EN
CARRERA PARA UNA NUEVA ESTAFA ELECTORAL
LA DISPUTA POR EL BASTÓN DE MARISCAL
La crisis civilizatoria en curso no se toma vacaciones, y la transición hegemónica mucho menos. La Federación Rusa continúa a la ofensiva en Ucrania, y muy lejos de estar acorralada desde lo económico, desde lo militar o desde el aislamiento internacional que alguna vez soñó la OTAN. Moscú le demostró al mundo que más de mil sanciones no hicieron mella en su economía interna que se recicla mientras que el rublo resiste, y que son mucho más que 45 (y algunos de ellos muy importantes) los países que no sancionan, no entregan armas ni financiación al régimen de Kiev como exige Estados Unidos. La multipolaridad llegó para quedarse y ya genera una porción esencial en la industria y el comercio mundial, mientras que el mundo occidental y unipolar que se reúne en Ramstein (base de USA) parece querer resistir lo inevitable, en la falsa creencia de que ellos dictan las reglas para todos, porque son “el mundo civilizado” y aumentan la apuesta bélica con total irresponsabilidad. Uno gana mucho dinero, Estados Unidos, otros lo pierden, toda Europa, pero la jugada seguirá así mientras sólo mueran ucranianos. Por otra parte, que la deuda del Norte Global ascienda a la impagable suma de 4 PBI mundiales explica el incremento de la exploración de otros mercados posibles en el resto de la galaxia. Y ello es así porque las condiciones de reproductibilidad del capital hoy le dan a su crisis la característica de estructural, toda vez que su expansión ya atenta contra las condiciones de vida en el planeta. Además, la prolongada ausencia de utopías de transformación favorables a un destino más noble para la humanidad, continúa cediendo terreno a nuevos embates conservadores cada vez más virulentos a la hora de encarnar la disrupción, disputando el espacio público como oportunamente ocurriera con Juan Guaidó y Leopoldo López en la Venezuela bolivariana, más tarde con los partidarios de Donald Trump en su fallido intento de ocupar el Capitolio del Gran País del Norte, y recientemente en el Brasil presidido por Lula con las hordas que asediaron el Planalto vivando a Bolsonaro. Mientras, en nuestra latitud, nuevamente la agenda electoral comienza a cumplir su rol histórico de quebrar cualquier conato de unidad nacional, como el que se esbozara en la lucha contra el ajuste impuesto por el FMI o en días de euforia mundialista.
Subasta
de candidatos
El - hasta ahora - renunciamiento de Cristina Fernández de Kirchner a integrar las listas del oficialismo de cara a los próximos comicios habilitó a que comenzaran a hacer su juego numerosos aspirantes al sillón de Rivadavia.
Picaron en punta el gobernador cordobés Juan Schiaretti haciendo dupla con su ex par salteño Juan Manuel Urtubey, el ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno, y el Jefe de Gabinete con licencia temporaria Juan Manzur.
Por su parte, nuestro embajador en Brasil, Daniel Scioli, vivió la asunción de Luiz Inacio da Silva con mayor optimismo que nadie, dado que días antes había estado en Buenos Aires reunido con la Vicepresidenta de la Nación. En tal circunstancia recibió con gran beneplácito la indicación de salir a caminar para la elección nacional.
El ex motonauta anhela una revancha desde la
elección de 2015, en la que perdió por poco menos de tres puntos ante Mauricio
Macri, de manera tal que después del mencionado encuentro activó a los
suyos para reflotar el sciolismo.
Pero por ahora, para el kirchnerismo dicha opción aparece como una candidatura defensiva.
En cualquier caso, lo cierto es que la elección preocupa al Instituto Patria y mucho. La negativa de Cristina a competir - considerándose proscripta por el “Partido Judicial” - impactó de lleno en quienes están convencidos de que es la mejor opción para ordenar al peronismo.
