martes, 23 de junio de 2020


CORONAVICENTIN O EL ARTE 
DE RETROCEDER EN CHANCLETAS

















A estas horas el medio pelo argento con veleidad de runner experimenta la paranoia de volver a la Fase 1 de la cuarentena, mientras los medios oficialistas  lo miman recordando el síndrome de la trinchera, lo que durante las grandes guerras del Siglo XX supuso no aguantar la espera en el puesto de combate y lanzarse inconsultamente hacia el frente para caer finalmente abatido por el enemigo.

En efecto, un gobierno ni chicha ni limonada que prometió “no pagar la deuda con el hambre de lxs argentinxs” cada vez hace mayores concesiones a los acreedores en una negociación absolutamente blindada a la consideración de la opinión pública, recula - corrido por un juez de provincia cómplice de la empresa  - respecto a la amenaza de expropiar sin cortapisas a una firma monopólica y fraudulenta, cede a la claustrofobia de la pequeña burguesía consumidora flexibilizando el protocolo sanitario… para terminar arrepintiéndose ante nuevos picos alarmantes de contagio.

¿Será que el complejo escenario que le toca afrontar genera la tentación de soltar la rienda del caballo encabritado de la realidad y culminar este mandato sin hacer olas, pateando el pago de la deuda para el gobierno que asuma en 2023, a riesgo de que sea el de la ceocracia depredadora reloaded?

Recapitulando: Si desde la asunción de Alberto Fernández algún anuncio oficial obtuvo repercusión favorable en los sectores populares, ese fue el correspondiente a la justificadísima intervención/expropiación de la firma Vicentin SAIC, que resume la historia del gran capital saqueador de la riqueza nacional, decisión tomada a las apuradas, sin estudiar en detalle el tema ni construir consensos previos. 

Si lo vamos a hacer, lo vamos a hacer bien”, fue la frase que el popular capocómico Alberto Olmedo consagró durante los años 80.

A propósito de ello, el 4 de febrero de 1955, meses antes de que la restauración oligárquica asaltara al gobierno democrático del Gral. Perón, se expropiaba el Grupo Bemberg (dueño de lo que luego sería la Cervecería Quilmes) Acaso la nacionalización de esta empresa haya sido la decisión más importante llevada adelante por gobierno alguno contra un monopolio empresario en la Argentina.

El Grupo Vicentin se desarrolló a partir del crack de los años 30. La dictadura del Gral. Onganía le ofreció la primera ayuda del Estado para explotación de algodón y ganado. En poco tiempo se convirtió en la principal agroexportadora argentina, que en su balance de 2018 llegó a ganar 30.000 millones de pesos de utilidad neta. Cabe destacar que durante la última dictadura oligárquico-militar genocida, dicha empresa  propició el encarcelamiento y tortura de 22 miembros de su personal, 17 de ellos delegados. En 1979 se le otorgó el Puerto de Ricardone. En 1982, Domingo Cavallo estatizó la deuda privada y condonó a Vicentin 22 millones de dólares. Entre 2003 y 2015 ganó 30 millones de dólares por año. En 2019, con la complicidad del macrismo, recibió 36 créditos antes de declararse en cesación de pago, lo que constituye un palmario ejemplo de corrupción aún impune.

Renova es el nombre de la empresa donde se asociaron (50% cada una)  Vicentin y Glencore, la empresa suiza que lidera el negocio mundial de los alimentos. Poseen plantas en las proximidades de Rosario. En San Lorenzo produce biodiesel, rubro en el que lidera el mercado mundial. En Timbués tiene sus moliendas de soja. A fines del año pasado, Vicentin le vendió a Glencore el 16,7% de las acciones, llevando su paquete al 66,7%. Es bueno recordar que la facturación total de Glencore es la mitad del PBI argentino. En nuestro país explota, desde 1997, la mina Bajo La Alumbrera. Desde las proximidades del gobierno se afirma que el  plan de Glencore es comprar el paquete accionario restante de la planta de molienda de soja Renova. La situación de Glencore, de no solucionarse amigablemente, puede terminar en el Tribunal del CIADI, que regularmente falla en contra de nuestro país.

