viernes, 24 de abril de 2020


Único Plan de Gobierno: 
Aislamiento, control, y pago de la deuda ilegítima
EL PUEBLO NO COME 
ALCOHOL EN GEL


















“Las ciudades hijas de la modernidad capitalista están diseñadas para enriquecer a las élites en cada crisis, para desaparecer a los más vulnerables y dejar en casa, inmóvil, a una clase media asustadiza y cómoda, que no hace otra cosa que consumir información de pánico y gastar su poco dinero guardado como si fuera el fin del mundo. El fin del mundo comenzó con el triunfo del capitalismo y su complejo sistema de destrucción de la vida y los elementos naturales que sostienen el planeta. No sólo tenemos una emergencia sanitaria, tenemos una emergencia climática, de escasez de agua, de refugiados víctimas de la guerra en medio oriente, del narcotráfico en Latinoamérica y refugiados ambientales por la destrucción de sus ecosistemas de vida, tenemos un incremento exponencial de femicidios en todos los continentes y una corrupción cada vez más descarada en todos los niveles de gobierno; la crisis es sistémica y la solución lo debe ser igual”.

EZLN,
“OTRO MUNDO ES POSIBLE:
No basta con lavarnos las manos y ponernos una mascarilla, 
tenemos que construir otros mundos”.


Aún está por verse quién sacará mayor partido de este impasse global

Cualquiera que haya seguido las notas de este cronista, particularmente entre diciembre de 2019 y marzo del corriente, podrá atestiguar que - viniendo de la larga noche macrista - reflejaron no pocas expectativas en las promesas del nuevo gobierno, estimuladas por el discurso del Presidente en su acto de asunción.

A la fecha, quien escribe estas líneas no tiene la menor sombra de duda acerca de que, más allá de las bravatas retóricas dirigidas al empresariado rapaz, los mimos dedicados a la clase media por Cadena Nacional, o los simpáticos tweets del primer mandatario como aquel en que autorizó al hijo de Marley a comer más golosinas que las que le impone su padre, seguimos transitando sin novedad la democracia de baja intensidad pactada en 1983 entre los genocidas y la clase política, y administrada por un Estado Colonial.

En el mundo orwelliano que la pandemia impone, mientras los ELLOS - Oesterheld dixit - refuerzan nuestro aislamiento con la complicidad de vecinos botones y su control vía Big Data detectando y allanando a potenciales agitadores (a ese respecto, el filósofo surcoreano Byung - Chul Han opina que “vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha. Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema extremadamente eficiente. No existe la protesta porque se explota la libertad en sí misma”), mientras recortan salarios y cesantean a lxs únicxs productores/as de riqueza sometidxs a labores presenciales, muchxs de NOSOTRXS capitalizamos la coyuntura revisando el sistema - mundo que nos trajo hasta esta hecatombe y apostamos por una nueva conciencia planetaria integral, lo que suma a la histórica causa de la Justicia Social atender a la desaceleración de la economía que tan visionariamente  plantearon lxs decrecentistas (http://www.protectora.org.ar/economia-y-finanzas/decrecentismo-tener-menos-para-ser-mas/11973/), repensar la distribución demográfica que concentra a la mayor parte de nuestras poblaciones en grandes centros urbanos vaciando las periferias, y abogar por un mayor respeto a la bio diversidad, entre tantas otras asignaturas pendientes de la humanidad.

Ante semejante panorama, viene a la memoria la remanida cuan retrógrada frase “la letra con sangre entra”, ya que cabe interrogarse si acaso la ética es hija del miedo, porque si bien en el Norte Global sobreviven voluntades empeñadas en  sostener un mundo unipolar, una cosa es el poderío que aún detentan, y muy otra la hegemonía de la que ya carecen, toda vez que - al decir de Gramsci - esta debe ser cultural.


La falacia oficial de no pagar la deuda

A contrapelo de su simulación soberanista, y en plena pandemia, el gobierno nacional - que no atina a imponerse contra las grandes fortunas improductivas de nuestro país - sigue destinando recursos a pagar la deuda. El Licenciado en Administración y Finanzas Héctor Giuliano estima que desde diciembre pasado ya se habrían desembolsado más de 5000 millones de dólares tan sólo del Tesoro Nacional, sin contar  con lo abonado por el Banco Central y las provincias, que lo hacen por otras vías, gesto que denuncia como la anomalía de avenirse al criterio impuesto por los acreedores de “pagar mientras se negocia”.

Aunque una amplia franja del campo popular e intelectuales de gran valía así lo exigen (últimamente, el Profesor emérito de la UBA Mario Rapoport ha escrito: “Debemos recobrar los jirones de soberanía perdida y volver a los circuitos internacionales curados no sólo del coronavirus sino también de la pandemia económica internacional con políticas económicas propias), el oficialismo continúa empeñado en cumplir con el fraudulento empréstito sin investigarlo, al tiempo que  transfiere su carga a futuras generaciones, contando con la complicidad de la mayor parte del espectro parlamentario.

Resumiendo, macrismo económico con rostro humanitario: Se nos “protege” con modales de Madre Teresa y se nos reprime al estilo Piñera. La última “perlita” del gobierno ha sido confinar a los adultos mayores de 70 años, sin actualizar su mirada sobre la nueva longevidad que - innovación tecnológica mediante - está haciendo que la llamada Tercera Edad se aproxime cada vez más a los 100 años… por no decir que muchxs de esxs septuagenarios fueron lxs audaces veinteañerxs que en los trances más difíciles de la Patria apostaron su pellejo dejando un invalorable legado para que una dirigencia que se llena la boca con las estrofas de La Marchita recoja sus banderas. Todo ello cimentado en la cooptación de amplias franjas de clase media en condiciones de guarecerse en hogares confortables y encolumnarse como dóciles roedores tras el Flautista de Hamelin mediático que entona la engañosa melodía del “cuidado”.


Ni un hombre más que pase sin que reine,
ni una sola mujer sin su diadema (*)

De cara al Día Internacional de lxs Trabajadorxs, ningún/a argentinx debería pasar por alto que, desde que se decretó la cuarentena, se han perdido más de 45.000  empleos formales. Tal circunstancia induce a considerar que si el gobierno está dispuesto a apoyar financieramente a empresas que recortan salarios y/o despiden - y acaban de otorgársele 850.000.000 $ -, sería más que justo reclamar que ese capital se convierta en acciones para la gestión obrera con participación del Estado y eventual expropiación… y no en fuga de dólares por parte de las patronales, ya que se trata de dinero del pueblo destinado a su administración gubernamental. Por tanto, asiste sobrado derecho a que el mismo quede bajo control de quienes producen bienes o servicios.

Durante su homilía del Domingo de Pascuas, el Papa Francisco, expresó ante una Plaza San Pedro vacía debido a las medidas de prevención sanitaria: “Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos’ ”.

Por otra parte, las denuncias por violencia de género han aumentado en un 39% durante la emergencia causada por el coronavirus y, desde que comenzó el confinamiento, el 20 de marzo, se han producido una veintena de femicidios. La ONU ha bautizado dicho fenómeno como “la otra pandemia”. Ante el dramático incremento de dicha estadística, tanto la UTEP como la senadora pampeana, Norma Durango coincidieron en impulsar un proyecto de ley para declarar la Emergencia en Violencia de Género por dos años.

A todo esto, dado que al cabo del affaire de los sobreprecios en Desarrollo Social, aún no hay estructura que sustituya el suministro de alimentos, en los últimos días la concurrencia a los comedores pasó de 8 a 11 millones de personas (!) En el seno de un gobierno para el que la cuarentena parece convertirse en su exclusiva razón de ser, nunca como en estas horas se había visto tan desdibujados a dos cuadros como Ginés y Arroyo, que ingresaron al gabinete nacional con créditos dignos de Messi y Maradona.

En consecuencia, a lo largo y ancho del país, la realización de ollas populares  viene constituyéndose en acto de resistencia y epicentro de la reorganización popular en los territorios (si “para muestra basta un botón”, San Fernando, Alte. Brown, Moreno y La Matanza lo vienen impulsando bajo la consigna "Plan Ollas Populares Si, Gendarmería No", mientras que Ezeiza, Jagüel, y Monte Grande con el nombre de “Ollazos”), materializando la ya legendaria consigna que suele repetirse en trances tan difíciles como el que atravesamos, acerca de que “sólo el pueblo salvará al pueblo”. Una vez más, la conocida solidaridad de los humildes está brindando una nueva lección a toda la sociedad, atendiendo con escasos recursos comedores y merenderos que rebalsan de vecinos, y bregando contra viento y marea por la soberanía alimentaria. Porque, como sostienen el MST brasileño y varios movimientos neo ruralistas, “en tiempos de agronegocio, comer sano es un acto político”.

