"Fue
un tiempo de mentira, de infamia.
A España
toda,
la malherida España, de carnaval vestida
nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda,
para que no acertara la mano con la herida".
la malherida España, de carnaval vestida
nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda,
para que no acertara la mano con la herida".
Antonio Machado
Hostigar
al pobre mientras descansa
Es tan cierto que Macri asumió con la
legitimidad formal que otorgan los votos en esta democracia de baja intensidad,
como que lo hizo prácticamente mediante un empate técnico con su contrincante,
poniendo de manifiesto - aunque se trate de guarismos inestables en un
escenario de extrema volatilidad - que un porcentaje de voluntades del 51 %
frente a otro del 49 da cuenta a las claras de una sociedad dividida, cuyos
antagonismos se expresan con singular crudeza en cualquier foro de internet,
ese espacio donde resulta harto fácil tirar la piedra y esconder la mano.
No obstante, a nadie mínimamente atento al
devenir nacional escapará que la consigna #MarzoArde que circulara hasta hace
poco en las redes sociales no magnificaba en lo más mínimo la evidente decisión
del pueblo de luchar por su dignidad.
Pese al autismo oficial, cientos de miles de
argentin@s ganando las calles en señal de protesta - a veces en dos
oportunidades durante la misma semana - constituye un dato nada desdeñable para la
opinión pública local e internacional.
Sabido es que cuando no hay voluntad de
repartir pan se reparten palos, de manera que el "antídoto" previsto para
conjurar semejante indignación parece desprenderse de las recientes
declaraciones de la Ministra de Seguridad: "No vamos a dejar que gane
este intento de ingobernabilidad que quieren imponer en la Argentina (...)
Cuando las manifestaciones son enormes
muchas cosas no se pueden hacer, pero cuando son chicas se pueden hacer y las
vamos a empezar a hacer”.
El sentido común
militante, en consecuencia, debería seguir apostando a ser much@s. Es más,
convengamos que las violentas
incursiones policiales nocturnas que vienen produciéndose en barriadas
trabajadas por organizaciones sociales en lucha como La Poderosa, Los Pibes, o
el MTE, permiten inferir que so pretexto de combatir la delincuencia más bien
se apunta a aterrorizar a las bases sociales movilizadas, para comenzar a
aislar al activismo. Nada nuevo bajo el sol, el pueblo da la cara, el gobierno
ataca a traición.
El año en curso comenzó así. Con el
hostigamiento a medios de comunicación alternativos como Resumen
Latinoamericano para intentar el disciplinamiento de quienes no temen alzar su
voz, o decomisando productos de la economía popular como sucediera a los
pescadores de Coopechas, a lo cual se suman ahora dos eventos que vinculados
ponen en evidencia un modus operandi
que tal vez vino para quedarse:
En el primer caso, una supuesta persecución
policial que habría comenzado en Lanús, finalizó en el barrio porteño de La
Boca con el saldo de dos vecinas que quedaron en medio del tiroteo y fueron
alcanzadas por las balas de la Policía Bonaerense: una falleció y la otra se
encuentra hospitalizada. El incidente pretextó el allanamiento de la Cooperativa de Vivienda Los Pibes,
justo cuando buena parte de su activismo marchaba por la Memoria, la Verdad, y
la Justicia.
En el segundo caso, el
Movimiento de Trabajadores Excluidos denunció que policías reprimieron en el comedor Cartoneritos, en el partido
bonaerense de Lanús. Como consecuencia, unas 300 personas se manifestaron en la
Comisaría Quinta de esa localidad. Desde la Municipalidad admitieron que hubo
un incidente en ese predio, pero dijeron que se trató de un "hecho
policial", derivado de una persecución a un hombre con pedido de captura
que "se escondió" en el lugar.
Da la
"casualidad" que ambos casos remiten a enclaves donde se asienta la
base social de organizaciones que vienen jugando un rol protagónico en el
reclamo de implementación de la Ley de Emergencia Social.
Las armas que Macri acopia no tienen como destino
defender la soberanía
Al cumplirse 40
años de publicada la Carta abierta de un
escritor a la Junta Militar redactada por Rodolfo Walsh, honra su memoria
atar cabos relacionando lo dicho hasta aquí con ciertas "políticas de
Estado" no muy bien justificadas.