El gobierno nacional, carente de programa conocido de largo plazo, procuró hacer de esta iniciativa una causa digna de la que en 2008 supuso la 125, enarbolando livianamente la bandera de la soberanía alimentaria, cuando tomar el tema en serio supondría cuanto menos revisar la matriz productiva extractivista establecida desde 1996, cuando el hoy Canciller Solá era Ministro de Agricultura de Carlos Saúl Menem.

Si se hubiera puesto el eje de la presión estatal en la quiebra de la empresa, ello hubiera permitido transformarla rápidamente, de la mano de los créditos laborales,  en una empresa social en el marco de las empresas recuperadas. Ello también facilitaría una superior autonomía futura y una independencia mayor respecto de los bancos privados nacionales y extranjeros, que de lo contrario seguirán apretando el cinto en torno al futuro de este grupo, al margen de quien tenga su gestión. El crédito de la banca estatal se podía garantizar con la propia evolución de la empresa, con gestión estatal y participación de los sectores productivo y laboral.

Avanzar en esa dirección es prerrogativa indelegable de un Estado nacional dispuesto a velar por los intereses de la Patria y dispuesto a dar una solución justa a las 30.000 familias afectadas que hoy esperan  respuesta.-


JORGE FALCONE

miércoles, 17 de junio de 2020


AFRONTANDO EL PORVENIR 
CON LA LÓGICA DEL AMO
















“El endeudamiento socializa las pérdidas y privatiza las ganancias”.

Julio Gambina,
economista de la CTA Autónoma y miembro de ATTAC


Cuenta regresiva para el mundo conocido

El brote de coronavirus está en apogeo en la región, causando más de 74.000 muertes, hundiendo en picada a sus economías y dejando en la pobreza a más de 200 millones de personas, según estiman lxs expertxs.

En las últimas horas, el gobierno golpista de Bolivia no ha podido impedir que se filtrara el dato de 6 víctimas fallecidas durante la espera de asistencia médica. Trascendió, además, que una de ellas recorrió sin suerte 7 centros de atención, y su familia a posteriori debió recorrer 3 cementerios para poderla sepultar.

Tomando en cuenta la proporción poblacional, no existe gran diferencia entre lo que ocurre en la nación andina y lo que sucede en EEUU, porque lo que está en juego es un modelo económico de muerte, que no distingue entre desarrollo y sub desarrollo. 

Los pocos países que han ensayado flexibilizar medidas de aislamiento se han topado con rebrotes de COVID que en algunos casos recomendarían volver a foja cero, y los que - relativizando índices alarmantes de contagio - se empeñan en abrazar el espejismo de “volver a la normalidad”, hoy exhiben restaurantes que sirven a sus comensales en cabinas de cristal de cuyos ventanucos hay que asomar la copa para requerir al mozo o moza un poco más de vino.

Pero la pandemia que hoy nos azota sólo es uno entre otros factores constituyentes de la crisis civilizatoria en curso.

Determinado por un calentamiento global que ya asciende a 2° más de temperatura que en la era pre industrial, no pocos especialistas avizoran un colapso del sistema-mundo vigente a producirse en 150 o 200 años, de no implementarse durante el lapso comprendido entre 2020 y 2050 un giro copernicano en la matriz productiva hegemónica.

Es más, lxs entendidxs en la cuestión sostienen que, aunque elimináramos ya las emisiones de CO², el impacto de los desatinos producidos durante los casi dos siglos de vigencia del capitalismo tornaría inexorable dicho desenlace.

Sobran indicadores que lo confirman. De hecho, el crash de las energías no renovables (petróleo, gas, carbón, uranio, hidrógeno) se produjo en 2018.

En todo caso, lo más preocupante es que en un momento en que - producto de catástrofes de todo tipo -  parece aumentar la conciencia ambiental, cuando se habla de cambio climático buena parte de lxs analistas omite responsabilizar al capitalismo, ya que, pese al empeño de muchxs, el mito del crecimiento económico y las tecnologías “salvadoras” mantiene singular vigencia. Sin embargo, pensadores como John Zerzan, ecofilósofo anarcoprimitivista estadounidense, opinan que todas las tecnologías generadas por el capitalismo llevan la huella jerárquica de la explotación del trabajo.

