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CANDIDATXS YA NO HABLAN DE IMPERIALISMO,
PERO
LOS YANKIS VIENEN A IMPONER SUS REGLAS
Ante la inminencia de las elecciones
nacionales, nuestro país está siendo testigo de un interminable cuan sugestivo
desfile de funcionarixs norteamericanxs de primera línea, lo que induce a
albergar justificadas sospechas acerca de que los mueve su histórico rol de
gendarmes de Occidente. Pasemos revista entonces a cómo se presenta el damero
económico, político y social con que se encuentran en nuestra latitud.
Argentina como hipótesis de conflicto
Últimamente, el Fondo Monetario Internacional ha empeorado sus proyecciones de inflación y crecimiento económico para nuestro país en 2023. El organismo financiero internacional prevé que la suba de precios anual será de 88% y que el PBI terminará con una muy leve mejora del 0,2%, según se lee en el último informe de Perspectivas Económicas Mundiales que acaba de dar a conocer.
Los economistas del Fondo han sido concluyentes: Afirman que la inflación en el país se mantendrá en niveles “muy elevados” y que, para anclar expectativas, el Gobierno no debe desviarse un ápice del programa firmado en 2022 con dicho organismo multilateral, pese a las ilusiones del Ejecutivo sobre una relación más benévola, dado que viene cumpliendo a rajatabla los términos del acuerdo.
Así, el organismo deja de lado sus estimaciones previas, que barajaban un 60% para la inflación anual de punta a punta y de 76% medida en promedio anual. Para este último número, el FMI prevé ahora una inflación en diciembre de 98,6 por ciento.
Por otra parte, en el último trimestre de 2022 la media de los ingresos del 10% más rico de la población representó el equivalente a 12 veces los ingresos per cápita del 10% más sumergido.
De modo tal que, pese al relativo crecimiento económico que se experimenta, la leve mejoría en la distribución del ingreso no es resultado de un ascenso de los sectores más relegados sino del empobrecimiento de una franja cada vez más amplia de la clase trabajadora.
Como resulta evidente desde hace un tiempo, hoy a la lucha social no la encabezan los sectores sindicalizados del mundo del trabajo, sino lxs desocupadxs organizadxs, genéricamente denominadxs piqueterxs.
Dicho fenómeno tiene en nuestro país una antigüedad de al menos 22 años, si se toma como referencia de su eclosión al Argentinizo del 2001. No obstante, la acentuación de la crisis económica cíclica, que en varios indicadores supera a la de aquel entonces, viene provocando una radicalización de la práctica piquetera en los principales centros urbanos en nuestro país.
Día tras día, centenares de organizaciones ocupan el espacio público en puntos neurálgicos del territorio nacional para darle visibilidad a su reclamo.
En ese sentido, el AMBA aparece como el centro de un caldo de cultivo que ya se esparció por todo el país. De alguna manera, la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores inmediatos constituyen el epicentro del piquete a nivel global, algo lógico si se tiene en cuenta que en dicha geografía se toman gran parte de las decisiones del país.
No obstante, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Rosario son otras de las ciudades donde se verifica casi cotidianamente la misma situación.
De más está decir que el alto grado de
conflictividad social que hoy registra la Argentina no es exclusivamente de
dominio público nacional sino también mundial, y figura entre las causas
principales por las que en cada conversación con funcionarixs locales, las
autoridades del Comando Sur de los Estados Unidos insisten en reclamar la
intervención de nuestras FFAA en la seguridad interna del país.
¿“Nuestros” recursos naturales?
Tal como señala la Estrategia de Defensa Nacional, un hemisferio occidental estable sirve a los imperativos de seguridad nacional de EEUU. Sin embargo, Nuestra América, una región de importancia mundial con lazos históricos, culturales, económicos, de seguridad y diplomáticos de larga data con los el Gran País del Norte, está lidiando con nuevos riesgos de seguridad. A medida que China aumenta su influencia en la región, Rusia se introduce en la política continental tensionando las alianzas con EEUU. Mientras tanto, los desafíos climáticos y humanitarios socavan la estabilidad regional amenazando a su vez la seguridad nacional del Imperialismo yanki.
