domingo, 1 de diciembre de 2019


El difícil ajedrez de responder con celeridad 
a incontables urgencias
ALBERTO PROPONE… 
PERO LA AMÉRICA INSURRECTA DISPONE 
 
“…el modelo de dominación para América Latina supone una calidad 
y una intensidad tan importante de dolor y desesperanza 
que vuelve imposible que eso asuma la forma de un conteo electoral”.

Alejandro Horowicz
Ensayista. Periodista, Doctor en Ciencias Sociales,
titular de la cátedra Los Cambios en el Sistema Político Mundial
en la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires.


Introducción confesional
para acompañar la esperanza popular
sin resignar el pensamiento crítico

El autor de esta nota se formó políticamente en las filas del peronismo. Uno de sus orgullos mayores es haber integrado las filas de la organización político-militar Montoneros. No es kirchnerista ni toma partido por ningún término de la “grieta” al interior del capitalismo, postura que a menudo lo malquista con sus numerosxs y grandes afectos jugados por el nuevo elenco gubernamental, quienes acostumbran a confinarlo en el rol de maximalista que se resiste a aceptar a la política como el exclusivo arte de lo posible. Su posicionamiento se atempera ante las nuevas generaciones, que - en todo su derecho - no tienen porqué creer a pie juntillas que alguna vez tomó cuerpo en las mayorías de nuestro país una conciencia política más radical, y que en buena medida desarrollan su experiencia militante en las filas del espacio que más parecería identificarse con las banderas legadas por sus mayores.

Pese a tales consideraciones, y en el convencimiento de que el subtexto de las revueltas en la región es un cuestionamiento cada vez más explícito a un sistema dizque democrático que ya no consigue dar respuesta a las necesidades más urgentes de nuestros pueblos ni se afana demasiado por seguir ostentando la máscara de las libertades públicas, quien suscribe estas líneas aspira a que la conciencia de las nuevas autoridades acerca de que hoy la Patria se parece a aquella republiqueta bananera que satirizara el capocómico Alberto Olmedo bajo el nombre de Costa Pobre haga del Programa Argentina sin Hambre un inmediato paliativo para la desesperación que atraviesa a las mayorías empobrecidas.

El resto será motivo de fraternal y respetuoso debate de cara a la comunidad, pero fundamentalmente al interior de las militancias indispuestas a resignar el sueño de propender a una sociedad pos capitalista, cuya materialización urge más que  definir el término que la caracterice.


Pesimismo de la razón

Sobran indicadores acerca de que el peronismo dio lo mejor de sí hasta 1952, cimentando un Estado de Bienestar cuyos logros profundos no consiguieron superarse ni siquiera durante los 49 días de gobierno de Héctor J. Cámpora, muy a pesar de la fuerza y experiencia popular que logró conquistarlos.

Analistas de cuño liberal tan pragmáticos como el histriónico Jorge Asís definen al peronismo como el “partido del poder”, y ponderan su capacidad de amoldarse a las necesidades de cada coyuntura - en los 90 al “Fin de la Historia”, en los 2000 a la Década Larga Progresista -, como si fuera meritorio no ceñirse a una programática decididamente emancipatoria.

Algunxs concebimos al kirchnerismo como inofensivo remedo (fundamentalmente retórico) de los ideales setentistas que, si bien recuperó el valor de la política y amplió derechos, lejos estuvo de desmontar el modelo de exclusión social vigente y mucho más de cuestionar siquiera la matriz productiva agroexportadora y extractivista que aún rige.

Así y todo, su mera comparación con la depredación macrista resulta insostenible y sólo conduce a la triste encerrona de adherir al mal menor, en la medida en que neodesarrollismo y neoliberalismo constituyen la cara y contracara de un capitalismo que cada vez expone con mayor obscenidad sus fauces de lobo bajo la raída piel de cordero.

Actualmente la sociedad argentina vuelve a asistir, como ocurre en el Juego de la Silla, a una rotación en el elenco estable de la política formal, nítidamente expresado por el tránsito judicial de causas como Irán, Nisman, o los cuadernos fotocopiados del chofer Centeno, hacia los 144 comprometedores expedientes que aguardan en Comodoro Py al ingeniero Mauricio Macri. A la larga o a la corta, es lógico que dicha noria erosione toda esperanza de cambio en quienes no suelen percibir los infrarrojos y ultravioletas de la política.

En tal contexto, resulta un lugar común que los ladrones de guante blanco se ensañen con los ladrones de gallinas: sin minimizar la embergadura de ningún delito, siempre será más escandaloso ver revolear bolsos cargados de dinero tras el muro de un convento que imaginar la acumulación de empresas off shore en paraísos fiscales.

Con haber sido la administración más expectable desde la recuperación del orden constitucional, no puede negarse que el kirchnerismo también constituyó un sistema recaudatorio basado en la lógica de un ex militante de la FURN platense que tempranamente resignó sus expectativas anticapitalistas y no ocultó jamás su convicción de que “sin dinero no se puede hacer política” (SIC) Cuantos hemos pasado por la función pública, aún ejerciendo cargos menores, sabemos que sobran mecanismos para malversar recursos “inocentemente”, como por ejemplo bancar desde una caja chica proyectos que el presupuesto oficial no está dispuesto a fomentar. Los volúmenes de dichas operaciones se incrementan notablemente cuanto mayor es la responsabilidad institucional y el poder que esta otorga. Muchxs funcionarixs apelan a estos subterfugios en el deseo de “hacer el bien”. Por ende, quien se bautice en el Jordán capitalista difícilmente quede impoluto, porque - a pesar de que la Santa Sede le brinde sustento moral - este sistema no ha sido concebido para ganar la vida eterna a la vera de Dios padre.

En este marco - y sobre todo por el cariz que va tomando la situación internacional -, un peronista tradicional y porteño como Alberto Fernández está siendo condicionado a desplazarse hacia la izquierda de sus convicciones, debiendo mantener un delicado equilibrio en las posturas que va adoptando, de cara a un frente interno que contiene tanto a referentes sociales que sueñan con una reforma agraria como a burócratas sindicales dispuestos a avalar una mayor precarización  laboral y caudillos pro vida oriundos del norte feudal.