Existe consenso a su vez en que el colapso mencionado será gradual, y no impactará tanto en el contexto rural como en el urbano: A ese respecto, Detroit  - meca de la industria automotriz norteamericana - es un espejo que adelanta.

Pero frente a las visiones más catastrofistas, van tomando cuerpo alternativas como el decrecentismo y el neo ruralismo, consistentes en vivir mejor con menos; esto es, recuperando la vida social, el ocio creativo, el reparto del trabajo, la producción a escala humana, la vida local y el ejercicio de la democracia directa, y la regulación voluntaria del consumo

Lxs promotores/as de dicho ideario reivindican el hecho de que los anarquistas de ultramar que tomaron contacto con nuestras comunidades originarias durante las tres últimas décadas del Siglo XIX y las tres primeras del Siglo XX constataron que estas tenían prácticas de tipo libertario. Sin ir más lejos, Osvaldo Bayer recordaba que Rauch, el coronel prusiano contratado en 1826 por Bernardino Rivadavia para exterminar a los ranqueles, justificó aquel genocidio, entre otros argumentos, con el de que eran anarquistas, y eso atentaba contra el avance de la civilización porque carecían de sentido de la propiedad. El rumbo que va tomando la Historia parecería recomendar la recuperación del saber ancestral de esos pueblos que han sabido relacionarse con la naturaleza como con un semejante.

Por lo demás, esa “nueva normalidad” a la que tantas conjeturas dedican los medios de comunicación masiva, exigirá reparar en algunos datos alarmantes, como que - muy a pesar del auge feminista de los últimos años - la despatriarcalización de nuestras sociedades se halla a significativa distancia de concretarse, cuando - según estadísticas proporcionadas por el Profesor en Ciencias Políticas español Carlos Taibo en Foro Enciende la Tierra, Caja Canarias 2019 - a nivel global el 70% de lxs pobres y el 78 % de lxs analfabetxs serían mujeres, que a la vez estarían haciendo el 67% del trabajo a cambio del 10% de la renta.

De modo que hoy el compromiso primordial de los pueblos consiste en evitar que se imponga la voluntad de quienes consideran que en el mundo sobra gente, ya que desde luego ellxs se refieren a quienes naufragan en Lampedusa o no cuentan en la previsión de respiradores; vale decir, a nosotrxs, los habitantes del saqueado Sur Global.


Vicentin: ¿Emblema de soberanía
o improvisación de un gobierno sin programa?

Si uno de los arietes con que asfixian a los pueblos las Sociedades del Control son las deudas, consignemos que la negociación de la nuestra no incluye quita alguna de capital. No sólo eso: En lo que va de esa pulseada, el Ministro Guzmán ya entregó 10.000 millones de dólares de ventaja a los acreedores, que aspiran a cobrar sus bonos a 55 y, apostando por un crecimiento de la economía nacional, vender luego a 70. Pero no nos adelantemos: El trato no está cerrado, y aún podemos salir más perdidosxs.

Por otra parte, a 7 meses de gestión, puede considerarse que el Caso Vicentin constituye la primera iniciativa de gobierno de un presidente que hasta la fecha ha sido un mero administrador de la cuarentena.

Oportunamente, ese stablishment defraudado por Mauricio Macri apostó por las diferencias que Alberto Fernández expuso durante 9 años respecto a las políticas económicas del cristinismo. Pero no consigue digerir la palabra “estatización”.

La firma Vicentin S.A.I.C., dedicada al procesamiento y exportación de granos, invirtió grandes capitales endeudándose demasiado. Ante el cambio de gobierno, sus acreedores fijaron precio a esa deuda leonina y exigieron saldarla cash. De ahí su situación de quiebra actual y el llamado a Concurso de Acreedores decidido por la Justicia, lo que colisiona con el DNU que pondrá a consideración del Congreso el Ejecutivo Nacional.

