"El
peronismo era un hecho maldito porque, como decía Carlos Olmedo hacia 1968, a
pesar de haber sido una experiencia 'incompleta', en algunos aspectos
'ilusoria' y 'acotada', la participación en el poder o al menos la
aproximación, había sido vivida como una realidad por el pueblo argentino. La
sola enunciación de esa posibilidad alcanzaba (y alcanza todavía) para romper
con la idea de la 'unidad nacional'. El 'auge de masas', el estado de rebeldía
popular de fines de la década del 60 y principios de la del 70, no pueden
desvincularse del incremento de las expectativas de igualdad material, social y
política generadas por el peronismo durante la década en que gobernó; no puede
desvincularse del espacio de entendimiento intersubjetivo gestado por el
peronismo y que portaba una crítica implícita a un orden de explotación y
dominación".
Miguel
Mazzeo
Los tres troncos
históricos del movimiento
La tradición de lucha nacionalista
revolucionaria - de la que proviene quien ensaya estas líneas - siempre
caracterizó la existencia de tres concepciones inestablemente coexistentes al
interior del movimiento peronista, representativas del imaginario propio de los
diversos sectores que históricamente compusieron aquel movimiento
autocalificado como "policlasista": La expresada por el tronco ortodoxo, compuesta por la vieja
burocracia política y gremial del Partido Justicialista y las 62 Organizaciones
Gremiales Peronistas (con referentes como Ítalo Argentino Luder o Lorenzo
Miguel), aferrada a su dogma originario; la del tronco renovador, integrada mayormente por gobernadores y
sindicalistas de la Comisión Nacional de los 25 (como Antonio Cafiero o Roberto
García) que al calor de la transición democrática inaugurada por el Dr. Alfonsín
procuraron aggiornar la mirada del partido con ideas filo socialdemócratas, en
sintonía con las Terceras Vías surgidas en la Europa de los años 80s; y el tronco combativo o revolucionario,
forjado en la épica de una resistencia encarada durante los años de
proscripción del movimiento bajo la influencia de la Revolución Cubana y los
movimientos de liberación nacional surgidos en el entonces Tercer Mundo (con
referentes como Susana Valle o Raymundo Ongaro) y embanderado con programas de
ruptura con el orden capitalista burgués, como el de Huerta Grande, La Falda,
CGT de los Argentinos, e incluso la Actualización Política y Doctrinaria para
la Toma del Poder propuesta por el propio Gral. Perón durante sus últimos años
de exilio en Madrid.
No son pocas las opiniones coincidentes en
afirmar que la única experiencia institucional de este último sector fue el
convulsionado y breve período presidencial del Dr. Héctor José Cámpora. En todo
caso, el frágil equilibrio existente entre los sectores anteriormente
descriptos, al cabo de varios atisbos de ruptura, se quiebra definitivamente a
partir de la muerte del Líder.
¿Qué ocurrió con aquel movimiento hasta
entonces invicto que desde distintas miradas propias fuera definido como
"el subsuelo de la Patria sublevada" (Raúl Scalabrini Ortiz),
"el hecho maldito del país burgués" (John William Cooke), o "un
exabrupto en la siesta continental" (Abel Posse)?
Cabe consignar algunas circunstancias que lo
llevaron a transformarse en un garante más de la gobernabilidad burguesa.
El
peronismo revolucionario con y sin Perón
El 12 de octubre de 1973, en su discurso al
asumir por tercera vez la Presidencia de la Nación, Perón ratificaría su
proverbial compromiso asambleario en los siguientes términos: "... quiero decirles que durante este
gobierno que hoy se inaugura, y siguiendo la vieja costumbre peronista, los
días primero de mayo de cada año he de presentarme en este mismo lugar para
preguntarle al pueblo aquí reunido si está conforme con el gobierno que
realizamos...".
Sin embargo, ante la interpelación producida
por la Tendencia Revolucionaria del movimiento durante los festejos del Día de
los Trabajadores de 1974, el Líder produjo una descalificación pública que puso
en crisis la continuidad de la línea de pensamiento eslabonada por la constante
apelación a lo plebeyo de Evita, los
Apuntes para la Militancia del gordo Cooke,
y las definiciones fundacionales de Montoneros
producidas durante el enfrentamiento a la llamada "Revolución Argentina"
(1966 - 1973) La muerte posterior del anciano general terminó por abortar la
posibilidad de remontar un proceso de profundización doctrinaria y
transformación revolucionaria del movimiento. Pese a los desencuentros
consignados, nuevas investigaciones se ocupan de rediscutir si Perón se empeñó
en aniquilar al sector más rebelde del peronismo o sencillamente se vio
superado por circunstancias que escaparon a su control. En dicha línea se
inscriben, por ejemplo, los más recientes aportes del dirigente sindical Gonzalo Chaves: https://noticias.terra.com.ar/politica/gonzalo-chaves-lopez-rega-no-fue-el-jefe-de-la-triple-a,82b7e53c72080310VgnVCM10000098f154d0RCRD.html
Partiendo de la convicción de que no hubiera
habido Evita sin Perón (ni viceversa), pero ganando perspectiva histórica,
entendemos que cualquiera que haya leído "Mi Testamento", el
subversivo legado de la "Abanderada de los Humildes", advertirá
cuánto sentido común tuvo aquella consigna que - en consonancia con el pensamiento
de época - alguna vez se atrevió a aventurar cuál hubiera sido el alineamiento
durante los agitados 70s de quien alguna vez
expresara "Si es preciso haremos justicia con nuestras propias
manos... yo saldré con las mujeres del Pueblo , yo saldré con los descamisados
de la Patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista; porque
nosotros no nos vamos a dejar aplastar por la bota oligárquica y traidora de
los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora"...
