FIN DE CICLO
PRÉSTAMOS
DEL FMI Y PLANES SOCIALES
EN PROCURA DE SOFOCAR UN ESTALLIDO
“América Latina necesita resistir la dominación que ejerce el imperialismo estadounidense y la dependencia económica que se ha generado con China. Esa acción combinada es indispensable para apuntalar el desarrollo, mejorar los ingresos populares y reducir la desigualdad de la región. Son dos batallas de distinto tipo, pero que transitan por la misma construcción de un entramado regional autónomo”.
Claudio Katz
“Integración, soberanía y socialismo en América Latina”,
en portal Contrahegemonía web.
Mientras la guerra se cronifica en Eurasia sin que el Sur Global dimensione aún sus graves consecuencias, y se multiplican los negocios entre China y Brasil, el desfile de funcionarixs estadounidenses por nuestro país intentando consolidar el control de su “patio trasero” deja algunos mensajes intranquilizadores, como el de la Subsecretaria de Estado Wendy Sherman, cuando declaró que “la Argentina puede salir adelante si los ciudadanos soportan el dolor a corto plazo”. En ese contexto, el año en curso enfrenta a nuestra sociedad con una escuálida oferta electoral y un vacío total de propuestas que permitan imaginar un futuro más venturoso. En un escenario post “grieta”, en el que lxs dos rivales de mayor peso político renuncian a competir en las urnas, circunstancia a la que se acaba de sumar la renuncia del presidente a proponerse para un segundo mandato, hacen su juego ante la mirada tutelar de la vicepresidenta Sergio Massa, recostándose en la emergencia sobre los gordos de la CGT y los movimientos sociales oficialistas con la promesa de establecer un acuerdo de precios y salarios por 90 días para estabilizar la economía, y “Wado” de Pedro, privilegiando un diálogo con los gobernadores del norte, mientras que en el cuartel opositor el Ingeniero Macri aún no se juega abiertamente ni por Bullrich ni por Larreta, que parece correr con ventaja. Paralelamente, y como lobos esteparios, hacen la propia Scioli y Milei; el primero buscando la revancha del 2015, y el segundo creciendo incluso en el conurbano sin equipos ni programa, a base de encarnar mejor que nadie el hartazgo de muchxs compatriotas que aprovechan las corridas cambiarias para exigir la renuncia del plantel gubernamental. En las antípodas de su ideario, Grabois intenta emular la belicosa estética del economista anarco libertario. Y a la intemperie de tales escarceos, lxs condenadxs de la tierra cruzan los puentes portando antorchas. Por ahora para iluminarse.
Hacia una nueva crisis global
La crisis de 2008, recordada por el colapso de la compañía de servicios financieros globales Lehman Brothers, pegó muy fuerte en el mundo entero, particularmente en EEUU y Europa. En dicho escenario, los bancos se vieron obligados a bajar significativamente sus intereses a los efectos de reactivar la economía mediante el incremento del consumo. Dicho y hecho, imprimieron mucho dinero, y empresas y particulares comenzaron a gastarlo. Las primeras procurando expandirse, contratar más personal o hacer marketing. Así, muchas de ellas crecieron exponencialmente: De repente, todas buscaban invertir en los grandes negocios tecnológicos como Google, Facebook o Apple; otras más audaces se arriesgaron a apostar por experiencias incipientes como Tesla, y algunas hasta se lanzaron a explorar alternativas que no tenían nada detrás, como las criptomonedas.
En consecuencia, los bancos centrales comenzaron a advertir que la situación se les iba de las manos, y los precios comenzaban a subir alarmantemente. El remedio fue subir nuevamente los intereses, para evitar que la economía se recalentara. Esa medida mermó la solicitud de préstamos y, por ende, las inversiones.