Es hora de que el Palacio atienda al clamor de la Calle porque, tanto las barriadas del conurbano profundo donde se rechaza a pedradas el severo control policial, como los obreros del quilmeño frigorífico Penta que, desoyendo la intimación oficial de no circular, - barbijos mediante - se movilizaron a Plaza de Mayo (foto al pie), están demostrando que entre el hambre y el COVID - 19, el pobrerío elegirá  la desobediencia civil. 
                       
Todo parece indicar que la militancia debería apuntar a salir de esta crisis en un marco ampliado de carácter frentista que confronte con ese posibilismo que ha venido naturalizando la frase “es lo que hay” como expresión de un sentido común que da la espalda a cualquier utopía superadora del statu quo.

Según la cadena informativa medio-oriental Al Monitor, mientras gran parte del Sur Global  padece el flagelo en expansión absolutamente desamparada, la disputa entre las grandes potencias “es similar a una carrera armamentística. (…) Una vez, los países compitieron por la adquisición de armas y materiales de guerra. La siguiente fue la carrera nuclear, y ahora buscan respiradores. Sus precios han subido al menos un 500%, así como los de todos los elementos de protección relacionados con el coronavirus”.

Es momento de recrear un nuevo alineamiento internacional independiente de los centros de poder que hoy se arrancan los ojos por liderar el nuevo sistema-mundo. La suya no es nuestra guerra. El porvenir no debe parecerse a lo conocido hasta ahora. La vida en el planeta depende de ello.-


(*) Fragmento del poema “El Pueblo”, de Pablo Neruda.





JORGE FALCONE

miércoles, 15 de abril de 2020


Prefigurando la post cuarentena
DE LA JUSTICIA SOCIAL
A LA JUSTICIA SOCIOAMBIENTAL














"Son los momentos de crisis los que ponen las manos en el fuego de quienes aspiran a ser revolucionarios. Los que desnudan las construcciones huérfanas, la pobreza política de las sectas, la mediocridad de los burócratas, las falsas ilusiones que promueven quienes formulan sus apuestas desconectados de los procesos populares, o sin tomarse el trabajo de estudiar la realidad.  Son los momentos de crisis los que determinan respetos y la posibilidad de ser escuchados, los que valorizan las construcciones sociales y políticas enraizadas, la capacidad de unir al pueblo, los liderazgos estudiosos, creativos y con las orejas abiertas para aprender y escuchar, la decisión de no confundir nuestros deseos con la realidad concreta a transformar. Seguramente después del coronavirus en muchos lugares del mundo los pueblos saldrán a ‘saldar las cuentas’. Por experiencia de lucha acumulada, Nuestramérica seguirá estando a la vanguardia".

Guillermo Cieza,
“Nuestramérica después de la pandemia”,
10 de abril de 2020.


Recuerdos del futuro

Pasaron las Pascuas, y un gobierno que se siente más cómodo ofreciendo la otra mejilla que desalojando a los mercaderes del templo, a fin de no adoptar medidas drásticas que desalienten a un empresariado impaciente por recuperar ganancias, acaba de anunciar una segunda fase de “cuarentena administrada” prácticamente hasta fines de abril, cuando todxs lxs sanitaristas coinciden en que el pico más alto de contagio por el COVID - 19 se producirá durante el mes de Mayo - sin considerar las consecuencias del “Viernes Negro” vivido por jubiladxs y pensionadxs, lo que aún está por verse - y la sociedad toda comienza a sospechar que no volverá a ocupar espacios públicos hasta pasado el invierno.

Para más datos, un inquietante informe originado en Harvard acaba de afirmar que para neutralizar al virus hará falta que se contagie por lo menos el 70% de la población mundial, lo que - siguiendo un cálculo lineal, y dada la cantidad actual de habitantes del planeta - insumiría unos 10 años, aunque se espera poder descubrir la vacuna que inmunice contra dicho flagelo bastante antes. Sin embargo, también se afirma que su capacidad de mutación haría que, aún quienes ya hubieran pasado por el contagio, podrían volver a contraer la enfermedad. Y, en su peor pronóstico, se agrega que la pandemia podría llegar a hacer sentir su impacto hasta 2022, perspectiva que, de tener asidero, modificaría sustancialmente nuestro modo de vida como en una distopía propia de la ciencia ficción. En tal circunstancia, habría que pensar que el posible reseteo global no descartaría solamente a los sectores más vulnerables de la humanidad (pobres y ancianxs), sino a países enteros (Haití, Siria, Albania) que desde hace tiempo carecen de Estados fuertes capaces de afrontar la crisis con planificación estratégica y unidad de mando. Pero, afortunadamente, ni la ciencia descansa ni es esa la única prospectiva en consideración.

Mientras la cantidad de decesos a causa de la pandemia en curso supera la cifra global del millón de personas, y los países más afectados privilegian ocuparse de los protocolos sanitarios de rigor por encima de las conjeturas acerca de su origen, una de las figuras que se ha sumado a la hipótesis más generalizada sobre el particular es Philip Giraldi, ex funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, quien no ha descartado que EE.UU. podría haber “creado” al temido virus, en colaboración con Israel, en un intento por interrumpir el crecimiento económico y el poder militar de China.

En contraposición a ese punto de vista, algunxs analistas adhieren a posturas como la sustentada por la investigación publicada en el Clinical Microbiology Reviews del año 2007, que  decía: “El rápido crecimiento económico en el sur de China ha llevado a una demanda creciente de proteínas animales, incluida la de animales de caza exóticos como las civetas; grandes cantidades de variedades de estos mamíferos salvajes en jaulas superpobladas y la falta de medidas de bioseguridad en los mercados permitieron el salto de este nuevo tipo de virus que pasan de animales a humanos y que entonces los estudios se empezaron a dar, casualmente, con los murciélagos, los hallazgos de que los murciélagos de herradura son un reservorio natural del virus similar al SARS y que las civetas son un anfitrión de la amplificación destacan la importancia de la vida silvestre y la bioseguridad en las granjas”. Allí también se planteaba que los animales salvajes padecían estrés cuando estaban en jaulas, lo que aumentaba el nivel de contagio, tanto por su orina, por sus heces o por su saliva, y que todas estas condiciones colocaban a la zona del sur de China como un lugar lógico para que se produjese lo que ahora se conoce como coronavirus.

Obviamente, si la anterior hipótesis fomenta la concepción belicista que propone una “guerra” contra el “enemigo invisible”, esta última se ubica más cerca de la necesidad de propender a una ética del cuidado. Lamentablemente, en nuestro medio parecería estar gravitando en mayor medida el primer camino.

La situación es de tal gravedad, ante la pérdida de empleo y los millones de desocupados que la cuarentena global generará, que incluso los economistas más liberales están pensando en un segundo New Deal (*) en el marco de esta gran crisis sistémica.

En las últimas horas, economistas que oportunamente acompañaron al Ministro José Ber Gelbard a partir del año 1973 han sostenido que, dada la gigantesca fuga de excedentes (capitales) de los últimos años, si no se preserva o “administra la recesión”, se le agregará la desorganización, desarmado y desaparición  de las estructuras productivas urbanas. Podrán subsistir las “actividades esenciales”, el agro, la alimentación, etc. Vale decir que, sin esa estrategia de preservación, el coronavirus habrá completado la destrucción del tejido industrial llevado a cabo sistemáticamente desde 1975 hasta nuestros días.

Lo que hemos construido en 45 años es una “economía para la deuda”: No podemos vivir sin producir y consumir al mismo tiempo. En ese modelo el agro, la minería, el petróleo, son actividades postuladas para pagar la deuda estructural. Es el modelo primario exportador y pagador. Pero con 40% de pobreza, ejército de trabajo en negro, la Administración Pública como seguro de desempleo carísimo, y la sombra de una enorme deuda social (4200 villas de emergencia, sólo por dar un ejemplo)

En semejante contexto, no cuesta demasiado comparar cuánto gravitan las decisiones del poder económico y cuánto las del gobierno. El del frigorífico quilmeño Penta sirve como caso - testigo de la desobediencia empresarial a la que se enfrentan las autoridades democráticamente electas: Un delegado de planta declaró en medio del acampe que se desarrolló en puerta de fábrica que una representación laboral fue recibida por la Intendenta Mayra Mendoza, quien  prometió que “hará lo posible por dialogar con los dueños de la fábrica para intentar que escuchen razones”. En tanto, el conflicto continúa irresuelto y, más allá de la desafectación de efectivos policiales intervinientes en los primeros escarceos, el accionar represivo también.