Así y todo, se impone no escatimar esfuerzos en el aprovechamiento de  una nueva oportunidad histórica, la que - a nuestro modesto entender - dependerá mucho más de la intransigencia con que la comunidad esté dispuesta a defender sus intereses que de la asistencia que vaya a ofrecerle el Estado.


Optimismo de la voluntad

Hace poco tiempo, el agudo analista internacional Pedro Brieger, entusiasmado con el posible establecimiento de un nuevo eje continental Méjico - Argentina, se apresuró a sostener en TV que la ola progresista está bien lejos de haber sido abortada por gobiernos conservadores. Probablemente ese haya sido el ánimo que campeó en el búnker de la fuerza política que se impuso en las elecciones nacionales del 27 de octubre. Cae de maduro, en todo caso, que a partir del Golpe de Estado racista en Bolivia y de la ajustada victoria - pero victoria al fin - de Luis Lacalle Pou en el ballotage de Uruguay corresponde revisar dicho diagnóstico en profundidad. Ciertamente, son escenarios de reñido fifty - fifty como el que acaba de generarse en el “paisito” vecino los que confirman el agotamiento de las democracias formales, regímenes en los que desde hace tiempo no se confrontan programas de gobierno con perspectivas estratégicas, lo cual redunda en que la extrema polarización en las simpatías del electorado conduzca a una gran fragilidad institucional, ante la cual frecuentemente los derrotados en las urnas se sienten autorizados a rebelarse, debilitando en grado creciente la gobernabilidad.

Hoy Nuestra América, siempre ajena a las calmas prolongadas, despide el año regada por una seguidilla de levantamientos que, cada uno a su modo, cuestionan el orden establecido. En Colombia un Paro Nacional activo ha prorrogado ininterrumpidas protestas a partir del asesinato del joven Dilan Cruz, lo que suma a un creciente cuestionamiento del presidente Duque la posibilidad de llevarse puesto al propio Uribe; en Bolivia la componenda propuesta por el gobierno de facto ya cuenta con el aval de la COB y parte del MAS, mientras El Alto y Cochabamba permanecen irreductibles, en tanto emerge la figura del líder cocalero Andrónico Rodríguez como posible candidato a reemplazar a Evo en las elecciones de marzo; en Chile la escalada de lucha, violentamente reprimida por unas fuerzas de seguridad objetadas a nivel internacional, se repliega del centro y hace fuerte en los barrios; el gobierno ecuatoriano judicializa a la CONAIE pero las rebeldías no decaen; Haití continúa padeciendo el vacío de poder en medio de un malestar general que no deja de escalar; y en la Venezuela Bolivariana tiene lugar el Congreso Internacional de Comunicación, evento que se hace eco del descontento reinante y aboga por una Constituyente global para la humanidad. Si “para muestra basta un botón”, diciembre arranca con un cacerolazo continental que reproducirán las diásporas de todo el planeta, como muestra de solidaridad y aliento a los alzamientos en curso. Es evidente que la gradual retirada de E.E.U.U. de Medio Oriente tiene como correlato una consolidación de su presencia en nuestra región, objetivo que no desdeña promover el caos si ello contribuye a zurcir lazos supraestatales con poderes económicos locales. En el damero que va armando para disciplinar al Cono Sur, con Brasil bajo control, su próximo bocado será Argentina. Los sectores que, embriagados de optimismo institucional, minimicen la estrategia del Imperio y desatiendan las políticas de autodefensa, en el mediano plazo probablemente deban lamentar irreparables pérdidas.

Ante un panorama de semejante complejidad, la rebelión de los pueblos nostramericanos (a los que el filósofo Enrique Dussel define como “bloque social de los oprimidos” tomando conciencia en la acción de su rol transformador), hartos de simulacro y predispuestos a reclamar democracias directas, asoma como el rostro esperanzador de un nuevo capítulo en la historia continental.-


JORGE FALCONE

viernes, 1 de noviembre de 2019


Ya hay nuevo presidente, cada minuto de Macri en La Rosada nos hundirá aún más
ARGENTINA CIERRA OTRO CICLO OSCURO DE SU HISTORIA
EN MEDIO DE UNA NUEVA HORA DE LOS HORNOS REGIONAL
















En Nuestra América negrindoblanca y asincrónica, algunos pueblos se hartan de “pedirle peras al olmo” de las democracias formales y se rebelan, como los de Chile, Ecuador, o Haití, mientras otros vuelven a apostar por exprimir las últimas gotas del orden constitucional vigente, como ocurre en Argentina o Uruguay. Mientras el gobierno mejicano se muestra jaqueado por el asedio del narcotráfico, el batallado triunfo en primera vuelta de Evo Morales y la resistencia de las comunas socialistas bolivarianas permiten imaginar la posibilidad cierta de ir erosionando el eje neoconservador Trump - Bolsonaro. En tal contexto, lo que resulta indiscutible es que allí donde estalla el hartazgo popular se pone de manifiesto palmariamente a qué desenlace conducen indefectiblemente las recetas macroeconómicas del FMI, la dramática vigencia de políticas represivas tributarias de la Doctrina de Seguridad Nacional -  retomadas por los carabineros de  Chadwick o la gendarmería de Bullrich -, y el enorme condicionamiento que impone a dichos alzamientos la ausencia de un nuevo fantasma capaz de recorrer el mundo ofreciendo una perspectiva no capitalista.


"Estoy tan feliz, ha terminado mi misión política que es que haya una República.
Ahora estamos bajo el imperio de esta constitución y nadie la puede modificar.
Las fuerzas están equilibradas (…) Es momento de que el peronismo
muestre que es republicano”.

Dra. Elisa Carrió,
ex dirigente de la coalición derrotada en las urnas.