La recuperación duró poco. En 2020, su verdugo sería la pandemia global, que paralizó la economía mundial. Casi de la noche a la mañana, solo continuaron produciendo las empresas encargadas de rubros esenciales para la vida de cada país. Millones de negocios sufrirían las consecuencias del confinamiento, con el turismo y la hotelería a la cabeza. Otra vez, los gobiernos apelaron a la maquinita de imprimir billetes para oxigenar nuevamente a la economía, anunciando importantes gastos públicos (la Unión Europea desarrolló un plan por 7.000.000.000 de euros, y EEUU otro por 550.000.000.000 de dólares) De tal forma que la economía se recuperó en tiempo récord. Esa sobreimpresión de divisas tarde o temprano habría de pagarse. Las políticas monetarias expansivas ya mencionadas, sumadas a los cuellos de botella en las cadenas de producción - el receso en minas y puertos, por ejemplo - contribuyeron a la escasez de insumos y al incremento consecuente de su costo, lo cual desencadenó una cadena de alza de precios en rubros interdependientes. Como si todo ello fuera poco, el avance hacia el Este de la OTAN provocó la reacción defensiva de la Federación Rusa, sumando el tercer factor de alarma. Las sanciones impuestas por Occidente a ese país le resultaron contraproducentes, en tanto dependía en gran medida del consumo de sus hidrocarburos. A ello se ha sumado que, en el marco de la guerra en Europa del Este, Ucrania haya debido dejar de exportar al resto del mundo su cuantiosa producción cerealera. De este modo, la inflación llegó a dispararse por encima del 10% en EEUU y por encima del 9% en la Eurozona. Tales índices no eran tan altos desde hacía cuatro décadas (!)
Ese cuadro de situación precipitó la decisión de numerosos países a volcarse hacia las energías renovables.
Recapitulando, a la búsqueda de alternativas al gas y petróleo ruso, y la solución de los cuellos de botella en las cadenas productivas, ahora se suma la subida de intereses bancarios más agresiva de la historia moderna. Por todo lo dicho hasta aquí, no resulta tan sencillo enfriar una economía desbocada, y en el horizonte asoma una nueva crisis. En efecto, las economías del Norte Global prevén implementar un frenazo recesivo, lo cual instala oscuros nubarrones en el horizonte del año en curso.
El panorama descripto encuentra a lxs argentinxs con un ministro de economía que hasta ahora ha evitado que el país explote, pero sin conseguir domar a la inflación, y con un candidato presidencial en alza que promete prenderle fuego al Banco Central.
Como para no decir: _ Houston… tenemos un problema.
La Argentina real se debate a la
sombra del espectáculo electoral
Solo el núcleo de incondicionales actualmente continúa eximiendo a Cristina Fernández de Kirchner de la responsabilidad sobre el experimento fallido que inauguró en 2019, cuyo derrumbe acaba de corroborar el desistimiento de Alberto Fernández a competir en la interna de la coalición gobernante, producido casi paralelamente al anuncio de la disposición reeleccionista del actual presidente norteamericano, al que algunos kirchneristas oportunamente se atrevieron a bautizar como “Juan Domingo” Biden.
Aunque hará falta más tiempo para constatar si estamos ante el canto del cisne del movimiento nacido en 1945 que hizo de la Justicia Social su nave insignia, más difícil resulta ignorar que comienza a cerrarse el ciclo iniciado por su versión kirchnerista en 2003, y no parece revertir la tendencia el intento de La Cámpora, el Instituto Patria y el massismo por armar un think tank en torno a la flamante escuela Justicialista “Néstor Kirchner”.
En ocasión del lanzamiento de dicha iniciativa, la intervención de la vicepresidenta, tan esperada por sus adherentes como por todo el arco político, más allá de ofrecer algunos titulares de carácter diagnóstico - “la dolarización es peor que la convertibilidad”, “el acuerdo con el FMI es inflacionario”, o “20 empresas se quedan con el 74% de la facturación general” - frustró la expectativa de lxs tantxs que aún le reclaman corregir el gran desaguisado nacional. En ese aspecto, ella fue meridianamente clara: “Yo ya viví - sentenció -, ya di lo que tenía que dar”. Su extemporánea ponderación de un capitalismo occidental cada vez más jaqueado por la Ruta de la Seda (que seguramente planteará otro tipo de desafíos) empobrece la visión de quien aparece como la dirigente política nacional mejor formada con que hoy cuentan los partidos tradicionales de Argentina, lo cual no deja de constituir un límite alarmante.
Por ende, en una encrucijada semejante, intranquiliza recordar la máxima gramsciana según la cual “el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.