A esta altura del panorama descripto, preocupa conjeturar cuáles pueden ser las consecuencias que sufra un país con su economía diezmada por administraciones ineptas o decididamente canallas, en tanto se continúa pagando una deuda centenaria, odiosa e ilegítima, se vacila en gravar la renta improductiva, y se cubre la urgencia social con emisión de billetes: Quién parará las protestas que produzca en el futuro próximo la inexorable estanflación? Se espera que jueguen ese  rol las organizaciones sociales?? Acaso se prevé que aceptarán hacerlo???


Morderse la cola dentro del orden capitalista conduce a reiterar el fracaso

Las "ideas zombis" de las que habla el Premio Nobel de Economía Paul Krugman son postulados que han sido reiteradamente refutados y que sin embargo persisten, porque favorecen a una porción minoritaria pero poderosa de la sociedad. 

En el imaginario de vastos sectores progresistas anida la “idea zombi” de que la tensión a resolver en este momento de la Historia estaría dada entre capitalismo desregulado y capitalismo regulado. De hecho, el ex Vicepresidente boliviano Álvaro  García Linera definió al modelo que ensayara como “capitalismo andino amazónico”, y la Vicepresidenta argentina  Cristina Fernández de Kirchner ha  caracterizado al statu quo como “capitalismo anarquizado” y a su propuesta como “capitalismo en serio”.

Viene a cuento pues recordar que la política económica oficial abreva en las concepciones del mentor del ministro de dicha cartera, el también Premio Nobel Joseph Stiglitz, autor de un  flamante ensayo cuyo título no permite albergar  duda alguna: “Capitalismo progresista. La respuesta a la era del malestar”.

Por su parte, el pensamiento crítico viene afirmando desde hace tiempo que en el Siglo XXI ya no basta con resolver la tensión entre capital y trabajo, como sostenía la teoría clásica, sino que corresponde afrontar la que vincula a capital, trabajo y naturaleza.

Hasta la fecha, la gestión de Alberto Fernández, propensa a ejercer una política  distribucionista que continúa apegada al paradigma extractivista (lo cual tiene uno de sus más claros ejemplos en la explotación vía fractura hidráulica o fracking del yacimiento de Vaca Muerta), le viene dando la espalda a la afligente realidad de un maltratado ecosistema, lo que refleja el remanente del más vetusto ideario de un peronismo que ha dejado de ser “el hecho maldito del país burgués” para convertirse en garante de la gobernabilidad demoliberal, echando en saco roto el valioso legado que el 16 de marzo de 1972 Juan Domingo Perón publicaba bajo el nombre de "Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo" (https://www.barilocheopina.com/noticias/2019/03/17/40339-una-carta-de-peron-que-pocos-peronistas-leyeron), texto en el que bregaba por un planeta libre de imperialismo colonizante, buscando alertar contra la creciente  contaminación.

A propósito de tan acuciante dilema, en su flamante ensayo “Una brújula en tiempos de crisis climática” (2020, Editorial Siglo Veintiuno), la socióloga Maristella Svampa y el abogado ambientalista Enrique Viale proponen pensar la salida a la crisis civilizatoria en curso a través de un pacto ecosocial y económico de carácter global. Ojalá tanto nuestra clase política como buena parte de la militancia no persistan en la ceguera epistémica que supone ignorar planteos de semejante trascendencia.-


(*) New Deal es el nombre dado por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt a su política proteccionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión de 1929 ocurrida en su país.


JORGE FALCONE

viernes, 10 de abril de 2020


La pandemia como lección 
de que este podría ser un planeta habitable
EL CAPITALISMO 
O LA VIDA
















“La pandemia dejará más empobrecimiento de la población trabajadora; más desconocimiento de sus derechos sociales, laborales, sindicales, donde los hubiere; más conflictividad de clase; aumento de las tasas de desempleo; persistencia y crecimiento del trabajo ‘en negro’; informalidad laboral. En síntesis la explotación del trabajador se agudizará, sus niveles de ingreso y de vida se reducirán. Es posible augurar entonces, ante este probable agravamiento la resistencia de las poblaciones, explosiones populares, rebeliones, etc. Dura realidad; dura lucha”.

Fernando Hugo Azcurra,
economista argentino.


Si la humanidad está dispuesta, por una vez en la Historia una pandemia de dimensiones bíblicas nos permitirá reemplazar la tradicional procesión de Semana Santa por un acto de recogimiento global capaz de ganarnos perspectiva crítica sobre el sistema-mundo en que hemos estado inmersos hasta ahora, concluyendo que el Che no exageraba un ápice cuando afirmaba que “para que la humanidad pueda vivir, el capitalismo debe morir”.

Entonces, echando una mirada a vuelo de pájaro, el/la observador/a atent@ advertirá ciertas postales que dan cuenta del fin de UN mundo:

A estas horas, la Europa que alguna vez se erigió en epicentro de la cultura universal bloqueándole a occidente el conocimiento de la sabiduría oriental, habilita hoteles para refugiar a lxs numerosxs sin techo que pueblan sus calles.

Sin ir más lejos, ahí están el Primer Ministro británico - abanderado del Brexit y el ajuste - convaleciendo el COVID - 19 en terapia intensiva, el Príncipe Carlos infectado, y la Reina Isabel confinada, mientras los súbditos más pobres de la corona se abarrotan en largas filas a la espera de suministro de alimento, igual que hacen lxs menesterosxs del Sur Global que el Norte condena al hambre crónico.

Simultáneamente, lxs refinadxs “tedeschi” del gélido septentrión italiano buscan refugio en el caluroso meridión de lxs “terroni” sistemáticamente postergadxs, contribuyendo a sincerar en esta crisis el drama de un mundo absolutamente desigual.

En tanto en el Gran País del Norte, cuyo presidente consideraba una estafa al Cambio Climático y ahora analiza retirar su apoyo a la OMS, los cadáveres se acumulan de a miles, constituyendo la tercer mayor cantidad de decesos en todo el mundo, sólo por detrás de Italia y España.

En nuestra región, un Ecuador aún dolarizado pese al paso del progresismo por la gestión del Estado, muestra a muchas familias de Guayaquil arrojando cadáveres a la calle para que no se pudran en las casas, y al gobierno suministrando  ataúdes de cartón para enterrar a lxs excluídxs sociales.

Mientras, el presidente de Brasil - cruzado del neoliberalismo más despiadado - se encuentra al filo del impeachment, entre otros cargos por ignorar hasta el más elemental de los recaudos ante la pandemia, cuyo contagio  se multiplica en forma exponencial entre sus compatriotas.

En Argentina, el coronavirus funciona como la Lámpara de Aladino a la hora de disimular la ausencia de un plan estratégico de gobierno. Muchas patronales chupasangres mantienen el aislamiento obligatorio exigiendo a sus empleados concurrencia presencial a los lugares de trabajo, produciendo despidos masivos, o drásticas reducciones salariales (por ejemplo, al igual que otras empresas dedicadas a la alimentación y la salud, Lácteos Verónica es una de las que reboza de ganancias obtenidas gracias a la pandemia y la cuarentena impuesta, pero a  pesar de esto les pagará el sueldo a sus trabajadores en cuatro partes; y, como si ello fuera poco, los trabajadores del quilmeño Frigorífico Penta acaban de ser brutalmente reprimidos por las huestes del Ministro Berni a causa de haber protestado contra semejantes vejámenes) Queda por ver si la incorporación sin exclusión alguna de las organizaciones de la Economía Popular a los Comités de Emergencia comunales consigue incidir, ya no sólo en la distribución de alimentos, sino también en la regulación de unas fuerzas represivas que en muchos distritos actúan contra el pobrerío como si rigiera el Estado de Sitio. A todo esto el Ejecutivo, que asumió bajo el lema de “primero los últimos”, ahora empeñado en pagar hasta el último centavo de la deuda externa, no tiene mejor idea que  considerar como  “esencial en la emergencia” a las actividades de carácter extractivo. A su vez, el imprevisto hace que existan impuestos no habilitados para ser pagados con débito, lo que expone a la población de riesgo a caerse de la globalización en pleno encierro por un corte de luz. Completando el panorama, Tecnópolis habilita camas para “pacientes de segunda”. Las presiones del “círculo rojo” para salir cuanto antes de la cuarentena alegando desde el derrumbe de la economía hasta el hartazgo de los sectores medios - que, abroquelados en sus hogares, ignoran los rigores que viene padeciendo quien no tiene más remedio que “guarecerse” a la intemperie - vienen generando marchas y contramarchas en las decisiones gubernamentales, cuando lo que informan lxs sanitaristas hace prever que los recaudos adoptados necesitarán sortear holgadamente el invierno, con las consecuencias recesivas que la OIT augura a los países periféricos, donde la informalidad laboral es mayor, lo que los coloca en la primera línea de riesgo de catástrofe para sus economías y empleo.