El alevoso reciclaje de la democracia formal
es una cátedra descriptiva de sus múltiples vicios

Nada nuevo bajo el sol: El resultado electoral del 27 de octubre era voto cantado. Sin embargo, mientras se aguarda el recuento definitivo, más allá del lógico corrimiento de sufragios operado en las generales desde los pequeños partidos conservadores hacia el oficialismo y de la voluminosa afluencia de votantes que lo hicieron en blanco o se abstuvieron en las PASO, constituye un dato a tener en cuenta el alto porcentaje de simpatías que conserva el gorilismo vernáculo en el Siglo XXI. En efecto, esa franja amarilla de nuestro mapa en medio de otras dos azules, que el ingenio popular difundió en las redes sociales con forma de meme (una supuesta Chetoslovaquia, entre Peronia del Norte y Peronia del Sur), desde Bernardino Rivadavia hasta la fecha corresponde a la República para Pocos cimentada por la oligarquía - otrora terrateniente y ahora financiera y multinacional - en la Pampa Húmeda, sobre el genocidio de los pueblos originarios, y se mantiene como utopía próspera de élites dispuestas, llegado el caso, a pagar con territorio nacional “sobrante” la deuda que ellas mismas vienen contrayendo con los centros del poder económico mundial. Moraleja: La trajinada grieta que agitó el oficialismo y promovió la prensa hegemónica no se da entre estructuras partidarias, sino que más bien remite al bicentenario conflicto fundacional irresuelto de nuestro país, lúcidamente expresado por un “ilustre sanjuanino” como Civilización o Barbarie.

En su primer discurso después de la elección, el gobernador electo de la Provincia de Buenos Aires - bastión del kirchnerismo para su trasvasamiento generacional - expresó que nuevamente se impuso la política sobre la Big Data. Le asiste la razón. Sólo que el presidente saliente también lo comprendió, y militó la campaña del #Sísepuede retomando contacto directo con su electorado, capital que ahora lo tienta a disputar el liderazgo opositor con los ganadores territoriales de su coalición.

Pero a pesar de cualquier sorpresa, valdría la pena recordar que no pocxs analistas coincidían en que cuatro años más de las políticas en curso muy probablemente hubieran convertido a la Nación Argentina en un proyecto inviable.

Lo cierto es que la escena nacional se muestra pródiga con quienes ejercemos la docencia contestes de lo “flojos de papeles” - en materia de historicidad y capacidad asociativa - que salen de la secundaria les estudiantes que llegan a bachillerarse. Y eso es así gracias a la masterclass que ofrece la amañada democracia de baja intensidad que transitamos: Desde el indisimulable reacomodamiento de una Justicia hasta hace poco hostil e insidiosa contra funcionari@s e ideario del gobierno anterior (liberación de presos K, suspensión del DNU que limitaba las indemnizaciones por riesgo de trabajo, reducción de la condena contra Amado Boudou por la Causa Ciccone, etc.) hasta el salto en largo que ha dado buena parte del periodismo genuflexo, el presente acumula perlitas que no debería desaprovechar frente a sus alumnxs ningún/a educador/a comprometidx con la suerte del país a la hora de encarar algún tipo de formación ciudadana, ya que el orden en que estamos inmersxs, muy a pesar de los “ungüentos y cremas de tortuga” - como escribía Leopoldo Marechal - con que se busca maquillarlo, exhibe obscenamente sus múltiples rajaduras ante la mirada de cualquier observador/a que no busque autoengañarse.

Frente a semejante panorama, el futuro de Cambiemos indica que la figura de Rodríguez Larreta irá adquiriendo preeminencia sobre el resto de los referentes del espacio, que seguramente concederá una nueva oportunidad a María Eugenia Vidal, momentáneamente autoinmolada tras la candidatura de Macri. En tanto el radicalismo, si logra conjurar el malestar de sus bases, se irá  realineando detrás de gobernadores plebiscitados como Cornejo y figuras jóvenes   como Martín Lousteau, siempre monitoreados desde las sombras por el perenne y maquiavélico “Coti” Nosiglia. Pero, incluso en un país tan generoso como el nuestro, es difícil prever el futuro de quien propuso al pueblo argentino juzgar su presidencia en base a la derrota de la inflación y la erradicación de la pobreza, ya que su horizonte inmediato aparece oscurecido por aproximadamente un centenar de causas judiciales.

En conclusión, la plaga que devastó al país durante los últimos cuatro años  facilitando una inédita fuga de capitales por parte de los socios del poder, hace mutis por el foro simulando responsabilidad cívica mediante la aplicación de un cepo contra el perennemente perjudicado pequeño ahorrista local, y convidando a la opinión pública con la “tranquilizadora” foto de dos hombres de Estado dándose un caluroso apretón de manos, como se estila en los países más avanzados del Norte Global.

Intervenir constructivamente 
para no desperdiciar otra oportunidad histórica

Seguramente coincidiremos con muchxs lectores/as si afirmamos que no hay nada más reaccionario que empañar la esperanza de un pueblo. Y vaya si el nuestro - con la decidida contribución de la mayor parte de las organizaciones sociales, oxigenadas por el respaldo del Vaticano - no ha hecho gala de una paciencia monacal, transformando como el más ducho alquimista su furia en expectativa, “hasta que - al decir de José Hernández - venga algún criollo en esta tierra a mandar”. 

Desde un punto de vista irrenunciablemente comprometido con la Justicia Social, pero evitando miradas maximalistas, no debería resultar indiferente que frente a los alarmantes índices de pobreza e indigencia reinantes, muy a pesar de la Espada de Damócles que implica una deuda centenaria, en la emergencia se esté considerando crear un Consejo Federal Argentina sin Hambre con el conjunto de los Estados Provinciales y Municipales para - entre otras medidas - llevar la AUH y la Asignación Familiar al valor que establece el INDEC extendiéndola para todes les pibes (es decir, los casi cinco millones de excluidos)

Durante el período que el kirchnerismo denomina “Década ganada”, en un contexto socioeconómico mucho menos calamitoso que el actual - aún valorando como se debe la ampliación de derechos que tuvo lugar, pero fieles al precepto que dice “lo cortés no quita lo valiente” - muchxs militantes anticapitalistas fuimos severxs  objetores/as de una matriz productiva agroexportadora y extractivista que dista de haberse modificado. Sin resignar en absoluto dicho señalamiento (más aún cuando se anuncian nuevos negocios con el grupo Syngenta), somos conscientes de que el proceso de destrucción nacional ha avanzado significativamente durante el último turno de gobierno, motivando a quienes así procedimos a sostener un diálogo más poroso con aquellos que han apostado de lleno por la alternativa que se acaba de abrir en Argentina, en la convicción de que este pueblo supuestamente manso, que tanto ha sabido ocupar las calles como sacudir con su voto a la opinión pública y a los gurúes de los focus groups, más temprano que tarde sabrá tomar debida nota de la orientación progresiva o no que adopten las autoridades electas.