Según trascendidos, Ricardo Echegaray - ex Administrador de la AFIP - propuso  a la Vicepresidenta intervenir la empresa desde el Banco Nación, pero ella decidió  estatizarla cuanto antes.

Mientras el primer mandatario se reunía con el titular del holding empresario, el reincidente José Luis Manzano hacía su juego como lobista para salvarlo.

Los datos que circulan permiten interpretar que se buscará replicar el modelo del hoy devaluado YPF.

Pero a esta altura de los hechos cabe preguntarse si Sergio Massa, quien debería conseguir los votos necesarios para concretar la operación, conseguirá finalmente hacerlo, toda vez que el Peronismo Federal - donde alguna vez tuvo ascendiente -  en este momento apoya otro proyecto presentado por un ex socialista santafesino, al que también adhiere Roberto Lavagna.

A pesar de lo descripto hasta aquí, el oficialismo más obtuso - prescindiendo de la letra chica del proyecto, cuyo tratamiento ha ignorado a sus trabajadorxs - ha tenido el tupé de comparar la intervención a Vicentin con la nacionalización de ferrocarriles producida por el General Perón el 1° de marzo de 1948 (!)

Lejos de tales enjuagues, y dado que el hambre no admite dilaciones, crece la desobediencia civil desafiando al confinamiento, con marchas del sindicalismo combativo a Plaza de Mayo en repudio al pacto UIA - CGT y corte en Puente Pueyrredón reclamando la expropiación del Frigorífico Penta.

Por su parte, preocupadas por los escasos insumos que suministra Desarrollo Social, las organizaciones populares con presencia en el Estado, y el sindicalismo de base que las acompaña, bajo el nombre de “Manifiesto Nacional por la Soberanía, el Trabajo y la Producción”, acaban de presentarle al gobierno un paquete de medidas que, de ser tomado en cuenta, produciría un auspicioso viraje en su errática orientación actual. Resulta lícito interrogarse si habrá capacidad de escucha para un programa soberanista como el que los sectores aludidos pretenden difundir ampliado el Día de la Bandera. Es de esperar que, de no ser así, ante el autismo del Palacio la calle imponga su voz.-


JORGE FALCONE

miércoles, 10 de junio de 2020


No existe un capitalismo
en el que TODXS ganen













“El colapso es un proceso, o un momento, que tiene varias consecuencias delicadas: cambios sustanciales, e irreversibles, en muchas relaciones, profundas alteraciones en lo que se refiere a la satisfacción de las necesidades básicas, reducciones significativas en el tamaño de la población, una general pérdida de complejidad en todos los ámbitos - acompañada de una creciente fragmentación y de un retroceso de los flujos centralizadores -, la desaparición de las instituciones previamente existentes y, en fin, la quiebra de las ideologías legitimadoras, y de muchos de los mecanismos de comunicación del orden antecesor. Salta a la vista, creo, que el escenario propio de una crisis es mucho más liviano, tanto más cuanto que cabe suponer que los cambios acarreados por ésta no son en modo alguno irreversibles”.

Carlos Taibo,
catedrático libertario español,
autor del ensayo Colapso: Capitalismo terminal, Transición ecosocial, Ecofascismo
(ed. Catarata, 2019)


El tire y afloje por el mundo que viene

Una vez más, el capitalismo resiliente procurará descomprimir la asonada de protestas en el Gran País del Norte reemplazando a todxs lxs efectivos policiales de Minneápolis, en tanto no se ha logrado allí conjurar aún la expansión de la pandemia en curso.

Algunos analistas esgrimen razones culturales para explicarlo, aduciendo que el confucionismo chino posee una tradición más comunitaria en comparación con la de occidente, cuyo individualismo le jugaría en contra durante la emergencia actual.

Resulta evidente que la lógica hemisférica acerca de que “tiempo es dinero” nos coloca a considerable distancia de convertir el aislamiento preventivo en retiro reflexivo destinado a imaginar un futuro post pandemia más humano que la vieja “normalidad”.