El escenario continental sucintamente descripto hasta aquí amerita considerar a la Década Larga Progresista de Nuestra América como el más reciente experimento fallido de humanización del capital, ya que en tal contexto pusimos en juego a nuestrxs mejores líderes y lideresas… y a continuación estxs fueron reemplazadxs por lxs Bolsonaro, Añez, o Piñera. En consecuencia, para no continuar en la noria de “que pase el/la que sigue”, creemos que conviene reparar en dicho desenlace para recuperar perspectiva autocrítica de cara a nuestro futuro inmediato.

Si lo dicho no alcanzara como muestra de un sistema en estrepitosa decadencia ética y socioeconómica, para coronar esta breve reseña bastará con subrayar el canallesco sostenimiento del bloqueo imperial contra los países más solidarios del orbe: Cuba y Venezuela.

La titular del FMI ha afirmado que “esta crisis será peor que la del 30”. La Sociedad del Control Global, conteste de las grandes protestas sociales que se avecinan y asimilada más que nunca al Big Brother orwelliano, ya ha comenzado a detectar y allanar a posibles agitadores en las redes sociales.

Como contraparte de lo expresado hasta aquí, valdría la pena no pasar por alto  que la desaceleración de la economía ha saneado numerosos ecosistemas. Basta con contemplar. en estos días la presencia de peces en el Riachuelo, y un fenómeno similar en arroyos del Partido de La Plata (donde han aparecido hasta tortugas de agua), en el Río Paraná, en Paso de la Patria y otros lugares hasta hace muy poco contaminados con detritos industriales, o advertir el pasaje de la extinción de numerosas especies por desidia de los poderosos - cabe recordar a los koalas australianos acorralados por las llamas - a la paulatina irrupción de diversos animales en el casco de las grandes urbes desiertas, tal como puede verse en imágenes como la que ilustra esta nota,  que vienen repitiéndose en ciudades como Barcelona, Venecia y Madrid, a causa de las medidas de distanciamiento social y aislamiento obligatorio adoptadas por sus respectivas autoridades.

En conclusión, siempre con diferencia de un siglo, la humanidad conoció en 1720 a la “Peste Negra”, en 1820 al cólera, en 1920 a la llamada “Gripe Española” - que dejó 500 millones de infectados en todo el mundo -, y ahora al COVID - 19: Esta vez queda más claro que nunca que el planeta se está reseteando porque ha puesto en cuarentena a un sistema a todas luces enemigo de la vida.

Cuando un disminuido a sus 96 años pero no menos influyente portavoz del Imperio como Henry Kissinger - mentor impune de las carnicerías perpetradas por la Doctrina de Seguridad Nacional que campeó en el Cono Sur durante los 70s - afirma que “la despoblación debería ser la máxima prioridad de la política exterior de Estados Unidos hacia el Tercer Mundo”, bien vale recordar que ningún pueblo se aviene a la eutanasia colectiva, y que un futuro venturoso depende exclusivamente de potenciar todas nuestras luchas.-


JORGE FALCONE

lunes, 6 de abril de 2020


La construcción mediática de un estadista
A FALTA DE PLAN 
BUENOS SON VIRUS





















Vayamos al grano. Nadie que haya sobrevivido a los años 70 sin venderse puede renunciar al pensamiento crítico. Y hete aquí que en algunas coyunturas (o más bien casi siempre) ejercerlo resulta incómodo.

Sin ir más lejos, un cuento de hadas del célebre Hans Christian Andersen publicado en 1837 bajo el nombre de “El traje nuevo del Emperador” lo ilustra inmejorablemente. En dicho relato, un monarca torpe y veleidoso se apresta a desfilar conmemorando fecha insigne para su comarca, cuando un par de pícaros sastres se acercan a su palacio y le ofrecen diseñar un fastuoso y originalísimo atuendo de gala que tendrá la particularidad de ser invisible para los imbéciles. El hombre acepta de inmediato y, al cabo de esmeradas simulaciones de corte y confección… termina desfilando desnudo, para no asumir que él tampoco puede ver tan curiosa indumentaria. Su grey, absolutamente sometida a los caprichos de aquel mandante, contempla perpleja el espectáculo pero prefiere aplaudir y soltar expresiones de admiración. Sólo un niño - inocente como todo humano de corta edad - atina a interpelar a sus padres interrogando porqué aquella autoridad se pasea tal y como vino al mundo. Y aquí viene la moraleja: El pequeño y su familia son expulsados del pueblo para siempre, destino recurrente - y a menudo peor - de quienes osan decir ciertas verdades en tiempos difíciles.

Recapitulando. La dictadura oligárquico militar genocida entronizada el 24 de marzo de 1976, a diferencia de las que la precedieron desde 1930, demolió casi todo vestigio del Estado de Bienestar construido por el peronismo desde mediados de la década del 40.

Su retirada, producida por la creciente resistencia popular, la difusión internacional de crímenes de lesa humanidad, y una insalvable crisis económica a la que se sumó la derrota en la guerra del Atlántico Sur, se concretó tras una suerte de “consenso de posguerra” acordado con la partidocracia demoliberal que nos gobierna desde entonces, con algunas variantes en la administración de las libertades formales, pero la constante de no alterar sustancialmente la pobreza estructural - que hoy asciende a casi la mitad de la población - ni una matriz productiva de carácter extractivo.

Así, al cabo de 4 años en que gobernaron los intereses aggiornados de aquellos facciosos de uniforme colocando nuestra economía en terapia intensiva, arribamos a esta bisoña gestión de un panperonismo tan amplio y diverso que nos demanda, ante el terror de volver a lo anterior, ni siquiera toser para no derribar su castillo de naipes. Malos tiempos pues para ejercer el pensamiento crítico, aún desde el más constructivo de los afanes, sin ser apuntado como maximalista, aguafiestas, o funcional a la derecha.

Pero aún bajo esa Espada de Damócles, como este cronista desciende - entre otras sangres - de vascos y extremeños, se atreverá a opinar que a un gobierno consciente de la emergencia económica, que asumió privilegiando tomar medidas tendientes a paliar la dramática suerte de lxs de abajo optando por no esbozar - o al menos no dar a conocer - un programa orgánico para lo que dure su mandato, so pretexto de reperfilar primero el pago de la deuda odiosa con los acreedores internacionales en la ya impracticable fecha del 31 de marzo… la llegada del COVID - 19 le vino como anillo al dedo, para encender los motores ensayando cierta capacidad de planificación, y para desembarazar al primer mandatario de cualquier sospecha de ser un títere de su vicepresidenta.

La imagen que acompaña esta nota, profusamente difundida en las redes a partir de las cadenas nacionales en que Alberto Fernández decretó la cuarentena general, y a continuación su prórroga, ilustra en buena medida lo anterior. No sólo eso, el medio pelo jauretcheano también conmemoró su cumpleaños con mayor ahínco que el desembarco argentino en las Islas Malvinas.

Ya se ha dicho que la pandemia azota con rigor preferencial al mundo periférico, subsidiario del Norte Global. Sus posibles consecuencias, por ende, no son enteramente imputables al oficialismo de turno. Pero tampoco puede eximírselo de la dilapidación de una inmejorable oportunidad histórica para sumarse al clamor internacional que exige la condonación de la deuda contraída por los países más vulnerables a la acción del virus; de haber pagado 250.000.000 de dólares en concepto de intereses de esa deuda y aprestarse a abonar otros 503 millones correspondientes a los vencimientos de intereses de 3 bonos, en plena emergencia sanitaria y cuando -  por dar sólo un ejemplo - todos los medios anuncian decesos por falta de respiradores en los hospitales; de agotar en bravatas retóricas el señalamiento de un empresariado rapaz que, en el caso de Garbarino, llegó a intimar al Ejecutivo a levantar la cuarentena a riesgo de cesantear a todo el personal de su planta, y en el de Danone no sólo incrementa significativamente sus precios sino que amenaza con rebajar el 40% del salario a gran parte de sus trabajadores/as; y mucho menos, aún a pesar de lo inédito de la circunstancia que atravesamos, de no prever en un comité de crisis la tragedia sucedida el 3 de abril pasado, fecha en que - al cabo de un disciplinado aislamiento ponderado por varias naciones del mundo - se expuso a cientos de miles de abuelos a cobrar jubilaciones y pensiones realizando desde la madrugada del día anterior colas de hasta 3 kilómetros.