Tan es así que, a poco de comenzar 2023, una veintena de organizaciones políticas y sociales kirchneristas, integrantes del espacio La Patria es el Otro, lanzaron afiches para reclamar por la candidatura de la Vicepresidenta en las próximas elecciones. "¡Proscripción, un carajo!", plantea el cartel que vienen difundiendo, impreso sobre una foto suya. También pintadas con la consigna "CFK2023" y "Cristina es la esperanza". La campaña está en sintonía con lo expresado por el jefe de gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, quien afirmó que "no se puede pensar en candidaturas hasta no romper la proscripción a Cristina", y lo manifestado posteriormente por el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, quien le pidió a la militancia que salga del "estado de letargo".
Tensando esa cuerda, el ex presidente Eduardo Duhalde anunció que trabajará para "conducir" al Partido Justicialista (PJ) de la provincia de Buenos Aires y alentó a conformar una "gran coalición con las demás fuerzas" para las próximas elecciones.
A su vez, Alberto Fernández no parece dispuesto a resignar su deseo de ser reelecto, salvo que le presenten un candidato oficialista avalado por el Frente de Todos y con posibilidades de derrotar a Juntos por el Cambio en los próximos comicios presidenciales.
En tanto, ejecuta una estrategia electoral que incluye a las distintas facciones del justicialismo, pese a la resistencia tácita de “La Jefa”, explícita de La Cámpora, y de un puñado de gobernadores peronistas que ya intentan escapar hasta de las citas protocolares en la Casa Rosada.
A ese respecto, en los últimos días sorprendió que el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich - hasta ahora alineado con la ex Presidenta - en referencia a la interna del peronismo haya manifestado que ningún otro dirigente debería presentarse si el presidente elige ir por la renovación del mandato que inició en 2019.
El Primer Mandatario apostó fuerte al éxito de lo que terminó siendo una Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que no movió el amperímetro, de la que participaron otros trece presidentes, entre ellxs Lula da Silva (sin duda alguna, LA figura del encuentro), Miguel Díaz-Canel, Gustavo Petro, Gabriel Boric, y Xiomara Castro; es decir, la flor y nata de un nuevo ciclo progresista de más baja intensidad que el que tuvo lugar a principios de este siglo. Salvo la honrosa intervención del presidente colombiano, que definió como “omnicidio” al que viene perpetrando el capitalismo salvaje, y exhortó a defender ese gran pulmón planetario que es la Amazonia, todo lo demás tuvo más impacto mediático que decisiones trascendentes. Sin ir más lejos, la consideración de la tragedia que hoy padece el aguerrido pueblo peruano, por ejemplo, brilló por su ausencia.
El Presidente sabe que su intención de voto es mínima, pero apuesta a la combinación de su gestión doméstica y a la política exterior para exhumar la empatía con una sociedad agobiada a causa de la situación económica, la compleja interna palaciega con Cristina, y el zigzag permanente de su posición geopolítica en cuanto a Venezuela, China, Rusia y Estados Unidos.
CFK conoce el plan electoral del jefe del Ejecutivo, y redobla esfuerzos para definir un candidato que satisfaga su interés político y trunque las aspiraciones de Alberto Fernández. En rigor de verdad, no baraja muchas cartas, si ella finalmente no juega: sus preferencias se van inclinando hacia Sergio Massa, o - con muchas menos chances - Eduardo “Wado” de Pedro, hoy malquistado con el Jefe del Ejecutivo.
Aunque el primero de esa dupla es uno de los personajes centrales de las encuestas que circulan de cara a las elecciones, y un sondeo realizado por Raúl Aragón & Asociados ya lo muestra por encima de la Vicepresidenta en intención de voto.
A propósito de esto último, corresponde señalar que la reciente y audaz compra de bonos de deuda por parte del Súper Ministro de Economía - gesto claramente destinado a infundir confianza en los mercados, y que privilegió al sector bancario más especulativo - contó con el claro aval del Presidente y la Vice. De manera tal que en el Frente de Todxs no hay Plan B, solo discurso B (el de Cristina y La Cámpora) Más allá de eso, todos los caminos conducen a Massa, el hombre de la Casa Blanca en el gabinete nacional, que hoy rema a contracorriente empeñado en que algunos índices positivos de la macroeconomía garanticen ante “el círculo rojo” la continuidad del oficialismo en el gobierno.
