martes, 20 de junio de 2023

Un Día de la Bandera manchado de sangre

JUJUY COMO “VOTO CANTADO” DE LA DERECHA POR VENIR




















Fuga de votos en Chaco y batalla campal en la ruta del litio:

El Norte como lección a futuro 

Desde antes de celebrarse los comicios locales, la provincia de Chaco se encuentra conmocionada por la desaparición de Cecilia Strzyzowski, ocurrida el 1° de junio. 

En tal contexto tuvieron lugar las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), de las que participaron boletas con los nombres de los acusados del femicidio. Se trata de Emerenciano Sena, candidato a diputado provincial y Marcela Acuña, aspirante a la intendencia de Resistencia, cuyas postulaciones, según la resolución del Tribunal Electoral provincial, quedaron excluidas por estar detenidos, pero sin embargo mantuvieron la validez en relación con los restantes precandidatos. Y uno de los destinatarios de esos votos es una de las esperanzas progres del kirchnerismo: el propio gobernador, candidato a la reelección, Jorge Milton Capitanich.

Así, las boletas del Partido Socialista Unidos (PSU), que se repartieron en las diferentes mesas de votación en Chaco y que se contabilizaron en el escrutinio provisorio, contaban con la figura de Capitanich como candidato a Gobernador. Al estar impresas de ese modo, mostraban también las candidaturas de Acuña como aspirante a la intendencia de Resistencia y Sena a diputado provincial. Las autoridades electorales aclararon que las boletas en cuestión tuvieron validez, pero que los votos dirigidos a las personas detenidas no se contaron. 

A estas horas, ratificando que el proceso de disgregación nacional también involucra a organizaciones sociales, el círculo de la sospecha por femicidio se cierra cada vez más en torno a la familia Sena, expresión de un piqueterismo prebendario y connivente con el poder, bastante diferente al que le costó la vida en la misma provincia a un luchador hecho y derecho como el dirigente campesino qom Mártires López, en un “supuesto accidente de tránsito” en San Martin, justo cuando volvía del gran triunfo de la Marcha de El Impenetrable, por  defender los territorios que palmo a palmo son disputados por distintos sectores de las clases dominantes y las mafias. 

Las respuestas populares a la capitulación de la clase política no siempre son estridentes. Sin embargo, a su modo, se hacen oír. El abstencionismo salió tercero en los cómputos, y se impuso por sobre todxs lxs candidatxs en la localidad de Villa Ángela. ¿Otro “espejo que adelanta” futuras insumisiones?

Acaso para conjeturas como esa, nada como el Jujeñazo. Derivación de un conflicto salarial docente que de la mano de las restricciones a la protesta social impuesta por el tándem UCR-PJ escaló a la condición de multisectorial, involucrando a comunidades originarias que aportan una agenda ancestral de reclamos, fundamentalmente por el derecho a la tierra y el territorio. 

No por haberse repetido, corresponde omitir el carácter experimental de los métodos represivos aplicados por un gobernador virreinal con funestos antecedentes en la Alianza que dejó 38 muertos en las dramáticas jornadas del 2001: Convocatoria a través de punteros a cuanto asistencializado recibiera un plan de la provincia, para defender a su gobernador; infiltración de policías de civil en muchos cortes sostenidos por lxs comunerxs; movilización de todas las fuerzas de seguridad pertrechadas como para resistir a una invasión extranjera; bloqueo de la conectividad de lxs manifestantes; detenciones arbitrarias sin precisión de paradero; cacería casa por casa; toque de queda… Una provincia detenida en 1976, a contramano de los 40 años de vigencia ininterrumpida del orden constitucional que se conmemorarán en diciembre.

Ante semejante panorama, corresponde destacar la absoluta falta de reflejos de un Poder Ejecutivo francamente noqueado por la realidad, y el sabor a poco del pronunciamiento de Cristina Fernández de Twitter.

Jujuy es ya un parteaguas en la historia reciente, en cuyos cerros combaten lxs antiguxs dueñxs de esta tierra desde mucho antes de que se convirtiera en una Republiqueta con una Carta Magna clonada de la norteamericana. Y - digamosló con todas las letras - quienes pusieron allí sus pechos, sus ojos y testas lacerados, lo hicieron con una hidalquía que faltó en la movilización hacia la Casa de Jujuy convocada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuya docilidad semejó una procesión a San Cayetano.

Pregunta retórica: ¿A alguien mínimamente informadx puede escapársele que los yacimientos de litio existentes en la provincia que acaba de prenderse fuego entran en la mira del Comando Sur de los EEUU y que el cipayaje local apela a una legislación retrógrada para obtener carta blanca para masacrar a cuanto compatriota ose hacerle frente a semejante saqueo? 