No obstante, el COVID - 19 - funesta consecuencia de un sistema insostenible - continúa brindando la oportunidad de analizar qué se hizo mal para llegar a poner en peligro la vida en el planeta. Pero, aunque a estas horas EEUU aparezca como un bisonte asediado por una manada de coyotes, es demasiado temprano para formular vaticinios venturosos.

Sin ir más lejos, Larry Fink, uno de los fundadores del poderoso fondo de inversión Black Rock - que percibe un sueldo de 40 millones de dólares anuales - anticipa el futuro que se empeña en moldear al margen de negocios de coyuntura: “Nosotros ayudamos a consolidar un nuevo capitalismo de largo plazo, que no se fija en beneficios trimestrales, para transformar la economía de mercado sin transformar su esencia y para eso necesitamos asociarnos a Estados más dinámicos y flexibles”.

Como podrá apreciarse, los dueños del mundo no descansan en mover fichas del damero global para asegurarse que el “nuevo orden” se parezca lo más posible a ese horroroso mundo previo al coronavirus. Y los datos que se acumulan al respecto resultan bastante inquietantes: Según la consultora Sigma, de Argentina, 18 países ya piden auxilio al FMI para sortear económicamente la emergencia sanitaria.

Sin embargo, indudablemente la crisis abre oportunidades. Para bien y para mal. El porvenir está en disputa.

Lo cierto es que el fracaso de los experimentos precedentes deja un vacío que bien podrían rellenar nacionalismos chauvinistas como el de Jair Bolsonaro, aún careciendo de  proyecto económico o institucional, dado que dicha filosofía se vale de los temores, las ansiedades, y los resentimientos acumulados en el seno de algunas sociedades. Su gran oportunidad consistió en detectar un vacío importante que persiste. Pero para sostenerse en el tiempo hace falta esgrimir ideas. Lo insoslayable es que no hay perspectivas originales a la vista.

Pese a ello, va tomando forma un momento de afirmación nacional, y eso ya supone un cambio en el sentido de esa globalización que ha venido imponiéndonos apertura económica, y sujeción a una agenda homogeneizadora de toda diversidad. El presente demanda pues de una importante imaginación creadora para que la moneda - que todavía gira en el aire - caiga en favor de los pueblos.

Por lo pronto, parecería ser que los cambios fundamentales no se produjeran por incidencia de algún discurso sino por las marcas que el dolor imprime sobre el cuerpo social.

Al menos así lo entienden quienes suscriben el Manifiesto Hacia un gran Pacto Ecosocial y Económico que circula entre lxs argentinxs: “La pandemia ha expuesto nuestra vulnerabilidad social y nuestra condición humana, a la par de desnudar y agudizar las desigualdades sociales y económicas haciéndolas más insoportables que nunca. Esto nos impulsa a mirar el estado, los mercados, la familia, la comunidad y la naturaleza desde otra perspectiva, mientras recuperamos aquellas alternativas que hace solo unos meses parecían inviables, para encontrar una salida diferente a esta crisis, a partir de una reconfiguración integral que sea social, sanitaria, económica y ecológica y que tribute a la vida y a los pueblos”.



Un capitalismo en el que ganen todxs… lxs que no se llamen Ramona

Según el Economista de la CTA de los Trabajadores Eduardo Basualdo, el actual gobierno nacional “no es la continuidad del último kirchnerismo, es un Frente Nacional que implica una parte mayoritaria de la clase trabajadora y los sectores populares, pero también a los grupos económicos”.

Consecuente con dicha caracterización, un presidente que ha venido ejerciendo su mandato como si no tuviera otro proyecto que la cuarentena, acaba de formular una expresión de deseo que no resiste el menor análisis científico de cara a las consecuencias que viene produciendo el sistema que nos rige: “Queremos un capitalismo donde ganen todos”.

Pero dado que no es precisamente el pensamiento crítico el que domina al sentido común imperante, así como uno de los principales activos políticos de la gestión kirchnerista fue el éxito de la negociación con los acreedores, Alberto Fernández   ha incrementado significativamente su nivel de aprobación social a partir del manejo de la emergencia sanitaria, y en caso de arribar a una resolución digna de ser presentada como favorable en referencia al endeudamiento que ahoga a lxs  argentinxs, podría hacerse con un capital equivalente al del ex presidente patagónico que invoca como su mentor.

