martes, 27 de octubre de 2020

Mientras se define si al ajuste lo hará el gobierno o el mercado

TIERRA Y COMIDA SANA SON LA MADRE 

DE TODAS LAS BATALLAS














“No hay cosa más sin apuro
que un pueblo haciendo la historia.
No lo seduce la gloria
ni se imagina el futuro.
Marcha con paso seguro
calculando cada paso,
y lo que parece atraso
suele transformarse pronto
en cosas que para el tonto
son causa de su fracaso”.
 

Alfredo Zitarrosa,

“Diez décimas de saludo al pueblo argentino”. 

 

Nuestra América: ¿Hacia una nueva “Hora de los Hornos”? 

En tanto la mayoría de los pronósticos favorecen a Joe Biden en los comicios estadounidenses de noviembre, el reverdecer de los pueblos de la región, estimulado por la Minga Indígena colombiana, el levantamiento de los jóvenes ecuatorianos exigiendo la renuncia del traidor Lenin Moreno, el aplastante triunfo del MAS sobre el golpismo boliviano, la estrepitosa sepultura de la constitución pinochetista en Chile, y - por qué no - el desacato de muchxs compatriotas que no se resignaron a conmemorar un 17 de octubre virtual y ganaron masivamente las calles de Buenos Aires en plena cuarentena, exige revisar algunas de sus lecciones de cara a un futuro post pandemia.

El ejemplo boliviano ha demostrado palmariamente al mundo hasta qué punto la América Profunda no admite más barnices europeizantes. Sin ir más lejos, los golpistas, apoyados por la OEA, pretendieron a lo largo de todo el año demostrar que la última elección que consagrara presidente por tercera vez a Evo Morales Ayma había sido amañada, pero la más reciente - celebrada ante las narices de una Justicia Electoral y veedores afines a la dictadura - ratificó e incrementó aquel caudal de votos. Semejante victoria, no obstante, recomienda a lxs vencedorxs permanecer atentxs y vigilantes, ya que el secesionismo cruceño difícilmente ceje en su afán de bregar por una Nación Blanca for export, apelando al “caos constructivo” que recomiendan implementar los centros del poder financiero trasnacional para implosionar nuestros Estados Nacionales.

Y el caso chileno exhibe a las claras, como lo han reconocido numerosxs analistas de distinto signo ideológico, que el modelo neoliberal puede mantenerse por la fuerza durante décadas, y hasta permear a una amplia franja de las capas populares, pero tarde o temprano revela su incapacidad para dar respuesta a las grandes mayorías y, cuando alguna chispa enciende la pradera - como ocurre desde octubre de 2019 a partir del incremento del precio del metro -, se derrumba como un castillo de naipes. 

Pero ante dicho panorama continental nada queda más claro que el carácter clasista, racista, sexista, y depredador de la Pacha Mama de lxs escuálidxs venezolanxs, lxs camba bolivianxs, lxs momixs chilenxs, o lxs gorilas argentinxs, incapaces de aceptar por las buenas “un mundo donde quepan todos los mundos”, como reza el precepto zapatista.

Su única manera de “dialogar” con el pueblo consiste en tensar alambres de vereda a vereda para decapitar motociclistas bolivarianos, linchar alcaldes kollas elegidxs por su pueblo, cegar o calcinar a lxs cabrxs de la Primera Línea chilena, o desaparecer y arrojar en riachos y zanjones a nuestrxs pibxs.

Quizás por ello en un imperdible filme del realizador tucumano Gerardo Vallejo (“El Rigor del Destino”), el Cacique Blanco interpretado por aquel gigantesco actor nacional que fuera Carlos Carella alecciona a su nieto al cabo de ultimar a una comadreja que hace estragos en su gallinero, apelando a la memorable frase: “Con la alimaña no hay arreglo”. 

 

Octubre: Diez días que NO conmovieron al mundo 

No pocxs observadorxs coinciden en describir la anomia de un gobierno nacional que da la apariencia de no arrancar nunca. Era de suponer que entre la conmemoración del Día de la Lealtad - circunstancia en que la central obrera y el PJ se propusieron sin demasiada suerte meter las patas en las fuentes del ciberespacio - y el décimo aniversario de la muerte de Néstor Carlos Kirchner se produciría alguna suerte de apuntalamiento de la figura presidencial, o al menos un relanzamiento de su gestión de gobierno, pero - salvo el categórico tirón de orejas de Cristina (“hay funcionarios que no funcionan”) - parecería que nada de lo sucedido desde una a otra efeméride movió ese amperímetro. Más bien ya constituye un secreto a voces que en los pasillos del Palacio circula el rumor de que de un momento a otro se convocaría a Roberto Lavagna con la intención de que devuelva a su corral al potro encabritado del dólar y conjure una muy vaticinada devaluación.

En tanto, la generación que toma decisiones dentro del Frente de Todxs - léase “Wado de Pedro, Máximo Kirchner, y Sergio Massa - solo parece pensar en 2023, como si el tobogán de la imprevisible historia nacional condujera inexorablemente hacia esa arena.

Lo cierto es que un gabinete que no parecería tener demasiado en claro qué hacer con la Argentina se da el lujo de no recoger decididamente el guante de las mejores propuestas que le aportan sus bases de apoyo. Ahí están en lista de espera la Ley de Acceso a la Tierra presentada por la Unión de Trabajadorxs de la Tierra en el Anexo del Congreso, La Marcha al Campo respaldada por organizaciones como CTA - A, UTEP, y MNER, o el Proyecto Artigas promovido entre otrxs por el dirigente social Juan Grabois. 

El primer proyecto apunta a “transformar la matriz productiva de nuestro país (…) producir alimentos sanos para nuestras familias y para el pueblo. Se trata de tener derecho a la tierra para trabajar y producir alimento sano”, según expresaron algunxs de sus referentes, entre ellxs Nahuel Levaggi, titular del Mercado Central, ante un Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca improbablemente desvinculado de la siembra del trigo transgénico promovido por el pool Bayer - Monsanto o de la ratificación del cuestionado proyecto de montar megafactorías porcinas para exportar dicho insumo a China.

El segundo coincide con el anterior en proponerse “lograr la soberanía alimentaria y la producción - según explica su impulsora, la Diputada bonaerense María Rosa Martínez - mediante “soluciones de fondo que implican decisiones políticas y transformaciones“. La iniciativa, que ya se presentó en la Cámara Baja, apunta a tierras fiscales que serían entregadas a los productores en forma jurídica de comodato, para sostener el rol productivo de las mismas. En concreto, se habla de 12 millones de hectáreas de propiedad fiscal, a las que se sumarían los bosques nativos también fiscales, con lo cual se calculan 30 millones de hectáreas para ocupar por parte de familias en condiciones de instalarse e iniciar su producción en lotes de hasta 150 hectáreas. Como puede apreciarse, se trata de un proyecto de ejecución perentoria, si existe conciencia plena de la acuciante situación que afecta a gran número de argentinxs privadxs de tierra y techo para vivir, que se ven obligadxs a ocupar predios fiscales en condiciones de gran precariedad y sufriendo el constante asedio de las fuerzas represivas.

