Bolivia se pronuncia, Chile resiste, Argentina lucha por la tierra…
NUESTRA AMÉRICA VUELVE A ALZAR SU VOZ
Las brasas del peronismo
“Ahora
comienza la reconstrucción”, sentenció el Presidente Alberto Fernández el Día de la Lealtad ante la selecta platea que
lo escuchó guardando estricto distanciamiento social en el Salón “Felipe Vallese” de la CGT,
mientras el salario básico de lxs argentinxs
figura entre los más bajos de la región, una peste que parecía iba
aflojar con el calor marca récords de contagios, una sociedad donde más del 50%
de las niñeces y adolescencias despedirán 2020 en la pobreza, el sueldo de lxs
trabajadorxs continúa devaluándose ante la inflación, el malestar social y las
“ocupaciones de tierras” aumentan en paralelo al pertrechamiento de las fuerzas
represivas. En tanto, buena parte de nuestra sociedad conserva la expectativa
de que el gobierno arrime el bochín a sus promesas de campaña, y este anuncia
un inminente paquete de medidas supuestamente en tal sentido.
Hoy nadie en pleno uso de sus facultades puede negar que, después de cuatro años de depredación macrista y en el marco de una pandemia sumamente virulenta (estadísticas infladas o no), al oficialismo le toca “bailar con la más renga”. Para colmo de males, un gabinete loteado entre diversas fracciones del Frente de Todxs y sin grandes eminencias, - si evitamos sobrevalorar la postergación de los vencimientos de la deuda como una hazaña digna de los Patriotas de Mayo -, prácticamente no le ha encontrado aún el agujero al mate.
Aún así, no hay peor costumbre que la de mezquinar la ponderación de un acontecimiento para que sintonice con la propia interpretación de la realidad. Y lo cierto es que para mucha gente las manifestaciones presenciales - tanto la convocada por el Sindicato de Camioneros como la espontánea a cargo de muchas familias de a pie - que tuvieron lugar el último 17 de octubre adquirieron el sentido de espaldarazo para una gestión tempranamente exhausta.
Hilando más fino, podría considerarse que la estética escogida para comunicar la campaña #75octubres - más emparentada con la “Sinfonía del Sentimiento” de Leonardo Favio que con aquella tan desideologizada a la que oportunamente recurriera el fallido experimento de Unidad Ciudadana - entornó al Primer Mandatario con la típica impronta del peronismo ortodoxo en lugar de la que prefieren sus versiones más progres, consecuentemente con la intención del sindicalismo empresarial y los caudillos del interior, que buscan diferenciarlo de cuanta decisión emane del Instituto Patria.
Pero tal vez el rasgo más importante a destacar sea el hecho de que, por un motivo u otro, buena parte del pueblo desacató la - comprensible pero muy poco feliz - convocatoria oficial a congregarse mediante avatares en una plaza virtual, y resolvió recuperar el espacio público, disputado hasta la fecha por escuálidas reuniones de anticuarentenas empeñadxs en usufructuar la libertad de reclamar libertad.
Ante el volumen de movilizadxs que exhibieron algunas fotos aéreas, ningún análisis estaría completo obviando el interrogante acerca de qué ha prevalecido del peronismo en el Siglo XXI.
Este cronista se responde que lo más evidente es su mística, alimentada - cada vez con menos sustento material - por el horizonte de la Justicia Social. Y, subyacentemente - como patrimonio para un rescate a largo plazo -, la radicalizada programática de su clase trabajadora en lucha (La Falda, Huerta Grande, CGT de los Argentinos), que seguramente muchxs jóvenes desconocen, y que trascendió con creces el objetivo del fifty/fifty obrero - patronal promovido por el peronismo fundacional.
No mucho más, pero tampoco mucho menos. Más
bien lo suficiente para oficiar de imprescindible trampolín hacia el nuevo
movimiento histórico que forjará el pueblo con sus luchas, poniendo en valor
toda la experiencia acumulada en su larga marcha hacia la liberación nacional y
social.
De la olla popular a la disputa por territorio
Vaticinadas por lxs más agudxs observadorxs, hoy las ocupaciones de terrenos - en su mayoría fiscales - se han vuelto moneda corriente del Chaco a Bariloche, dejando bastante atrás el objetivo de supervivencia más inmediato al que vinieran recurriendo la mayoría de las organizaciones sociales, ora prioritando paliar la hambruna, ora planteándoselo a su vez como mínima instancia organizativa en un contexto de emergencia sanitaria.
De todas ellas, la de Guernica, situada en el conurbano sur bonaerense, acaso sea la más extensa y la que indudablemente fue adquiriendo mayor resonancia mediática, dado el atinado esquema de organización vecinal puesto en práctica, el brillante asesoramiento legal de La Gremial de Abogados y Abogadas, y el acompañamiento de un variopinto Frente de Lucha que deja valiosas lecciones de unidad en la acción. Lo cierto es que en el marco de una resistencia sostenida durante más de tres meses, que contó con el apoyo de destacadas figuras de la política, la cultura y los Derechos Humanos, en estas horas se estaría llegando a un cierto marco de entendimiento con las autoridades capaz de aventar el asedio represivo, lo cual - de arribar a buen puerto - ha de constituir una suerte de victoria para gran cantidad de argentinxs sin techo que llegaron a dicho predio con las manos vacías y parecería ser que saldrán con un porvenir habitacional más seguro.
La experiencia de Guernica ratifica que la conciencia nace de llevar a cabo una lucha consecuente, capaz de generar liderazgos naturales aún en sectores subalternos por los que las ciencias sociales no apuestan, toda vez que estos sean capaces de dimensionar su propio poder, lo que está más cerca de suceder cuando se disputa un insumo tan caro como el territorio para vivir y producir lo que se come, que cuando se negocia con el Estado un bolsón de alimentos.
A diferencia de cuando campeaban los transformadores aires de los 70 y para abonar el camino hacia una necesaria Reforma Agraria bastaba con enarbolar la consigna “a desalambrar”, en un presente signado por los agrotóxicos se torna imprescindible sumar a las luchas por la tierra mucha claridad respecto a la matriz con que se la hará producir, para que sus frutos aporten efectivamente al bienestar colectivo.-
JORGE
FALCONE
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