LA PARTIDOCRACIA AMAGA CON ALINEARSE,
NO CONTRA EL HAMBRE… SINO CONTRA LXS HAMBRIENTXS
“La ‘hora de los pueblos’ ya no constituye un deseo
sino un imperativo. La máxima operación en esta nueva acumulación por despojo,
consiste en despojarnos de la esperanza, del principio utopía, que es lo que
hace posible a la política, y que este no-mundo distópico pretende aniquilar.
Una humanidad sin sueños y esperanzas ya no puede ser humanidad. Por eso la
urgencia de volver a ser pueblo. Porque el motor histórico de los pueblos ha
sido siempre reponer esa inmortal voluntad de vida como trascendente a todo
orden impuesto”.
Rafael Bautista S.
La Paz, Chuquiago Marka, Bolivia, 3 de abril de 2022
Si alguna noticia auspiciosa puede rescatarse, en este mundo signado por pandemias desconocidas, por deudas impagables, y guerras ineludiblemente globales, es - al menos - que ante el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el movimiento Scientific Rebellion (rebelión científica) inició una semana de movilizaciones basadas en la “resistencia civil no violenta”. El colectivo, formado por miembros de la comunidad científica, inauguró el mes de abril realizando acciones en 25 países: “Ya no basta con seguir esperando a que los gobiernos lean nuestras publicaciones y comprendan la gravedad y la emergencia de la crisis climática. No han estado a la altura”.
Era hora de que las voces más autorizadas en la materia se pararan de manos ante unos líderes cuya mediocridad no hace más que acelerar el Reloj del Apocalipsis.
En lo que a nuestro sufrido país respecta, venimos sosteniendo que no hay Acuerdo sin ajuste, y no hay ajuste sin represión. Como se veía venir, después del consenso parlamentario logrado por parte de la mayoría del oficialismo y gran parte de la oposición, para entregarnos atadxs de pies y manos a la voracidad de los acreedores internacionales, se va configurando otro consenso, ahora represivo, para moler a garrotazos a quien haga frente al anterior.
Para ello, picó en punta el Diputado ultraderechista Ramiro Marra convocando a la formación de un Movimiento Antipiquetero; lo siguió el Ministro Zabaleta expresando “no toleraremos extorsiones a lxs argentinxs”; y continuó Horacio Rodríguez Larreta poniendo el grito en el cielo en cuanto a que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no toleraría más acampes, a lo que agregó que los manifestantes “son unxs cobardes porque usan a lxs chicxs, los ponen como escudos para no ser desalojados”, y exigiendo que se le retiren los planes sociales a lxs pobres de toda pobreza. La cooperación que pretende brindar el alcalde porteño es la del seguimiento de los manifestantes que cortaron calles en el marco del último acampe. A tal efecto, puso a disposición del Gobierno Nacional las cámaras del sistema de videovigilancia y de reconocimiento facial, a fin de identificar a las personas que bloquearon el tránsito y acamparon la semana pasada, todo ello en el marco de un escenario que ya es de co gobierno con el Fondo y democracia cada vez más militarizada.
Por otro andarivel, comenzó el debate en Senadores del proyecto de ley para recuperar dinero fugado, a los efectos de pagar la deuda. Se trata de la iniciativa con que la Vicepresidenta procura sacar del marasmo y la resignación al gobierno nacional, con miras a no rendirse por adelantado ante la hoy difícil batalla electoral de 2023. El texto propone crear un "Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI", y fue presentado con la firma de la mayoría del bloque del Frente de Todos.
Peor es nada. Ojalá exista margen para llevarlo a cabo, habida cuenta de claudicaciones del oficialismo como el fallido intento de expropiar al monopolio alimentario Vicentin, la polémica licitación de dragado de la Hidrovía Paraná - Paraguay, o las vacilaciones que viene produciendo aplicar un necesario aumento de retenciones a las patronales del campo, ejemplos - a todas luces - de que no existe voluntad de incomodar a los de arriba.
En el mundo del trabajo formal - a 40 años de la movilización convocada por Saúl Ubaldini enarbolando ante la dictadura las banderas de “paz, pan y trabajo” -, con la presencia de dirigentes de 7 provincias (Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y La Pampa, San Luis y Mendoza) se desarrolló un nuevo Plenario de Regionales de CGT en la localidad de Villa Nueva. Allí, más de 300 delegados sindicales debatieron acerca de la situación social bajo el lema “la necesidad de la unidad sindical ante los desafíos políticos”.
Ilda Bustos, adjunta de la Regional Córdoba, abrió el debate exigiendo a los dirigentes nacionales “la realización del plenario de regionales de CGT en el que se puedan expresar las representaciones sindicales de los trabajadores del interior del país, es el camino que tenemos que continuar”. Y repasó la participación en los anteriores encuentros de noviembre de 2021 en San Lorenzo, provincia de Santa Fe y del 24 de febrero en Concepción del Uruguay, Entre Ríos.
Mariana Juárez, representante de las Cooperativas de Trabajo Federadas del Sur de Córdoba (CTF), agregó que “no puede ser formal, que en una mesa se sienten 10 o 20 dirigentes y acuerden una unidad”. “La unidad se debe construir en base a ejes que sean transversales a todos los trabajadores, como las condiciones de vida”, apuntó y llamó a “activar los cuerpos de delegados, las asambleas en nuestras cooperativas y en nuestras fábricas para discutir qué necesitamos para vivir y qué necesitamos para poder conseguirlo”.