Y esto último - que seguramente suene quintacolumnista a los oídos del oficialismo más obsecuente -, viene a cuento de las muchas expresiones celebratorias que en las últimas horas circularon en las redes a propósito del proyecto de "rescate" estatal de Vicentin (ej.: "mal día para ser gorila"), cuando aún se desconoce si tal decisión tendrá las características que desearían sus empleadxs… o supondrá otro negociado del tipo de REPSOL-YPF. En cualquier caso, de momento lo que no admite sombra de duda es la baja de aranceles para importar insumos destinados a la fabricación de glifosato anunciada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que no hace más que ratificar la vigencia de esa nefasta matriz productiva generada desde la expansión del "desierto verde" sojero, inaugurada “casualmente” durante la gestión del Canciller Solá como Ministro de Agricultura de Carlos Menem

En tanto, sin prisa y sin pausa, el Instituto Patria continúa promoviendo por su cuenta  suculentos acuerdos con el gigante asiático - 5G,  hidrovía, puerto en la Patagonia - que, de concretarse, indudablemente tensarán el equilibrio geopolítico regional al desafiar los intereses de una potencia occidental herida… pero indispuesta a resignar su “patio trasero”.

Lo cierto es que los dueños del país, fieles a su rapacidad histórica, no han siquiera insinuado disposición alguna de compartir una porción de la torta con el alarmante contingente de pobres e indigentes que crece a diario, contribuyendo a que abunden indicadores acerca de que en la post pandemia la miseria y el hambre aumentarán exponencialmente la violencia y la represión.

Por su parte, un amplio sector del “subsuelo de la Patria” gasta los últimos cartuchos de una expectativa electoral que apostó por el co gobierno de las organizaciones sociales, mientras otro - por ahora minoritario pero nada despreciable -, sistemáticamente ninguneado por las políticas asistencialistas, debate su destino entre vivir del aire o sublevarse. Y hará escuchar sus exigencias durante las próximas horas.-


JORGE FALCONE




miércoles, 3 de junio de 2020


NINGÚN PUEBLO EXTRAÑA 
LA VIEJA “NORMALIDAD”














“Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube.
Un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza,
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza”.

Silvio Rodríguez


Lo sabemos. No es el fin del capitalismo. Ni siquiera ocurre que esté asegurada la derrota del presidente norteamericano en las próximas elecciones. Pero lo cierto es que el mes en curso despuntó con la inolvidable imagen de la sede del poder imperial yanky cercada por manifestaciones masivas, al punto que debió apagar sus luces por primera vez en décadas, y Donald Trump tuvo que refugiarse en un búnker. Mientras tanto, el fuego de la rebelión iluminaba Washington DC. Y no se trata ni de un filme apocalíptico ni de un espejo que adelante lo que el Sur Global espera desde hace tiempo. Lo cierto es que muchxs muertxs queridxs, desde Mario Roberto Santucho a Berta Cáceres - sólo por citar apenas un par de ejemplos contemporáneos -, hubieran dado cualquier cosa por ser testigos de estas circunstancias.

Alguna vez Fidel Castro sentenció que “veremos primero una Revolución triunfante en EEUU antes de una contrarrevolución en Cuba”. Y el revolucionario peronista John William Cooke escribió que el derrumbe del  Gran País del Norte no sería obra de los propios norteamericanos sino de los millones de inmigrantes marginados que ejercen tareas subalternas en él . Puede que no haya llegado su hora aún, pero lo que está sucediendo allí en plena cuarentena  seguramente guarde un cierto parentesco con aquellos vaticinios.

La revuelta está dejando imágenes memorables. Cabe pues tomar nota de la lección que - cuándo no - vienen dando las mujeres, cuando las blancas arman una muralla con sus cuerpos para proteger a las negras, sororidad que ya no reconoce frontera alguna.