Y el tercero - motorizado a instancias de Dolores Etchevehere, quien a estas horas padece el hostigamiento legal y físico de su madre y hermanos, conspicuos  terratenientes que vienen enarbolando la bandera ensangrentada de la propiedad privada, divisa histórica de ese patriciado que fundó el país sobre un genocidio - ha generado que una red integrada por movimientos sociales, profesionales del derecho, la comunicación y el cuidado del ambiente movilizados por la búsqueda de la verdad, la justicia y el bien común  fundara el Proyecto Artigas, que convocando a un grupo de campesinos sin tierra, militantes y organizaciones ambientales decidió acompañar a la mujer en la recuperación de la Estancia Casa Nueva, ubicada en La Paz, Entre Ríos,  plantando en la tierra que le pertenece por derecho natural - ya que se trata de un patrimonio indiviso - la primera semilla de una reparación histórica. El acuerdo con ella parte de la cesión del 40% de la tierra que le corresponde como legítima heredera de su padre para construir un modelo agrario sostenible, libre de agrotóxicos y explotación, distinto al que su familia representa, en tanto se propone construir allí un proyecto productivo que cuide a la madre tierra y respete los derechos de las familias campesinas. Quienes la acompañan en dicho emprendimiento aseguran contar con copiosa data sobre los chanchullos financieros de su familia.

Queda de manifiesto así que el denominador común de todas las propuestas enumeradas apunta al acceso a la tierra y a la soberanía alimentaria, en un país que vive del campo pero no lo puebla, ya que - como es sabido - el 93% de su población se concentra en los espacios urbanos. Se trata pues de las mismas causas que hoy juegan su suerte en las 1.800 ocupaciones que hay a lo largo del territorio nacional, en enclaves como Magaldi (Rosario, Santa Fe), Los Ceibos y Guernica (La Matanza y Pte. Perón respectivamente, Buenos Aires), Los Pinos (Los Hornos, La Plata), o el Parque Nacional Nahuel Huapi (Chubut y Río Negro) Problemática de urgente solución que hubiera ameritado un plan orgánico de gobierno que la contemplara, en vez de limitarse a sacar de la galera al candidato que más criticó a la Vicepresidenta durante la última década para evitar con ello cualquier revisión de lo actuado, o zurcir una coalición tan variopinta que no atina a avanzar en una dirección común. 

Pero por ahora la mayoría de tales iniciativas queda en manos tanto de algunas organizaciones que entraron al Estado con expectativas de transformación de la realidad (aún sin eco en las autoridades), como de otras que decidieron trabajar desde la comunidad y que, dada la degradación general de la política, se debaten entre encontrar la respuesta más satisfactoria posible para las poblaciones afectadas y el infantilismo de desestimar cualquier negociación considerándola una capitulación potencial, optando en consecuencia por una interpretación sui géneris de “La Revolución Permanente”.

En conclusión, ha llegado la hora de que un presidente que asumió prometiendo “primero los últimos”, y solicitó en su primer discurso que la sociedad le indique si en algún momento extravía el rumbo comprometido en su campaña tome partido en favor de sus votantes y se plante ante las aves de rapiña indispuestas a soltar un diezmo para que nuestro pueblo viva dignamente.-

 

JORGE FALCONE

lunes, 19 de octubre de 2020

Bolivia se pronuncia, Chile resiste, Argentina lucha por la tierra…

NUESTRA AMÉRICA VUELVE A ALZAR SU VOZ

El primer aniversario de la revuelta chilena encontró al pueblo hermano montando barricadas de Norte a Sur del país y disputando palmo a palmo la Plaza de la Dignidad - muy a pesar de una cuarentena desmovilizadora -, y enfrentando valiente e irreductiblemente a los pacos como ya nos tiene acostumbradxs. Por su parte, Bolivia brinda en estas horas la lección de que mal puede borrarse de un sangriento  plumazo la voluntad de una comunidad capaz de resistir al colonizador durante más de 500 años. En efecto, es imposible que el orden demoliberal encorsete semejante fuerza telúrica. Momentáneamente aplastado en las urnas el secesionismo cruceño, estará en los mandatarios ungidos por las mayorías consolidar tan apabullante victoria electoral, y responder así a lxs muchxs americanxs del sur que aún no se explican cómo el golpismo ha sido capaz de  arriesgar su trono ante la decisión colectiva. En nuestra latitud, continúan las árduas tratativas por encontrar una solución justa y pacífica a la mayor toma de tierras del conurbano, fiel reflejo de esa América Profunda que venimos describiendo. Todos los ejemplos enumerados corroboran que, a la larga o a la corta, no hay autoridad capaz de torcer el destino de los pueblos. 

 

Las brasas del peronismo

“Ahora comienza la reconstrucción”, sentenció el Presidente Alberto Fernández el Día de la Lealtad ante la selecta platea que lo escuchó guardando estricto distanciamiento social  en el Salón “Felipe Vallese” de la CGT, mientras el salario básico de lxs argentinxs  figura entre los más bajos de la región, una peste que parecía iba aflojar con el calor marca récords de contagios, una sociedad donde más del 50% de las niñeces y adolescencias despedirán 2020 en la pobreza, el sueldo de lxs trabajadorxs continúa devaluándose ante la inflación, el malestar social y las “ocupaciones de tierras” aumentan en paralelo al pertrechamiento de las fuerzas represivas. En tanto, buena parte de nuestra sociedad conserva la expectativa de que el gobierno arrime el bochín a sus promesas de campaña, y este anuncia un inminente paquete de medidas supuestamente en tal sentido. 

Hoy nadie en pleno uso de sus facultades puede negar que, después de cuatro años de depredación macrista y en el marco de una pandemia sumamente virulenta (estadísticas infladas o no), al oficialismo le toca “bailar con la más renga”. Para colmo de males, un gabinete loteado entre diversas fracciones del Frente de Todxs y sin grandes eminencias, - si evitamos sobrevalorar la postergación de los vencimientos de la deuda como una hazaña digna de los Patriotas de Mayo -, prácticamente no le ha encontrado aún el agujero al mate. 

Aún así, no hay peor costumbre que la de mezquinar la ponderación de un acontecimiento para que sintonice con la propia interpretación de la realidad. Y lo cierto es que para mucha gente las manifestaciones presenciales - tanto la convocada por el Sindicato de Camioneros como la espontánea a cargo de muchas familias de a pie - que tuvieron lugar el último 17 de octubre adquirieron el sentido de espaldarazo para una gestión tempranamente exhausta.

Hilando más fino, podría considerarse que la estética escogida para comunicar la campaña #75octubres - más emparentada con la “Sinfonía del Sentimiento” de Leonardo Favio que con aquella tan desideologizada a la que oportunamente recurriera el fallido experimento de Unidad Ciudadana - entornó al Primer Mandatario con la típica impronta del peronismo ortodoxo en lugar de la que prefieren sus versiones más progres, consecuentemente con la intención del sindicalismo empresarial y los caudillos del interior, que buscan diferenciarlo de cuanta decisión emane del Instituto Patria.

Pero tal vez el rasgo más importante a destacar sea el hecho de que, por un motivo u otro, buena parte del pueblo desacató la - comprensible pero muy poco feliz - convocatoria oficial a congregarse mediante avatares en una plaza virtual, y resolvió recuperar el espacio público, disputado hasta la fecha por escuálidas reuniones de anticuarentenas empeñadxs en usufructuar la libertad de reclamar libertad. 