El Comando Sur de los EEUU juega un papel fundamental en el control de nuestro continente, so pretexto de fortalecer su seguridad, construyendo lazos nacionales e internacionales para mantener su liderazgo. Con una rica historia de asociación, el comando combatiente también ha intervenido ampliamente a través de esfuerzos supuestamente humanitarios y recientemente celebró veinticinco años de su discutible Iniciativa de Derechos Humanos. ¿Qué se trae entre manos ahora para “promover la seguridad y la prosperidad” dentro del teatro de operaciones nostramericano? La nueva visita de la Generala Laura Richardson se presenta ante la opinión pública como destinada a “fortalecer las asociaciones y contrarrestar las amenazas y los desafíos que afectan la seguridad regional”.
Como se recordará, en enero la jefa del Comando Sur de EEUU, conversando con el think tank Atlantic Council, explicó descarnadamente por qué a Washington le importa la región.
Vale la pena refrescar aquel sincericidio: “Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile”, sentenció Richardson.
Según la jefa militar, otra razón importante resulta ser la concentración de “las reservas de petróleo más grandes”, incluidas las de “crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año”. “Tienes los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro”, continuó, destacando además la importancia del Amazonas como “los pulmones del mundo”.
Pues bien, “el que avisa no es traidor”, reza
un viejo refrán. De aquí en más, quien no se sienta en el blanco de sus
declaraciones, más temprano que tarde despertará siendo esclavx del Imperio en
una tierra convertida, ya definitivamente, en una estrella más de esa bandera
rapaz que flamea al norte del continente.
Hacia el último round entre dólar y yuan
Sin disimular entonces ni su desmedido interés en los recursos naturales ni su preocupación ante la relación de la Argentina con China, la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos vuelve al país para mantener una serie de reuniones bilaterales, a casi un año de su última visita, cuando mantuvo un encuentro con la vicepresidenta Cristina Kirchner, cuyos términos trascendieron poco y nada. Como recordamos en el bloque anterior, a principio de año la funcionaria del Gobierno de Joe Biden blanqueó sin filtros el interés de su país en nuestros bienes comunes.
Completando el panorama, puede afirmarse que el imperialismo busca frenar la construcción de la cuarta central atómica en el país con tecnología china. De hecho, Richardson no es la primera funcionaria yanki que nos visita para “advertir” sobre los riesgos y la "inconveniencia" de asociarse con China en materia nuclear y el "interés de Washington en lograr la cooperación de Argentina".
También sucedió en abril de 2022, cuando una delegación encabezada por la subsecretaria adjunta de Seguridad Internacional del Departamento de Estado, Ann Ganzer, visitó el país y expuso diversos cuestionamientos a la tecnología ofrecida por China para Atucha III, “por falta de calidad, incumplimientos de normas internacionales, problemas de diseño y de seguridad”.
Frente a esto, un estudio por parte de Nucleoeléctrica Argentina, la empresa estatal responsable de la operación de las tres centrales nucleares existentes en el país (Embalse y Atucha I y II), consideró improcedentes aquellos cuestionamientos, sustentados principalmente en "recortes periodísticos sin respaldo científico".
Recapitulando, que la mayor parte de la clase política local haya retirado de su ideario - y, por ende, de su vocabulario - el concepto de “imperialismo”, ya es grave. Pero que pueda olvidarlo la militancia… eso ya sería catastrófico.
Llegados a este punto, no viene mal recordar las advertencias del prestigioso activista uruguayo Raúl Zibechi, cuando señala: “Se viene difuminando una idea nefasta que dice: si las personas, los colectivos o los movimientos adecuados llegan al Estado, por ese sólo hecho lo modifican, cambian su carácter. Como si el Estado fuera una herramienta neutra, utilizable tanto para oprimir y reprimir como para liberar pueblos y ajustar cuentas con la clase dominante.
La experiencia histórica, desde la revolución rusa hasta los últimos gobiernos progresistas, habla por sí sola. Pero al parecer recordar y hacer balance es un ejercicio demasiado pesado para un pensamiento indolente, que busca acurrucarse en la tibieza de las comodidades antes que acampar a la intemperie”.
Más claro echarle agua. -
JORGE FALCONE
Estaremos jodidos mientras no sepamos qué esperar de nosotros mismos.
ResponderEliminarNuestro último límite sería abandonar el patriotismo.
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