AFRONTANDO EL PORVENIR
CON LA LÓGICA DEL AMO
“El endeudamiento socializa las pérdidas y
privatiza las ganancias”.
Julio Gambina,
economista de
la CTA Autónoma y miembro de ATTAC
Cuenta
regresiva para el mundo conocido
El brote de coronavirus está en apogeo en
la región, causando más de 74.000 muertes, hundiendo en picada a sus economías
y dejando en la pobreza a más de 200 millones de personas, según estiman lxs
expertxs.
En las últimas
horas, el gobierno golpista de Bolivia no ha podido impedir que se filtrara el
dato de 6 víctimas fallecidas durante la espera de asistencia médica.
Trascendió, además, que una de ellas recorrió sin suerte 7 centros de atención,
y su familia a posteriori debió recorrer
3 cementerios para poderla sepultar.
Tomando en
cuenta la proporción poblacional, no existe gran diferencia entre lo que ocurre
en la nación andina y lo que sucede en EEUU, porque lo que está en juego es un
modelo económico de muerte, que no distingue entre desarrollo y sub
desarrollo.
Los pocos países que han ensayado
flexibilizar medidas de aislamiento se han topado con rebrotes de COVID que en
algunos casos recomendarían volver a foja cero, y los que - relativizando
índices alarmantes de contagio - se empeñan en abrazar el espejismo de “volver
a la normalidad”, hoy exhiben restaurantes que sirven a sus comensales en
cabinas de cristal de cuyos ventanucos hay que asomar la copa para requerir al
mozo o moza un poco más de vino.
Pero la pandemia que hoy nos azota sólo es
uno entre otros factores constituyentes de la crisis civilizatoria en curso.
Determinado por un calentamiento global que
ya asciende a 2° más de temperatura que en la era pre industrial, no pocos
especialistas avizoran un colapso del sistema-mundo vigente a producirse en 150
o 200 años, de no implementarse durante el lapso comprendido entre 2020 y 2050 un
giro copernicano en la matriz productiva hegemónica.
Es más, lxs entendidxs en la cuestión
sostienen que, aunque elimináramos ya las emisiones de CO², el impacto de los
desatinos producidos durante los casi dos siglos de vigencia del capitalismo
tornaría inexorable dicho desenlace.
Sobran indicadores que lo confirman. De
hecho, el crash de las energías no
renovables (petróleo, gas, carbón, uranio, hidrógeno) se produjo en 2018.
En todo caso, lo más preocupante es que en un
momento en que - producto de catástrofes de todo tipo - parece aumentar la conciencia ambiental, cuando
se habla de cambio climático buena parte de lxs analistas omite responsabilizar
al capitalismo, ya que, pese al empeño de muchxs, el mito del crecimiento
económico y las tecnologías “salvadoras” mantiene singular vigencia. Sin
embargo, pensadores como John Zerzan,
ecofilósofo anarcoprimitivista
estadounidense, opinan que todas las tecnologías generadas por el
capitalismo llevan la huella jerárquica de la explotación del trabajo.
Existe consenso a su vez en que el colapso mencionado
será gradual, y no impactará tanto en el contexto rural como en el urbano: A
ese respecto, Detroit - meca de la
industria automotriz norteamericana - es un espejo que adelanta.
Pero frente a las visiones más
catastrofistas, van tomando cuerpo alternativas como el decrecentismo y el neo ruralismo,
consistentes en vivir mejor con menos; esto es, recuperando la vida social, el ocio
creativo, el reparto del trabajo, la producción a escala humana, la vida local
y el ejercicio de la democracia directa, y la regulación voluntaria del consumo
Lxs promotores/as de dicho ideario
reivindican el hecho de que los anarquistas de ultramar que tomaron contacto
con nuestras comunidades originarias durante las tres últimas décadas del Siglo
XIX y las tres primeras del Siglo XX constataron que estas tenían prácticas de
tipo libertario. Sin ir más lejos, Osvaldo
Bayer recordaba que Rauch, el
coronel prusiano contratado en 1826 por Bernardino
Rivadavia para exterminar a los ranqueles, justificó aquel genocidio, entre
otros argumentos, con el de que eran anarquistas, y eso atentaba contra el
avance de la civilización porque carecían de sentido de la propiedad. El rumbo
que va tomando la Historia parecería recomendar la recuperación del saber
ancestral de esos pueblos que han sabido relacionarse con la naturaleza como
con un semejante.