Ante el volumen de movilizadxs que exhibieron algunas fotos aéreas, ningún análisis estaría completo obviando el interrogante acerca de qué ha prevalecido del peronismo en el Siglo XXI.

Este cronista se responde que lo más evidente es su mística, alimentada - cada vez con menos sustento material - por el horizonte de la Justicia Social. Y, subyacentemente - como patrimonio para un rescate a largo plazo -, la radicalizada programática de su clase trabajadora en lucha (La Falda, Huerta Grande, CGT de los Argentinos), que seguramente muchxs jóvenes desconocen, y que trascendió con creces el objetivo del fifty/fifty obrero - patronal promovido por el peronismo fundacional.

No mucho más, pero tampoco mucho menos. Más bien lo suficiente para oficiar de imprescindible trampolín hacia el nuevo movimiento histórico que forjará el pueblo con sus luchas, poniendo en valor toda la experiencia acumulada en su larga marcha hacia la liberación nacional y social.

 

De la olla popular a la disputa por territorio 

Vaticinadas por lxs más agudxs observadorxs, hoy las ocupaciones de terrenos -  en su mayoría fiscales - se han vuelto moneda corriente del Chaco a Bariloche, dejando bastante atrás el objetivo de supervivencia más inmediato al que vinieran recurriendo la mayoría de las organizaciones sociales, ora prioritando paliar la hambruna, ora planteándoselo a su vez como mínima instancia organizativa en un contexto de emergencia sanitaria. 

De todas ellas, la de Guernica, situada en el conurbano sur bonaerense, acaso sea la más extensa y la que indudablemente fue adquiriendo mayor resonancia mediática, dado el atinado esquema de organización vecinal puesto en práctica, el brillante asesoramiento legal de La Gremial de Abogados y Abogadas, y el acompañamiento de un variopinto Frente de Lucha que deja valiosas lecciones de unidad en la acción. Lo cierto es que en el marco de una resistencia sostenida durante más de tres meses, que contó con el apoyo de destacadas figuras de la política, la cultura y los Derechos Humanos, en estas horas se estaría llegando a un cierto marco de entendimiento con las autoridades capaz de aventar el asedio represivo, lo cual - de arribar a buen puerto - ha de constituir una suerte de victoria para gran cantidad de argentinxs sin techo que llegaron a dicho predio con las manos vacías y parecería ser que saldrán con un porvenir habitacional más seguro. 

La experiencia de Guernica ratifica que la conciencia nace de llevar a cabo una lucha consecuente, capaz de generar liderazgos naturales aún en sectores subalternos por los que las ciencias sociales no apuestan, toda vez que estos sean capaces de dimensionar su propio poder, lo que está más cerca de suceder cuando se disputa un insumo tan caro como el territorio para vivir y producir lo que se come, que cuando se negocia con el Estado un bolsón de alimentos. 

A diferencia de cuando campeaban los transformadores aires de los 70 y para abonar el camino hacia una necesaria Reforma Agraria bastaba con enarbolar la consigna “a desalambrar”, en un presente signado por los agrotóxicos se torna imprescindible sumar a las luchas por la tierra mucha claridad respecto a la matriz con que se la hará producir, para que sus frutos aporten efectivamente al bienestar colectivo.- 

 

JORGE FALCONE

miércoles, 14 de octubre de 2020

Mientras el sistema - mundo avanza hacia un colapso global

LA CGT PROCURA BLINDAR 

A UN PRESIDENTE EN BAJA 

CON UN 17 DE OCTUBRE VIRTUAL














“…la ‘revolución’, más que la ‘espera’ de un futuro prometido,

es la 'construcción' de una realidad diaria”.


Roberto Cirilo Perdía,

“Prisioneros de esta democracia”.

 

 Donde cunde el peligro acecha la solución

Si pensamos que en la historia de este planeta y en la de la humanidad, en la cual han prevalecido formas diversas y múltiples de equilibrio entre los seres humanos y su entorno, el capitalismo marcó una ruptura - y, en sentido más general, el capitalismo y el patrón de la civilización industrial que se replicó en la experiencia del socialismo soviético -, encontramos que esto puede ser catalogado propiamente como un patrón civilizatorio “cancerígeno”. Porque lleva al crecimiento desbordado de una parte sobre la base de la sistemática destrucción del resto. Así, se puede hablar del último asalto del capitalismo contra la vida en el planeta.

Quienes lideraron la década larga progresista de Nuestra América en gran medida se desentendieron de esta problemática, ejerciendo miradas sumamente cortoplacistas, con la honrosa excepción del Cdte. Hugo Rafael Chávez Frías.

Pero la naturaleza habla. Y a menuda lo hace en voz alta: Hace poco un géiser del Parque de Yellowstone (EEUU) vomitó residuos históricos. El plástico, como recurso artificial de la vida moderna, está dejando una nueva huella estratigráfica en el planeta.

Según el filósofo nostramericano Enrique Dussel, corresponde remontarnos a 1492 para detectar el origen de la modernidad y la instauración de una nueva centralidad - la europea - que a partir de pensadores como Bacon o Descartes edificó este modelo civilizatorio que concibe a la naturaleza como objeto ajeno a lo humano, y acaba de entrar en una crisis muy posiblemente terminal, ya que la naturaleza es el todo del que formamos parte.

Así, el tránsito del Homo Agrículus al Homo Urbanus ha significado para nuestra especie caer presa de un consumismo desenfrenado que viene agotando vertiginosamente recursos naturales no renovables.

En medio de los últimos estertores de ese orden salvaje soplan vientos de supremacismo blanco.

La emergencia sanitaria que atravesamos ha puesto en evidencia como pocas veces antes que la pretensión de crecimiento exponencial capitalista es suicida y pone límites a la continuidad de la vida en el planeta. Urge, por ende, abandonar la idea del desarrollo y salir de ese extractivismo que nos atraviesa desde el genocidio originario, cuestionar la obsolescencia programada - principal motor del consumismo -, transitar del paradigma cuantitativo (la física como ciencia madre) al cualitativo (la biología como ciencia madre)

Durante la primera década del siglo en curso, lxs americanxs del sur hemos sido testigos de la coexistencia entre procesos de ampliación de derechos (políticas de inclusión) y de transacción con el poder económico (Consenso de las Commodities) Pero hoy es evidente que nuestras democracias representativas han dejado de ser el ideal de un modo de vida digno, en tanto - muy a pesar de las formalidades institucionales - nos someten a los mismos padecimientos que nos impusieran regímenes más funestos.

La matriz productiva dominante ha vuelto a colocar en el ojo de la tormenta a los Pueblos Originarios - nuestros primeros desaparecidos -, dado que la ampliación de las fronteras agropecuarias los desplaza sin piedad, caracterizándolos como superficiarios, es decir, sin potestad sobre el subsuelo, e incluyéndolos en el Eje del Mal determinado por el Imperio, para ser hostigados desde su legislación antiterrorista.