Por ejemplo, el Gobierno
nacional acaba de ser denunciado por la presunta comisión de delitos en el
marco de una posible compra por más de u$s 2.000 millones de armamento de uso
bélico a EEUU, la cual debería ser avalada por el Congreso. Sus funcionarios
explican que el destino del material es el de combatir al narcotráfico, al
terrorismo y al crimen organizado, aunque hasta la fecha los resultados en la
materia habilitan a seguir preguntándonos qué razón última lleva a las
autoridades de un país sumido en una recesión económica - que el oficialismo no
reconoce y que el déficit fiscal aumenta - a destinar multimillonarias sumas de
dinero en estos ítems, cuando simultáneamente se aduce que no tiene dinero para
los maestros.
Más aún, a pesar de que a
primera vista resulte un tanto paranoico este ejercicio de unir la línea
punteada de acontecimientos aparentemente desvinculados, no lo parece tanto que
por otra parte, cuando aún suena el eco de las marchas por la memoria, el
gobierno de la provincia que produjo el Cordobazo anuncie la creación de
la División de Inteligencia Antiterrorista de su policía, una
más de las políticas de seguridad que se vienen llevando a cabo, y se
suma a la Ley antiterrorista aprobada por el kirchnerismo y el Proyecto X.
La
ceocracia le apunta al pueblo con asesoramiento sionista
El alineamiento del
gobierno de Mauricio Macri con los intereses y las políticas de Israel y
Estados Unidos no es novedoso. Cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires admitió, sin ningún prurito, que designó a Jorge “el
fino” Palacios jefe de la Policía Metropolitana, porque fue el hombre que le
recomendaron desde las embajadas de Estados Unidos e Israel y desde sus
respectivos servicios de inteligencia (la CIA y la Mossad).
Varias fuentes señalan
que, concretado el triunfo en las elecciones presidenciales, estas dos
embajadas volvieron a dar nombres para la conformación del Gabinete Nacional.
La embajada norteamericana habría “sugerido” a Susana Malcorra para
conducir la política exterior argentina y la israelí habría “pedido” que la
titular del Ministerio de Seguridad sea Patricia Bullrich. Las políticas
llevadas adelante desde cada una de estas carteras tienden a confirmar esas
apreciaciones.
Hace poco, la ministra
Bullrich viajó a Israel, junto a los secretarios de Seguridad
Interior, Gerardo Milman, y de Coordinación, Planeamiento y Formación, Alberto
Föhrig. Allí participaron de diversos encuentros sobre seguridad, se reunieron
con miembros del ejército israelí (que ocupa ilegalmente los territorios
palestinos) y negociaron la compra de drones, cámaras y radares. Estos
implementos de “seguridad” y espionaje se instalarían en las frontera y
mediantes ellos se controlaría no solo a nuestro país, sino también a los
países vecinos.
La política que se está
llevando adelante en ese sentido es, simplemente, la coronación de todo un
proceso que se ha venido gestando desde hace mucho tiempo hasta esta parte.
Esto viene desde la época en que la actual ministra de Seguridad era diputada
nacional. En ese momento, ella era presidenta de la Comisión Nacional de
Amistad con Israel. Lamentablemente conocemos los procedimientos de las fuerzas
de seguridad israelíes, de sus fuerzas de inteligencia, la política de
asesinatos selectivos en los territorios palestinos ocupados, de violación de
todos los derechos internacionales. Sería realmente trágico que esa forma de
actuar, siempre por fuera de la ley, se traslade a un estado que en los últimos
años ha mostrado preocupación por los derechos humanos. Sería trágico que
Argentina se transforme en una cueva de agentes de inteligencia, que se
dediquen a atentar contra la privacidad de las personas y perseguir
opositores políticos, o que trabajen para desnaturalizar las tareas propias del
Ministerio de Seguridad de la Nación.
Por lo pronto, hacer una
lectura holística de los datos consignados debería conducir a la militancia a
aceitar medidas de seguridad y mantenerse en estado de alerta, fortaleciendo el
frente de lucha que sigue germinando en las calles, para que - cualquiera sea
la posición que se adopte ante el inminente escenario electoral - el chubasco
de octubre no apague las brasas de ese marzo en el que ardimos.-
JORGE
FALCONE
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