lunes, 12 de abril de 2021

Sombrío panorama de cara a las elecciones legislativas

COVID + HAMBRUNA = REBELIÓN                            











"Si no hay respuestas del gobierno vendrá una etapa de conflictividad creciente".

 

Juan Grabois,

dirigente del MTE en la CTEP.

 

Tomando por cierto el índice de contagios con que actualmente saturan al público los medios de comunicación, y más aún el aumento de los datos con que cuenta cada compatriota sobre familiares o conocidos comprometidxs por la peste, puede convenirse que estamos ante un preocupante rebrote del virus. De hecho, que el Presidente lo contrajera, pese a estar vacunado, no constituye un dato alentador.

Sin embargo, que se acompañe la opinión de lxs epidemiólogxs con imágenes supuestamente provenientes de Brasil, que exhiben a personal sanitario sepultando gente ante numerosas hileras de tumbas abiertas, merece catalogarse como campaña de terrorismo mediático coordinada desde algún rincón del poder a los efectos de confinar al pueblo en su casa para evitar que se pronuncie de cualquier manera ante la miseria que campea en este momento de recesión que no cede y alza inflacionaria.

Confirma esta hipótesis la preocupación del oficialismo ante la confluencia en la lucha de organizaciones que - hilando fino - no comulgan ideológicamente, pero que la hambruna impulsa hacia la unidad en la acción, como viene ocurriendo desde el 18M con el Frente de Lucha Piquetero (ligado al FIT), Barrios de Pie - Libres del Sur, y el Frente de Lucha integrado por FOL, FAR, FOB, Movimiento de los Pueblos, y Organizaciones Libres del Pueblo - Resistir y Luchar.

Sobre la irrupción de este novedoso triunvirato, Daniel Menéndez, referente de la organización Somos Barrios de Pie devenido en prudente funcionario del Ministerio de Desarrollo a quien ahora desvela mantener la paz social, opina que “La gente no quiere esto, con la pandemia no hay humor social para protestar en la calle”.

El grupo al que pertenece, conjuntamente con el acaudalado Movimiento Evita, tiene por objetivo el armado de un amplio bloque de movimientos sociales afines a la gestión de Alberto Fernández, en el que confluyen otros actores como la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y - en cierta medida - la CTEP,  preocupados por la creciente tensión social y el alza de reclamos tanto fuera como dentro del Frente de Todxs.

Este conglomerado oficialista aspira a que el Gobierno reactive herramientas como el IFE (10.000 pesos por mes para 9 millones de desocupados), los ATP, y refuerzos en la tarjeta Alimentar, tres vías capaces de neutralizar las protestas callejeras que - entre otras cosas - obstaculizan el empeño del ministro Martín Guzmán en frenar la emisión monetaria y de ese modo impedir nuevos rebrotes inflacionarios. De momento, eso coincide con la visión del Presidente, para quien “no es momento” de volver al IFE, como sí al aumento del monto que reciben los beneficiarios de la tarjeta alimentaria, anticipado en distintas circunstancias por el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.

Consecuentemente con esta perspectiva, el Primer Mandatario, antes de aislarse  en Olivos, desalentó cualquier ocupación del espacio público ante referentes de organizaciones sociales afines, entre ellxs el propio Menéndez, Emilio Pérsico (Movimiento Evita) y Juan Carlos Alderete (CCC), que resolvieron dar marcha atrás con la concentración prevista para el 15 de abril, en la que se escucharían críticas a las políticas de ajuste del FMI. 

Con dicha intención disuasiva respecto a las protestas callejeras coinciden intendentes de un lado y otro de la “grieta” electoral.

Mientras, en Gobierno tampoco descartan la posibilidad de “cerrar el grifo” de la ayuda social que reciben las organizaciones más insumisas, lo que lleva a una encrucijada de difícil resolución, tratándose de un año electoral, puesto que en el seno de esos sectores ya se discute la posibilidad de trascender el “marchódromo” en pos de adoptar medidas más eficaces ante el eventual ahogo en materia de recursos.

El panorama descripto habilita a suponer que, de incrementarse el malestar social, bien puede producirse un éxodo en las filas de las organizaciones que hasta ahora vienen adoptando una conducta más bien expectante - ya que gestionan desde el Estado o bien viven a expensas de sus recursos -, como ilustra el amague de referentes nucleados en la UTEP acerca de volcarse a la protesta. Ese podría ser un fenómeno difícil de conjurar, dado que en los pasillos gubernamentales ya es un secreto a voces que no hay muchos más fondos para dispensar en ayuda social.