En tanto, la vieja oligarquía pastoril ha ido desapareciendo en medio de la mayor transferencia de tierras desde la Campaña al Desierto, para dar lugar en su mismo nicho histórico a una nueva clase empresarial y plutocrática, no ya patricia como la Sociedad Rural Argentina, sino de recientes orígenes inmigratorios, muchos de cuyos integrantes son desencantados de las viejas utopías revolucionarias, como Gustavo Grobocopatel o Hugo Sigman, Zar de la Soja y accionista de la vacuna “nacional” contra el COVID - 19 respectivamente.

A todo esto, la coartada “ecologista” del poder financiero trasnacional para seguir exprimiendo recursos de un planeta exhausto es el fraudulento “capitalismo verde”, que se llena la boca con la palabra “sustentabilidad” mientras sigue degradando el ambiente en la convicción de que preservarlo es altamente oneroso, aunque desde una ética global correspondería respetar los ciclos de la naturaleza con el mismo cuidado que demanda un embarazo.

Desde 1974, con el ahorro acumulado por pagar con Bonos del Tesoro, los EEUU  instalaron 800 bases militares en 40 países, generalmente apelando al argumento de la ayuda humanitaria. En consecuencia, lejos de disolverse tras la implosión del Socialismo Real, la OTAN sigue acompañando la globalización económica de las trasnacionales, como lo demostró en la Guerra de Kosovo.

Paralelamente, la Big Data ha conquistado prácticamente toda la vida privada de los seres humanos, conociendo y controlando gustos y desplazamientos para uso publicitario, electoral y de seguridad, y la nanotecnología está en condiciones de modificar el genoma humano con sólo aplicar una inyección. Eso, y la disputa por el dominio de la Inteligencia Artificial constituyen a estas horas la precea que se disputa en la transición hegemónica mundial.

La consideración de muchos de los tópicos aquí expuestos sucumbe cotidianamente ante las acuciantes urgencias que determina paliar una hambruna descomunal, con el peligroso riesgo de que esta problemática desaparezca de las agendas militantes.

Es más, el pensamiento crítico multidimensional ya no se cultiva en las academias, fragmentadoras por naturaleza, sino en los holísticos think tanks del Imperio. Pero es imperativo que esta encrucijada global sea pensada de modo multicausal y no reducida al mero interés de los ecologistas. Lxs analfabetxs del Siglo XXI serán pues quienes no estén dispuestxs a desaprender lo aprendido durante el Siglo XX, ya que las disciplinas han sido concebidas para disciplinar.

Resulta impostergable para los pueblos no sucumbir a un apocalipsis tedioso, que el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi ha caracterizado como sicodeflación (anomia generalizada, sensibilización fóbica hacia el otro)

Más bien corresponde que, tras la abstracción tecno financiera, se produzca el retorno de lo imprescindible: La salud, la alimentación, en fin, la frugalidad.

Porque, como ya es una opinión cada vez más generalizada, están en peligro esas condiciones de vida en el planeta sostenidas durante miles de millones de años. Si la naturaleza es nuestra madre, ¿cómo podemos permitir que se la venda?

Entonces, si concebimos tanto al capitalismo como al socialismo en tanto paradigmas industrialistas propios de la modernidad, y aceptamos que hay en los movimientos de izquierda cierta remanencia en enarbolar el segundo concepto como sinónimo acrítico de cualquier postura anticapitalista, desde una perspectiva no occidental cabe destacar que existen otras utopías post capitalistas.

El horizonte del Buen Vivir preconizado por los antiguos dueños de nuestras tierras es un concepto con enorme potencia contrahegemónica, que parte de una fuerte crítica a la modernidad eurocéntrica, en concreto, a las ideas de “progreso” y “desarrollo” provenientes del Norte Global. Muchos elementos de la cosmovisión indígena andina han contribuido notablemente a la construcción de discursos y praxis que han intentado salirse del paradigma desarrollista y extractivista. Este horizonte, cuya presencia puede rastrearse incluso en geografías indígenas no andinas, ha constituido un contrapunto epistémico y ético-político al desarrollismo, al productivismo y al neoliberalismo.

Tanto las mujeres como la naturaleza han venido realizando un trabajo no reconocido. Hoy el lenguaje de la territorialidad también atraviesa, además del ambiente, al de los cuerpos. Por eso mismo adquiere tanta relevancia la Ética del Cuidado impulsada por el Ecofeminismo.

De modo que el dilema global a resolver por parte de la humanidad bien podría sintetizarse en la siguiente disyuntiva: Aumentar la tasa de ganancias o prolongar la vida en el planeta.

No pocos analistas polítcxs avizoran inminentes rebeliones del tipo de Black Peoples Matter, ya que no hay posibilidad de sortear el colapso descripto al interior del capitalismo.

Por lo pronto, en nuestro Cono Sur, la revuelta chilena marca un norte emancipatorio al que el confinamiento impuesto no ha conseguido poner coto.

Cabe a su vez seguir de cerca la resolución de la encrucijada que atraviesa el pueblo boliviano, cuyo ex Canciller en nuestro país - Antonio Abal - considera que el que está a punto de llevarse a cabo es “un voto de acumulación histórica en el marco de una guerra popular prolongada”.

Las respuestas que ya exhibe el Sur Global ante la crisis reseñada hasta aquí  ratifican la reciente afirmación de Joao Pedro Stedile, referente del MST brasileño, cuando manifiesta que “no tenemos derecho al pesimismo”.


Un gobierno con ideas tan dispares que a menudo neutralizan su acción

Indudablemente, el voto argentino contra la Venezuela bolivariana en la ONU - ejercido a fin de congraciarse con el FMI - constituye un punto de inflexión entre los sectores más socialdemócratas y los dizque progresistas de una coalición de gobierno que hasta la fecha sólo demostró eficacia para ganarle a Macri.

Dicho alineamiento obtuvo gran beneplácito en el Frente Renovador, cuyo referente considera al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura, pero  generó una estampida entre los sectores del Frente de Todxs que viven de la renta de una década supuestamente ganada: Acaso la expresión más categórica de esto último haya sido la renuncia de Alicia Castro, ex embajadora argentina en la Federación Rusa.

Es de suponer que medidas semejantes también atenten contra la reedición de la infantil Teoría del Cerco que aún pretende que el silencio de Cristina incuba posturas más radicales. Pero lo cierto es que por este camino ni siquiera se sostiene el proclamado afán de gobernar en nombre de Néstor, cuyo Ministro de Planeamiento hizo pingües negocios con el chavismo y sin embargo continúa interdicto por el oficialismo. 

El panperonismo que ocupa este turno electoral se acerca a la fecha fundacional de su identidad con un Primer Mandatario descendiendo del 60/80% de simpatías a un 45% y aproximándonos al quinto puesto mundial de infectados por coronavirus en el marco de la cuarentena más extensa que se conoce.

La ausencia de un plan de gobierno, que durante los primeros tramos de la emergencia sanitaria se maquilló apostando por la gente en vez de hacerlo por la economía, ha terminado por quedar palmariamente de manifiesto ante el hartazgo de una sociedad desacostumbrada a un autoaislamiento tan prolongado, y seguramente prorrogado hasta conocer cuáles serán las medidas que exija el poder financiero internacional a la hora de comprometerse a rescatarnos nuevamente de un indisimulable cuadro de recesión y desempleo galopantes.

