de convergencia fiscal” que apunta al déficit cero en 2025. 

A la hora de explicar por qué no se cerró el acuerdo para evitar turbulencias financieras preelectorales si la decisión es acordar igual después de noviembre, las versiones divergen. En Casa Rosada y en Economía argumentan que fue Cristina Fernández de Kirchner quien exigió aplazarlo para después de las elecciones por lo impopular que habría sido defender en el parlamento los compromisos que deberá asumir el Gobierno en materia de gasto público y regulaciones estatales. En el Congreso, en cambio, apuntan hacia Guzmán: “El que lo demora es él, para durar, porque sabe que esto se cierra y él se va”. 

Del otro lado la decisión es de Estados Unidos, amo y señor del directorio con su 16,5% de las acciones y su poder de veto para decisiones clave, como la reforma estatutaria en marcha que habilitaría programas hasta a 30 años de plazo. Según el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, amigo íntimo del Presidente y antiguo vecino de Massa en el barrio Isla del Sol en Rincón de Milberg, Biden - quien bajó siete puntos porcentuales, al 46%, luego de la victoria  de los talibanes - está dispuesto a ceder más que en otro contexto porque necesita recuperar el terreno que cedió Donald Trump en Nuestra América. Y también porque la región le ofrece cada vez menos interlocutores confiables y estables. La propia crisis migratoria norteamericana no es ajena a la cuestión: los exiliados afganos no llegan al río Bravo pero los salvadoreños, los colombianos y los peruanos sí, y de a miles por día. 

Si el staff del Fondo no opone resistencia a un pacto como el que ofrece Biden es porque considera que el ajuste fiscal ya está hecho. Lo reconocen con algo de vergüenza en el gabinete económico y hasta los popes de la coalición gobernante. Lo denuncia el informe que publicó el Centro de Investigación y Formación (CIFRA) de la CTA que conduce Hugo Yasky, candidato oficialista a renovar su banca en noviembre, mientras Alberto Fernández recorta el déficit primario del Sector Público Nacional (ingresos menos gastos sin contar intereses) del 7,4% del PBI en el primer semestre de 2020 al 1,1% del PBI entre enero y junio de este año. Si su idea era revertir el gasto extraordinario que generó la pandemia, se pasó de largo: el déficit primario “casi cero” del primer semestre es inferior al de los primeros semestres de 2016 (-2,7%), 2017 (-2.7%) y 2018 (-1,5%) 

Otra exigencia habitual del FMI a quienes le solicitan ayuda es que “apaguen la maquinita”. Pero el Banco Central también se maneja con prudencia después de la asistencia récord al Tesoro del año pasado. Entre la inflación y la aspiradora de pesos que encendió Miguel Pesce, el circulante en los primeros 7 meses de 2021 fue un 3,8% inferior en términos reales al del mismo lapso de 2019. Tan seca había dejado a la Argentina la cláusula draconiana de emisión cero que introdujo Christine Lagarde a pedido de Nicolás Dujovne que hoy todavía circulan en términos reales menos pesos que en 2004, con una economía 38% más grande, como también lo destacara el estudio de CIFRA. 

Las divergencias en el Frente de Todxs aparecen porque mientras algunxs proponen firmar ya con el Fondo e intentar despegar desde ahí, otros (y otras) discuten que sea un punto de partida aceptable. En ese marco se inscribe el cálculo de Juan Grabois después de la gigantesca movilización de San Cayetano: que el Estado podría pagarle un salario básico universal equivalente a un tercio del salario mínimo a 9 millones de personas (un universo parecido al del IFE) con un costo bruto del 2,5% del PBI, que se reduce al 1,1% del PBI si se descuenta el incremento de recaudación que generaría.

Los proyectos para establecer de uno u otro modo una renta universal (hay otro de Claudio Lozano) ya están en los escritorios de todos los miembros del equipo económico. Desde luego, en el debate también talla la puja territorial entre La Cámpora y los Cayetanos. 