Así, durante el show de unos comicios ante los cuales ya hay encuestas que no descartan un triunfo del abstencionismo en segunda vuelta, a la manera de un acto de prestidigitación mediática, todo el espectro comunicacional se centra en el reducido microcosmos de unxs candidatxs sin sustancia, a la vez que en la Argentina Profunda la intocada matriz productiva agroexportadora y extractivista continúa hostigando y desplazando a lxs legítimos dueñxs de estas tierras, como ocurriera hace pocos días sin que adquiriese mayor visibilidad periodística en el remoto paraje Mallín Ahogado - ubicado en el departamento Bariloche, de la provincia de Río Negro -, donde personas desconocidas irrumpieron en territorio ancestral, recorrieron parte de ese lugar y colocaron mojones en toda su longitud con la presunta intención de hacer un loteo, amenazando a lxs lugareñxs con “meter bala” si se oponen, pese a que la antigua familia mapuche que allí vive se empeña en aclarar que dicho paraje no está en venta y, siguiendo el pensamiento de sus mayores, lo defenderán ante cualquier intento de usurpación.
Escenas como esta se suceden a diario de norte a sur del país, mientras una opinión pública anestesiada da crédito a la mezquina oferta de los noticieros, como si la Argentina terminara en la Avenida General Paz.
Merma del garantismo vs.
conflictividad social
Los popes de este capitalismo desaforado motorizan a los libertarians del planeta a través de un inmenso conglomerado de fundaciones, institutos, ONGs, centros y sociedades unidos entre sí por lazos prácticamente invisibles, entre los que se destaca la Red Atlas.
En mayo de 2017, dicha entente celebró un foro internacional en el refinado Brick Hotel de Buenos Aires, adonde asistieron el ex presidente argentino Mauricio Macri y el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, para debatir cómo aplastar al socialismo en toda latitud, desde las batallas de ideas a librar en el mundo académico hasta la agitación callejera destinada a destituir gobiernos constitucionales, como ha vuelto a intentarse por aquí en las últimas horas mediante “autoconvocatorias” a través de redes sociales.
El PRO - partido político que llevó a la presidencia en 2015 a Macri - tuvo origen en la Fundación Pensar, una rama de la Red Atlas. Sus dirigentes y los de la Fundación Libertad, otra expresión del mismo tejido, han venido detentando cargos claves en la administración nacional, y drenando dineros públicos hacia fundaciones fantasmas, que nutren así las arcas de la mentada Red Atlas.
A dichos menesteres han contribuido, a su debido tiempo, personajes como Gabriela Michetti, Eugenio Burzaco, Néstor Grindetti, Guillermo Dietrich, y el prófugo “Pepín” Rodríguez Simón.
Sin ir más lejos, la Procuraduría de la Criminalidad Económica y Lavado de Activos denunció en 2014 al entonces ministro de Cultura Hernán Lombardi por el desvío de fondos públicos hacia la mentada Fundación Pensar.
Entre los 60 think tanks más influyentes de la región - según el Global Think Tank Index Report- se encuentra el Centro de Apertura y Desarrollo de América Latina, que asociado a la Network of Democracy Research Institutes, puso en marcha el Instituto Vaclav Pavel y Análisis Latino, dirigido por el periodista Fernando Laborda (premio a los Jóvenes Líderes 2006 de la Red Atlas) con fondos canalizados vía Red Atlas y por los dineros erogados al Estado Nacional.
Judy Shelton, economista y miembro principal de la Red Atlas, se hizo cargo de dicha trama, después de ser consejera de la campaña de Trump. De modo tal que el armado está listo para nuclear más grupos de reflexión, a fin de realizar mayores esfuerzos para derrocar gobiernos izquierdistas y seguir encumbrando más adherentes de Atlas en niveles decisivos de la gobernanza global.
Sin embargo, lo descripto hasta aquí apenas habla de usinas de ideas, aunque no falta gente de acción capaz de defender ese ideario hasta con métodos más expeditivos, de considerarlo necesario.