Ante tales señales de alarma, un sindicalismo con el que la Vicepresidenta nunca se ha llevado bien se desvive por fortalecer la deteriorada figura presidencial mediante la insólita iniciativa de celebrar el Día de la Lealtad con una concentración virtual - de la que el moyanismo pretende despegarse -, y designando a Alberto Fernández al frente del PJ, partido que desde hace bastante tiempo funciona más como garante de la gobernabilidad demoliberal que como defensor de los intereses populares.

Las mencionadas no son las únicas internas que cunden en el archipiélago oficialista. El polémico tema de la toma de tierras ha puesto de relieve lo antedicho, en tanto también se asumió el Ejecutivo careciendo de una solución integral para el acuciante problema del hábitat, cuyo intento de resolución a contrarreloj vino exhibiendo no pocas fisuras entre los referentes del Movimiento Evita que revistan en la cartera de Desarrollo Social de la Nación y sus pares bonaerenses pertenecientes a La Cámpora.

Lo cierto es que el tiempo acucia, y la experiencia indica sobradamente que cuando alguna contingencia semejante no se resuelve con política, en auxilio de dicha falta de respuesta siempre acude la represión.

Cualquier perspectiva sensata descontará que ante tan delicado panorama, un desenlace semejante al que oportunamente tuvo el desalojo del Parque Indoamericano de Villa Soldati, donde la saña con que la policía cargó contra los ocupantes del predio - a quienes persiguieron hasta dentro de la Villa 20, donde cayeron baleados el albañil Bernardo Salgueiro, de 22 años, y el ama de casa Rosemary Churapuña, de 28 años - no conviene ni al gobierno ni a las organizaciones sociales.-

 

JORGE FALCONE

jueves, 8 de octubre de 2020

A 53 años de la caída en combate del Che, 

la Mujer y el Hombre Nuevo están pendientes

POR UNA “NORMALIDAD” 

DIFERENTE A LA ANTERIOR










Argentina ha dejado atrás el crudo invierno, que no el rigor de la recesión económica, el desempleo y el conteo mediático de contagiados y muertxs por COVID - 19. La expectativa de que el calor amortiguara la viralidad de la peste por ahora no se verifica, y para corroborar  los efectos de la vacuna parece que también habrá que esperar. Todo indica, a su vez, que el teletrabajo y la videoconferencia llegaron para quedarse, novedoso entorno que algunos llevan al paroxismo conmemorando - por ejemplo - el 17 de octubre en una plaza virtual colmada de avatares, a distancia prudencial (Kusch dixit) del Hedor de América. Sin embargo, daría la impresión de que poco a poco la gente va adaptándose a un nuevo statu quo que supone recuperar los espacios públicos y reactivar actividades hasta ahora en stand by observando los protocolos sanitarios de rigor, toda vez que sin vida social no hay mundo deseable: Esa parecería ir siendo la nueva sociabilidad en ciernes. Esta nota revisa algunos aspectos macroscópicos de la transición en curso.

 

“Nos pasa lo que hoy pasa en nuestro mundo” (*)

Desde que irrumpió el coronavirus, se verifica una caída del 5% del PBI mundial, la CEPAL prevé el cierre de 2 millones y medio de empresas, la pérdida de 8.500.000 de empleos, y una expansión de la pobreza que ya alcanza a 45.000.000 de personas.

Advertir que el impacto de esta crisis iba a hacer estragos en Nuestra América, donde el capitalismo salvaje descarga todo su rigor, no requiere de concienzudos análisis, pero compartir algunas cifras sirve como señal de alarma. Actualmente se contabilizan alrededor de 260.000 muertos y 7.000.000 de contagiados. El “Efecto Ecuador” (cadáveres en la puerta de los hogares a la espera de su recolección) campea por Méjico, Brasil, Bolivia, Perú, y Chile, país donde la emergencia sanitaria salvó al presidente Piñera de un inevitable desalojo del poder que seguramente ocurrirá pero con otros plazos.  Cerca del 50% de la población se halla en contexto de informalidad laboral, el año escolar está prácticamente perdido principalmente por déficit de conectividad. Nuestra geografía concentra - además - el 31 % de fuentes de agua dulce… a la que la mayoría de los pueblos aún no tiene acceso.

En Argentina el PBI per cápita 2020 promete ser similar al de 20 años atrás. Desde las manifestaciones del pueblo chubutense que mantuvieron cercado a su gobernador en la sede provincial, pasando por las protagonizadas por lxs estatales porteños contra una paritaria que cerró a la baja mientras la burocracia cegetista entorna al Presidente de la Nación, y llegando a la gran movilización nacional por lxs sin techo convocada a Plaza de Mayo por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, va quedando claro que la lucha de clases ha terminado sepultando a la cuarentena.

Por lo demás, cierta conducta proteccionista de los mercados del norte contribuye a agravar el cuadro regional. Sin ir más lejos, que Francia rompa el acuerdo con el Mercosur supone la caída de las exportaciones latinoamericanas. Todo ese cóctel promete mayor primarización de la economía, neoliberalismo, y endeudamiento… la vieja receta una y mil veces fracasada, repitiéndose sin escarmiento alguno.

Esta crisis es peor que la de 2008, pero el socorro del Estado ha sido mayor y menos discutido, como si en momentos de colapso la biblioteca liberal se postergara. No obstante, las usinas del capital trasnacional supraestatal prevén un nuevo ensayo de financiarización tendiente a otro shock de neoliberalismo. En tanto, la tensión China - USA parece ser el ordenador macro del nuevo escenario global.


El Gran País del Norte se empeña en seguir siendo el gendarme global

Muy a pesar del reciente contagio del Presidente Trump y su señora esposa, siguiendo los pasos de su par brasileño Jair Bolsonaro - anticuarentenas militantes ambos -, la ofensiva imperial sobre la región, lejos de detenerse, ha reforzado bases militares en Colombia, consolidado el rol virreynal de la OEA, y  colocado por primera vez un yanqui al frente del BID. Para ver también el “vaso medio lleno”, cabe subrayar que nada de eso alcanzó para doblegar a la Venezuela bolivariana… contra la que bochornosamente acaba de alinearse el gobierno argentino en la ONU.

Lo cierto es que la pandemia ha contribuido a militarizar la región, contexto en el cual se ha proscripto a algunos líderes pos neoliberales como Correa o Evo, y se sostiene el más férreo bloqueo mediático respecto a las luchas y conquistas populares.

No obstante, varixs referentes conservadores de estas latitudes también atraviesan momentos difíciles: El carnicero Uribe está preso, el traidor Lenin Moreno está en baja, el dictador Piñera sigue jaqueado por una rebelión que no cede, y la golpista Añez ha debido resignar la candidatura electoral debido a diferencias en su frente interno y el resuelto avance del MAS.

Pese a que algunos gobiernos del orbe han puesto al proteccionismo de la vida por encima del negacionismo sanitario, sin redistribución del ingreso eso demuestra ser  insuficiente. Mientras, continúa la puja por hacer de la vacuna un Bien Público Mundial, posición respecto de la cual por ahora China y Cuba llevan la delantera.

Sin un replanteo de las deudas y el establecimiento de un Impuesto a las Grandes Fortunas, el Sur Global seguirá llevando las de perder, en tanto las megaempresas informáticas continúan acumulando pingües dividendos a expensas del confinamiento social.