Es un tironeo por la caja que, pandemia mediante, va a plasmarse en tres discusiones a la vez: la negociación con el Fondo, la campaña electoral, y el Presupuesto 2022. Y se va a superponer, a su vez, con el debate de cuatro leyes que el FMI avala y que también comprometen recursos fiscales a largo plazo por los beneficios que ofrecen a las empresas que inviertan: la Ley de Hidrocarburos, la de Agroindustria, la de incentivo a la producción de autos, y la de Movilidad Sustentable. 

A todo esto, el ministro de Economía y su par de Desarrollo Social coincidieron en que la idea de instalar un salario básico universal hoy es fiscalmente inviable; por ende reforzarán los planes de empleo para generar trabajo genuino. En el balance de ese primer encuentro se cerró filas en torno a los pasos a seguir para atender a los sectores vulnerables resumidos en tres ejes centrales: asociar la transferencia de ingresos a la capacitación y al trabajo, reforzar los planes de empleo genuino, y descartar de plano la idea de instalar un salario básico universal como pretenden hoy muchos referentes de movimientos sociales, incluidos los alineados con el kirchnerismo. 

En tal contexto, corresponde no pasar por alto que durante el primer semestre de 2021 hubo más de 2400 cortes y manifestaciones. Es un alza del 60% en comparación con el mismo período de 2020. Los datos se desprenden de un informe de Diagnóstico Político, una consultora que mide el fenómeno desde 2009. 

Y aunque para conmover a quienes toman las grandes decisiones tal vez no alcance ya con seguir engrosando el rondín Puente Pueyrredón - Obelisco - Plaza de Mayo - Congreso, y acaso corresponda privilegiar semejante esfuerzo en una línea de trabajo menos dependiente del Estado, en la segunda mitad del mes de agosto tuvo lugar una de las manifestaciones por trabajo genuino más numerosas llevadas a cabo durante la gestión del actual gobierno, dada su magnitud y carácter plenamente federal (ver foto que ilustra esta nota) 

Pese a haber acusado recibo, el oficialismo restó importancia a los movilizados, sosteniendo que esa marcha obedecía a motivaciones políticas en la antesala electoral, hipótesis que - amén de desconocer la creciente hambruna que recorre el país - en última instancia sólo cabría atribuir a los sectores alineados con el FIT, quienes distaron de constituir el pleno de esa masa crítica. A propósito de esto último, no está de más reparar en que - por ejemplo en CABA - la intención de voto actual de la izquierda es de 3.2%, por debajo de la nueva derecha “libertaria” y contrainsurgente que ya mide 5.7% (!)

El mundo de los negocios se mueve muy atento a esa cinchada por los recursos. Es lógico que los movimientos sociales pidan pista ante la danza de millones. Porque para las emergencias, algo de plata siempre aparece. Eso, en definitiva, es lo mismo que les dicen Argüello y Felipe Solá a sus interlocutores en Washington. Que si no son el Fondo ni el Tesoro, será China la que intente ampliar su influencia a billetazo limpio. Y si algo procura evitar Biden es eso. No en vano Juan González, el encargado para la región que acompañó a Sullivan en su visita a Buenos Aires y que se bajó del Air Force Boeing C - 40B con la camiseta de Tigre que le regaló Massa puesta, preguntó en una reunión quién proveería la infraestructura tecnológica para las comunicaciones 5G. “Fíjense a quiénes le entregan sus datos”, advirtió cuando le respondieron que probablemente sería la china Huawei, que ya proveyó a Telecom antenas y bases para los protocolos 2G, el 3G y el 4G. 

Es el dilema de aceptar “ayuda” de los dueños del mundo. En el País del No Me Acuerdo, quien eche en saco roto a la Teoría de la Dependencia… morirá de una extraña sed. 

 

JORGE FALCONE 

domingo, 1 de agosto de 2021

Contra el pronóstico de Francis Fukuyama

AL CURSO DE LA HISTORIA 

NO LO DETIENE NI UNA PANDEMIA GLOBAL

Una corpachada (*) no basta para honrar la tierra 

En los últimos días, el teólogo brasileño Leonardo Boff ha alzado nuevamente su voz para advertir que las grandes inundaciones que han ocurrido en Alemania y en Bélgica durante el verano europeo causando cientos de víctimas, asociadas a una ola de calor abrupto que en algunos lugares ha llegado a más de 50 grados, nos obligan a pensar y a tomar decisiones con miras al equilibrio de la Tierra. 

