Macri, el hombre que encontró
su circunstancia
UNA DERECHA POPULISTA
CON VOCACIÓN DE PODER
Y ASPIRACIONES
REFUNDACIONALES
“…no debe creerse que esta búsqueda de un país
flexible de emprendedores, en el que el conflicto sea reemplazado por la diversidad,
se realice por medios pacíficos. Al contrario, la alianza Cambiemos nace con la
desregulación y liberación de las energías privadas como motor, y para eso está
dispuesta a dar peleas en diferentes ámbitos, que comprenden discursos que
atizan el conflicto e incluso, en muchos casos, intensifican la lógica
polarizada de la política argentina. A la ciudad feliz se llega, en cierta
medida, barriendo obstáculos”.
Gabriel
Vommaro,
“La larga
marcha de Cambiemos”
De la lobotomía
social al cambio cultural
El 1º de
agosto pasado otro joven argentino - como Darío Santillán, como Luciano Arruga,
como Mariano Ferreyra y tantos más -, llevó hasta las últimas consecuencias
su defensa de nuestros recursos naturales y los territorios violentamente
arrebatados a los pueblos originarios por antepasados y socios de la dirigencia
que nos gobierna. El precio que pagó por su apego a los más altos valores
humanos ya es de dominio público.
A lo largo de
más de 80 días sus verdaderos móviles fueron tergiversados y mansillados con
múltiples versiones y contraversiones emanadas desde el centro de gravedad de
un Poder Ejecutivo encubridor, y reproducidos hasta el hartazgo por su cohorte
de medios cómplices, a los que sólo les faltó titular que “la crisis causó una nueva
muerte”.
Puede que el
resultado final de su autopsia sentencie escuetamente que se ahogó en el Río
Chubut. Pero es lícito dudar de que en el libro del destino estuviera escrito
que Santiago Maldonado debía morir
en dicha ocasión. Preferimos tomar por cierta la información desclasificada por
el periodista Ricardo Ragendorfer, quien sostiene que el cadáver del compañero
no estuvo en el agua más de cinco días, y que la única cámara frigorífica de la
zona se encuentra en la Estancia Leleque, propiedad del Grupo Benetton. De modo
que, tal como sucediera con tant@s patriotas secuestrad@s por la dictadura y
luego reaparecid@s como abatid@s en supuestos enfrentamientos, ninguna interna entre el oficialismo y sus
fuerzas de seguridad conseguirá disimular que el militante anarquista fue víctima de desaparición forzada y que esta
se produjo durante el salvaje desalojo de la Ruta 40 solicitado por el
Presidente a la Ministra de Seguridad.
Quedará para el
dominio de la sicología social discernir porqué una opinión pública capaz de
reaccionar mayoritaria - y éticamente - contra el decreto del 2 X 1 favorable a
los genocidas no encontró motivo de castigo electoral contra los abusos
cometidos por el Estado en el Pu Lof Cushamen.
En tanto, parecería sensato interpretar al
fenómeno Cambiemos como la confluencia
de un empresariado beneficiario del Proceso
de Reorganización Nacional, lo más
derechoso de radicalismo y peronismo, una nueva generación de CEOs, y el think thank de ONGs germinadas durante
los 90s (que ablandan el perfil resultante aportando su concepto de
“voluntariado solidario”), todo lo que necesariamente conducirá a cuestionar
con más rigor que al oficialismo a esa partidocracia venal y rentista que lo
precedió desde 1983, oportunidad en que la ingeniería represiva que extirpó la
conciencia crítica desarrollada por una generación depositaria de las mejores
tradiciones de lucha del pueblo argentino dejó expedito el camino para edificar
la democracia formal y de baja intensidad que estamos transitando.
32 años después del genocidio, el huevo de la
serpiente alumbra una atinada percepción de la materia gris gobernante respecto
al cambio de humor social experimentado
por los sectores incluidos a partir de la desaceleración de la economía
producida desde 2012, circunstancia que creó el caldo de cultivo para la
importante adhesión a un significante vacío como “Cambiemos”. Será menester, en
consecuencia, que la militancia considere detenidamente la naturaleza de esa
mayoría relativa circunstancialmente predispuesta a ignorar la lucha de clases,
plegándose a la efímera ilusión de armonía social que se le ofrece desde el
poder mediante una suerte de evangelización absolutamente insustancial.
Pero por fortuna la historia es pródiga en
ejemplos capaces de confirmar el viejo proverbio que reza “siempre que llovió
paró”, lo que lleva a relativizar el sobredimensionado veredicto de las urnas,
cimentado sobre escuálidos resultados económicos que, de no revertirse a la
brevedad, terminarán por llevarse puesto al megalómano afán macrista de
reinventar la Argentina.