En ese sentido, Ricardo Tosto, del Sindicato de Obras Sanitarias de Río Cuarto, dijo ante el resto de dirigentes que “debemos hablar de la lealtad hacia los trabajadores” y apeló por una CGT que logre pararse con los trabajadores, “contra quien sea”.
El santafesino Jesús Monzón, secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales (FESTRAM), señaló justamente su mayor preocupación: “que los compañeros de la CGT (nacional) no han entendido que es el momento de escuchar a las bases”.
Juárez comentó que “hay dirigentes locales que reconocen que tienen que ser orgánicos porque a nivel nacional su secretario general dijo que estaba a favor del acuerdo con el FMI. Nuestros dirigentes nacionales de las cooperativas hicieron lo mismo. Las bases estamos pasando hambre, el trabajador de a pie no puede pagarse el colectivo, no puede mandar a su hijo a estudiar. Tendríamos que plantearnos que esos dirigentes sean orgánicos a sus bases”.
La deuda y el reciente acuerdo con el FMI se metió de esa manera en el debate. “Tenemos casi 40% de pobres y casi 6 millones de menores de 14 años que no pueden comer. Esa es la deuda”, indicó Bustos, y Amichetti clarificó que “si todo lo que se recauda se vuelca al pago de la deuda externa, no vamos a salir nunca más adelante”.
Ahora, “no vamos a arreglar el problema de la inflación porque hagamos una terapia de grupo sino cuando le pongamos freno a los grupos concentrados que hoy son los grandes exportadores”, dijo. Y cerró señalando que “sin movimiento obrero protagonista, es imposible tener éxito en las políticas a favor del pueblo”.
“Queda poco para hablar y hay que definir cosas para hacer” - sintetizó Monzón -, por los trabajadores y por mucha gente que quedó sin trabajo”.
Como tantas veces sucediera en nuestra historia, el descontento crece de abajo para arriba y de la periferia al centro. Y como no podía ser de otra manera, y ocurre en todos los órdenes, este se concentra en una nueva generación de dirigentes sub 40, con alto componente de mujeres.
La cúpula cegetista, aún no repuesta por el desplazamiento de Antonio Caló al frente de la UOM por parte del dirigente de Campana Abel Furlan - que alguna vez pasara por las filas del peronismo revolucionario - quedó advertida por sus bases.
A continuación, y como si no hubiera tomado nota de lo anterior, esa dirigencia participó de una inocua reunión en la que se resolvió adelantar paritarias - disipando así la idea circulante acerca de que habría un aumento general de salarios y/o un bono compensatorio de la pérdida de poder adquisitivo -, aceptó una nueva canasta básica de 60 productos para la mesa familiar que pasarán al régimen de Precios Cuidados, y una nueva mesa de diálogo destinada a atender la situación de las PyMES.
En conclusión, ante una hambruna galopante, tanto el gobierno como el gremialismo acuerdista continúan “en piloto automático”.
Por su parte, en el mundo del trabajo no formal, el último acampe por 48 hs. en la porteña Avenida 9 de Julio generó un hecho muy potente e imposible de invisibilizar.
En dicho escenario, el apoyo de Grabois a lxs acampantes, tensionó más la interna dentro de la coalición gobernante. Dentro del Frente de Todxs, el joven abogado expresa lo que otros dirigentes o funcionarios no dicen: “No hay nada más legitimo en nuestro país que luchar contra la falta de trabajo y la pobreza. La única forma de terminar con los planes es que haya trabajo”.
Desde el mismo acampe, el dirigente del MTE volvió a solicitar que el Congreso sancione la ley ya ingresada y que impulsa un Salario Básico Universal para los sectores más vulnerables.
En la Casa Rosada este conflicto y estos
reclamos no pasan desapercibidos. Pero las respuestas no llegan. Sobre todo,
porque para terminar con ellos - según entienden - las soluciones de fondo
difícilmente se produzcan con uno o dos millones de planes sociales más, sino
con reactivación económica y generación de trabajo genuino.
Desde Balcarce 50 aseguran que eso ya está en marcha. Lxs dirigentxs piqueteros opinan que no es así y que, con el Acuerdo con el FMI, la situación empeorará.
En consecuencia, la administración central se encuentra en una encrucijada: si no habilita la inscripción de nuevos beneficiarios a planes sociales, las movilizaciones irán en aumento, tanto en frecuencia como en número de manifestantes.
Las organizaciones demandantes realizan un cálculo muy sencillo: durante el pico de la pandemia del coronavirus, 8,9 millones de personas accedieron al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) En el Potenciar Trabajo hay anotados 1.200.000. Para lxs organizadorxs del acampe - Bloque Nacional Piquetero y Coordinadora por el Cambio Social -, unas seis millones de personas más podrían acceder a ese beneficio.
Hasta ahora las respuestas no llegaron. Si en las próximas horas, el Ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta no les da respuesta a las demandas, para mediados de mes barajan la posibilidad de convocar a una masiva “marcha federal” que, desde los cuatro puntos cardinales del país, desembarcará frente la Casa Rosada.
Si algo resulta insoslayable en este momento tan difícil del acontecer nacional, es que mientras El Palacio se fractura, La Calle se reagrupa.
Ojalá que una dirigencia política que hasta ahora parece alejada de la realidad, lo advierta, y prime la sensibilidad social por sobre los reclamos de mano dura. Para que cambiar el nombre de una estación de trenes por el de dos mártires solo forme parte de un doloroso e irrepetible pasado.-
JORGE FALCONE
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