martes, 5 de enero de 2021

 ¿CABRÁN TODOS LOS MUNDOS 

EN EL MUNDO POSTPANDEMIA? 

“Sólo nos unen muy pocas cosas: 

El que hacemos nuestros los dolores de la tierra: la violencia contra las mujeres; la persecución y desprecio a los diferentes en su identidad afectiva, emocional, sexual; el aniquilamiento de la niñez; el genocidio contra los originarios; el racismo; el militarismo; la explotación; el despojo; la destrucción de la naturaleza.

El entendimiento de que es un sistema el responsable de estos dolores. El verdugo es un sistema explotador, patriarcal, piramidal, racista, ladrón y criminal: el capitalismo.

El conocimiento de que no es posible reformar este sistema, educarlo, atenuarlo, limarlo, domesticarlo, humanizarlo. 

El compromiso de luchar, en todas partes y a todas horas - cada quien en su terreno -, contra este sistema hasta destruirlo por completo. La supervivencia de la humanidad depende de la destrucción del capitalismo. No nos rendimos, no estamos a la venta y no claudicamos”.


Fragmento de declaración zapatista.

“Conocer lo diferente, es también parte de nuestra lucha y de nuestra humanidad”

(México, 1°/1/2021)

 

Se acelera la transición hegemónica global

Muy a pesar de las campañas de vacunación en curso, el año comienza con un virulento rebrote de la peste, capaz de escalar producto tanto de las reuniones sociales de fin de año como de la incontenible pulsión turística de muchxs semejantes.

En su afán de crecimiento desmedido, el capitalismo ha consumido más de lo que el planeta está en condiciones de ofrecerle. Pero - dada su naturaleza -, al igual que el cáncer, no puede detener su voracidad. Si es cierto que el mundo conocido constituye la objetivación de nuestra subjetividad, deberemos concluir que si no somos capaces de cambiar el pensamiento que heredamos de la modernidad occidental, cimentado en el usufructo ilimitado de los recursos naturales, habremos contribuido sensiblemente al colapso en ciernes.

En tal contexto, el sistema - mundo vigente se dispone a vivir una tardía contraofensiva globalista en un escenario de grandes retracciones hacia el proteccionismo. Trump - en cierto modo más conservador que quien acaba de derrotarlo en las recientes elecciones estadounidenses - pretendió restablecer el poder industrial perdido por su país. Para ello repatrió muchas empresas que operaban desde China procurando reconstruir el poderío y orgullo norteamericanos, colocando en un segundo nivel de importancia las demás relaciones estatales y las políticas multilaterales. Biden intentará, al estilo demócrata - presionando a las tecnocracias informáticas y a los sectores financieros, enarbolando banderas como la democracia y los derechos humanos -   imponer la supremacía norteamericana. Procurará concretarlo lo más rápidamente posible, a través de una acelerada globalización. Da por sentado que Europa volverá a ser su mejor aliada. En ese camino es muy probable que los choques con China y Rusia escalen más allá de lo ocurrido con Trump. Lo seguro es que el dólar seguirá perdiendo fuerza, China avanzará hacia la hegemonía mundial, y se acabará la buena relación diplomática que tenían los EEUU y la Federación Rusa. 

En tanto, de forma no menos accidentada que el Brexit, culminando 2020 la Unión Europea firmó el acuerdo de inversiones con China. Fue, al parecer, el resultado de la presión alemana con Merkel dándolo todo frente a Francia y Holanda. El acuerdo permite a los grandes capitales europeos invertir en China… pero no en condiciones de igualdad con las grandes empresas estatales como deseaban los europeos. Tal entendimiento está hecho a la medida de la industria  automotriz germana.

En paralelo, arranca formalmente el área de libre comercio africana. Solo Eritrea ha quedado fuera en todo el continente, así que hablamos de un territorio con 1.300 millones de personas y - para el gran capital - un potencial de 3,4 billones de dólares en transacciones comerciales. El acuerdo tendría que haberse puesto en práctica a partir de julio, pero la imposibilidad de mantener reuniones presenciales retrasó dicho proceso.