En esa tesitura, el ex intendente de Tigre acaba de anunciar que Argentina y Brasil empezarán a trabajar en la creación de una moneda común e invitarán a unirse a los demás países latinoamericanos. Como ha trascendido, la moneda se llamaría “Sur”. El gobierno consiguió también financiamiento brasileño para el segundo tramo del “Gasoducto Néstor Kirchner”, nave insignia de una gestión sumamente opaca.
Mientras, la cúpula de la CGT no imagina ni a Cristina ni a Alberto Fernández encabezando la fórmula.
El candidato del "peronismo normal", en los términos del armado que barajan los sindicalistas, es precisamente Massa, con quien consolidaron un diálogo cada vez más aceitado desde su desembarco al frente del Ministerio de Economía. "Para la inmensa mayoría de nosotros, si le va bien en la economía, Sergio es el candidato ideal, no hay dudas", asegura un referente de la mesa chica de la central.
La "enorme mayoría" a la que hace referencia no contempla por ahora el entramado cegetista alineado con Pablo Moyano, que se muestra decidido a aguardar por la última palabra de la Vicepresidenta antes de mover cualquier ficha en materia electoral.
No obstante, los enérgicos pedidos de Massa para que nadie lo suba como candidato a presidente resultan cada vez más absurdos e infructuosos. En distintas terminales del peronismo madura un sentido común: si el ministro de Economía logra “acomodar” las variables que afectan al bolsillo y bajar la inflación, para el otoño podría emerger como el postulante natural - y eventualmente único - del Frente de Todos. Esto es lo que se conversa en los despachos de la CGT, en los comandos de los movimientos sociales oficialistas, y en varias intendencias del conurbano.
La configuración de ese damero, entonces, hoy
depende de una moneda que sigue girando en el aire, pero ya está totalmente
claro que, caiga como caiga, el gran perdedor será el pueblo.
Tergiversar
la causa de lxs desaparecidxs
para no desaparecer de la política
En paralelo a los dimes y diretes descriptos hasta aquí, como ocurre con los algoritmos que rigen las redes sociales determinando islotes de interlocutores que satisfagan nuestras propias expectativas, el kirchnerismo duro va tras la osadía de modificar el proverbial eje de convocatoria para movilizar el Día Nacional de la Memoria, con la pretensión de inaugurar el año político convirtiendo una causa humanitaria nacional en subterfugio para festejar los 40 años de una democracia incapaz de garantizar la Justicia Social, y aprovechar dicho escenario para librar una batalla judicial en favor de la máxima detentadora de votos que posee un peronismo anémico a fin de, con esa estrategia victimizadora, condicionar una agenda favorable de cara a los comicios de octubre.
“Argentina y democracia sin mafias”, es la consigna con la que arengó a movilizar Cristina.
Cuesta creer que las organizaciones defensoras de DDHH más consecuentes y los sectores más díscolos del arco político social vayan a regalar una conmemoración tan cara para el campo popular a esta clase política venal y rentista, dispuesta a manipular cualquier efeméride histórica truncando la continuidad de una memoria capaz de fomentar nuevas rebeldías en lxs más jóvenes.
El
desafío está planteado, y la fecha en cuestión será propicia para medir con qué
fuerza cuentan lxs detentadorxs del orden establecido y los sectores realmente
dispuestos a propiciar una transformación profunda que rescate a las grandes
mayorías de la tragedia social en la que están sumidas.
Tiempo político contra tiempo socioeconómico
Como se sabe, la matriz productiva que rige en nuestro país desde mediados de los 90s es extractivista, agroexportadora, y financiera, y se basa en la renta del suelo, del subsuelo y de la fomentada por la legislación vigente en favor del sector bancario, bursátil y cambiario. Sobran datos que lo ejemplifican: Ya son casi 800 lxs niños afectadxs por fumigaciones con agrotóxicos en Entre Ríos; el gobierno aprobó la fusión - que objetara en 2021 - de dos empresas contaminadoras como Syngenta y Nidera; el ex CEO de la primera, Antonio Aracre, desembarcó en la Casa Rosada para oficiar como Jefe de Asesores; un grupo de ambientalistas fue detenido y procesado por protestar durante un acto a cargo del Presidente en Exaltación de la Cruz; y podríamos continuar enumerando casos testigo… Se trata de un modelo orientado y dependiente de intereses externos y, en consecuencia, demanda bajos costos internos. Su dinámica se cimenta en mantener una mano de obra barata que cotiza en moneda dura (dólar, euro, yuan) y en el poder adquisitivo de las remuneraciones.
