miércoles, 16 de febrero de 2022

No hay acuerdo sin ajuste, no hay ajuste sin represión

EL $UICIDIO Y LA ESPERANZA









  

Por estas horas, aunque los medios hegemónicos se conjuren para agobiarnos con esa crónica roja que apila nobles laburantes masacrados para arrebatarles un celular y niñitas abusadas por su abuelo - matizándolo a un lado y otro de la grieta que inventaron, ora con la GestaPro, ora con el derrape de José Schulman y el “curro de los derechos humanos”, o bien pasándose la pelota por la responsabilidad de los 20 muertos y 74 internados por cocaína adulterada -, a la media de lxs compatriotas preocupadxs por el destino de la Nación la desvela el porvenir que arrastrará un acuerdo como el que está dispuesto a aceptar, a instancias del FMI, un Ejecutivo con las arcas en rojo. 

Como se sabe, Ilan Goldfajn, director de la entidad para el Hemisferio Occidental, oportunamente reunido  con analistas económicos de Wall Street, expresó que en Argentina no están dadas las condiciones para una rápida estabilización, y que  están trabajando para diseñar un programa “realista y pragmático”, que “no corregirá todos los desequilibrios económicos”, ocupándose a la vez de ratificar que deberá aprobarlo nuestro Congreso. 

En tal devenir, para el Gobierno no existe otra deuda que la que contrajo Macri con la complicidad de Donald Trump, cuyo gesto de solidaridad extrema con el ex Presidente no supuso otra cosa que una maniobra geopolítica para garantizar su reelección cerrándole así el paso a China en el Cono Sur. 

Ya pocxs recuerdan el cierre del discurso de despedida de Cristina Kirchner al culminar su mandato presidencial, cuando sostuvo que se retiraba con la tranquilidad de haber empoderado al pueblo durante la supuesta “Década Ganada”. Pero lo cierto es que aquel puñado de conquistas, como ocurriera con la casita de paja del cuento de “Los Tres Chanchitos”, se derrumbó en los seis primeros meses del ventarrón macrista. 

Porque en este país, con la única excepción de ciertos vestigios de legislación social heredada del primer peronismo, nada que se construya con cimientos de barro dura demasiado. 

Ante una nueva disyuntiva que ameritaría poner en acto todo el caudal de patriotismo que conserve nuestra clase dirigente, por el contrario, lo que abunda es un discurso que agita el terror ante lo que supondría un desconocimiento soberano de esa deuda odiosa incrementada exponencialmente desde la última dictadura… aunque la emergencia sanitaria global ofrezca una inédita oportunidad para reconsiderar la impagable carga que doblega a los países periféricos, aunque vaya tomando forma una nueva coyuntura política regional, aunque nos asista la ventajosa capacidad de exportar alimentos a un mundo hambreado, o aunque nuestra Constitución faculte para ejercer una consulta popular al respecto. 

Sin embargo, esos y otros argumentos se sacrifican en el altar posibilista de una “correlación de fuerzas” insuficiente.

Hasta la prensa más adicta fustiga a los funcionarios díscolos del oficialismo, que - por otra parte y hasta nuevo aviso - amenazan con abstenerse el día de la votación, mas ni por asomo quitar quórum o votar en contra, contribuyendo con su actitud a transformar la célebre sentencia sanmartiniana en algo así como “seamos esclavos, que lo demás no importa nada”. 

A esta altura, y como lo han manifestado un puñado de analistas, corresponde no pasar por alto que Argentina no está negociando con todos los países del orbe cuando se sienta frente al Fondo. Más bien lo hace con el Imperio, no con el mundo. La entidad tiene un régimen estatutario destinado a garantizar la hegemonía de los Estados Unidos en las decisiones. Esa superpotencia ostenta un porcentaje de votos que le garantizan total poder de veto, de manera que las resoluciones que se adopten deben contar necesariamente con su aprobación. 