Sin pasado no hay futuro

Últimamente, intelectuales críticos como Horacio González o candidatos electorales tan retrógrados como Gómez Centurión y Espert, se han pronunciado desde perspectivas antagónicas sobre las asignaturas que la sociedad tendría pendientes en relación a los enfrentamientos ocurridos durante los años 70.

En la audiencia del Juicio por la Causa Contraofensiva que tuvo lugar el lunes 7 de octubre pasado, un testigo - abnegado ex cuadro montonero y hoy del Movimiento Evita - expresó que su obsesión actual es “cómo pasar esa historia de una generación a la otra”.

Lo cierto es que preocupa a muchxs sobrevivientes de la última dictadura restaurar el puente que los genocidas procuraron dinamitar, entre la última generación que creyó en la Revolución y las que le siguieron, para que - dando cuenta de sus aciertos y errores - no se diluya tamaño legado experiencial.

En un escenario militante que evidencia - además de notables asimetrías de género anacrónicas para los tiempos que corren - no pocos desencuentros etarios en numerosas organizaciones políticas (Humberto Tumini - Victoria Donda en Libres del Sur, Jorge Altamira - Gabriel Solano en el F.I.T.), parecería conveniente que en el imprescindible diálogo inter generacional lxs veteranxs de la lucha emancipatoria tendiéramos más a orientar que a tutelar a lxs nuevxs responsables de refundarla.-


JORGE FALCONE




martes, 1 de octubre de 2019


Quien espere una segunda "Década Ganada" 
morirá de una extraña sed
CONTRAER LA DEUDA 
MÁS GRANDE DE LA HISTORIA
CULMINA CON UNA EMERGENCIA ALIMENTARIA


El ex Ministro de Economía - al que seguramente la Historia reservará un oprobioso sitial - se ufanó de que un ajuste como el que tuvo lugar jamás fue posible sin que cayera un gobierno. Pues bien: Erró el cálculo. El 11 de agosto pasado, producto de un sordo y acumulativo hartazgo que no vio venir la Argentina del cálculo y la estadística, cayó el gobierno de Cambiemos. Y eso es así pese a la previsible victoria de Suárez en Mendoza, cuyo resultado este atribuyó a la gestión de su predecesor y no del primer mandatario, quien igual procura montarse sobre dicho triunfo para insuflar algo de mística a la insustancial Marcha del #Sí se puede, a todas luces organizada para complacer a vecinxs como lxs de Barrancas de Belgrano, a quienes les resbala el canallesco DNU que limita las indemnizaciones por riesgo de trabajo.  Contra su promesa de remontar durante los próximos cuatro años el desastre de los cuatro que estamos dejando atrás, la mayoría de los pronósticos coinciden en que este mes se ratificará el veredicto de las PASO, tal vez con guarismos aún más favorables al voto opositor. Muchxs argentinxs esperamos que, con un nuevo presidente electo, se nos evite prorrogar este suplicio hasta el 10 de diciembre.


CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Numerosos analistas han venido dando cuenta del desaliento existente en las filas del oficialismo, así como del indisimulable desbande de muchos de sus exponentes provinciales y municipales, cada vez más renuentes a mostrarse en boletas electorales que incluyan a Macri. Podría decirse que en el seno de la coalición gobernante sólo se mantiene incólume el vesánico optimismo de la Dra. Carrió, y el que simula el candidato a vicepresidente con vano afán de supervivencia política. Si por ventura la tendencia dominante propiciara un ballotage en C.A.B.A. (Horacio Verbitsky ha venido afirmando que hay un 10% de flujo de votantes favorable a la candidatura de Lammens), el prudente funcionario que disimula sus aspiraciones presidenciales absteniéndose de hacer campaña y circunscribiéndose a ejercer el gobierno de su distrito - a la fecha, única esperanza blanca para Todos por el Cambio - también entraría en una zona de riesgo, haciendo peligrar el futuro de dicho armado (que no el de la perenne y virulenta masa crítica del gorilismo vernáculo) De tal modo, con un índice de pobreza que supera el 35 %, y el fantasma acechante de Comodoro Py, culmina la temporada de esta serie que nos aterrorizó durante cuatro años.

En tanto, Europa ya recibe al candidato presidencial del Frente de Todxs como mandatario electo, y - según  el agudo columnista de La Nación Carlos Pagni - el hombre tiene prácticamente conformado un gabinete que muy probablemente cuente con Santiago Cafiero como su jefe (siempre que no le paguen con dicho puesto a Sergio Massa, aparentemente indispuesto a presidir la Cámara Baja), León Arslanian como Ministro de Justicia, Felipe Solá como canciller, Victoria Donda como Ministra de la Mujer y - si no se decide por Matías Kulfas - al Ministerio de Economía quizás vaya una heterodoxa como Cecilia Todesca, aunque paradojalmente ya se le haya encargado un proyecto de tipo texano a Guillermo Nielsen para administrar Vaca Muerta. Durante los últimos días también trascendió el nombre de Sergio Lanziani como candidato a ocupar la cartera de Energía, los de Julián Domínguez o - nuevamente - Carlos Tomada para Trabajo, Ginés González García para Salud, Daniel Arroyo para Desarrollo Social, y no se descarta que el “resucitado” Florencio Randazzo vuelva a dirigir el Ministerio de Transporte. Si lo confirman en Interior, el único camporista en esa primera línea funcionarial sería Eduardo “Wado” De Pedro, que en caso contrario podría hacerse cargo de la Secretaria General de Presidencia. Para completar un adelanto de “la próxima temporada”, circulan algunos datos que suelen resbalarle al kirchnerismo más emocional y obtuso: En su reciente paso por la provincia de Tucumán, un sostén de campaña como Juan Manzur ungió a Alberto Fernández como “nuevo jefe del peronismo”, aseverando que este presidirá el país junto con los gobernadores, así como que Verónica Magario, funcionaria a la que dicho arco considera fuerza propia, se encargará de acotar al otro camporista elegido para gobernar la Provincia de Buenos Aires. Pese a semejantes indicadores, por ahora cuesta creer que el Instituto Patria se disponga a resignar el próximo turno de gobierno, apuntándose más bien para administrar  el país a partir de 2023.