¿La republiqueta
liberal de Julio Argentino Roca
arrincona al Estado
Benefactor de Juan Perón?
Vale la pena detenerse a analizar brevemente
el nuevo damero que dibuja en nuestro país el resultado de las recientes
elecciones legislativas, no sólo en términos de correlación de fuerzas entre
oficialismo y oposición formales, sino fundamentalmente atendiendo a la posible
reacción de l@s excluíd@s sociales.
Resulta pertinente recordar aquí que, a
nuestro modesto entender, en Argentina hubo hasta la fecha sólo dos proyectos
de país: El de la república europea fundado tras la derrota de la montonera
federal y la Conquista del Desierto por Julio Argentino Roca y la Generación
del 80, y el de la Justicia Social impulsado por el General Perón durante la
década más feliz del pueblo trabajador (1945 - 1955)
Desde entonces, el versátil ideario fundado
por aquel líder fallecido el 1° de julio de 1974 reapareció en la vida nacional
bajo diversos ropajes: El breve interregno latinoamericanista y radicalizado de
1973 durante el que una generación de jóvenes soñó con tomar el cielo por
asalto, la deriva fascistoide de 1974/76 en la que un oscuro cabo de la policía
federal ascendido a sargento y respondiendo a sus mandantes extranjeros asumió
desde el Estado la misión de limpiar al movimiento de “infiltrados”, el viraje
neoliberal de los 90s que rifó las “joyas de la abuela” al son de La Marchita, y
el simulacro progresista de “la década ganada” (2003/2015) que se presentó en
sociedad como la segunda oportunidad histórica de aquella Generación del 70 (ahora
obediente y despojada del potencial subversivo de otrora)
Más allá de todas esas metamorfosis, si algo
dejan en claro las elecciones del 22 de octubre pasado es que el peronismo
republicano y dócil no tiene destino:
Hoy, ni una CGT acuerdista y atravesada por múltiples
tensiones, ni un kirchnerismo vivo pero conurbanizado, ni una Liga de
Gobernadores que ha quedado severamente vapuleada, constituyen amenaza inmediata
contra la avanzada oficialista que
ensaya un experimento movimientista a lo largo y ancho del país. Antes más bien
sería esperable saldar el impostergable debate acerca de cuál será de aquí en
más la impronta de un movimiento al que el Siglo XXI obliga a repensar ese
sujeto social en crisis que le dio razón de ser.
Justo es agregar que de momento también está
lejos de jugar un rol definitorio el merecido y saludable crecimiento de la
izquierda parlamentaria.
En consecuencia, consolidando su gestión
sobre la fragmentación del panperonismo, el presidente relanza su mandato
ensayando una suerte de Pacto de la Moncloa al’uso
nostro (ya que en esta ocasión él recita un libreto suministrado por el FMI
y la audiencia toma nota) y enfrentando a partir de ahora el desafío de
culminar su gobierno ya sin la ventajosa amenaza de su némesis - la doctora
Cristina Fernández de Kirchner -, circunstancia que, con méritos y deméritos,
lo enfrenta solo ante el electorado. Y resulta evidente que, si bien tuvo su
equivalente a la Conquista del Desierto a partir del 24 de marzo de 1976, el
hombre está bien lejos de reunir las dotes de un Julio Argentino Roca.
Lo
pequeño se hace grande cuando lo grande no existe
En lo inmediato, detrás del árbol de boletas
y candidaturas cabe reparar en el bosque de las exigencias empresariales
formuladas durante el último Foro de IDEA, pliego que ratifica la perspectiva
de un 2018 signado por una nueva escalada de protestas, que encuentra su
fundamento en el shock tarifario precedido por el alza en el precio de los combustibles,
en esa prometida flexibilización laboral
que no desvela a la burocracia sindical, y en un incremento de la criminalización
de la protesta social.
Ante dicho panorama, bien lejos de las
oxidadas superestructuras políticas y gremiales, va floreciendo una nueva
generación de trabajadores/as formales e informales cuyo desafío consiste en
recuperar los mejores programas de lucha del
movimiento obrero para volver a ofrecerle a la sociedad un Proyecto Nacional.
Mientras, parecería conveniente que las
organizaciones sociales cuestionadoras de este sistema invirtieran buena parte
de su esfuerzo de mediano y largo plazo en la construcción de un Poder Comunal tendiente a legislar
desde el municipalismo multisectorial, modelo de construcción sobre el que hay
mucho por aprender de la Venezuela Bolivariana.
Porque, muy a pesar de la prédica oficial
sobre el cambio y la novedad, una sola cosa no admite dudas: En la Argentina de Hood Robin, los únicos
privilegiados son los patrones.-
JORGE FALCONE
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