De modo que, si esta nueva traición a la Patria se consuma, sus consecuencias ya han sido consignadas por numerosxs economistas heterodoxos. Consistirán en un mayor control de la Emisión Monetaria (virtual intervención del Banco Central), un drástico recorte del gasto público con supervisión trimestral de ejecución presupuestaria según cumplimiento de metas, aumentos de salarios y jubilaciones exclusivamente supeditados al cumplimiento de tales metas fiscales, un achicamiento de la brecha cambiaria oficial y blue al 30% (equivalente a una importante devaluación), la instalación de una Misión de Control Permanente del FMI en nuestro país, tasas de interés positivas que alimentarán la timba financiera y reservarán divisas para pagar al FMI y girar pingües ganancias a casas matrices, la continuidad de pago a los bancos de Leliqs y demás instrumentos a tasas por encima de la inflación, la canallesca legitimación formal del endeudamiento contraído x Macri y de la responsabilidad en ello del FMI, y la “cordial” auditoría general a cargo del pirata inglés Ben Kelmanson, entre otras bondades. 

Por otra parte, y aunque la lucha socioambiental de vastos sectores de nuestro pueblo continúe anotándose pequeñas victorias como la suspensión de la exploración petrolera en Mar del Plata, no está de más recordar que el pago de la deuda externa y la relación con nuestros acreedores internacionales tienen una íntima relación con el extractivismo y la dependencia, por lo que, lejos de la idea de que “no hay más alternativas”, se impone cuestionar al Gobierno por repetir viejas fórmulas neoliberales que, a costa de territorios y ambiente para el ingreso de dólares, solo llevarán a más pobreza e injusticia social. 

En concreto, se trataría pues de una descomunal cesión de soberanía, perpetrada en nombre de la identidad política que a partir del 17 de Octubre de 1945 edificara el Estado de Bienestar en Argentina. 

A todo esto, pese a que el fruto de poner a disposición la fuerza física o intelectual debe tener una contraprestación que asegure, por lo menos, alimentación, educación y asistencia sanitaria, y esta seguridad esté ausente por estos lares  desde hace 40 años, el Palacio se empeña en fomentar paritarias capaces de llevar el salario mínimo al 40% - como ancla inflacionaria - con acuerdos por doce meses, ante lo que los gremios reclaman pactos más cortos (Comercio y Estatales ya cerraron subas que se pagarán entre febrero y abril, Bancarios y Petroleros negocian adelantos, apresurándose a cerrar trato antes de que se acuerde con el Fondo) Mientras, un funcionario leal a Máximo Kirchner advierte que en el entorno del Presidente aspiran a desguazar parte del Ministerio de Agricultura para crear uno de Economía Social destinado al Movimiento Evita. Simultáneamente, acaso estimulado por la reciente renuncia del ex Presidente de la bancada oficialista en Diputados, el kirchnerismo puro y duro acaricia el anhelo de promover a Wado de Pedro como posible candidato presidencial para 2023, objetivo tras el que están trabajando muchos en su rededor. 

Por su parte, ya que el gobierno también adelantó que no ampliará los planes sociales, en la Calle tanto la izquierda parlamentaria como las organizaciones sociales no oficialistas continúan realizando un titánico esfuerzo de convocatoria al microcentro porteño, padeciendo los rigores de un verano inclemente a fin de  reclamar respuesta ante las cada vez más indiferentes dependencias oficiales dizque dedicadas a garantizar la “inclusión social”, y desconcentrando con la única conquista de la panorámica tomada desde un dron para publicar en sus respectivas redes sociales, o - en el mejor de los casos - una selecta y tan fugaz como inocua entrevista a cargo del “Gato” Silvestre.

Esa lógica lineal que apunta a ser cada vez más, hasta que escuchen, desoye lo   expresado al respecto por Albert Einstein con inapelable lucidez: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. 

No obstante, en “el hondo bajo fondo donde el barro se subleva”, y en numerosos rinconcitos de nuestra tierra, no pocas organizaciones reservan para sí la lenta digestión del tránsito desde la Comunidad hacia la Comuna Organizada. Para defender su autodeterminación sin mendigar comida a lxs endeudadorxs seriales.-

 

 

JORGE FALCONE

 

3 comentarios:

  1. Muy muy bueno Estimado Jorge,
    Abrazo Grande,

    ResponderEliminar
  2. "el tránsito desde la Comunidad hacia la Comuna Organizada", qué buena formulación. Comuna, a diferencia de comunidad, implica organización territorial y productiva propia.

    ResponderEliminar