Así las cosas, el perfil de la futura administración parecería pendular entre la felicitación a Evo Morales por ejercer una gestión que garantiza el Buen Vivir de su pueblo y la desestimación pública del reclamo de Juan Grabois respecto a la necesidad de llevar a cabo una Reforma Agraria, postura que el candidato más votado complementa con la recomendación a las organizaciones sociales de “evitar las calles” (única estrategia que ha demostrado cierta eficacia a la hora de arrancar derechos a este gobierno insensible y autista)


DILEMAS DEL “DÍA DESPUÉS”, GANE QUIEN GANE

El panorama descripto no hace más que ratificar lo escrito recientemente por el compañero Julio Gambina: El capitalismo no está en la discusión y solo aparece la dimensión de lo posible en su seno”.

 

Las estrategias de unidad que permitieron consensuar consignas como “Luche y se van” o “La deuda es con el pueblo y no con el FMI”, no exhiben aún demasiado acuerdo respecto a cómo plantarse ante una futura gestión que promete establecer un nuevo Pacto Social y fomentar una tregua de seis meses para ordenar la economía. Es más, prácticamente podría convenirse que la vanguardia más activa de la lucha social se autopercibe como una fuerza meramente reivindicativa.


Sabido es que las hegemonías se construyen con política. Así, quien mejor interprete y traduzca el momento histórico seguramente jalonará a una considerable masa crítica en condiciones de operar los cambios necesarios. Pese a no haber abandonado las calles ni un solo día desde que asumió la ceocracia macrista, las fuerzas populares de Argentina no han conseguido aún traccionar a las mayorías, evidentemente más apegadas a la legalidad constitucional que a cometer ciertas audacias en nombre de la legitimidad, para acortar - por ejemplo - el mandato de una administración que hace agua por donde se la revise, y a la cual aliados incondicionales de otrora, como una amañada Justicia, ya comenzaron a pasarle factura. La lección es clara: Para una sociedad severamente encorsetada por las limitaciones de la democracia formal, el veredicto de las urnas prevalece sobre el de las calles.

La disrupción de 2001 puso la vara tan alta en materia de reclamos que impidió a la clase política resolver la crisis por derecha. Así, el kirchnerismo, con su discurso épico y derechohumanista restauró la gobernabilidad en peligro cooptando otrora aguerridas organizaciones sociales y referentes de la lucha por los DDHH intransigentes hasta entonces.

La ampliación de derechos llevada a cabo durante los tres períodos que duró la gestión de gobierno más expectable desde la recuperación democrática no modificó sin embargo la matriz productiva extractivista y agroexportadora del país ni alteró sustancialmente su modelo de exclusión social.

Todo indica que el año en curso culminará brindando una nueva oportunidad histórica a muchxs protagonistas de aquella experiencia.

Pero ese cambio de mando se producirá en un contexto en el que escaseó una autocrítica profunda de la Década Larga Progresista en la región. No pocos analistas, haciendo gala de sentido común, atribuyen al desaprovechamiento de dicha circunstancia - y a la consabida zozobra del socialismo real - la orfandad y desorientación que hoy padece gran parte de las fuerzas populares en la región.

Ante el exceso de “prudencia” que trasunta buena parte de las organizaciones sociales, resulta lícito preguntarse en qué medida gravita aún el saldo disciplinador generado por la última dictadura oligárquico militar genocida, y expresado ahora por una tendencia a avanzar, ante los desafíos de la hora, con el cuidado de quien pisa cáscaras de huevo.

En efecto, la noción de fragilidad de la alternativa que se abre a nivel superestructural parecería condicionar a la militancia poco menos que a contener la respiración por tiempo indeterminado, para que dicha instancia no se desmorone de inmediato como un castillo de naipes.

¿Será que el pueblo argentino - protagonista de inolvidables mayos, octubres y diciembres - experimenta cierto desgaste que le dificulta recoger la programática más radical que fue gestando a lo largo de su larga lucha… u ocurrirá más bien que últimamente no ha alcanzado a generar una dirigencia capaz de ser consecuente con la imperiosa necesidad de transformar esta democracia de la derrota en otra capaz de hacerse cargo de lxs condenadxs de la tierra?

¿Estaremos acaso resignándonos a que políticos de carrera intermedien por siempre la defensa de nuestros intereses?

¿No constituye capital suficiente para cambiar el curso de una historia recurrente colmar de voluntades día tras día la avenida más ancha del país, o sucede que a buena parte de la dirigencia social - en sintonía con la burocracia sindical (que habrá que ver para qué se reunifica) - le alcanza con perpetuarse manteniendo capacidad de negociación ante las autoridades de turno?

En los últimos días sorprendió a muchxs el dirigente sindical de ATE Capital Daniel “Tano” Catalano, cuando ante las perspectivas aquí revisadas advirtió “Espero que Alberto tenga la muñeca necesaria y no debamos cantar ‘qué pasa que se llenó de gorilas el gobierno popular’ “, en clara alusión a la confrontación entre la tendencia revolucionaria del peronismo y la orientación adoptada por el tercer gobierno del General Perón, puesta de manifiesto durante la celebración del Día de lxs Trabajadorxs de 1974, ocasión en que la asistencia más combativa de aquel acto se vio superada por el descontento de sus bases y debió abandonar la Plaza de Mayo: La experiencia histórica parecería  recomendar apertura y diálogo con las bases militantes de todo el arco popular… así como estar “atentxs y vigilantes” - al decir de Evita - ante los próximos pasos de la dirigencia consagrada en las urnas.-


JORGE FALCONE

domingo, 1 de septiembre de 2019


El pueblo ya se expidió, en las urnas y en las calles
CHAU MACRI!













“La cotización del dólar cerró por encima de $62 y sin techo, con la consecuente pérdida de reservas internacionales por más de 250 millones de dólares diarios; el riesgo país que sube a 2.500 puntos, elevando las tasas en dólares haciendo más impagable el costo de la deuda pública dolarizada y por extensión al conjunto del endeudamiento; y las tasas de interés de referencia desde el BCRA vuelan al 85% como resultado de la política gubernamental, que incluye las decisiones sobre el ámbito económico y financiero. En ese plano actúa el re-perfilamiento de las cancelaciones de la impagable deuda pública”.