La izquierda que, deponiendo prejuicios, ha
reconocido el potencial subversivo original del peronismo suele otorgarle a
John William Cooke el mérito de haber intentado contribuir a encontrarle un
norte ideológico a un movimiento que alguna vez definiera como "gigante
invertebrado y miope". Tal es el caso del agudo intelectual militante
Miguel Mazzeo, cuyo último libro vuelve sobre la figura del rebelde
parlamentario justicialista. No obstante, existen en el movimiento voces tan
autorizadas como la del pionero de la Juventud Peronista e histórico cuadro de
la Resistencia Jorge Rulli, quien
tuvo oportunidad de tratar personalmente al "Bebe" y aporta una
mirada distinta sobre aquel dirigente: "Recordemos que, una prueba decisiva para la llamada Resistencia
Peronista y para el rol que entonces tenía John William Cooke como delegado de
Perón, fue la elección del año 1958 con que la dictadura de Aramburu - Rojas
intentó escapar a la encerrona y al desgaste a que la sometía la lucha popular
basada en el sabotaje, en la huelga y en los caños, a la vez que intentaba
perpetuar su antiperonismo colonizador en el poder del Estado, mediante
sectores políticos que expresaran a las capas medias y que no le fueran
esencialmente hostiles. Seducido por esos mismos sectores, por el desarrollismo
de Frigerio y del diario Clarín, Cooke, recién llegado al exilio chileno desde
la fuga del penal de Río Gallegos, es ganado para una postura negociadora que
implicaba el respaldo electoral del Peronismo a la candidatura de Arturo
Frondizi. Desde ya que este acuerdo que al fin se logró concretar al obtener el
consentimiento de Perón, y a pesar de la oposición del ala más radical del
Movimiento, implicaba quebrantar la línea insurreccional en que se venía
empeñando tanto la Juventud como la llamada Resistencia Peronista y sacrificar
la posibilidad de continuar buscando generar un escenario revolucionario con
restauración de la Argentina anterior al golpe del 55 (...) Las consecuencias
de estas luchas al interior del Peronismo fueron el inmediato relevo de la
conducción de John William Cooke que, caído en desgracia y desconocido por sus
propios compañeros a la vez que negado por las bases del Movimiento, se marchó
a Cuba dónde no tardó en declararse marxista y cuando volvió de la isla cuatro
años más tarde, lo hizo ya no como Delegado de Perón sino como embajador
oficioso de la Revolución Cubana".
Por
lo demás, conocidas son las opiniones críticas de Rodolfo Walsh sobre la experiencia político - militar de la que
formó parte, la que - a su ver - evolucionó de "formaciones
especiales" (así definidas por el propio líder durante los años de
proscripción del peronismo) a "patrulla perdida" (a partir del
extravío militarista vivido durante los años que duró la última dictadura)
De corriente interna
a "izquierda del sistema"
Tras el neoliberalismo menemista (que entronizó
al mercado)y el neodesarrollismo kirchnerista (que entronizó al consumo), sobran
elementos para considerar que el peronismo ha cumplido su ciclo histórico
(abandonando la noción de Comunidad Organizada), no ya solo dejando en el
camino a lo largo de tales metamorfosis su objetivo fundacional de conquistar
la Justicia Social sino contribuyendo activamente a garantizar la
gobernabilidad demoliberal, abortando - por ejemplo - todo el potencial
transformador de la última irrupción popular masiva producida durante los
albores del siglo en curso. Si su versión de los 90 supuso el resuelto
vaciamiento del Estado entonando las estrofas de La Marchita, la que campeó
durante la "Década Ganada" simuló ser "la segunda oportunidad
histórica de la Generación del 70" profundizando la extranjerización de
nuestra economía, la precarización laboral, y convirtiendo así a numerosos
cuadros históricos del peronismo revolucionario en caricaturas grotescas de lo
que alguna vez se propusieran ser. A lo largo de dicho período - y en el marco
del Consenso de las Commodities -, concretamente a partir de 1996, se produjo
el boom sojero, que acompañó la
instalación en nuestro país del modelo extractivista que hoy rige en toda la
región.
Cabe
señalar, en consecuencia, el dato no menor de que la capitulación del peronismo
respecto al cumplimiento de su misión histórica fundacional deja a l@s humildes
de la Patria desguarnecidos de la identidad colectiva desde las que libraron
sus principales batallas durante la segunda mitad del Siglo XX y ante el
desafío de gestar una nueva, acorde al tiempo que nos toca.
Mas todo lo expresado hasta aquí no hace
mella alguna sobre la heroica experiencia de lucha del pueblo peronista,
protagonista de inolvidables jornadas que hicieron tambalear al poder de turno,
y gestor de una audaz programática que no debería ignorar ningún proceso futuro
que se proponga una transformación de fondo en la República Argentina. Es más,
la crisis civilizatoria en curso amerita volver incluso sobre el visionario
legado ecológico del propio General Perón, sistemáticamente ninguneado por una
dirigencia partidaria venal, rentista, y absolutamente funcional a los propósitos
del capitalismo salvaje: http://ecoperonismo.blogspot.com.ar/2009/02/peron-ecologico-1972-madrid.html
De modo tal que la superación de una de las
experiencias políticas más interesantes de Nuestra América no impedirá que la
Revolución pendiente siga pasando por el nacionalismo y el rescate de las
mejores tradiciones de lucha que fuimos capaces de gestar l@s argentin@s.-
JORGE FALCONE
A la memoria de
Beatriz Mariezcurrena, legendaria luchadora
del peronismo revolucionario platense
No hay comentarios:
Publicar un comentario