Tal es el acuerdo refrendado por la Ley 27.668 que puso en marcha “el Programa de Facilidades Extendidas a celebrarse entre el Poder Ejecutivo nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la cancelación del Acuerdo Stand By celebrado oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario”.
Las medidas anunciadas por el ex Ministro Martín Guzmán, como más tarde por Sergio Massa, se inscriben en dicho planteo, quedando sujetas a la continuidad del modelo en curso, por lo que consideran como ventajas del país a sus riquezas en recursos energéticos, minerales, proteínas y conocimientos.
En síntesis, todos esos bienes a los que apuntó el descarado último discurso de la Generala Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos.
Al mismo tiempo que se le brinda todo tipo de beneficios y de ventajas al sector más concentrado de la sociedad, la escalada permanente del precio del dólar, que fue de un 300% desde el 10 de diciembre de 2019 (a nivel oficial, la divisa verde cotizaba $ 62 hasta el 30 de diciembre 2022, cuyo valor pasó a ser $ 182) encarece el rubro alimentario y el energético (la inflación acumulada estimada por el IPC del INDEC durante el mismo período ascendió al 300%), achica el salario real (el nominal no aumenta en la misma proporción) debido al poder concentrado de las grandes empresas alimenticias, de los supermercados, y de los vendedores de energía, que igualan el precio interno al externo.
Tan es así que, hasta el Papa Francisco, en un reciente reportaje en donde abordó diferentes temáticas, se sintió comprometido a hablar sobre la realidad económica de la Argentina, realizando una dura crítica: “En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era del 5%, hoy la pobreza está en el 52%. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”.
Y es que el alza de precios corroe el poder adquisitivo de las remuneraciones en pesos, de jubilaciones y pensiones, lo cual comprime la demanda de otros bienes, como manufacturas (bienes industriales: autos, línea blanca, celulares, etc.) de parte de lxs trabajadorxs y otros sectores que perciben ingresos en moneda nacional, lo que las empresas compensan vendiendo al exterior.
Así las cosas, mientras el mundo entero sostiene la paradoja de contar con trabajadorxs que producen la tecnología que los irá dejando fuera de la cadena productiva, para quedar libradxs - en el mejor de los casos - a una oferta eventual de empleo temporario, o directamente continuar integrando contingentes de sacrificio, de momento ningún gobierno del Sur Global advierte que el dilema que hoy atraviesa el mundo del trabajo podría saldarse reduciendo la jornada laboral e integrando a lxs trabajadorxs desocupadxs al proceso productivo.
En tal contexto, el Gobierno se apresta a suspender a casi 160 mil beneficiarixs de los planes Potenciar Trabajo, iniciativa que ya propició la primera medida de fuerza del año en curso por parte del movimiento piquetero.
Haciendo gala de enorme irresponsabilidad y absoluta subordinación a los acuerdos con el FMI, el Ministerio de Desarrollo Social determinó que aquellos que no validaron sus datos en el padrón de beneficiarios del programa en el mes de febrero recibirán la mitad del monto que vienen percibiendo y, en caso de no regularizar su situación, dejarán de percibirlo.
Aunque la mayor parte de las críticas de las organizaciones rebeldes recayeron sobre la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, otro de los blancos centrales fue el líder del Movimiento Evita y Secretario de Economía Social, Emilio Pérsico.
Los cuestionamientos al ex líder piquetero se erigieron a partir de la sospecha acerca de que los recursos obtenidos a partir de la suspensión de los 154.441 planes sean redireccionados hacia las organizaciones sociales más afines al Gobierno, agrupadas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP)
Mal
comienzo de un año electoral que exigirá a los de arriba mantener el delicado
equilibrio entre ajuste y demagogia. Deberían tener más presente que la
Historia no conoce ningún caso en el que un pueblo haya aceptado sumisamente
suicidarse en masa. -
JORGE
FALCONE
Acertado análisis de la realidad que soporta nuestro pueblo.
ResponderEliminarMuy buen análisis!
ResponderEliminar