NINGÚN PUEBLO EXTRAÑA
LA VIEJA “NORMALIDAD”
“Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube.
Un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza,
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza”.
preferiría un rabo de nube.
Un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza,
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza”.
Silvio Rodríguez
Lo sabemos. No es el fin del capitalismo. Ni
siquiera ocurre que esté asegurada la derrota del presidente norteamericano en
las próximas elecciones. Pero lo cierto es que el mes en curso despuntó con la
inolvidable imagen de la sede del poder imperial yanky cercada por manifestaciones masivas, al punto
que debió apagar sus luces por primera vez en décadas, y Donald Trump tuvo que refugiarse en un búnker. Mientras tanto, el
fuego de la rebelión iluminaba Washington DC. Y no se trata ni de un filme
apocalíptico ni de un espejo que adelante lo que el Sur Global espera desde
hace tiempo. Lo cierto es que muchxs muertxs queridxs, desde Mario Roberto Santucho a Berta Cáceres - sólo por citar apenas
un par de ejemplos contemporáneos -, hubieran dado cualquier cosa por ser
testigos de estas circunstancias.
Alguna
vez Fidel Castro sentenció que “veremos
primero una Revolución triunfante en EEUU antes de una contrarrevolución en
Cuba”. Y el revolucionario peronista John
William Cooke escribió que el derrumbe del Gran País del Norte no sería obra de los
propios norteamericanos sino de los millones de inmigrantes marginados que
ejercen tareas subalternas en él . Puede que no haya llegado
su hora aún, pero lo que está sucediendo allí en plena cuarentena seguramente guarde un cierto parentesco con
aquellos vaticinios.
La
revuelta está dejando imágenes memorables. Cabe pues tomar nota de la lección
que - cuándo no - vienen dando las mujeres, cuando las blancas arman una
muralla con sus cuerpos para proteger a las negras, sororidad que ya no
reconoce frontera alguna.
Es probable que aún no haya un nuevo fantasma recorriendo el mundo, pero si
en tanto lxs condenadxs de la tierra incendian wall marts en el centro de
gravedad del poder imperial, lxs franceses/as replican la protesta armando
barricadas con bicicletas aeróbicas en llamas, es irrebatible que está siendo
posible globalizar la solidaridad.
Entonces se demuestra palmariamente que no estamos inexorablemente condenadxs a ser el mundo que aventuran las distopías hollywoodenses,
hípertecnificado, poluído, y socialmente estratificado, donde unxs pocos ELLXS disfrutan
de todo el confort y unxs muchxs NOSOTRXS comemos mierda sirviéndoles como
esclavxs. El presente grita que hay otros horizontes posibles. Y que la mecha de su búsqueda enciende fácil y es cada vez más corta.
Entonces
ya no suena maximalista afirmar que el viejo mundo cruje, no importa cuánto más
tarde en resquebrajar y derrumbarse.
Mientras,
esta remota y dolida latitud del Sur Global sigue acumulando vejámenes: Pibe
fusilado a manos de terrateniente por perseguir gomera mediante una liebre atravesando campo ajeno; qoms avasalladxs de madrugada
y conducidxs a una celda para ser rociadxs con alcohol, torturadxs y violadxs…
como si el legado de los genocidas Massera,
Camps, o el Tigre Acosta continuara apañando atrocidades (nunca hay originarixs en la TV
progre porque eso interpelará a un país cuya Constitución se funda en su genocidio); contaminación fatal de Ramonas en plena llaga social de esa
capital puerto que el turismo aún compara con París.
Lo
curioso, en todos los casos, es que el sentido común imperante concentra toda
responsabilidad sobre los Capitanich
o Larreta… pero nunca los Fernández. Como si El Hombre Prórroga
(prórroga de cuarentena, prórroga de negociación de deuda)
- que en su discurso de asunción prometió gobernar con los 24 distritos
del país - estuviera socialmente eximido de hacerlo, como si fuera lógico que
sólo le hablara al medio pelo porteño, y bastara con que su gestión se ocupara,
ya no prioritaria sino EXCLUSIVAMENTE, de tomar medidas sanitarias. Suena
redundante recordar que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”, sin embargo más allá de frases trilladas, resulta incontrastable que hace falta un
enorme blindaje mediático para sostener la ilusión de que la República
Argentina es como una Matrix de 60 cuadras alrededor del obelisco, y el resto,
la América Profunda sin control ni remedio.
Digámoslo
con todas las letras: Esa partidocracia demoliberal que nos trajo hasta aquí
forma parte de un mundo que sólo merece como destino el basural de la Historia.
Por
fortuna - a pesar del control estatal vía SUBE y los
engorrosos trámites requeridos para circular -, saludablemente hay
desobediencia civil. Se multiplica la rebeldía de lxs estafadxs, desde los
choferes ganando las calles de Rosario a lxs obreros frigoríficos quilmeños marchando a Puente Pueyrredón, pasando por el llamado a
armar 100 ollas solidarias convocado desde la Plaza Moreno platense. Y recorren la Reina del Plata numerosas voluntades solidarias con lxs caídxs
desde Minneápolis a la Villa 31.
Parafraseando
al viejo Jauretche, si no “es pa
todos la cobija”, habrá sonado la hora del desacato.-
JORGE FALCONE
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