El calentamiento que padecemos subió en el último siglo más de un grado Celsius. Si llegase, como está previsto, a dos grados, cerca de un millón de especies vivas estarán al borde de su extinción, al cabo de millones de años de habitar el único  planeta - hogar con que contamos. 

La irrupción del Covid-19, al ser global, obliga a modificar conductas. Es sabido que la pandemia es consecuencia del antropoceno, es decir, del avance depredador del sistema imperante, basado en el lucro ilimitado. Ya ha sobrepasado los límites soportables de la Tierra, por la deforestación, por la implantación de monocultivos y por la contaminación general del medio ambiente, que han llegado a destruir el hábitat de los virus. Sin saber adónde ir, saltaron a otros animales, inmunes a ellos, y de éstos pasaron a nosotrxs, que no tenemos esa inmunidad. 

Vale la pena detenerse a reflexionar sobre lo que significa el hecho de que todo el planeta haya sido afectado, por un lado igualándonos, y por otro aumentando las desigualdades, porque la gran mayoría no consigue mantener el aislamiento social, evitar las aglomeraciones, especialmente en el transporte colectivo y en los comercios. 

La Pacha Mama, reconocida desde los años 70 del siglo pasado como un organismo vivo, y por la ONU (el 22 de abril de 2009) precisamente como Madre Tierra, envía una señal de advertencia destinada a que dejemos de agredir a todos los ecosistemas que la conforman, ya que no están disponiendo de tiempo suficiente para reponer lo que se les arrebata al cabo de un año y regenerarlo.

Dado que somos testarudxs y campea una descomunal falta de conciencia ecológica, puede que estemos transitando un camino sin retorno. 

Paradojalmente, como ya ha trascendido, los exégetas del neoliberalismo están transformándose en promotores de la economía social porque, ante la catástrofe actual, piensan que ya no será posible repetir fórmulas, y que será necesario volver a los imperativos sociales. Sin embargo, lo peor que nos podría suceder es volver a lo de antes, lleno de contradicciones perversas, enemigo de la naturaleza, indiferente al destino de las grandes mayorías empobrecidas y pertrechándose con armas de destrucción masiva, absolutamente inútiles frente a los virus. 

Si no logramos frenar ahora mismo la escalada de este fenómeno con la ciencia y la tecnología con que contamos, al menos quizás aún podamos mitigar sus funestos efectos y preservar todo lo que podamos de la inmensa biodiversidad planetaria. 

 

¿Un capitalismo con estertores de pre parto?

Hasta tanto ello suceda, según el economista greco-australiano Yanis Varoufakis,  el capitalismo no culmina con un estallido revolucionario sino con un murmullo evolucionario. De la misma manera que desplazó gradualmente al feudalismo, hasta que un día el grueso de las relaciones humanas estuvieron basadas en el mercado y el feudalismo caducó, el capitalismo  estaría siendo suplantado por un nuevo modo económico, que este miembro del parlamento helénico denomina  tecno-feudalismo. 

El polémico postulado surge después de muchos pronósticos prematuros sobre la muerte del capitalismo por parte de la izquierda. Pero esta vez suena verosímil. 

A su parecer, lo que estamos experimentando no sería simplemente otra metamorfosis del capitalismo sino de algo más profundo y preocupante. 

El capitalismo ha experimentado cambios extremos por lo menos en dos ocasiones desde fines del siglo XIX. Su primera transformación importante, de su aspecto competitivo al oligopolio, ocurrió con la segunda revolución industrial, cuando el electromagnetismo introdujo las grandes corporaciones conectadas en red y los megabancos necesarios para financiarlas. Ford, Edison y Krupp reemplazaron al panadero, al cervecero y al carnicero de Adam Smith como los principales impulsores de la historia. El consiguiente ciclo bullicioso de mega-deudas y mega-retornos finalmente condujo a la crisis de 1929, al New Deal y, después de la Segunda Guerra Mundial, al sistema Bretton Woods, que - con todas sus restricciones a las finanzas - ofreció un extraño período de estabilidad. 