A todo esto, la derecha continúa disputando las calles, y procura perpetuarse en el gobierno prescindiendo de los resultados electorales, mediante una suerte de “dictaduras civiles”: La perspectiva de un posible golpe dentro del golpe y/o secesión civil en Bolivia habla a las claras de dicho fenómeno


Las luchas populares renacen como el Ave Fénix

Desde el Líbano a Colombia, 2020 prometía ser el año de los indignados, pero la pandemia lo frenó. De ese modo, y hasta ahora, las masas perdieron dos herramientas claves de construcción de poder popular: la calle y la asamblea. Como contraparte, la pandemia puso de relieve ante las grandes mayorías el carácter destructivo del capitalismo, ya que la misma se vio claramente magnificada merced a la globalización, el hacinamiento, y la industrialización de los alimentos, demostrando palmariamente que este sistema desprecia la cooperación y solo apunta a la competencia, como lo prueba la paulatina destrucción de la salud pública. Cabe aguardar que el elevado número de víctimas sirva como advertencia ante el rumbo suicida que ha venido adoptando la humanidad.

A pesar de tal contexto, resultan sumamente alentadores el rebrote de la lucha popular en Chile de cara al plebiscito, una resistencia de masas en Bolivia que viene  condicionando el escenario electoral, y el recrudecimiento de las rebeldías en Colombia.

Cabe destacar a su vez, que en EEUU, además de la falsa grieta Trump - Biden, se multiplican las protestas del movimiento Black Lives Matter, fenómeno que está llamado a ser una referencia global de lucha en este período, lo que a lxs americanxs del sur nos conecta directamente con su amplio contingente latino.

El panorama descripto parecería indicar que la Nueva Normalidad incluirá a la pandemia: Conviviremos y lucharemos en un contexto de prevenciones sanitarias, y en 2021 veremos desplegarse numerosas protestas callejeras.

La asignatura pendiente de nuestros pueblos sigue siendo elaborar, debatir y consensuar estrategias de superación de este sistema enemigo de la humanidad, capitalizando el saldo que dejan experiencias como la cubana en materia de   conciencia sanitaria colectiva, expresada en el desarrollo de una vacuna propia aportada desde un país pobre, y en el encomiable gesto de solidaridad universal  que supone exportar - incluso al Norte Global - médicos preparados para actuar en situaciones de catástrofe.

A los efectos de ir materializando dicha utopía, habrá que recoger los sustanciosos insumos suministrados por los pueblos originarios para concebirla desde una perspectiva no occidental, y abrevar en la Ética de los Cuidados que viene defendiendo el EcoFeminismo. También urge reformular el uso de las redes a favor de las perspectivas de cambio.

Deudas, en todo caso, sobre las que - al conmemorarse  un nuevo aniversario del Comandante Americano - corresponde meditar para echar manos a la obra sin más pérdida de tiempo.-

 

(*) Estrofa del gran poeta turco Nazim Hikmet.

 

JORGE FALCONE

 

 

jueves, 1 de octubre de 2020

Pistas para debatir el nuevo sujeto político del cambio, 

a 75 años del 17 de Octubre de 1945

EN BÚSQUEDA DE OTRO SUBSUELO 

DE LA PATRIA CAPAZ DE SUBLEVARSE













“¿Puede sostenerse, hoy por hoy, la existencia de una clase obrera en ascenso, sobre la que caería la hermosa tarea de hacer parir una nueva sociedad? ¿No alcanzan los datos económicos para comprender que esta clase obrera - en el sentido marxista del término - tiende a desaparecer, para ceder su sitio a otro sector social? ¿No será ese innumerable conjunto de marginados y desempleados cada vez más lejos del circuito económico, hundiéndose cada día más en la miseria, el llamado a convertirse en la nueva clase revolucionaria?”

Fidel Castro Ruz

 

De sujetos sociales a sujetos políticos

Desde que el fantasma de la última utopía global dejó de recorrer el mundo, hay un debate recurrente instalado en el seno de la militancia anticapitalista: Es el que viene indagando cuál ha de ser el nuevo sujeto social del cambio en el Siglo XXI, bajo la sospecha de que ya no es el que protagonizó las luchas más importantes del siglo pasado. 

A los efectos de establecer una mirada común, digamos en primera instancia que el de sujeto es un concepto acuñado por la Filosofía moderna, según la cual este  sería un individuo con discernimiento y conciencia de sí mismo. Eso quiere decir que somos animales capaces de diseñar nuestras propias vidas. El sujeto humano se constituye como tal en relación con lxs otrxs. Según la teoría crítica, el sujeto - además - se autoconstruye construyendo objetos. Por ejemplo, el burgués capitalista hace del dinero su fetiche. Pero así como hay sujeto de opresión, también hay sujetos emancipadores.

Un sujeto individual se constituye como sujeto social cuando interpreta y encarna el sentir y los intereses de su comunidad, ya se trate del o la mejor compañerx de curso o del o la vecinx más servicial del barrio.

En las democracias avanzadas, ese sujeto tiene la posibilidad de constituirse en sujeto de derecho.

Cuando tiene la voluntad y el poder de incidir sobre la realidad, se transforma en sujeto político, como ocurre con un líder o una lideresa (cada unx en su contexto, tanto Hugo Chávez como Berta Cáceres lo fueron)

Un sujeto político teje relaciones de poder (organizando frentes de lucha, o promoviendo infancias sanas en su comunidad) Desde una ética revolucionaria, dichas relaciones tienden a lograr el bienestar colectivo.

¿De qué modo? He aquí la diferencia entre la apelación al poder constituido o al poder constituyente. En el primer caso se optará por buscar un correlato entre la organización social y el poder institucional por la vía electoral, y en el segundo se elegirá construir poder popular independiente - de abajo hacia arriba y de la periferia al centro - a los efectos de ir prefigurando cotidianamente una nueva sociabilidad acorde a los valores de la sociedad en que se pretende vivir

Cuando a mediados del siglo XIX Marx y Engels escribían el “Manifiesto Comunista”, no cabía ninguna duda acerca de que el fermento revolucionario de la sociedad industrial que tenían a la vista era la clase obrera. Contemporáneamente, el revolucionario anarquista ruso Mijaíl Bakunin sumaba a eso el campesinado y todas las víctimas del sistema de opresión. En nuestros días, y avanzado el proceso de precarización laboral en el mundo periférico, el escritor argentino Miguel Mazzeo - uno de los más importantes intelectuales contemporáneos dedicados a reflexionar sobre las prácticas de los "nuevos movimientos sociales" -   se hace eco del concepto de pobretariado acuñado por Frei Betto, para definir al variado abanico de marginalizados y empobrecidos, quienes obviamente siguen siendo trabajadores pero que están cada vez más a merced de las fuerzas del capital.

A esta altura, cabe señalar que en nuestro país la desaparición de las grandes tradiciones políticas de masas del Siglo XX ha derivado en la emergencia de ese nuevo movimiento social del Siglo XXI que, eclosionando hacia el Argentinazo de 2001, recela de la centralización y de la delegación de autoridad, se resiste al control buscando autonomía, no necesariamente propone estrategias globales a la sociedad, y carece de un centro de gravedad aglutinante.

Las clases sociales, aunque golpeadas fenomenalmente por esta ola neoliberal, siguen existiendo, siendo el concepto de pobretariado una buena descripción del fenómeno de empobrecimiento generalizado, aunque no reemplaza la idea de lucha de clases como motor de la historia, sino que la complementa.