Se hace difícil ante hechos semejantes pasar por alto un lugar común: El orden capitalista prescinde de las dos franjas etarias extremas, que no tienen cabida en  o ya pasaron por el proceso productivo. De los jóvenes ajenos a cualquier privilegio social se ocupará el “gatillo fácil”, y de los viejos el invierno. O las pandemias.

Puede que la circunstancia aludida - que echó por tierra buena parte del esfuerzo realizado hasta entonces por la población en general y el personal sanitario en particular - no sea de responsabilidad directa del presidente, pero lo que no cabe es caer en la típica “teoría del cerco” que supone estar gobernados por un estadista visionario que “la tiene atada”… pero no está exento de padecer “fuego amigo”. Porque, si el flagelo que combatimos nos coloca en situación semejante a una guerra, pues entonces exige unidad de mando y previsión de riesgos.

Lo cierto es que, a partir de su tesitura de pagador serial  - que lo congracia con los acreedores pero a la vez lo compromete cada vez más con el pueblo que dice representar -, el gobierno enfrentará horas más que difíciles al culminar la cuarentena y quedar cara a cara ante el desafío de afrontar con menguadas arcas la onerosa deuda interna que carga el país.

Queda claro que estas son consideraciones opinables. ¿Dónde está entonces, a nuestro modesto entender, “la madre del borrego” que nos coloca en medio de un laberinto de improbable salida?

En la constatación de que la viciada clase política que rige nuestros destinos es incapaz de leer adecuadamente este momento histórico, que grita a voces que en el marco del capitalismo no hay destino para la humanidad.

Y si esa verdad de perogrullo coloca en un penoso lugar a nuestra dirigencia, peor habla de aquellas organizaciones sociales que, persiguiendo la vana ilusión de cogobernar, - muy a pesar de la encomiable labor de seguir atendiendo comedores y merenderos - la crisis muestra  bien lejos de la mesa chica que enfrenta la emergencia, y ostensiblemente situadas en el subsidiario rol de válvula de escape de la olla a presión que comienza a hervir desde la base de la sociedad.

Porque el Estado concentra todas las tareas de asistencia y contralor en la emergencia, pero desestima el enorme potencial de la comunidad, a la que asigna exclusivamente el rol pasivo de vaciar las calles y confinarse en el hogar.

Vale la pena entonces parar la pelota y contemplar la cancha, como solía hacer el Diego, para reconsiderar que lxs condenadxs de la tierra, además de incomibles bolsones de alimentos, barbijos, o alcohol en gel, tienen derecho a recuperar cuanto antes un horizonte emancipatorio capaz de trascender este sistema que hace agua por todos los costados.-


JORGE FALCONE

miércoles, 1 de abril de 2020


¿CRISIS Y OPORTUNIDAD?
NO HAY “ENEMIGO INVISIBLE”:
SIEMPRE HA SIDO EL CAPITALISMO
























“¿Es este el final? El final del capitalismo, sí. El final del mundo, no. Lo hemos visto dos veces en los últimos 2.000 años. Entre los siglos IV y VI, cuando el viejo orden murió y se produjo el feudalismo, y los siglos XVI y XVII con el fin del feudalismo y el nacimiento del capitalismo. Tendremos que inventar un nuevo modelo económico. Hoy no existe. Es por eso todo lo que se habla sobre un Nuevo Yalta / Nuevo Bretton Woods. El mundo financiero posliberal está a punto de nacer”.

Daniel Estulin,
escritor, investigador y orador ruso.

“La pandemia actual del coronavirus representa una oportunidad única para que repensemos nuestro modo de habitar la Casa Común, la forma como producimos, consumimos y nos relacionamos con la naturaleza. Ha llegado la hora de cuestionar las virtudes del orden capitalista: la acumulación ilimitada, la competición, el individualismo, el consumismo, el despilfarro, la indiferencia frente a la miseria de millones de personas, la reducción del Estado y la exaltación del lema de Wall Street: “greed is good” (la avaricia es buena). Todo esto se ha puesto en jaque ahora. Aquello ya no puede continuar”.

Leonardo Boff,
teólogo, ex-sacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño.


Como era de prever, una emergencia sanitaria originada en el Norte Global está haciendo estragos aquí en el Sur, producto de años de desindustrialización, re primarización de la economía, y depredación - entre otras áreas -  de la salud pública. Así, el impacto de la pandemia en estas costas es tramitado desde las lógicas feroces del capitalismo periférico: El Ejército ofrece concentrar (me tomé tiempo para elegir ese verbo) en Campo de Mayo a lxs condenadxs de la tierra, y la policía “baila” como si fueran “colimbas” a los sospechosos de infringir la cuarentena… que muy probablemente sólo sean cuentapropistas en procura de no morirse de hambre.

La emergencia pone en evidencia los contrastes de una sociedad desigual. Mientras en los barrios pudientes se canta de balcón a balcón, en los barrios carenciados se producen interminables colas a la puerta de los supermercados. Los medios hegemónicos promueven el ideal de guardar distancia interpersonal aún bajo el mismo techo… cuando sobra gente que no tiene un techo. Simultáneamente, buena parte de la población sostiene sus vínculos a través de la red de redes, a merced del Big Data, en tanto otrxs muchxs cargan con la exigencia de seguir sosteniendo cadenas de producción en forma presencial. Y, en su versión más descarnada, algunos empresarios hasta se atreven a cesantear trabajadores desoyendo las advertencias del gobierno.

A esta altura de los hechos, cabría decir que el salvajismo del capital contribuyó con empeño a que el COVID - 19 encontrara a gran parte de la humanidad inmuno deprimida.

Pero la crisis es tan disruptiva que agotó las herramientas para que los popes de las finanzas apliquen el manual acostumbrado. En el Antropoceno, Natura mata  Excel, como ocurrió otras veces.

Desde el pensamiento crítico, numerosxs analistas se interrogan si murió la economía y, en tal caso, si en este contexto tiene sentido la plusvalía. La respuesta del Norte Global es previsible: El dinero es más importante que las personas (ahí están Donald Trump recomendando a los trabajadores de su país que vuelvan a ocupar sus puestos, y Jair Bolsonaro cacareando que “Brasil no puede parar”, mientras el virus hace estragos entre sus connacionales) La lógica del capital acarrea consecuencias nefastas.

En estos días en algunos estados norteamericanos se produjeron largas filas de gente dispuesta a conseguir armas. Consultadxs por la prensa, el primer motivo que mencionaron fue la protección de su hogar cuando se acaben los alimentos. "Si caen las instituciones financieras y la gente pierde su trabajo hay que estar protegido. La situación no tiene precedentes y no seré yo el que no esté preparado", declaró un ciudadano de Arlington, Virginia, mientras esperaba turno para comprar su rifle.

La Organización Internacional del Trabajo prevé un aumento en los índices de pobreza, desempleo y subempleo como impacto de la pandemia, y señala que 25 millones de personas podrían perder sus trabajos, superando las cifras de la crisis financiera del 2008-2009, que significó un incremento de 22% de desempleados. El impacto será devastador para los trabajadores que ya se encuentran o están cerca del umbral de pobreza.

La crisis sanitaria está demostrando que solo a través de la medicina pública  pueden priorizarse y volcarse los máximos recursos a los que pueda acceder la sociedad. Ante un objetivo  tan urgente  como el de garantizar la salud, el fin y las prioridades no pueden ser el  lucro privado sino la atención de los enfermos y la superación de la epidemia. No se trata de un  negocio, se trata de la vida misma.

Según la periodista canadiense Naomi Klein, la “doctrina del shock” es la estrategia política que consiste en emplear las crisis a gran escala para hacer avanzar políticas que profundicen sistemáticamente las desigualdades, enriqueciendo a las élites y debilitando a los demás. En tiempos de crisis la gente tiende a concentrarse en las urgencias cotidianas para sobrevivir como sea y a esperarlo todo de quienes detentan el poder. Contextos semejantes facilitan que los sectores sociales más sumergidos piensen con una lógica subsidiaria.

A simple vista, todo indica que deberíamos ir abandonando la idea de volver a “la normalidad”, a “lo de antes”, porque lo de antes ya no existe. Hemos descubierto que ante una crisis de estas dimensiones lo que funciona es lo público, pese a que lo público fue y es denostado día a día por la maquinaria de (des)información. Hemos aprendido de golpe que un servicio no es un negocio sometido a “las reglas del mercado”, argumento que solo sirve para que se aplique la ley de la selva.