El fin de Bretton Woods en 1971 dio lugar a la segunda transformación del capitalismo. Como el creciente déficit comercial de Estados Unidos se convirtió en el proveedor mundial de demanda agregada, aquel país impulsó la fase de globalización más energética del capitalismo, con un flujo constante de ganancias alemanas, japonesas y, más tarde, chinas que regresaban a Wall Street para financiarlo todo. 

Sin embargo, para desempeñar su rol, las autoridades de Wall Street exigieron el  levantamiento de todas las restricciones del New Deal y de Bretton Woods. Con desregulación, el capitalismo oligopólico se transformó en capitalismo financiero. Ahora los nuevos protagonistas del capitalismo pasaron a ser Goldman Sachs, JP Morgan y Lehman Brothers. 

Si bien estas transformaciones radicales tuvieron repercusiones trascendentes (la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la Gran Recesión y el Largo Estancamiento post 2009), no alteraron la característica principal del capitalismo: un sistema impulsado por ganancias y rentas privadas obtenidas a través de algún mercado.

Pero desde que los bancos centrales del G7 se unieron en abril de 2009 para utilizar su capacidad de imprimir dinero para reflotar las finanzas globales, apareció una discontinuidad profunda. Hoy, la economía global está alimentada por la generación constante de dinero de los bancos centrales, no por ganancias privadas. Mientras tanto, la obtención de valor ha virado cada vez más de los mercados a las plataformas digitales, como Facebook y Amazon, que ya no operan como empresas oligopólicas, sino como feudos o fondos privados. 

En todo Occidente, los bancos centrales imprimen el dinero que los financistas les prestan a las corporaciones, que luego lo utilizan para recomprar sus acciones (cuyos precios se han desacoplado de las ganancias) En tanto, las plataformas digitales han reemplazado a los mercados como el lugar de la obtención de riqueza privada. Por primera vez en la historia, casi todos producen gratuitamente el stock de capital de las grandes corporaciones. En eso consiste subir contenido a Facebook o desplazarse con una conexión a Google Maps. 

Por supuesto, no es que los sectores capitalistas tradicionales hayan desaparecido. A comienzos del siglo XIX, muchas relaciones feudales se mantuvieron intactas, pero las relaciones capitalistas habían empezado a dominar. Hoy, las relaciones capitalistas también subsisten, pero las relaciones tecno-feudales habrían comenzado a superarlas.

De confirmarse esta tendencia, cada programa de estímulo será demasiado grande y demasiado pequeño a la vez. Y la política basada en que los partidos patronales compiten contra partidos progresistas será un recuerdo del pasado. 

Pero si bien el capitalismo puede extinguirse asordinado, el estallido puede venir inmediatamente después. Y si lxs principales perjudicadxs por la explotación tecno-feudal y la desigualdad abrumadora encuentran una voz colectiva, probablemente sea muy estridente.

Sin ir más lejos, según el último Índice de Paz Global, el número de disturbios, huelgas generales y manifestaciones antigubernamentales en todo el mundo ha aumentado en un asombroso 244 por ciento en la última década (https://blogs.imf.org/2021/07/13/could-renewed-social-unrest-hinder-the-recovery/) Los confinamientos por temores de contagio forzaron una pausa temporal. Pero en prácticamente todas las regiones del mundo, los manifestantes están regresando. Las causas van desde la frustración por el manejo de la crisis por parte de los gobiernos hasta el aumento de la desigualdad y la corrupción, factores que tienden a aumentar las tensiones y disparidades existentes y han provocado disturbios sociales como consecuencia de pandemias anteriores. 

 

Argentina: un “oasis de paz” en medio de las convulsiones continentales 

Según la prensa hegemónica, la falta de precipitaciones en Brasil y Uruguay ha  provocado que el río Paraná, el segundo más largo de América del Sur, se seque  hasta unos niveles no vistos desde 1944. Pero casi ningún medio lo atribuye a la vigencia de una matriz productiva extractivista de acumulación por desposesión, basada en el agronegocio y respetada a rajatabla por la clase política que sucedió a la dictadura oligárquico - militar genocida. 

