miércoles, 1 de noviembre de 2017

Macri, el hombre que encontró su circunstancia
UNA DERECHA POPULISTA 
CON VOCACIÓN DE PODER 
Y ASPIRACIONES REFUNDACIONALES



















“…no debe creerse que esta búsqueda de un país flexible de emprendedores, en el que el conflicto sea reemplazado por la diversidad, se realice por medios pacíficos. Al contrario, la alianza Cambiemos nace con la desregulación y liberación de las energías privadas como motor, y para eso está dispuesta a dar peleas en diferentes ámbitos, que comprenden discursos que atizan el conflicto e incluso, en muchos casos, intensifican la lógica polarizada de la política argentina. A la ciudad feliz se llega, en cierta medida, barriendo obstáculos”.

Gabriel Vommaro,
“La larga marcha de Cambiemos”

De la lobotomía social al cambio cultural

El 1º de agosto pasado otro joven argentino - como Darío Santillán, como Luciano Arruga, como Mariano Ferreyra y tantos más -, llevó hasta las últimas consecuencias su defensa de nuestros recursos naturales y los territorios violentamente arrebatados a los pueblos originarios por antepasados y socios de la dirigencia que nos gobierna. El precio que pagó por su apego a los más altos valores humanos ya es de dominio público.

A lo largo de más de 80 días sus verdaderos móviles fueron tergiversados y mansillados con múltiples versiones y contraversiones emanadas desde el centro de gravedad de un Poder Ejecutivo encubridor, y reproducidos hasta el hartazgo por su cohorte de medios cómplices, a los que sólo les faltó titular que “la crisis causó una nueva muerte”.

Puede que el resultado final de su autopsia sentencie escuetamente que se ahogó en el Río Chubut. Pero es lícito dudar de que en el libro del destino estuviera escrito que Santiago Maldonado debía morir en dicha ocasión. Preferimos tomar por cierta la información desclasificada por el periodista Ricardo Ragendorfer, quien sostiene que el cadáver del compañero no estuvo en el agua más de cinco días, y que la única cámara frigorífica de la zona se encuentra en la Estancia Leleque, propiedad del Grupo Benetton. De modo que, tal como sucediera con tant@s patriotas secuestrad@s por la dictadura y luego reaparecid@s como abatid@s en supuestos enfrentamientos,  ninguna interna entre el oficialismo y sus fuerzas de seguridad conseguirá disimular que el militante anarquista fue víctima de desaparición forzada y que esta se produjo durante el salvaje desalojo de la Ruta 40 solicitado por el Presidente a la Ministra de Seguridad.

Quedará para el dominio de la sicología social discernir porqué una opinión pública capaz de reaccionar mayoritaria - y éticamente - contra el decreto del 2 X 1 favorable a los genocidas no encontró motivo de castigo electoral contra los abusos cometidos por el Estado en el Pu Lof Cushamen.

En tanto, parecería sensato interpretar al fenómeno Cambiemos como la confluencia de un empresariado beneficiario del Proceso de Reorganización Nacional,  lo más derechoso de radicalismo y peronismo, una nueva generación de CEOs, y el think thank de ONGs germinadas durante los 90s (que ablandan el perfil resultante aportando su concepto de “voluntariado solidario”), todo lo que necesariamente conducirá a cuestionar con más rigor que al oficialismo a esa partidocracia venal y rentista que lo precedió desde 1983, oportunidad en que la ingeniería represiva que extirpó la conciencia crítica desarrollada por una generación depositaria de las mejores tradiciones de lucha del pueblo argentino dejó expedito el camino para edificar la democracia formal y de baja intensidad que estamos transitando.

32 años después del genocidio, el huevo de la serpiente alumbra una atinada percepción de la materia gris gobernante respecto al  cambio de humor social experimentado por los sectores incluidos a partir de la desaceleración de la economía producida desde 2012, circunstancia que creó el caldo de cultivo para la importante adhesión a un significante vacío como “Cambiemos”. Será menester, en consecuencia, que la militancia considere detenidamente la naturaleza de esa mayoría relativa circunstancialmente predispuesta a ignorar la lucha de clases, plegándose a la efímera ilusión de armonía social que se le ofrece desde el poder mediante una suerte de evangelización absolutamente insustancial.

Pero por fortuna la historia es pródiga en ejemplos capaces de confirmar el viejo proverbio que reza “siempre que llovió paró”, lo que lleva a relativizar el sobredimensionado veredicto de las urnas, cimentado sobre escuálidos resultados económicos que, de no revertirse a la brevedad, terminarán por llevarse puesto al megalómano afán macrista de reinventar la Argentina.