Julio Gambina
La parte afectada del mercado de consumo y de trabajo
decidió el fin de la economía de ajuste de Macri


EL QUE SIEMBRA HAMBRE COSECHA REBELIÓN

Ya no resulta novedoso afirmar que - habiendo cumplido su ciclo histórico los dos grandes movimientos nacionales del Siglo XX (radicalismo y peronismo) -  Argentina ha dejado de contar con electorados cautivos. Y es de suponer que así seguirá siendo hasta el advenimiento de una nueva identidad que coaligue a las grandes mayorías, aún referenciadas en el eco aggiornado de la que les dio respuestas concretas durante los años 50.

El contundente resultado de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias - amén de constituirse en veredicto colectivo - restituye la confianza en el sentido común de buena parte de la sociedad que oportunamente extendiera un voto de confianza a la promesa de un cambio capaz de respetar logros y saldar asignaturas pendientes. Y así ha ocurrido, porque el único recurso del votante maniatado,  aún carente de proyecto, es librarse de su depredador. Pero la situación de fragilidad institucional que atraviesa nuestro país a partir de dicha circunstancia parecería responder a la convicción de que la irreversibilidad de la tendencia determinada por el voto popular - hoy avalada como tal por impensables comunicadores sociales hasta hace poco furibundamente oficialistas - inéditamente ha convertido dicha instancia  en una virtual primera vuelta electoral, despojando al gobierno de toda legitimidad, aunque conserve los resortes de su  legalidad. En efecto, desde la aciaga jornada bursátil posterior al comicio hasta el dilatado recambio del ministro de economía que se ufanó de que ningún ajuste como el que produjo se pudo aplicar sin que cayera el gobierno, pasando por el alto cuestionamiento al otrora mimado secretario de gobierno, hasta la prácticamente huída del gurú Durán Barba, difícilmente otro panorama ilustraría mejor la noción de que “cuando el barco se hunde los ratones huyen”. Al punto de  que hoy Argentina es un país con dos presidentes, uno formal y otro real.

En tal contexto, el gobierno de Cambiemos agoniza cocinado en su propia salsa de desatinos y despropósitos, toda vez que desde diversos ángulos de la vida política se viene plebiscitando de hecho la necesidad de acelerar la transición, cuando no exigiendo sin cortapisas el reclamo de adelantamiento de las elecciones. En cualquier caso, poco falta para que el nombre de Mauricio Macri pase a integrar - junto con el de Carlos Menem y Fernando De la Rúa - el panteón de los mandatarios que perpetraron un verdadero genocidio social bajo la vigencia del orden constitucional. Semejante trípode, que hace referencia a una fuerza política sin tradición alguna, a otra que mantiene su vigencia desde hace más de 70 años, y a una última que ha superado el siglo de existencia, nos habla a las claras del agotamiento de esta democracia representativa cuyo elenco estable sigue girando inercialmente como en el Juego de la Silla.


RECUERDOS DEL FUTURO

Consecuentemente con un peronismo que ha ido tomando distancia de sus momentos más épicos para transformarse en garante de la gobernabilidad burguesa, el candidato a presidente por el Frente de Todos, a contramano del clamor colectivo, se apega a un cronograma electoral que, en caso de mantenerse inalterado, seguramente insumirá más bajas por hambre o por frío a un pueblo ya bastante castigado. Tiene lógica: En sintonía con su beneplácito por la cotización de un dólar a 60$, y como animal político que es, el hombre procura que las peores consecuencias del modelo ocurran antes de diciembre, a los efectos de garantizarse el cócktail que debería resultar de la combinación de la enorme expectativa popular que despierta su figura y la previsible nueva cuota de paciencia colectiva  que precisará demandar a la sociedad hasta encontrar algún paliativo a las penurias del presente.

Desde que asumió este gobierno, vastos sectores del arco militante coincidieron en afirmar que su modelo económico no cerraría sin represión. A la luz de las circunstancias, podemos concluir que aquel diagnóstico se ha ido cumpliendo con creces, tanto en escenarios donde se obstruye la circulación vehicular mediante protestas como cuando se intenta abortar alguna iniciativa popular (como los “feriazos” de la UTT, desalojados con un salvajismo mayor que el que suele desplegarse cuando un puñado de encapuchad@s rompe una vidriera o blande una molotov… pertrecho popular que a los represores parece preocuparle bastante menos que una berenjena repartida sin costo alguno) El  clima de tensión social generalizada, alimentado desde el Ministerio de Seguridad, ha colocado a las "fuerzas del orden" en un rol más intranquilizador que el que suelen jugar los delincuentes comunes. Pruebas al canto: A partir de las PASO tuvieron lugar un puñado de incidentes que, superando la violencia exhibida en el filme “Relatos Salvajes”, confirman nuestra apreciación. Como se sabe, en C.A.B.A. un trabajador santiagueño que deambulaba con alguna copa de más fue prácticamente ejecutado de una patada en el pecho por un guardián del orden; un jubilado con demencia senil que intentaba paliar su hambruna escamoteando algunos alimentos en la sucursal San Telmo del supermercado Coto fue pateado hasta morir por la custodia del local; en la provincia de Chaco, durante una jornada de protesta de las organizaciones sociales, una mujer embistió con su coche a los manifestantes hiriendo por lo menos a cinco, la multitud reaccionó destruyéndole el vehículo. Si “para muestra basta un botón”, los hechos referidos dan cuenta de adónde condujo la Doctrina Bullrich, convirtiendo a cualquier ciudadanx en blanco móvil y a la Argentina en un país caníbal. Este panorama refuerza la genuina preocupación de muchxs compatriotas en relación a los riesgos que habremos de correr durante la cuenta regresiva abierta hasta un eventual cambio de gobierno, cuyas posibles consecuencias no caerán exclusivamente sobre los viejos sino también sobre los nuevos inquilinxs de la Casa Rosada, hoy demasiado predispuestxs a transitar el período en curso balconeando tan afligente situación, como si el posible recambio institucional fuera a concretarse en algún país de Escandinavia.

Mientras, la reacción de lxs excluídxs sociales - siempre más propensxs a mostrar los dientes que el sindicalismo tradicional - no se ha hecho esperar, redoblando una lucha que no dio tregua al gobierno, y hasta desbordando con la exigencia de las bases a sus propios representantes.

Pero lo cierto es que desde el combate de Plaza Congreso, en oportunidad de debatirse la Reforma Previsional, la calle no ha vuelto a actuar en sintonía con el palacio para revertir el padecimiento de lxs argentinxs. Los días que corren ofrecen un inmejorable escenario para ensayar dicha gimnasia. Parte de la militancia parece advertirlo, disponiéndose a abreviar la sangría de lxs más humildes.