Por su parte - y hablando de cauces fluviales -, a instancias de la Vicepresidenta, el gobierno de Alberto Fernández parece haber “cambiado de caballo a mitad del río” electoral, retomando - durante un cierre de listas que dejó varixs heridxs en su  frente interno - la necesidad de cumplir con los acreedores externos, cuando su promesa hasta ahora consistía en prioritar el pago de la deuda interna (contramarcha celebrada en TV ni más ni menos que por Ricardo López Murphy frente a Luis Novaresio) 

Mientras, de cara a las PASO, a ambos lados de “la grieta” ha prevalecido una oferta políticamente moderada, aunque cualquier observador/a atentx de la realidad nacional advertirá que desde el escarmiento represivo contra la osadía de quienes reclamaron una parcela de tierra para vivir en Guernica, la democracia formal imperante ha demarcado claramente los límites de hasta dónde puede llegar la demanda de derechos populares. 

A propósito de ello, si se repara en el carácter del entrenamiento antipiquetero  brindado a la policía de Chubut, se habrá de concluir que tal proceder, al igual que el balazo en el vientre de “Chano” Moreno Carpentier disparado por un “agente del orden”, no tiene nada que envidiarle a la vapuleada “Doctrina Chocobar”. Para más dato, en medio del repudio de buena parte del arco político, el Ministro de Seguridad provincial Federico Massoni se refirió a dicho escándalo manifestando “Tenemos que cuidar la libertad de la gente y los piqueteros se la quitan”. 

En semejante contexto, dirigentes sociales adscriptos al gobierno fueron invitadxs  a cambiar opiniones junto a Martín Guzmán, Matías Kulfas y Daniel Arroyo en el segundo foro de “Economía social”. Tal como se había acordado durante la preparación de dicho encuentro, lxs expositores previstxs eran, entre otrxs, el secretario gremial de la UTEP y presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita, Gildo Onorato; el referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Fredy MariñoEmilio Pérsico, el secretario general del Movimiento Evita y Secretario de Economía Social, en la cartera donde el contrincante de La Cámpora “Juanchi” Zavaleta suplanta a Daniel Arroyo; y la dirigente del Frente Popular Darío Santillán, Dina Sánchez. El cambio de condiciones establecido por los organizadores, que redujo a una las voces habilitadas de dicho sector, lxs tomó por sorpresa. Por esa razón, el “Gringo” Castro y el resto de lxs dirigentes sociales abandonaron el foro después de las presentaciones del moderador. Tal retirada puede no ser la última ni la más significativa, si la nueva gestión al frente de Desarrollo Social, como se espera, privilegia el vínculo con lxs intendentes del conurbano. El incidente referido forma parte de otrxs gestos de descontento, como la reciente manifestación de protesta convocada por la UTEP en la Rotonda de San Justo, contra la decisión del intendente de La Matanza que dejó sin Salario Social Complementario a cientos de trabajadorxs de la economía popular, así como la inminente marcha a San Cayetano, que seguramente funcione como réplica a tanto destrato. Hechos semejantes ratifican que, más allá de lo meramente simbólico, las organizaciones sociales oficialistas vienen funcionando como rehenes del gobierno, al solo efecto de contener el creciente descontento popular. 

Así, mientras desde el vértice de la pirámide social siguen haciendo su agosto  potentados como  Daniel Funes de Rioja, exponente del gran capital internacional, a cargo de la UIA, en su inquieta base va perdiendo la paciencia un nuevo sujeto social aún no debidamente interpretado por la militancia, que más temprano que tarde ha de sorprender a la Argentina bienpensante.-

  

(*) Gran fiesta que se celebra cada 1° de agosto, ceremonia tradicional en la que se ofrendan alimentos y bebidas, al tiempo que se agradece por buenas cosechas y fecundidad para los rebaños.

  

JORGE FALCONE