Es probable que aún no haya un nuevo fantasma recorriendo el mundo, pero si en tanto lxs condenadxs de la tierra incendian wall marts en el centro de gravedad del poder imperial, lxs franceses/as replican la protesta armando barricadas con bicicletas aeróbicas en llamas, es irrebatible que está siendo posible  globalizar la solidaridad. Entonces se demuestra palmariamente que no estamos inexorablemente condenadxs a ser el mundo que aventuran las distopías hollywoodenses, hípertecnificado, poluído, y socialmente estratificado, donde unxs pocos ELLXS disfrutan de todo el confort y unxs muchxs NOSOTRXS comemos mierda sirviéndoles como esclavxs. El presente grita que hay otros horizontes posibles. Y que la mecha de su búsqueda enciende fácil y es cada vez más corta.

Entonces ya no suena maximalista afirmar que el viejo mundo cruje, no importa cuánto más tarde en resquebrajar y derrumbarse.

Mientras, esta remota y dolida latitud del Sur Global sigue acumulando vejámenes: Pibe fusilado a manos de terrateniente por perseguir gomera mediante una liebre  atravesando campo ajeno; qoms avasalladxs de madrugada y conducidxs a una celda para ser rociadxs con alcohol, torturadxs y violadxs… como si el legado de los genocidas Massera, Camps, o el Tigre Acosta continuara apañando   atrocidades (nunca hay originarixs en la TV progre porque eso interpelará a un país cuya Constitución se funda en su genocidio); contaminación fatal de Ramonas en plena llaga social de esa capital puerto que el turismo aún compara con París.

Lo curioso, en todos los casos, es que el sentido común imperante concentra toda responsabilidad sobre los Capitanich o Larreta… pero nunca los Fernández. Como si El Hombre Prórroga (prórroga de cuarentena, prórroga de negociación de  deuda)  - que en su discurso de asunción prometió gobernar con los 24 distritos del país - estuviera socialmente eximido de hacerlo, como si fuera lógico que sólo le hablara al medio pelo porteño, y bastara con que su gestión se ocupara, ya no prioritaria sino EXCLUSIVAMENTE, de tomar medidas sanitarias. Suena redundante recordar que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”, sin embargo más allá de frases trilladas, resulta incontrastable que hace falta un enorme blindaje mediático para sostener la ilusión de que la República Argentina es como una Matrix de 60 cuadras alrededor del obelisco, y el resto, la América Profunda sin control ni remedio.

Digámoslo con todas las letras: Esa partidocracia demoliberal que nos trajo hasta aquí forma parte de un mundo que sólo merece como destino el basural de la Historia.

Por fortuna - a pesar del control estatal vía SUBE y los engorrosos trámites requeridos para circular -, saludablemente hay desobediencia civil. Se multiplica la rebeldía de lxs estafadxs, desde los choferes ganando las calles de Rosario a lxs obreros frigoríficos quilmeños marchando a Puente Pueyrredón, pasando por el llamado a armar 100 ollas solidarias convocado desde la Plaza Moreno platense. Y recorren la Reina del Plata numerosas voluntades solidarias con lxs caídxs desde Minneápolis a la Villa 31.

Parafraseando al viejo Jauretche, si no “es pa todos la cobija”, habrá sonado la hora del desacato.-


JORGE FALCONE

lunes, 1 de junio de 2020


EL SUR GLOBAL DEBE GANAR
LA PULSEADA POR EL MUNDO 
QUE VIENE







































"Me desperté con ganas de ver que el mundo se incendiara ayer
porque estoy cansado de ver morir a los hombres negros”.

Killer Mike,
activista y rapero norteamericano.

“El segundo mayor país de América del Sur son los pobres de Brasil que no tienen renta,
60 millones, y esos son los más pobres, los que podrían alzarse en una u otra circunstancia”. 

Joao Pedro Stedile,
referente del Movimiento Sin Tierra de Brasil.

“La gente no va a esperar que los que estamos en una organización política
digamos ‘ahora hay que salir’, van a salir, la gente toma sus propias decisiones”.

Jorge “Tambero” Zabalza,
ex dirigente tupamaro.