La taba está en el aire. Y no es un hecho menor que el damero de la realidad nacional se haya reacomodado en sentido contrario al augurio de la mayor parte de las encuestadoras, demostrando - para bien de Nuestra América - que el Cono Sur sigue siendo un hueso duro de roer para los Trump y Bolsonaro.-


JORGE FALCONE

jueves, 1 de agosto de 2019


Aunque pierda las elecciones, 
el macrismo profundizó radicalmente la obra de la dictadura
SÓLO UN PROCESO REVOLUCIONARIO 
DE NUEVO CUÑO SALVARÁ A LA ARGENTINA 
DEL COLAPSO FINAL


RETICENCIA DE LO NUEVO

 “Sólo gracias a los sin esperanza nos es dada la esperanza”.

Walter Benjamin

La “democracia de la derrota” (*) que transitamos ha escarmentado a buena parte de la sociedad argentina de sus audacias de otrora. Sin esta interpretación cuesta demasiado comprender que, pese a la muerte por congelamiento de numerosos compatriotas bajo la ola polar de este riguroso invierno, aún queden semejantes que - perteneciendo a sectores castigados por el modelo económico vigente - sigan apostando por esa entelequia llamada “cambio”.
En todo caso, la “primaverita” económica con que el gobierno ha venido batiendo  parches es “pan para hoy y hambre para mañana”, y sólo beneficia circunstancialmente a la clase media. Pero a menudo montajes como ese bastan para definir una elección.
Porque, si algún logro debería reconocérsele al macrismo en medio de una flagrante ausencia de inversiones, una inflación indomable y una miseria inédita bajo un gobierno constitucional, es el de haber generado una mayoría electoral relativa que - a contrapelo del sentido común  de los últimos años - valora a la seguridad por encima de la Justicia Social, porque está dispuesta a aceptar que “la torta no alcanza para todos”.
Sin ir más lejos, en los últimos días este cronista recogió dos ejemplos que ilustran tal fenómeno. En el primer caso, un modesto peón de taxi de alrededor de 40 años, para referirse al modelo económico del anterior gobierno nacional lo hizo en los siguientes términos: “¿Se acuerda de esa época en que no hacía falta trabajar, porque nos regalaban todo?”. A lo que más adelante agregó, a título de factor causal: “Lo que pasa es que este país es una fábrica industrial de peronistas”. 

En el segundo caso, a bordo de un transporte de media distancia, un obrero de la construcción de una edad aproximada a la del personaje precedente señalaba a su interlocutor - compañero de labor de algunos años menos, que escuchaba atentamente -  la caravana de madres peregrinando con sus pequeños hijos en procura de alguna distracción con la que entretenerlos durante ese otro invento consumístico denominado Vacaciones de Invierno, expresándose de este modo: “¡Ahí tenés la crisis económica! Se quejan pero no paran de yirar… Acá la crisis se va a acabar cuando 8 millones de nosotros deje de laburar para los 32 millones restantes”. 

Como se puede apreciar, en ambas argumentaciones campea un pensamiento mágico y reduccionista, y brilla por su ausencia un poder económico opresor. En consecuencia, desde tales puntos de vista, la fuente de nuestros males radicaría en el dispendio de los recursos públicos, o - aún peor - en una cuestión idiosincrática. Sin ánimo pues de otorgarle un status científico definitivo a la referencia de tales anécdotas, bien puede convenirse que la perspectiva que manifiestan se resiste a una posible explicación economicista, lo que estaría ratificando en gran medida cuánto caló durante los últimos años - incluso en sectores subalternos - la prédica cultural oficialista.
En tal contexto resulta entendible que la palabra Revolución haya “pasado de moda”, y que escuchada por oídos permeados por la satanización del término remita exclusivamente a fratricidio y regueros de sangre… dado que es bien sabido de qué arcas deberían salir los recursos necesarios para proporcionar alimento y abrigo a l@s más de 13.000.000 de argentin@s que engrosan las estadísticas de pobreza en este país rico. No se trata pues de pasar por alto el fallido intento chileno de tránsito al socialismo “por vía democrática”, sino más bien de retomar el desafío simonrodriguista de inventar o errar. Lejos de proponerse aquí comparaciones que no cuadran, recordemos que - como ya sostienen números@s exponentes del pensamiento crítico - el Siglo XXI nostramericano se inauguró con un alzamiento zapatista que puso en cuestión muchos presupuestos de lo que durante el siglo anterior se concibió como única forma de acceso a un reparto equitativo de las riquezas.
Así, el rasgo decididamente inhumano del presente que transitamos ha redundado en un engorde de numerosas organizaciones sociales que durante los últimos tiempos se han visto más condicionadas a destinar buena parte de su activismo a paliar las urgencias del hambre en merenderos y comedores que a sostener una formación de cuadros capaz de recordar cuánto costó conquistar los derechos que nos están arrebatando, o que las clases dominantes no suelen apelar precisamente a los buenos modales ni aun cuando el más votado de los gobiernos se dispone a recortar alguno de sus privilegios .
Eso explica que buena parte del espacio social por ellas representado, lejos de responder a las perspectivas estratégicas de sus respectivas conducciones, se muestre absolutamente permeado por el sentido común que fomentan las usinas del poder para sostener sin sobresaltos este modelo de acumulación por desposesión.
Hoy escasean las organizaciones políticas adherentes a un pensamiento antisistémico que ante una coyuntura electoral se resistan a “la demanda de los de abajo” y - en el entendimiento de que el salto de lo social a lo político consiste exclusivamente en dar a luz una herramienta capaz de presentar candidat@s para los próximos comicios - no  destinen  buena parte de su esfuerzo a hacer campaña con las reglas de juego del antagonista de proyecto histórico.
Ante semejante panorama parecería pertinente volver a cuestionarse si queda algo por demostrar en cuanto a que ni el capitalismo con disfraz más humano ha sido capaz de dar respuesta adecuada al conjunto de una sociedad.

LA LOZA SOBRE NUESTRA EMANCIPACIÓN
“…cabe recordar que para el año 2020 tenemos vencimientos por el conjunto de nuestra deuda externa que ascienden a la suma de 22,8 miles de millones de dólares; esa cifra, para los próximos 4 años se eleva a 156.220 millones. A nadie escapa que - para nuestra economía actual - eso es imposible de cumplir”.