Si algo de lo ocurrido en las últimas horas en la puna merece toda la atención de la militancia, es que a partir de este 20 de junio - que también conmemora medio siglo de un oscuro episodio de nuestra historia como la Masacre de Ezeiza - habrá que tomar mayores precauciones para la ocupación del espacio público, pero también esgrimir mayor disposición a dejar alguna marca… salvo que nos resignemos a que siempre sea el mestizaje el que vuelva a casa con las manos vacías y la cara llena de dedos. 

Será preciso pues, entre otras cosas, resolver el frecuente desencuentro entre organizaciones sociales y gremios, porque no es justo que las unas luchen solas y los otros tomen partido - y en muchos casos tan solo desde ciertas regionales, no así desde centrales obreras - solo cuando la sangre del pobrerío se derrama sobre el pavimento.

Porque lo que acabamos de vivir no es otra cosa que el adelanto de la temporada 2024 de nuestra serie. Y comienza a aburrir tanto dejá vu. 



Parterxs del mundo por venir 

Es así nomás: “El viejo mundo se muere y el nuevo está por llegar, y en ese claroscuro surgen los monstruos”. La frase del marxista corso Antonio Gramsci ha cobrado singular vigencia en un contexto global en el que las democracias republicanas hacen agua por los cuatro costados y lxs líderes mundiales no atinan a conjurar una crisis civilizatoria que amenaza con aniquilar la vida en el planeta.

Sin ir más lejos, hasta hace unos pocos años las ciencias sociales acordaban denominar a la era geológica que transitamos como Antropoceno, vale decir, el período en el que la acción humana viene dejando una marca regresiva indeleble sobre la tierra. Pero el prefijo antropos remite a la humanidad toda, y hete aquí que los pueblos librados a su suerte como el haitiano, los náufragos de Lampedusa, en fin, aquellxs a quienes el siquiatra antillano Franz Fanon denominó “los condenados de la tierra” no tienen la misma responsabilidad que Jeff Bezos, Bill Gates, o Elon Musk en la destrucción sistemática del único planeta - hogar con que contamos. De manera que, de un tiempo a esta parte, crece desde el pensamiento crítico el consenso de hablar directamente de Capitaloceno, señalando claramente la responsabilidad de un sistema indiscutiblemente depredador y enemigo de la vida, que nos acerca cada vez más a su extinción.

Ese es el telón de fondo del gran dilema nacional, en un contexto de disgregación de los dos grandes movimientos nacionales - radicalismo y peronismo - que en algunos momentos del pasado siglo representaron una esperanza para muchxs argentinxs: Enfrentar una nueva disyuntiva electoral sin una opción programática que enamore mayoritariamente ni una masa crítica dispuesta a defenderla a como dé lugar. Sin embargo, no se trata necesariamente de una circunstancia terminal en nuestro destino como Nación, porque si nos detenemos a considerar la infinidad de luchas socioambientales - algunas victoriosas - que vienen librándose en la Argentina Profunda sin otra cobertura que la de un puñado de medios alternativos, concluiremos que puede que contemos con un pueblo desarticulado, pero se trata de un pueblo que está muy lejos de estar derrotado.

Como acaban de demostrarlo nuestrxs aguerridxs comunerxs del altiplano. 

Una vez más, irrumpió en dicho escenario un tándem de actores sociales que se viene repitiendo a lo largo y ancho de Nuestra América: Pueblos originarios y mujeres (a ambos contingentes pertenecen - por ejemplo - las alrededor de cuatro decenas de detenidxs en el penal jujeño de Alto Comedero) 

Y el correlato político institucional de tales emergencias solo puede ser una Asamblea Plurinacional Constituyente que coloque en el parlamento la voz y el voto de lxs nadies.  

Pero, tal y como se vienen dando las cosas, es de suponer que antes de que eso suceda volverá a correr sangre. 

Y no porque ese sea el deseo de la Argentina mestiza. Sino porque tal recurso, previsto para trabar las ruedas de la Historia, ya tiene marca registrada: Lo inventó un patriciado indispuesto a perder uno solo de sus privilegios. -











JORGE FALCONE

2 comentarios:

  1. "Jujuy es ya un parteaguas en la historia reciente, en cuyos cerros combatieron lxs antiguxs dueñxs de esta tierra desde mucho antes que se convirtiera en una Republiqueta con una Carta Magna clonada de la norteamericana. Y quienes pusieron allí sus pechos, sus ojos y testas lacerados, lo hicieron con una hidalguía que faltó en la movilización hacia la Casa de Jujuy convocada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuya docilidad semejó una procesión a San Cayetano". Completamente de acuerdo, compañero.

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  2. Escrito tarde y con bastante agotamiento a cuestas, pero una sana e imprescindible furia también.

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