El 18 de Octubre pasado tuvo lugar en New York la conferencia “Event 201”, en la que se anunció a la élite mundial lo que se venía, e inclusive se presentó con un simulacro de pandemia el ahora famoso mapa de la Fundación Johns Hopkins que actualmente muestra la expansión del COVID -19 en todo el planeta.

Entre los participantes estuvieron Ryan Morhard, asesor en materia de salud y economía del Foro Económico Mundial; Chris Elias, presidente de la División de Desarrollo Global de la Fundación Bill y Melinda Gates; Tim Evans, ex director de salud del Banco Mundial; Avril Haines, ex subdirector de la CIA, Sofía Borges, en representación de Naciones Unidas; Stanley Bergman, presidente de la Junta y CEO de Henry Schein (un distribuidor mundial de suministros médicos y dentales, incluidas vacunas, productos farmacéuticos, servicios financieros y equipos); Paul Stoffels, Director Científico de Johnson & Johnson; Matthew Harrington, Director de Operaciones Global de Edelman (una de las firmas de consultoría de marketing y relaciones públicas más grandes del mundo); Martin Knuchel, Jefe de Gestión de Crisis, Emergencias y Continuidad de Negocios de Lufthansa; Eduardo Martínez, presidente de la Fundación UPS; Hasti Taghi, Vicepresidente y Asesor Ejecutivo de la cadena norteamericana NBC o Lavan Thiru, Representante Jefe de la Autoridad Monetaria de Singapur.

Según The Guardian, treinta días después del ejercicio de simulación que generó dicho cónclave, el 17 de noviembre de 2019, habría aparecido el primer caso documentado del COVID-19, y el 11 de marzo de 2020 este fue declarado pandemia por la OMS, que tiene entre sus principales financistas a la Fundación Gates, patrocinadora de aquel evento.

El plan de la Plataforma de Acción COVID-19 del Foro Económico Mundial y la OMS incluye la recaudación de aproximadamente 12 mil millones de dólares para crear y distribuir una vacuna contra el coronavirus, incluyendo en el grupo de trabajo a corporaciones como Volkswagen, Bank of America y Deloitte.  

Para “unir a la comunidad global”, el grupo de trabajo “empoderará a los líderes nacionales y reforzará las llamadas a la solidaridad, incluso mediante la movilización de referentes juveniles mundiales, embajadores de los medios de comunicación y de la sociedad civil”. Y el último enfoque es “movilizar la cooperación y el apoyo empresarial para la respuesta al COVID-19: aprovechar los grandes datos y la inteligencia artificial para mitigar el impacto y mejorar la toma de decisiones”. En síntesis, existió quien instruyó la idea de una pandemia mundial, quien la ejecutó y quien vio una oportunidad. Probablemente fueran las mismas personas.

Algunos todavía dudan de China, pero esta ya dio muestras de que el ataque comenzó ese mismo día a manos del ejército estadounidense en Wuhan, y el Gigante Asiático produjo su contragolpe desde lo financiero y geopolítico junto a Rusia, tumbando el precio del petróleo y utilizando el temblor financiero en su favor.

No es exagerado considerar que padecemos una Tercera Guerra Mundial de carácter no convencional,  y que el COVID-19 es un arma biológica mortífera pero  no apocalíptica, su fin es generar las condiciones para el control social mundial pero colateralmente también para el fin de la hegemonía de EEUU y Europa.

Aún no está dicha la última palabra al respecto, pero va quedando cada vez más claro que la desunión de lxs de abajo beneficia a los de arriba, y que la única alternativa capaz de sortear una pandemia que puso al mundo en penitencia  es la solidaridad global. Afortunadamente, ejemplos abundan y todo el mundo sabe cuáles son. Es de esperar que el tiempo que dure la cuarentena también se capitalice como escenario didáctico, capaz de enseñarle a los pueblos cuán otro podría ser nuestro mundo gestionado desde una ética del cuidado.

Por último, no cabría pasar por alto que en la superestructura gubernamental de nuestro país se libra una disputa en torno a la cuestión del reparto de alimentos durante la emergencia sanitaria, en la que la idea de canalizarlo directamente a través de cada municipio confronta con la de hacerlo exclusivamente desde las fuerzas de seguridad y el Ejército. La coincidencia entre ambas posturas consiste en marginar de las decisiones a las numerosas organizaciones sociales que mantienen una perspectiva crítica respecto del Ejecutivo.

Ojalá en todas las partes prime la cordura, y un justo dimensionamiento de la emergencia, porque - aunque urja establecer un cordón sanitario en torno al virus -  aún hay muchas más víctimas del hambre que de la enfermedad. Y cuando el hambre toca a la puerta de los hogares humildes, no hay distanciamiento social ni retén que detenga la bronca popular: Los desbordes que se vienen produciendo en Guayaquil (Ecuador) o en el sur empobrecido de Italia deben ser interpretados como un espejo que adelanta.-


JORGE FALCONE


Fuentes de consulta:








Nota del autor: Hasta aquí nuestro análisis político regular; en adelante, un mero ensayo literario - del que bien se puede prescindir - para sentirse más acompañadx mientras dure la cuarentena.



Anexo

NOSTALGIAS DE LA “NORMALIDAD”:
DIARIO DE UN INTENTO 
DE SUPERVIVENCIA AL CORONAVIRUS
















“Somos capaces de una conducta insensata y demente; a partir de ahora se puede temer todo, realmente todo, inclusive la aniquilación de la raza humana; sería el precio justo de nuestras locuras y crueldades”.

Théodore Monod,
naturalista contemporáneo, 
“Y si la aventura humana fallase” (París, Grasset 2000, p. 246)


Viernes 20/3

Como a tantxs compatriotas, la ficha nos fue cayendo despacito. A mí me ayudó mucho a interpretar la situación la ocurrencia del compañero Carlos Aznárez, que tuvo a bien comparar nuestra cuarentena con la de Juan Salvo, El Eternauta. Primero fue la perplejidad ante el nuevo escenario, luego la curiosidad por indagar en la naturaleza del agente contaminante, y por último la disposición de acatar las instrucciones de la cartera de salud.

Adulto mayor - y, por ende, población de riesgo -, me recluí la misma tarde en que se recomendó abandonar los espacios públicos. Ese mismo día mantuve un accidentado intercambio con compañeros de militancia tan desacostumbrados como yo a vincularse por Skype a través de un ordenador.

En la víspera, la hija de mi esposa, que nos venía acompañando, debió volver a casa de su padre - donde reside provisoriamente - hasta mudarse al departamento que acaba de alquilar, y que quién sabe por cuánto tiempo no podrá ocupar. A partir de entonces, mi único contacto directo es con mi esposa y con nuestra perrita.

La última vez que me expuse fue hace una semana, viajando en tren con un calor bochornoso a la localidad de Tigre para fallar en un concurso de Videos por la Memoria. En dicha ocasión toqué pasamanos y barandales, mantuve contacto directo con terceros, y compartí una ronda de mate. Culminando la semana entrante comprobaré si soy portador asintomático o si la suerte estuvo de mi parte.

De momento, hago mandados en un circuito de dos o tres cuadras a la redonda. No creo que por mucho tiempo: La paranoia del vecindario ya condujo a denunciar a un vecino que llegó de España y circuló por el barrio sin tomar recaudo alguno. La prédica mediática convierte a lxs adultxs mayores en un peligro ambulante, y parece faltar poco para llegar a una situación digna del “Diario de la Guerra del Cerdo”, de Adolfo Bioy Casares.

En consecuencia, hubo que fijar reglas y adoptar un protocolo hogareño más estricto, delegando en el habitante más joven de la casa - en este caso, mi esposa - el contacto con el exterior, lo que me obligó a compartirle el PIN de mi tarjeta de débito. Debo confesar que, hasta que vuelve de sus excursiones de aprovisionamiento, que acordamos encarar una vez por semana, sufro más que lxs protagonistas de las incontables distopías apocalípticas que viene produciendo Hollywwod de un tiempo a esta parte. Cuando regresa me relajo, y es entonces que ponemos en práctica todos los recursos de desinfección posible antes de su ingreso al hogar.

No es un hecho menor que la emergencia nos encuentre con un acumulado de alrededor de un centenar y medio de películas de género diverso bajadas de internet. Dejo constancia de que aún no pagamos el servicio del mes, pero parecería que algunos proveedores se cuidan al extremo de cortar suministros elementales para la supervivencia y comunicación en situación tan atípica, digna de Robinson Crusoe.