También con el año nuevo Gran Bretaña vuelve a hacer gala de su tradición imperialista, dado que se apresta a enviar una armada - con la que estrenará su nuevo portaaviones - al Mar de China Meridional. Deberá unirse allí a las armadas de Japón y EEUU para presionar en las islas Senkaku, cuya soberanía es activamente disputada por el Gigante Asiático. Al parecer, las naves británicas participarán en ejercicios anfibios que ensayarán una conquista efectiva de ese archipiélago. Todo un mensaje británico en una región en la que la tensión creció a lo largo de 2020 poniendo de manifiesto las contradicciones de China con socios y rivales. 

Por su parte, el 1° de enero Cuba inició la convertibilidad del peso. Suerte de “plan de ajuste” que en realidad persigue el desarrollo y refuerzo de la imbricación del capital cubano con el internacional, y que necesariamente va a succionar aún más rentas de lxs trabajadorxs al riesgo de hambrearlxs. La clase dirigente cubana tiene bien presente la crisis económica venezolana y busca apuntalar su propia viabilidad dando más juego a los capitales y fondos internacionales, homologando así las condiciones de explotación de sus recursos.

Pujas de entrecasa

Por estos lares, los anhelos del Instituto Patria trascienden incluso a un próximo cambio de gobierno, y de cara a las elecciones de medio tiempo tienen varios propósitos: Mantener su fuerza en el Senado; que el peronismo unido tenga quórum propio en Diputados (unxs 129); pasar de lxs actuales 45 a unxs 60 legisladorxs que le respondan; y conseguir que La Cámpora haga pie en las  gobernaciones e intendencias de mayor peso político.

A todo esto, Fernando Gray, que gobierna el municipio de Esteban Echeverría desde 2007 y es el actual vicepresidente del PJ Bonaerense, aún no asimiló el desembarco de Máximo Kirchner en la presidencia del partido. A la fórmula que conforma con Gustavo “Tano” Menéndez le queda un año más de mandato. Vence en diciembre de este año, y el hombre se dispone a cumplir con los tiempos electorales.

La llegada del delfín de la Vicepresidenta a la conducción del PJ Bonaerense se produciría en marzo, en el mismo momento en que Alberto Fernández asuma la presidencia del partido a nivel nacional. El Jefe de Estado quiere fortalecer la unidad del movimiento y revalorizar la identidad del partido. Su presidencia y la de Máximo suponen un gesto de equilibrio de poder en el seno de la coalición gobernante. Por eso también el Primer Mandatario aceptó la candidatura del líder camporista. Ese contrapeso interno es sinónimo de gobernabilidad. 

Gray resistirá hasta donde pueda. Pero el arribo de Kirchner al partido parece ser irreversible. Hay consenso mayoritario para que suceda. De modo tal que cualquier disenso sobre su arribo al PJ Bonaerense se saldará mediante el respaldo del titular del Ejecutivo y su Vice. En consecuencia, no hay poder territorial que pueda frenar tal decisión. La mayoría de los intendentes hicieron uso de su cintura política, y acataron la decisión en silencio. 

Las metas del espacio afín al Presidente de la Nación son más inmediatas y  menos pretenciosas. Aspiran a neutralizar los embates de Cristina y ejercer una gestión sin sobresaltos. A eso apunta el armado de una fuerza propia que  encabezan el Ministro de Educación y el poderoso Secretario General del Sindicato de Encargados de Edificio, megaempresario comunicacional oficialista. Tal es el ariete para disputar las provincias.

Enjuagues de palacio, en todo caso - siempre distantes de las vicisitudes de la calle -, que ratifican la vigencia de aquella mirada expresada por Sarmiento en 1874, respecto a la naturaleza de un parlamento demoliberal: “Llego feliz a esta Cámara de Diputados donde no hay gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriotas”. 