De clase obrera a clase trabajadora

Como señaláramos antes, durante el Siglo XX y bajo el paradigma metalmecánico, el marxismo caracterizó como sujeto político al proletariado industrial, y el peronismo al movimiento obrero organizado. En la transición entre dos siglos, el capitalismo productivo se convirtió en financiero. En consecuencia, el Sur Global vivió severos procesos de desindustrialización y merma de la afiliación sindical. Contratos “basura” sin prestaciones laborales, tercerización o subcontratación, deslocalización laboral, virtuales situaciones de esclavitud en muchos casos, retroceso en las ocho horas como jornada laboral universal, aumento del trabajo infantil, y sobreexplotación de la mano de obra femenina fueron algunos de los signos de la época. La consolidación de un sindicalismo empresario ensanchó la brecha con el sindicalismo combativo de base. Y el avanzado proceso de destrucción de nuestra economía también incrementó la tensión entre los trabajadores formales - que se volvieron más conservadores en defensa de sus empleos, dada la desocupación creciente - y los trabajadores informales.

No obstante, Argentina es el segundo país con mayor cantidad de sindicalizados de Sudamérica, después de Uruguay. La estadística muestra que los trabajadores bajo relación de dependencia son 6.197.131 en el sector privado (1,1% menos que un año atrás) y 3.136.127 en la administración pública (0,7% más que doce meses antes) Un cuarto de los trabajadores están afiliados a un sindicato y representan el 40% de los asalariados registrados. En el sector público, el rubro con mayor cantidad de afiliados es Enseñanza y en el privado, Transporte y Alimentación.

Por otra parte, corresponde subrayar que el capitalismo financiero no modificó las reglas de explotación capitalista, lo cual mantiene vigente el debate acerca de si ha desaparecido el viejo sujeto social de la explotación capitalista.

De la economía de subsistencia a la Economía Popular

Así describe el sociólogo José Seoane, Investigador del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC) y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), el punto de inflexión entre el sujeto social que predominara durante el Siglo XX y el que irrumpe en el Siglo XXI: “Hacia fines de los años 90, la aparentemente inconmovible hegemonía conquistada por el neoliberalismo fue puesta bajo cuestionamiento por una diversidad de sujetos que signaron la escena política y la conflictividad. Surgidos de las profundidades de las selvas y sierras; de las periferias de los latifundios, circuitos comerciales y centros urbanos; desposeídos o amenazados por la expropiación de sus territorios, trabajos y condiciones de vida; estos movimientos - que desde algunos estudios se llegaron a considerar incluso una imposibilidad sociológica o circunscriptos a la demanda de inclusión - convergieron con otros urbanos; de trabajadores ocupados, vecinos, mujeres, estudiantes; para irrumpir en la ciudadela de la gobernabilidad neoliberal y abrir, en muchos de nuestros países, cambios sociopolíticos que, con diferentes intensidades, se distanciaron o confrontaron con las políticas del Consenso de Washington.

A la fecha, podría considerarse que la mayor parte de lxs trabajadorxs informales argentinxs responden a pautas de una economía de subsistencia subsidiaria del Estado, mientras que una propuesta consecuentemente anticapitalista debería apuntar a la autogestión de los recursos en manos del pueblo, fenómeno que, de concretarse,   se haría acreedor - con mayor rigor conceptual - a la denominación de Economía Popular.

Cabe puntualizar, a su vez, que si bien el movimiento obrero conserva considerable capacidad de movilización merced a sus estructuras gremiales y fondos, sus reclamos se han ido tornado cada vez más reformistas, mientras que los de buena parte del movimiento social - como los reclamos por tierra para vivir y producir soberanía alimentaria - tienden a expresar un mayor grado de radicalidad.

¿Sujeto único o plural?

A la hora de considerar al sujeto político en ciernes a partir de variables de clase, raza - como lo exigía el amauta  Mariátegui -, género, y edad, conserva vigencia  el interrogante acerca de si, por ejemplo,  las mujeres y disidencias , lxs ecologistas, y los pueblos originarios serían sujetos en sí mismos o causas de un sujeto superior y más abarcativo.

Sobre este particular existen opiniones encontradas. El investigador de la Universidad de Sinaloa (México) Robinson Salazar, por ejemplo, ensaya el siguiente argumento: “…el nuevo sujeto político se arma por asociación (convergencia) y no por síntesis, esto quiere decir que no es una alianza proactiva, con plazo perentorio ni basada en acuerdos para usufructuar recursos. Es un engranaje similar al de una mazorca de maíz, donde cada grano va dotando de significancia y sentido al sujeto político; no es una pieza ni la suma de ellas lo que da naturaleza al sujeto, porque negaría la participación de los otros, los reclamos agregados, la territorialidad de cada una de ellas, los tiempos políticos de las movilizaciones y el énfasis en la insumisión.

Señalemos por último que si la hegemonía no se da en lo material no se da en la subjetividad. La burguesía es hegemónica porque ha logrado mantener un sistema de producción que genera ideología y sentidos comunes, como señalara Gramsci.

Abundan los ejemplos: “La torta no alcanza para todxs”, “si gana el rico gana el pobre”, “el descontento político se canaliza por vía electoral”, etc.

Estudio de casos

Al cabo de la sucinta reseña encarada, y sin ánimo alguno de clausurar los debates que esta nota recoge y otros, también resulta pertinente interrogarse acerca de si en el sistema - mundo vigente  sería imprescindible que existiera un sujeto político global único, pasible de generar sobreentendidos tan holísticos como “proletarios del mundo uníos”. A propósito de ello, revisemos brevemente algunas experiencias contemporáneas de muy diverso cuño.

La insurrección urbana de Black Peoples Matter (EEUU)

Dicha organización fue fundada por tres lideresas de la comunidad afroamericana: Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi. Aunque Black Lives Matter se declara libre de jerarquías, ellas son el rostro más visible del movimiento. Su ideario tiene una filosofía transversal que une la lucha de los derechos civiles de la comunidad afroamericana al feminismo y la visibilidad trans.

Las comunidades latinas respaldan con entusiasmo las protestas de Black Lives Matter, al tiempo que ejercen presión para que se reconozca el racismo sistémico que también enfrentan.

En el surgimiento del movimiento, además de un componente racial, existe un componente de clase. No se debería  pasar por alto que el apoyo a las protestas por parte de organizaciones de derechos civiles, cuyas membrecías se obtuvieron principalmente de la clase media negra, ha sido muy limitado. La razón puede deberse a que, al igual que sus contrapartes blancas, los negros de clase media están interesados en aplicar medidas duras de lucha contra el crimen, para protegerse a sí mismos y sus propiedades de los delincuentes (negros o no) Por tanto, al darse casos de brutalidad policial desmedida e injustificada hacia delincuentes menores con un componente racista, estas asociaciones miran para otro lado. 

Indignados autoconvocados x redes: Del 15M a Podemos (España)

El 15M fue un movimiento cívico surgido a partir de la movilización convocada por varias organizaciones para el 15 de mayo de 2011 en España y algunos países europeos.