Sábado 21/3

Primera misión de aprovisionamiento de mi esposa a bordo de su bici, manteniendo el distanciamiento social y guardando todos los recaudos para ingreso al hogar.

Las redes sociales rebalsan de mensajes a cual más alarmista, chistes de mal gusto, e “informes” de dudoso origen que recomiendan absurdos métodos para burlar al flagelo en expansión: No bien llegan se borran automáticamente.

Seguimos militando, aunque en forma no presencial. Nos logueamos en la aplicación Zoom Meetings y conseguimos entendernos con más facilidad, sorteando el incómodo delay del Skype. Nos pesa atravesar una fecha tan cara como el Día Nacional de la Memoria sin abrazarnos en la Plaza de Tod@s.

El vecino con que compartimos la Nochebuena propone devolvernos los tuppers que quedaron en su casa. No va a reconocerlo nunca porque es un duro… pero lo que precisa es ver un rostro amigo. Y concretamos el trámite a distancia, desinfectando también la bolsa de nylon en la que devuelve esas vituallas.

En el grupo de watsapp Vecinos en Alerta circula el comentario de que anoche en las inmediaciones se celebró una fiesta, e intentaron denunciarlo sin suerte a través de los números telefónicos difundidos a tal efecto. En las grandes crisis aflora lo más mezquino y lo más altruista de la condición humana.

Domingo 22/3

Mi hija mayor, que sometió su cuerpo a toda clase de tratamientos de fertilización asistida, y al cabo de ocho años dio a luz una preciosa beba, nos da los Buenos Días enviando por watsapp un video de Aurora, cuyo nombre - según la Real Academia Española - significa:

1.    1.
Luz sonrosada que aparece en el oriente inmediatamente antes de la salida del sol.

2.    2.
Principio o primeros tiempos de una cosa.

Imposible no desear con fervor, aún sin expresarlo, que esa pequeña herede un mundo más habitable que el que nos toca, ahora que la desaceleración de la economía global viene clareando cielos y cauces de agua, y apiadándose de numerosas especies vivas.

La familia más humilde de la cuadra no acusa recibo de la dimensión de la pandemia. Como todos los domingos, reúne a varias generaciones de parientes, mantiene niños jugando en la puerta de casa, y aporta una algarabía que rasga el silencio sepulcral reinante en el barrio. Habilita a interrogarse cómo superarán este trance quienes sobreviven con algún rebusque.

Como contracara de ello, vecino dicharachero comparte - nuevamente por watsapp - imagen panorámica atiborrada de personajes (al estilo de Buscando a Wally), y propone deducir a qué bandas de rock corresponde cada ilustración. El pasatiempo nos da la oportunidad de sentir que atravesamos la tarde “en compañía”.

Siguiendo la lógica de crisis y oportunidad, nos preguntamos si ante la emergencia el gobierno nacional optará por decretar el Estado de Sitio para poner en caja a lxs numerosxs infractores/as a la cuarentena que aún minimizan este drama, o apelará a las incontables organizaciones sociales que lo apoyan para organizar una red  comunitaria que evite el riesgo de que se cometan abusos de poder.

A los ojos de numerosxs analistas, el escenario generado por el COVID - 19, también permite barajar la posibilidad de exigir la condonación de la deuda que padece el mundo periférico. Pero aún se ignora cómo procederá al respecto el Norte Global, principal portador del virus que nos mantiene presos en nuestros domicilios.

Lunes 23/3

El infierno más temido: Amanecimos sin energía eléctrica. Hoy la globalización es un celular cargado. Preferible no pensar en que esta situación se prolongue. Viviendo en la zona menos cool de City Bell, sólo contamos con agua de pozo, y su reserva nunca dura más de un día, caso en el cual el hogar se torna inhabitable, con el riesgo que en estas horas conlleva buscar hospedaje en casa ajena.

Información fiable augura que, para no colapsar el sistema sanitario - falto de recursos por años de demolición neoliberal - la cuarentena bien podría llegar hasta el verano. Si nuestrxs antepasadxs sobrevivieron a otras crisis con recursos mucho menos sofisticados, prevaleceremos a la antigua.

Juego con mi nieto de tres años por videowatsapp, y su sorprendente adaptación al medio me ayuda a extrañarlo menos. Como para gran parte de la infancia actual, sus personajes predilectos son los zombis. Afortunadamente, está lejos de asimilar el presente a la serie The Walking Dead. Pero su abuelo no consigue evitarlo. Se torna inexorable entonces recordar cuando tomaba un seminario intensivo para guionar series de TV con la productora Underground, de Sebastián Ortega, y el docente a cargo - Jorge Maestro - consultó a lxs inscriptxs acerca de qué serie preferían. Todxs aludieron a producciones serias, como The Crown, Orange is the New Black, o Peaky Blinders. Yo me hice cargo de la que se ocupa del más popular apocalipsis zombi. Siendo el mayor de la clase, todo el mundo se volteó a mirarme y un atronador silencio inundó la sala. Tal vez la vergüenza me impidió aclarar que en mi saga predilecta los muertos vivos constituyen un recurso absolutamente irrelevante, utilizado como pretexto para experimentar cuánto podría prolongarse el apego a una conducta civilizada en un contexto de crisis humanitaria extrema. George A. Romero, padre de esas criaturas, declaró que para él siempre constituyeron la metáfora de lxs condenadxs de la tierra. Ojalá su visionario aporte a la cultura popular no tome cuerpo en el contexto que atravesamos, si las fuerzas de seguridad reciben carta blanca para perseguir y verduguear a posibles infractores/as de la cuarentena condenados a incumplirla para ganarse el pan.

Martes 24/3

Jabón, alcohol, lavandina… cada vez desinfectamos más cosas. Para que no decaiga, nos organizamos como lxs presxs: Poner el despertador a las 8 AM, mantener una rutina gimnástica liviana, comunicarnos con la familia en lo posible viéndonos las caras.

El caudal informativo sobre la pandemia continúa hipotetizando conspirativamente sobre su posible origen, pero cuesta mucho en cambio dar con información científica veraz que contribuya a confirmar o no si nuestra vida nunca más se parecerá a lo que antes era.

Mentiría si no confesara que, en mis momentos más oscuros, me he imaginado en la sala de guardia de un hospital público falto de recursos, dispuesto a aceptar estoicamente que el único respirador en danza se invierta en salvar la vida de alguien con la edad de mis hijxs. Pienso que en estos casos una formación religiosa o militante puede ayudarnos a asumir con sensatez una suerte adversa. Desde luego que, a quien no carga con la experiencia de haber estado cuanto menos dispuesto a guardar silencio ante la tortura para salvar a sus compañerxs, le resultará mucho más difícil compartir tal decisión ante semejante disyuntiva.

Miércoles 25/3

Hoy se me ha hecho inevitable evocar los buenos momentos compartidos en familia, como si se tratara de sucesos ocurridos en un pasado remoto. ¿Cuánto hace que celebramos juntos la Nochebuena, festivamente como elegía mi madre?

Dijo algún sabio que “lo pequeño se hace grande cuando lo grande no existe”. A la luz de dicha sentencia, cómo no felicitarnos de haber visitado el mar con enorme sacrificio económico, aunque en un balneario modesto y en pleno mes de marzo.

La costa atlántica nos perteneció durante un breve lapso de existencia del tamaño de la dicha. Salvados de una rutina circular y barriendo bajo la alfombra todas las deudas, fuimos jóvenes y bellos una vez más.

Hace mucho menos aún que celebré durante cuatro horas el cumpleaños de un dinosaurio de mi nieto. En su habitación, no a través de ninguna pantalla, grande o pequeña. ¿Cómo será la vida que nos espera, si salimos airosos de este trance, y somos capaces de volver sobre nuestros pasos hasta la projimidad que practicaba el cristianismo primitivo?

Hoy la mujer que amo me contó que, mientras mateaba en el porsche inundada de silencio, escuchó el mugido remoto de una vaca.

Jueves 26/3

Contestes de que, según todas las fuentes confiables, la cuarentena va para muy largo, tutorial mediante hemos regularizado una sencilla rutina gimnástica para tonificar músculos y mantener cierta elasticidad. Al cabo el ser humano es una criatura trágica, consciente de su finitud y soledad en el universo conocido, que requiere de ciertas convenciones para mantener la cordura, de ahí que la medida de un día equivalga a un giro de la tierra sobre su eje imaginario, y cosas por el estilo.