Por lo demás, esa “nueva normalidad” a la que
tantas conjeturas dedican los medios de comunicación masiva, exigirá reparar en
algunos datos alarmantes, como que - muy a pesar del auge feminista de los
últimos años - la despatriarcalización de nuestras sociedades se halla a
significativa distancia de concretarse, cuando - según estadísticas proporcionadas por el Profesor en Ciencias Políticas español Carlos Taibo en Foro Enciende la Tierra, Caja Canarias 2019 - a nivel global
el 70% de lxs pobres y el 78 % de lxs analfabetxs serían mujeres, que a la vez estarían haciendo el 67% del trabajo a cambio del 10% de la renta.
De modo que hoy el compromiso primordial de
los pueblos consiste en evitar que se imponga la voluntad de quienes consideran
que en el mundo sobra gente, ya que desde luego ellxs se refieren a quienes
naufragan en Lampedusa o no cuentan en la previsión de respiradores; vale decir,
a nosotrxs, los habitantes del saqueado Sur Global.
Vicentin:
¿Emblema de soberanía
o
improvisación de un gobierno sin programa?
Si uno de los arietes con que asfixian a los
pueblos las Sociedades del Control son las deudas, consignemos que la negociación
de la nuestra no incluye quita alguna de capital. No sólo eso: En lo que va de
esa pulseada, el Ministro Guzmán ya
entregó 10.000 millones de dólares de ventaja a los acreedores, que aspiran a
cobrar sus bonos a 55 y, apostando por un crecimiento de la economía nacional,
vender luego a 70. Pero no nos adelantemos: El trato no está cerrado, y aún
podemos salir más perdidosxs.
Por otra parte, a 7 meses de gestión, puede
considerarse que el Caso Vicentin constituye la primera iniciativa de gobierno
de un presidente que hasta la fecha ha sido un mero administrador de la
cuarentena.
Oportunamente, ese stablishment defraudado por Mauricio
Macri apostó por las diferencias que Alberto
Fernández expuso durante 9 años respecto a las políticas económicas del
cristinismo. Pero no consigue digerir la palabra “estatización”.
La firma Vicentin S.A.I.C., dedicada al procesamiento y exportación de granos, invirtió
grandes capitales endeudándose demasiado. Ante el cambio de gobierno, sus
acreedores fijaron precio a esa deuda leonina y exigieron saldarla cash. De ahí su situación de quiebra
actual y el llamado a Concurso de Acreedores decidido por la Justicia, lo que
colisiona con el DNU que pondrá a consideración del Congreso el Ejecutivo
Nacional.
Según trascendidos, Ricardo Echegaray - ex Administrador de la AFIP - propuso a la Vicepresidenta intervenir la empresa
desde el Banco Nación, pero ella decidió
estatizarla cuanto antes.
Mientras el primer mandatario se reunía con
el titular del holding empresario, el reincidente José Luis Manzano hacía su juego como lobista para salvarlo.
Los datos que circulan permiten interpretar
que se buscará replicar el modelo del hoy devaluado YPF.
Pero a esta altura de los hechos cabe
preguntarse si Sergio Massa, quien
debería conseguir los votos necesarios para concretar la operación, conseguirá
finalmente hacerlo, toda vez que el Peronismo Federal - donde alguna vez tuvo
ascendiente - en este momento apoya otro
proyecto presentado por un ex socialista santafesino, al que también adhiere Roberto Lavagna.
A pesar de lo descripto hasta aquí, el
oficialismo más obtuso - prescindiendo de la letra chica del proyecto, cuyo
tratamiento ha ignorado a sus trabajadorxs - ha tenido el tupé de comparar la
intervención a Vicentin con la nacionalización de ferrocarriles producida por
el General Perón el 1° de marzo de
1948 (!)
Lejos de tales enjuagues, y dado que el
hambre no admite dilaciones, crece la desobediencia civil desafiando al
confinamiento, con marchas del sindicalismo combativo a Plaza de Mayo en repudio
al pacto UIA - CGT y corte en Puente Pueyrredón reclamando la expropiación del
Frigorífico Penta.
Por su parte, preocupadas por los escasos
insumos que suministra Desarrollo Social, las organizaciones populares con
presencia en el Estado, y el sindicalismo de base que las acompaña, bajo el
nombre de “Manifiesto Nacional por la Soberanía, el Trabajo y la Producción”, acaban
de presentarle al gobierno un paquete de medidas que, de ser tomado en cuenta,
produciría un auspicioso viraje en su errática orientación actual. Resulta
lícito interrogarse si habrá capacidad de escucha para un programa soberanista
como el que los sectores aludidos pretenden difundir ampliado el Día de la
Bandera. Es de esperar que, de no ser así, ante el autismo del Palacio la calle
imponga su voz.-
JORGE
FALCONE
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