¿La republiqueta liberal de Julio Argentino Roca
arrincona al Estado Benefactor de Juan Perón?

Vale la pena detenerse a analizar brevemente el nuevo damero que dibuja en nuestro país el resultado de las recientes elecciones legislativas, no sólo en términos de correlación de fuerzas entre oficialismo y oposición formales, sino fundamentalmente atendiendo a la posible reacción de l@s excluíd@s sociales.

Resulta pertinente recordar aquí que, a nuestro modesto entender, en Argentina hubo hasta la fecha sólo dos proyectos de país: El de la república europea fundado tras la derrota de la montonera federal y la Conquista del Desierto por Julio Argentino Roca y la Generación del 80, y el de la Justicia Social impulsado por el General Perón durante la década más feliz del pueblo trabajador (1945 - 1955)

Desde entonces, el versátil ideario fundado por aquel líder fallecido el 1° de julio de 1974 reapareció en la vida nacional bajo diversos ropajes: El breve interregno latinoamericanista y radicalizado de 1973 durante el que una generación de jóvenes soñó con tomar el cielo por asalto, la deriva fascistoide de 1974/76 en la que un oscuro cabo de la policía federal ascendido a sargento y respondiendo a sus mandantes extranjeros asumió desde el Estado la misión de limpiar al movimiento de “infiltrados”, el viraje neoliberal de los 90s que rifó las “joyas de la abuela” al son de La Marchita, y el simulacro progresista de “la década ganada” (2003/2015) que se presentó en sociedad como la segunda oportunidad histórica de aquella Generación del 70 (ahora obediente y despojada del potencial subversivo de otrora)

Más allá de todas esas metamorfosis, si algo dejan en claro las elecciones del 22 de octubre pasado es que el peronismo republicano y dócil no tiene destino:
Hoy, ni una CGT acuerdista y atravesada por múltiples tensiones, ni un kirchnerismo vivo pero conurbanizado, ni una Liga de Gobernadores que ha quedado severamente vapuleada, constituyen amenaza inmediata contra la avanzada  oficialista que ensaya un experimento movimientista a lo largo y ancho del país. Antes más bien sería esperable saldar el impostergable debate acerca de cuál será de aquí en más la impronta de un movimiento al que el Siglo XXI obliga a repensar ese sujeto social en crisis que le dio razón de ser.

Justo es agregar que de momento también está lejos de jugar un rol definitorio el merecido y saludable crecimiento de la izquierda parlamentaria.

En consecuencia, consolidando su gestión sobre la fragmentación del panperonismo, el presidente relanza su mandato ensayando una suerte de Pacto de la Moncloa al’uso nostro (ya que en esta ocasión él recita un libreto suministrado por el FMI y la audiencia toma nota) y enfrentando a partir de ahora el desafío de culminar su gobierno ya sin la ventajosa amenaza de su némesis - la doctora Cristina Fernández de Kirchner -, circunstancia que, con méritos y deméritos, lo enfrenta solo ante el electorado. Y resulta evidente que, si bien tuvo su equivalente a la Conquista del Desierto a partir del 24 de marzo de 1976, el hombre está bien lejos de reunir las dotes de un Julio Argentino Roca.

Lo pequeño se hace grande cuando lo grande no existe

En lo inmediato, detrás del árbol de boletas y candidaturas cabe reparar en el bosque de las exigencias empresariales formuladas durante el último Foro de IDEA, pliego que ratifica la perspectiva de un 2018 signado por una nueva escalada de protestas, que encuentra su fundamento en el shock tarifario precedido por el alza en el precio de los combustibles, en esa prometida  flexibilización laboral que no desvela a la burocracia sindical, y en un incremento de la criminalización de la protesta social.

Ante dicho panorama, bien lejos de las oxidadas superestructuras políticas y gremiales, va floreciendo una nueva generación de trabajadores/as formales e informales cuyo desafío consiste en recuperar los mejores programas de lucha del  movimiento obrero para volver a ofrecerle a la sociedad un Proyecto Nacional.

Mientras, parecería conveniente que las organizaciones sociales cuestionadoras de este sistema invirtieran buena parte de su esfuerzo de mediano y largo plazo en la construcción de un Poder Comunal tendiente a legislar desde el municipalismo multisectorial, modelo de construcción sobre el que hay mucho por aprender de la Venezuela Bolivariana.

Porque, muy a pesar de la prédica oficial sobre el cambio y la novedad, una sola cosa no admite dudas: En la Argentina de Hood Robin, los únicos privilegiados son los patrones.-


JORGE FALCONE