Si nos atuviéramos, por ejemplo, a los datos de Madrid, en primer lugar se podía observar que no había diferencias en relación con el género, había una participación equilibrada entre hombres y mujeres. Con respecto a la edad,  predominaban los jóvenes (dos de cada tres tenían edades comprendidas entre los 20 y 35 años), si bien había 15 por ciento de personas entre los 50 y 68 años. Respecto a su posición en el mercado de trabajo, más de la mitad de los participantes tenía un trabajo remunerado y había un grupo importante de estudiantes (45%) No obstante, existía en la gran mayoría una preocupación por el desempleo. En relación con el nivel de estudios, la mayoría estaban en la universidad o eran egresados universitarios (67%)

Sus aportes en términos de organización política fueron recogidos en la estructura inicial de Podemos: La toma de decisiones desde las asambleas, la transparencia en las discusiones, el cuestionamiento a la democracia representativa y al sistema de partidos formaron parte de las estructuras, mecanismos y discurso político de ese nuevo partido. Como se sabe, esa fuerza - tan socialdemocratizada como oportunamente ocurrió en Grecia con Syriza - hoy forma parte de la coalición gobernante en su país, recibiendo severas críticas por parte de la izquierda anticapitalista.

Cóctel de viejas y nuevas tradiciones de lucha: La Primera Línea (Chile)

Así se denomina un colectivo de manifestantes, en su mayoría encapuchados o con el rostro parcialmente cubierto, dedicados a enfrentar físicamente a Carabineros de Chile en el contexto de las protestas chilenas de 2019/20. En palabras de uno de sus miembros, “se trata de disputar el poder de las autoridades”. Está compuesto por una variedad de ciudadanos individuales y organizaciones de base llamadas “clanes”, que carecen de autoridad central. Una amplia gama de espacios apoya a la Primera Línea brindándoles ayuda, alimentos y asesoramiento legal. Los miembros son de diversos orígenes, incluidos trabajadores, inmigrantes, estudiantes universitarios e hinchas deportivos. Estos últimos, así como muchxs pibes inorgánicos de barriadas populares entrarían dentro de la categoría clásica de lúmpenes, sin desmedro del efecto formativo que la acción directa produce en sus respectivas conciencias.

Los miembros de la Primera Línea tienden a asumir roles distintos, como portadores de escudos, lanzadores de piedras, extintores de granadas de gas lacrimógeno, honderos, punteros láser y medicamentos para gases lacrimógenos. ​ Entre estos, los punteros láser son los más numerosos y su función consiste en interrumpir la vista de la policía; sin embargo, hay casos en los que los punteros láser han derribado drones de vigilancia.

Toma de tierras en Guernica: Invaluable experiencia del pobretariado (Argentina)

La de Villa Numancia - en la localidad de Guernica, Partido de Presidente Perón, Provincia de Buenos Aires - ha venido siendo la más vasta ocupación de tierras de los últimos tiempos, con alrededor de 2500 familias (unas 10.000 personas) distribuidas en alrededor de 100 hectáreas. La composición social de dicho contingente - predominantemente integrado por jóvenes -, a grandes rasgos, consiste en laburantes, changarines, desocupados, y precarizados acogidxs al Ingreso Familiar de Emergencia, madres solas, y niños durmiendo bajo la más impiadosa intemperie. Alrededor de 540 personas cargan con causas penales. A lo largo de más de dos meses, apoyada por el Frente de Lucha y La Gremial de Abogados, la Coordinadora de Delegadxs Vecinales se ha movilizado intensamente y avanzado en su  organización, sorteando el asedio de supuestos propietarios, sicarios del municipio, y jueces favorables al negocio inmobiliario, logrando además la solidaridad de toda la militancia consecuente y la atención - para mal o para bien - de medios audiovisuales, gráficos y radiales nacionales y extranjeros.  Dicha pelea ha revelado como pocas el verdadero rostro de un Estado Nacional y Provincial totalmente fragmentados, sin visión estratégica, poder ni voluntad para ofrecer soluciones de fondo. Más bien, en todo momento -  y pese a la reiterada oferta de planes de contingencia por parte de la defensa de los afectados - ha sobrevolado la pésima disposición de un funcionariato mejor dispuesto a comprar a los vecinos con espejitos de colores o amenazar con el garrote. Es más, si no fuera por el apetito por los cargos que demuestra la clase política, el Plan de Viviendas y Lotes que trae de los pelos el gobernador Kicillof bien podría haberse anunciado al día siguiente de su asunción, y no minutos antes del anteúltimo plazo de desalojo de la ocupación más importante del país, criminalizada por oficialistas y opositores en plena sintonía, toda vez que lo que pone en tela de juicio es justamente la propiedad privada, y el bajísimo techo de posibilidades de cambio que ofrecen los progresismos latinoamericanos. Aún así, cualquiera sea el desenlace final de dicha resistencia, ya resulta incontrastable que uno de sus seguros saldos será la consolidación de un activismo de base prácticamente inexistente cuando la misma se originó y un precedente de unidad en la acción por parte de las organizaciones intervinientes que será imprescindible atesorar para afrontar las luchas por venir.

A propósito de este tipo de luchas en curso - y del tema central del que se ocupa esta nota -, el abogado Roberto Perdía señala con acierto que “Los cordones periféricos de las grandes ciudades y los campesinos pobres del interior, con tierras que apenas alcanzan para sobrevivir, pueden ser una buena palanca para demostrar que hay otro tipo de vida. Ello, además, permitirá ir creando las condiciones y posibilidades de un sujeto social agrario. Éste debe ser capaz de protagonizar la necesaria reforma agraria integral que haga posible la restitución a la comunidad de aquellas tierras de las que ésta fuera despojada para transformarlas en mercancías al servicio de unos pocos dueños de todo. A ese respecto, cabe recordar que todas las experiencias no capitalistas surgidas hasta ahora en la historia se dieron en sociedades poco o casi nada industrializadas, con gran base campesina, como Rusia, China, Cuba, Vietnam, Corea, o Nicaragua.

En consecuencia, vamos a coincidir con el politólogo argentino Marcelo Colussi, cuando escribe: “Esperar la movilización de las ‘grandes masas proletarias’ para acometer una nueva toma ‘del palacio de invierno del Zar’… sería un dislate. La realidad impone que hoy la madera del posible sujeto revolucionario está dada por otra cosa: jóvenes desocupados de los barrios marginales, quizá muy próximos a ingresar en una pandilla, o madres solteras que sobreviven como vendedoras informales, quizá inmigrantes indocumentados o movimientos étnicos que reivindican su cultura ancestral así como sus territorios históricos de los que fueron despojados, campesinos sin tierra desposeídos de sus parcelas por los cultivos de agroexportación, habitantes de los interminables cinturones de pobreza urbana… Esa amplia sumatoria de descontentos y no un proletariado organizado sindicalmente pareciera ser hoy el verdadero fermento que puede encender procesos de transformación. Temáticas que algunos años atrás, no sin cierta cuota de dogmatismo, se veían como productos marginales (lumpen-proletariado), pasan a ser hoy la chispa que puede disparar cambios”.

Resumiendo, muchas cosas han cambiado desde la última ofensiva popular del pueblo argentino, pero la sentencia del Che permanece incólume: “El presente es de lucha, el futuro es nuestro”.-

 

JORGE FALCONE