Es un hecho. Pese a la contumacia de lxs anticuarentena - tan obtusxs como lxs terraplanistas -, el COVID - 19 existe, hace estragos, y prácticamente en toda latitud en que se ha ensayado flexibilizar el aislamiento preventivo y obligatorio (más por hartazgo del mundo aeróbico que por estricta consideración científica) ha habido significativos rebrotes.

En su intervención más reciente, el Dr. Mario Firmenich escribía: “La eliminación de lo que es ‘población sobrante’ para el establishment global busca reducir tanto el consumo de recursos escasos como la generación de polución mundial no reciclable por parte de una fuerza laboral no necesaria para ellos, a la vez que implica suprimir a los pueblos del sur como sujetos políticos soberanos de los territorios con recursos naturales que se agotan”.

Ante semejante panorama, lxs políticxs locales con vocación de Estado que ya se alistan para las elecciones intermedias del año entrante (Bullrich, Lousteau, Massa, Máximo…) deberían abandonar la noria de una política mil veces fracasada y prestar más atención, de cara al sistema-mundo en ciernes, a la tensión entre lo que alguna vez el poeta uruguayo Mario Benedetti describió como “el arriba nervioso y el abajo que se mueve”, ya que de momento parecería que la iniciativa para que nada cambie la mantiene el Norte Global, que - echando mano a medidas extremas de precarización laboral y control ciudadano - viene sacando tajada de la pandemia a más no poder. Sin ir más lejos, desde que el coronavirus hizo su presentación en sociedad los sectores más concentrados del rubro informático (Apple, Google, Microsoft, etc.) han incrementado sus ganancias en un 15%. En la Era del Big Brother, el resiliente sistema capitalista se apresta a renovar su “rostro humano” alineando a Soros, Stiglitz, y su discípulo de cabotaje, el joven Martín Guzmán.

Pero si algo queda claro, es que sin planificación estratégica sólo pueden darse manotazos de ahogado, tales como prorrogar indefinidamente la cuarentena por carecer de un proyecto de largo aliento, mientras se sitia policialmente un barrio precarizado con el virus circulando dentro.

Como contraparte de lo antedicho, el ejemplo cubano nos recuerda que es posible una globalización de la solidaridad, y el venezolano alecciona sobre lo que puede - aún en una Nación tan asediada por el Imperio - contar con una política de Defensa soberana.

También desde el mundo periférico, más de 300 intelectuales, artistas y organizaciones sociales adhieren a la iniciativa impulsada por la socióloga Maristella Svampa y el abogado ambientalista Enrique Viale, que propone un Pacto Eco Social y Económico urgente y necesario basado en cinco ejes: el ingreso ciudadano universal, la reforma tributaria progresiva, la suspensión de pagos de deuda externa, un sistema nacional público de cuidados y una transición socioecológica radical.

En tal sentido, algunas voces un tanto asordinadas aún, reclaman incluso poner fin al dinero mercancía y pasar a la construcción de un Nuevo Sistema Monetario que emita una moneda virtual facilitadora del comercio mundial - China ya cuenta con la exitosa criptomoneda DCPE, paralela al Yuan -, sin que ello conlleve pago alguno por su uso. Y el establecimiento de créditos otorgados por un Banco Central Internacional, que también debieran orientarse a la solución de todo tipo de tragedias y a la concreción de iniciativas loables y muy necesarias, tales como un sistema sanitario ecuménico y la financiación de una Renta Básica Universal por Derecho de Ciudadanía.

Simultáneamente, desde Panamá hasta nuestro conurbano profundo, la olla popular viene constituyéndose en centro de gravedad de la reorganización popular, ratificando que desde las comunas del hambre volverá a ascender la ola plebeya que inunde las calles si el Palacio sigue empeñado en ser “un servidor de pasado en copa nueva”.

Las multitudinarias movilizaciones contra el asesinato racista del joven George Floyd que hoy conmueven al Gran País del Norte  confirman que no hay cuarentena ni control digital que detenga a ningún pueblo cuando se siente avasallado.-


JORGE FALCONE