Mientras, una coalición opositora que no sabe qué hacer con quien fuera su referente hasta la derrota electoral de 2019 - y a la que viene ganándole terreno la entente de los “libertarios” ultraliberales como Espert o Milei -, no deja de marcar goles en contra, como el protagonizado en las primeras horas del nuevo año por la diputada bonaerense Carolina Píparo, quien oportunamente perdiera un embarazo a causa de una salidera bancaria, y en esta ocasión fuera objeto de un nuevo intento de robo en La Plata, a cargo de motoqueros a los que su marido decidió perseguir, no sólo pifiando el blanco de su cacería sino atropellando y arrastrando a un par de pibes inocentes, a los que el matrimonio se empeña en  seguir acusando, pese a las numerosas evidencias suministradas por testigos oculares y cámaras de seguridad viales que indican lo contrario, sumadas al testimonio de los policías de la comisaría a la que se terminaron reportando, coincidentes en que la pareja no podía tenerse en pie por el grado de alcohol que tenía encima. Moraleja: Detrás de los eventuales desatinos del elenco gobernante  acecha la barbarie de estxs “civilizadxs”, dispuesta a hacer retroceder nuevamente al país en cuatro patas.

30D, paredón y después…

La interrupción voluntaria del embarazo, recientemente convertida en ley tras  ardua lucha del colectivo feminista y lxs legisladorxs afines, responde a una necesaria, justa y correcta demanda sanitaria. 

No obstante, correspondería no pasar por alto los ribetes patriarcales con que se  materializó, ya que - más allá de las mujeres, varones, y disidencias que expusieron sus argumentos en el debate palaciego - la calle funcionó como si los varones no se dieran suficientemente por aludidos.

A propósito de ello, viene a cuento recordar que los micromachismos, como los microfascismos, operan en cualquier estrato de la sociedad, los reproducimos de manera naturalizada y quedan además fuera de la ley, que sólo responde con un silencio y, a lo sumo, con su ignorancia. Esto es precisamente lo que los sitúa en el plano de lo “micro”. Se trata de las prácticas que llevamos a cabo en nuestras relaciones sociales, en nuestros espacios de militancia y de ocio, y que no se ven, es decir, se encuentran en un plano de invisibilidad, distinto del machismo de los Estados o de aquel que se expresa en términos representacionales o globales.

Para eliminar las jerarquías constitutivas y los privilegios que conllevan, las masculinidades no pueden ser simplemente “superadas” sino “transgredidas” o “deconstruidas”, detectando y “tachando” todos aquellos “micro” o “macromachismos” que han ido sedimentando en las subjetividades a lo largo de los años.

Pero no se trataría simplemente de volverse repentinamente “sensibles” o “paritarios”, de reconocer la propia vulnerabilidad o de empezar a gestionar las emociones, sino también de reivindicar activamente los derechos, de demandar continuamente la igualdad, de interpelar sin excusas la exclusión, la opresión, el control, el poder y, en definitiva, de renunciar sistemáticamente a los privilegios que la cosmovisión occidental nos ha otorgado históricamente en tanto hombres: esa es la única forma de decir “adiós” al machista que todos llevamos dentro.

Saldada la legislación de marras, altamente reparadora, cabe problematizar la cuestión referente a la natalidad, complementándola con demografía, esto es, reparar en - e intervenir sobre - nuestra escasa población, fundamentalmente concentrada en los espacios urbanos, dejando vastos territorios vacíos al arbitrio del siempre acechante capital financiero trasnacional. Una Política de Estado con visión progresiva no puede hacer la vista gorda ante semejante dilema.

Lo expresado hasta aquí permite concluir que reducir la lucha de las mujeres por sus derechos a una búsqueda de equidad o igualdad legal es claramente insuficiente, en tanto sigan existiendo  relaciones sociales de producción cimentadas en la explotación y reproducción de valores basados en la opresión de las mujeres. Lo realista, para quien decida pelear por la emancipación absoluta y definitiva de toda forma de opresión, es acabar con el modo de producción capitalista que, como dijera Rosa Luxemburgo, constituye un sistema de discriminación en la explotación (a lo que podríamos añadirle, y de aprovechamiento sistemático de toda forma de discriminación) Asumir dicha perspectiva favorecerá un salto cualitativo de largo alcance en la lucha popular.-


JORGE FALCONE

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