Hoy me dio por pensar en las luces y sombras de la nueva longevidad. Por una parte, la innovación tecnológica en materia de salud permite que cada vez más adultos mayores arrime al siglo de edad; por otra, el sistema inhumano en que vivimos hace que funcionarios como Christine Lagarde - ex directora del FMI - sostenga que cada vez hay más viejos y resulta oneroso ocuparse de ellxs, y que neandertales como Dan Patrick - vice gobernador de Texas - declare que “los abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía en bien de sus nietos y no paralizar el país”. Esa era la suerte que corría, motu proprio, el personaje encarnado por Edward G. Robinson en el filme “Soylent Green”, traducido al español como “Cuando el futuro nos alcance”, distopía dirigida por Richard Fleischer, donde en una megalópolis superpoblada rige la eutanasia voluntaria para lxs ancianxs que se consideren un lastre para los suyos.

Entiendo que, si los países periféricos no se adaptan velozmente - y en la medida de sus posibilidades - a esta circunstancia inédita, evidentemente se convertirá en una suerte de reseteo global que descartará enormes contingentes de gente vulnerable.

Mañana se cumple una quincena desde la última vez que me expuse. Si soy un portador asintomático, el virus debería hacerse notar.

Viernes 27/3

Afortunadamente, no tengo fiebre, ni tos seca, ni dolor de pecho… pero he escuchado a médicos decir que la incubación del virus dura entre 15 y 27 días, de manera que “seguimos participando”.

Conteste de mi vulnerabilidad ante el virus, consideré justo que, aún así, en las salidas de casa no se exponga exclusivamente mi esposa. Y me di a la tarea de conseguir efectivo, ya que - como es sabido - en las proveedurías de barrio no hay posnet y todo se abona cash.

Hacía una quincena pues que no me aventuraba tan lejos del hogar, y hacerlo me sirvió para modular la paranoia que tanto promueven las redes sociales. Recordé entonces que, en uno de los libros de la saga soviética de Alexander Beck (“Los hombres de Panfilov en la primera línea”), el jefe de la tropa - Baurdjan Momish Ulí - exhortaba a los miembros del Ejército Rojo a emboscar al enemigo la noche previa al ataque previsto, a los efectos de perderle el miedo, constatando que aquel sangra igual que la fuerza propia. El día anterior a mi reingreso al país al cabo de un breve lapso de instrucción para combatir a la dictadura, atento a aquel ejemplo, hice lo propio: Crucé la frontera yendo de compras, y constaté que los controles militares no eran tan estrictos como creíamos. Evoco aquellas circunstancias porque mi periplo de esta jornada me permitió advertir que mucha gente no ha dejado de circular, ya con el propósito de aprovisionarse, ya con el de hacer interminables colas frente a los cajeros automáticos guardando los dos metros aconsejados entre persona y persona. En este momento carece de toda originalidad comparar los paisajes que impone la pandemia con los de las más alarmantes escenarios profetizados por la ciencia ficción (calles vacías, afiches de eventos clausurados por la cuarentena, algunos barbijos y guantes de látex), pero igualmente colijo que tardaremos en asumir que aquel mundo en que vivíamos ya nunca volverá a ser el mismo.

Por lo pronto, estimo que el gobierno debería ensanchar su perspectiva revisando decisiones fallidas como depositar el pago a jubiladxs, pensionadxs, y beneficiarixs de AUH u otros planes en la misma fecha, porque medidas como esa han expuesto notablemente a sectores de la población sumamente vulnerables. Si se continúa contemplando la realidad por el ojo de la cerradura por donde nos permiten asomarnos los medios hegemónicos, sólo veremos aplausos al personal sanitario y coros solidarios brindándose ánimo desde los balcones de las clases pudientes.

Sábado 28/3

Estamos desarrollando la inventiva para realizar en casa tareas que antes realizábamos afuera. Hoy mi esposa me cortó el cabello ciñéndose ajustadamente a mi encargo. Mientras lo hacía, tuve tiempo para recordar la peluquería de infancia a la que me llevaba mi padre. La memoria me la devuelve como a la escena de un tango. Todos allí eran viejos, y muy especialmente Don Méndez, el fígaro que nos atendía. A la luz del Siglo XXI, aquellos fomentos realizados a toalla tibia sobre el rostro sólo pueden ser evocados en blanco y negro. Pero la imagen más fuerte que el trance descripto me permitió recuperar fue el juego con el que me entretenía, bajando la vista para leer una y otra vez, del derecho y del revés, la marca de aquel cómodo sillón giratorio, grabada en su apoyapiés de hierro forjado: California / Ainrofilac. Así como El Ciudadano Kane de Orson Welles atesoraba como recuerdo de infancia la palabra Rosebud (nombre que le diera a su primer trineo), y el cineasta interpretado por Marcello Mastroianni en Fellini 8 y ½ rememoraba cuando de niño era bañado por su madre mientras  repetía como un mantra el silabeo “asa nisi masa” (ánima, en una suerte de jeringoso), el recuerdo de aquel entretenimiento me quitó por un instante más de medio siglo de encima.

Domingo 29/3

El segundo domingo bajo la cuarentena torna inevitable recordar las convocatorias familiares plenarias, ya para celebrar alguna efeméride, aniversario, o bien por el sólo gusto de llevar a cabo ese encuentro que permite constatar el bienestar de lxs propixs. Porque es así: Lxs humanxs somos ritualistas. Para esperar al/la nuevx con el ajuar en condiciones, para pasar revista a aquellxs sin cuya cercanía vivir carece de sentido, y para cafetear la noche entera comprobando que el ser querido nunca volverá a moverse.

Imposible dejar de reparar en cuánto gratificaba la modesta costumbre de compartir un choripán bajo la arboleda en una parrillita rutera. Equivalía, sin ir más lejos, a ratificarse humano y no engranaje. A dar el “presente” a la vida. A decirse  “sigo aquí, y no me rindo”.

Lunes 30/3

Hoy me alentaron a publicar este diario. No estaba seguro de hacerlo. Porque para uno, en las actuales condiciones, puede ser catártico y hasta formar parte de una rutina productiva. Pero, aunque se le busque una cierta universalidad, nunca dejará de ser un texto autorreferencial. Y alguna vez ha cantado Silvio Rodríguez: “Yo sé que a nadie / le interesa / lo de otra gente / y su tristeza”.

Paradojas del capitalismo periférico: Nos estamos cuidando al extremo del COVID - 19… pero vivimos en una zona semi rural, el pasto aún crece con fuerza, no tenemos cortadora de césped, y el dengue también acecha. En un barrio castigado por robos frecuentes, acaso no hayamos desatinado demasiado en cifrar la seguridad de nuestro domicilio en forjar una estrecha relación con el vecindario - cualquiera fuera su extracción social - en vez de pertrecharnos en una armería. Así, bien puede uno agenciarse al menos una bordeadora a través del alambrado lindero. En la emergencia pues, se cosecha lo sembrado.

Me apresto a encarar on line la segunda reunión militante del día, en procura de  intercambiar criterios para sobrellevar la situación en las zonas más precarizadas del conurbano bonaerense, cuando comienzan a llegarme por watsapp videos sobre saqueos a supermercados en la localidad de Pergamino. La peor pandemia es el hambre, porque no se ciñe a ninguna cuarentena.

Martes 31/3

La dramática originalidad y el vertiginoso ritmo de los acontecimientos que venimos protagonizando han contribuido a alterar la lógica con que venía administrando mi blog personal, consistente en publicar un editorial de análisis mensual. Habitualmente, durante la primera mitad del mes acostumbraba a puntear los tópicos que me resultaba relevante considerar, a los efectos de ir armando el esqueleto de lo que habría de ser el texto final. Pero de un tiempo a esta parte todo lo ensayado me resulta prontamente perecedero. Siento que hasta la prospectiva más audaz que sea capaz de arriesgar mi modesto intelecto caduca de inmediato. Y hete aquí que tal fenómeno me viene llevando a postear varias veces al mes con el fin de convidarle al puñado de interesadxs que me lee la más fresca de mis conjeturas. No es ninguna novedad: En el Siglo XXI la vida transcurre en cámara rápida, y quien no se adapta queda en el camino.

1/4

A primera hora del día, lxs enfermxs de COVID - 19 en Argentina son 1.057 y lxs muertxs 27.

Nuestra tercera expedición desde que comenzó la cuarentena estaba prevista para hoy, pero el pronóstico de tormentas impide que mi esposa cobre y retire efectivo por cajero, en tanto acostumbra trasladarse en bicicleta y el clima lo complicaría notablemente.

Algunxs infectólogxs aventuran que el lunes 13 de este mes podría comenzar a levantarse gradualmente la cuarentena, no necesariamente para la población de riesgo. Ojalá así sea, tarden lo que tarden en volver, echamos de menos los abrazos.-

¿Continuará…?