Roberto Cirilo Perdía

El proceso de endeudamiento externo desarrollado entre 1976 y 1983 sirvió para solventar negocios privados. Así lo demuestra el fallo del juez Jorge Ballestero dictado en junio de 2000 en la causa impulsada por Alejandro Olmos, en la que se investigó la hipoteca de nuestro país durante la última dictadura militar.
Aquella patriada, iniciada en octubre de 1982 y cerrada en 2000, reúne decenas de investigaciones, millares de fojas, informes periciales, recortes de diarios, declaraciones de ex funcionarios, datos que durante dieciocho años fueron recopilándose y que desovillan la madeja de cómo se estafó al país.
Esa titánica tarea, que contó con numerosos peritos de organismos oficiales y privados, locales y extranjeros, cuestionó seriamente a las autoridades civiles y militares de entonces, entre ellas al súper Ministro de Economía “Joe” Martínez de Hoz, a su mano derecha Guillermo Walter Klein (h) - titular de la Secretaría de Programación y Coordinación Económica -, y a los distintos presidentes del Banco Central.
La fraudulenta operatoria de los denunciados favoreció a algunos grupos económicos ligados a los centros financieros internacionales, que mantienen su influencia en el presente, como Macri, Fortabat, Bunge & Born, Bridas, Bulgheroni, Pérez Companc, Techint (Rocca), Soldati, Pescarmona, quienes  contrajeron la deuda privada que más tarde sería estatizada por Domingo Felipe Cavallo. Entre otros nuevos responsables de la postración nacional, he aquí a buena parte de los apellidos que conforman un poder capaz de prevalecer ante cualquier resultado electoral, escamoteado por  la “grieta” que el periodismo cómplice ofrece a la opinión pública como la contradicción principal que deberíamos resolver.
El endeudamiento en cuestión se valió de tres recursos: reforma financiera y pauta cambiaria (devaluación progresiva del peso); apertura económica y desindustrialización; desmantelamiento estatal y represión de la resistencia popular. Para implementar estas reformas, fue necesaria la modificación del marco legal, a fin de concretar una acción ilegítima. La presentación de Alejandro Olmos concluye expresando que “Primero se modificó la ley, después se hipotecó al país”. Cuando resultó insuficiente, sencillamente se apeló a la violación de las normativas vigentes.
Todo ello se concretó mediante el endeudamiento de las empresas públicas en el exterior para conseguir dólares que no utilizaban, beneficiando con ellos a empresas privadas a través del Banco Central, con posterior estatización de dichas deudas. YPF, por ejemplo, fue obligada a tomar deudas cada tres meses sin ninguna necesidad real. Cabe destacar que a la compañía nunca llegaban esas divisas, que quedaban en el Banco Central. En las postrimerías de la dictadura, la deuda de YPF ascendía a 6.000 millones de dólares; desde el golpe militar, la misma había crecido  unas 16 veces, y llegó a constituir un décimo de la deuda total del país. Los dólares eran utilizados por los grupos señalados para la “timba financiera” especulando con los tipos de cambio y la fuga de divisas.

LA RECURRENTE PREGUNTA SOBRE “¿QUÉ HACER?”
“El cierre de listas es la síntesis o cristalización de un sistema basado en la competencia, el rencor, el individualismo. Un festival de antivalores. No quiero decir con esto que no sea una instancia necesaria para un proyecto popular, incluso para un proyecto revolucionario, pero el mecanismo se ha configurado de tal forma que deja pocas grietas para colar una representación de los sectores excluidos de la política formal, sin que eso implique domesticarlos y convertirlos en otra cosa”.

Juan Grabois

Desde esta tribuna venimos adhiriendo sin cortapisas a la necesidad de desalojar a la coalición gobernante en las elecciones de octubre, ya que la rebelión popular sostenida no logró coaligar esfuerzos para imponer otras condiciones de recambio institucional, como sí ocurrió en el período 2001/2003.
Más aún cuando l@s inquilin@s de la Casa Rosada vienen demostrando palmariamente - como lo ilustra, por ejemplo, la instalación de tropas israelíes en la Triple Frontera, o el nuevo “Servicio Cívico Voluntario en Valores” dirigido por la fuerza de seguridad que causó la muerte de Santiago Maldonado - que no sólo están dispuest@s a ganar una elección, sino a consolidar para siempre este capitalismo apocalíptico en nuestro país. En consecuencia, hasta el más mínimo garantismo contribuirá a obstaculizar semejante proyecto.
Tal objetivo está fuera de toda discusión. Lo que aquí se pretende poner en cuestión es el día después. Ya que nadie debería pasar por alto en qué desembocó la democracia recuperada en 1973, al cabo de casi 18 años de resistencia popular por todos los medios contra los dueños del poder, y habiendo colocado en ministerios y gobernaciones calificados cuadros identificados con una política transformadora al interior del peronismo. Desde entonces, la caja de resonancia estatal nunca volvió a contener una masa crítica de semejante calidad en el ejercicio de la función pública. Quien sostenga lo contrario tomando como referencia a la “década ganada”, deberá admitir que en tal contexto no existía un sentido común que demandara cambios sociales de carácter revolucionario.
Dicho panorama nos lleva a ratificar que, sin generar una nueva hegemonía social que reconsidere la necesidad/posibilidad de un cambio profundo - lo cual demandará el concurso de muchas voluntades convencidas (y capaces de convencer) al respecto en el diario quehacer militante -, sobran ejemplos históricos de que ninguna estructura se modifica por decreto, desde arriba hacia abajo.
Por ende, a esta altura del proceso de mega endeudamiento y destrucción nacional, la opción parecería ser tan diáfana como militar para el cambio o militar para la continuidad… lo que ha demostrado palmariamente producir más bajas por hambre, frío, o gatillo fácil, que cualquier conato de desobediencia civil.
Ojalá una militancia que ha demostrado sobrada capacidad de sostener esta larga y sacrificada lucha así lo entienda, e invierta su principal esfuerzo  sobre la comunidad, en vez de arriesgar sus respectivas construcciones zambulléndose de lleno en las arenas movedizas de la vida parlamentaria. -


JORGE FALCONE