Si “para muestra basta un botón”, cabe señalar que el último 2 de abril desfiló por Catamarca un comando paramilitar aparentemente carapintada - luego denunciado por el gobierno de dicha provincia - que se autodefine como “Águilas Negras”. Su referente, Carlos Omar Christiuk - quien se exhibe en Facebook junto a la candidata presidencial de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich y se identifica como libertario -, es un ex militar de 53 años exonerado del Ejército en 1990, momento en que se alzó contra el gobierno constitucional de entonces.
Este grupo constituido en 2020 se presenta uniformado, pertrechado, y reivindicando a la dictadura militar.
Por ahora reúne alrededor de 40 integrantes, y su nombre emula al de un comando creado para combatir a la guerrilla colombiana, lo que constituye un dato no menor.
Como se recordará, uno de los contingentes que más se resistió a cumplir la cuarentena fue el de lxs asistentes a los gimnasios. Allí se conoció el grupo en cuestión.
Uno de sus posteos en las redes, cuyo texto pisa la foto de una flota de automóviles Falcon, dice “vayan sacando el polvo y calentando motores, que dentro de poco salimos a recuperar el país”.
Los datos reseñados hasta aquí aspiran a demostrar que los sectores más reaccionarios de la Argentina no están dispuestos a imponer su voluntad solamente por vías legales y pacíficas.
Puede que tal constatación funcione como un espejo que adelanta. Corresponde pues tomar nota sobre los tiempos que corren. Como reza el dicho, “las brujas no existen, pero que las hay, las hay”.
Por otra parte, en un momento del año en que se conmemora el Día Internacional del Trabajo, el telón de fondo de tan inquietante panorama continúa siendo la paradoja de que un país potencialmente rico cuente con altísimos índices de pobreza, que ya involucran a pobres con educación secundaria completa y trabajadorxs formalizadxs que cobran salario en blanco.
No obstante, y como se sabe, la burocracia sindical pro patronal mantiene desmovilizada a la mayor parte del movimiento obrero organizado, que no atina a pelear unificadamente por la ampliación de sus derechos debido al temor a arriesgar un puesto estable y una mínima cobertura social, con la honrosa excepción de cierto sindicalismo de base más combativo, pero que no ha logrado aún generar un espacio de confluencia fuerte, fenómeno compuesto - entre otros gremios - por el de Neumáticos, Aceiteros, algunas listas de ATE como la Blanca Violeta Granate, los choferes de la Línea 60, el Encuentro Colectivo Docente, Aeronáuticos, Repartidores, regionales de Techint, y unos pocos más.
Sin ir más lejos, aunque ahora pareciera haberse llegado a un entendimiento favorable a lxs trabajadxres, cabe consignar hechos como el protagonizado por los operarixs de la planta distribuidora de Coca Cola en Salta, que venían pidiendo un incremento salarial justificado en la crisis social y económica que vive el país, y que ante una protesta que llevaron adelante en las puertas de la empresa, sufrieron una represión por parte de efectivos de la Policía de Salta e Infantería, que dejó 5 detenidos y varios heridos por balas de goma. Además, el Sindicato de Aguas y Gaseosas (SUTIAGA) aseguró que en represalia por las manifestaciones sufrieron más de 300 despidos.
En un contexto de reflujo relativo de las luchas, y motivadas por un incremento exponencial de la pobreza que compromete a la dirigencia social con sus bases, las organizaciones populares adherentes al gobierno, que se mantuvieran expectantes durante casi toda su gestión - aún condicionadas por las prebendas con que el oficialismo procura que sigan sin salir a pelear - comienzan a considerar un cauce de confluencia con el activo movimiento piquetero, más consecuente en la lucha por trabajo genuino y salarios por encima de la canasta familiar.
Lo cierto es que Argentina atraviesa horas difíciles y su dirigencia solo atina a ensayar parches.
Sin embargo, crece la coincidencia entre adherentes al pensamiento crítico acerca de que el momento amerita deponer toda mezquindad para así fraguar acuerdos mínimos que permitan enfrentar la situación resueltamente, y el paraguas de tal consenso va siendo la ineludible perspectiva de romper con el FMI como única garantía para avanzar hacia un destino más justo.
Esa tendencia, por ahora incipiente, acaso contribuya a ratificar aquello de que “no hay mal que por bien no venga”. –
JORGE FALCONE
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