Circulan datos que ilustran en qué podría desembocar la situación si colapsara dicha asistencia: Así como el número de asalariados formales cayó apenas un 3% al inicio de la crisis y se mantuvo en esos valores todo el año, el 45% de los asalariados informales y el 27% de los trabajadores por cuenta propia perdieron su empleo en el primer trimestre de cuarentena. A la inversa, durante la segunda parte del año, el rebote se sintió fuerte entre el continente de precarios: a fines de 2020, los informales terminaron siendo un 15% menos en relación a fines de 2019 y los cuentapropistas un 11% más. Aunque todavía no hay información disponible, el estudio supone que parte de los asalariados formales que perdieron su empleo se reinsertaron en ocupaciones más precarias, como trabajadores por cuenta propia. 

La realidad de esos millones de personas que viajan todos los días en tren y colectivo desde el Gran Buenos Aires se cruza con el astillado mosaico laboral y el nivel altísimo de pobreza. Los asalariados formales bajo la línea de pobreza oscilan entre el 11% y el 15%, pero los valores casi se triplican entre cuentapropistas y asalariados informales (41% y 43%) y se cuadruplican entre los desocupados (61%). Que el gobierno impida la circulación de esos sectores sin ningún tipo de paliativo sería un ejercicio temerario. 

En tanto, de cara a la Segunda Ola de la pandemia, que llegó a picos históricos de contagio en el país superando en varias ocasiones los 20.000 casos diarios, en el marco del Día Mundial de la Salud, lxs trabajadorxs del sector realizaron una jornada de lucha en CABA, Buenos Aires, Tucumán, Chubut, Río Negro, Neuquén, San Luis, Chaco, La Pampa, Catamarca, La Rioja, Tierra del Fuego y Córdoba; encarando numerosas asambleas, movilizaciones, cese de actividades, y caravanas demandando recomposición salarial, condiciones de trabajo dignas, y vacunas para el personal de salud y la comunidad.

Cabe recordar que la peste ya ocasionó alrededor de 500 muertes en la primera línea del sector y unxs 80.000 infectados, muchxs incluso con secuelas físicas tras contraer el virus. Y que entre sus filas campea un enorme agotamiento. 

Según el titular de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA), las propuestas salariales que han sido aceptadas hasta el momento superan el 29 %, pero no cubren la inflación proyectada para este año que - contra los pronósticos oficiales - alcanzaría al 46 %. 

Corresponde señalar aquí que, simultáneamente, comunidades mapuche de la zona petrolera de Neuquén cerraron sus tranqueras en apoyo al reclamo que vienen llevando adelante los autoconvocados de Salud - quienes mantuvieron bloqueos en cuatro puntos cercanos a Añelo -, sumando así a la protesta nacional su respectivo  reclamo a YPF y a la Provincia por temas ambientales en Loma La Lata. 

El complicado escenario afrontado por el Gobierno tras el cuatrienio de depredación macrista, agravado por la pandemia y la tibieza de las medidas encaradas para paliarlo, constituye una olla a presión capaz de estallar en cualquier momento y desde el lugar menos pensado, como en octubre de 2019 ocurriera en Chile.

En un filme de culto dirigido por los hermanos Coen - “Barton Fink”, 1991 -, un guionista pueblerino de poca monta comparte con un vecino de la habitación que renta en una pesadillezca pensión de Los Ángeles sus tribulaciones ante la falta de inspiración en procura de interpretar el sentir del hombre común, condición que justamente representa su interlocutor, de cuya opinión paradojalmente el otro prescinde siempre. 

Hasta que un buen día el frustrado oyente, en un brote de locura, lo esposa al respaldar metálico de su cama y prende fuego a aquel albergue. 

Interpelado desesperadamente por el verborrágico escriba acerca del móvil de tan desmesurada reacción, el agresor se limita a responder “lo que pasa es que tú no escuchas”. 

Quien haya visto la película advertirá que se ha simplificado aquí en sumo grado la explicación de semejante desenlace, pero dicha licencia viene a cuenta de expresar con claridad meridiana que sería lamentable que un autismo semejante al del protagonista de aquella ficción a la larga llevara a las autoridades nacionales a padecer una respuesta del calibre de la que se acaba de citar. 

De hecho, ataques como el recientemente perpetrado por militantes socioambientales contra las oficinas de Agua Rica y la sede del PJ local, en Andalgalá, Provincia de Catamarca, dadas las alarmantes consecuencias del modelo minero de saqueo y despojo, en cualquier momento podrían constituirse en aquella famosa “chispa que enciende la pradera”.

                          

JORGE FALCONE

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