El difícil ajedrez de responder con celeridad
a incontables urgencias
ALBERTO PROPONE…
PERO LA
AMÉRICA INSURRECTA DISPONE
“…el
modelo de dominación para América Latina supone una calidad
y una intensidad
tan importante de dolor y desesperanza
que vuelve imposible que eso asuma la
forma de un conteo electoral”.
Alejandro Horowicz
Ensayista. Periodista, Doctor en Ciencias
Sociales,
titular de la cátedra Los Cambios en el Sistema
Político Mundial
en la Carrera de Sociología de la Universidad
de Buenos Aires.
Introducción
confesional
para acompañar la
esperanza popular
sin resignar el
pensamiento crítico
El autor de esta nota se formó políticamente en
las filas del peronismo. Uno de sus orgullos mayores es haber integrado las
filas de la organización político-militar Montoneros. No es kirchnerista ni
toma partido por ningún término de la “grieta” al interior del capitalismo,
postura que a menudo lo malquista con sus numerosxs y grandes afectos jugados
por el nuevo elenco gubernamental, quienes acostumbran a confinarlo en el rol
de maximalista que se resiste a aceptar a la política como el exclusivo arte de
lo posible. Su posicionamiento se atempera ante las nuevas generaciones, que -
en todo su derecho - no tienen porqué creer a pie juntillas que alguna vez tomó
cuerpo en las mayorías de nuestro país una conciencia política más radical, y que
en buena medida desarrollan su experiencia militante en las filas del espacio
que más parecería identificarse con las banderas legadas por sus mayores.
Pese a tales consideraciones, y en el
convencimiento de que el subtexto de las revueltas en la región es un
cuestionamiento cada vez más explícito a un sistema dizque democrático que ya
no consigue dar respuesta a las necesidades más urgentes de nuestros pueblos ni
se afana demasiado por seguir ostentando la máscara de las libertades públicas,
quien suscribe estas líneas aspira a que la conciencia de las nuevas autoridades
acerca de que hoy la Patria se parece a aquella republiqueta bananera que
satirizara el capocómico Alberto Olmedo bajo el nombre de Costa Pobre haga del
Programa Argentina sin Hambre un inmediato paliativo para la desesperación que
atraviesa a las mayorías empobrecidas.
El resto será motivo de fraternal y respetuoso
debate de cara a la comunidad, pero fundamentalmente al interior de las
militancias indispuestas a resignar el sueño de propender a una sociedad pos
capitalista, cuya materialización urge más que definir el término que la caracterice.
Pesimismo de la razón
Sobran indicadores acerca de que el peronismo
dio lo mejor de sí hasta 1952, cimentando un Estado de Bienestar cuyos logros
profundos no consiguieron superarse ni siquiera durante los 49 días de gobierno
de Héctor J. Cámpora, muy a pesar de
la fuerza y experiencia popular que logró conquistarlos.
Analistas de cuño liberal tan pragmáticos como
el histriónico Jorge Asís definen al
peronismo como el “partido del poder”, y ponderan su capacidad de amoldarse a
las necesidades de cada coyuntura - en los 90 al “Fin de la Historia”, en los
2000 a la Década Larga Progresista -, como si fuera meritorio no ceñirse a una
programática decididamente emancipatoria.
Algunxs concebimos al kirchnerismo como
inofensivo remedo (fundamentalmente retórico) de los ideales setentistas que,
si bien recuperó el valor de la política y amplió derechos, lejos estuvo de
desmontar el modelo de exclusión social vigente y mucho más de cuestionar
siquiera la matriz productiva agroexportadora y extractivista que aún rige.
Así y todo, su mera comparación con la
depredación macrista resulta insostenible y sólo conduce a la triste encerrona
de adherir al mal menor, en la medida en que neodesarrollismo y neoliberalismo
constituyen la cara y contracara de un capitalismo que cada vez expone con
mayor obscenidad sus fauces de lobo bajo la raída piel de cordero.
Actualmente la sociedad argentina vuelve a
asistir, como ocurre en el Juego de la Silla, a una rotación en el elenco
estable de la política formal, nítidamente expresado por el tránsito judicial
de causas como Irán, Nisman, o los cuadernos fotocopiados del chofer Centeno,
hacia los 144 comprometedores expedientes que aguardan en Comodoro Py al
ingeniero Mauricio Macri. A la larga
o a la corta, es lógico que dicha noria erosione toda esperanza de cambio en
quienes no suelen percibir los infrarrojos y ultravioletas de la política.
En tal contexto, resulta un lugar común que los
ladrones de guante blanco se ensañen con los ladrones de gallinas: sin
minimizar la embergadura de ningún delito, siempre será más escandaloso ver revolear
bolsos cargados de dinero tras el muro de un convento que imaginar la acumulación
de empresas off shore en paraísos
fiscales.
Con haber sido la administración más expectable
desde la recuperación del orden constitucional, no puede negarse que el
kirchnerismo también constituyó un sistema recaudatorio basado en la lógica de
un ex militante de la FURN platense que tempranamente resignó sus expectativas
anticapitalistas y no ocultó jamás su convicción de que “sin dinero no se puede hacer política” (SIC) Cuantos hemos pasado
por la función pública, aún ejerciendo cargos menores, sabemos que sobran
mecanismos para malversar recursos “inocentemente”, como por ejemplo bancar
desde una caja chica proyectos que el presupuesto oficial no está dispuesto a
fomentar. Los volúmenes de dichas operaciones se incrementan notablemente
cuanto mayor es la responsabilidad institucional y el poder que esta otorga.
Muchxs funcionarixs apelan a estos subterfugios en el deseo de “hacer el bien”.
Por ende, quien se bautice en el Jordán capitalista difícilmente quede impoluto,
porque - a pesar de que la Santa Sede le brinde sustento moral - este sistema no
ha sido concebido para ganar la vida eterna a la vera de Dios padre.
En este marco - y sobre todo por el cariz que
va tomando la situación internacional -, un peronista tradicional y porteño
como Alberto Fernández está siendo
condicionado a desplazarse hacia la izquierda de sus convicciones, debiendo
mantener un delicado equilibrio en las posturas que va adoptando, de cara a un
frente interno que contiene tanto a referentes sociales que sueñan con una
reforma agraria como a burócratas sindicales dispuestos a avalar una mayor
precarización laboral y caudillos pro
vida oriundos del norte feudal.
Así y todo, se impone no escatimar esfuerzos en
el aprovechamiento de una nueva
oportunidad histórica, la que - a nuestro modesto entender - dependerá mucho
más de la intransigencia con que la comunidad esté dispuesta a defender sus
intereses que de la asistencia que vaya a ofrecerle el Estado.
Optimismo de la
voluntad
Hace poco tiempo, el agudo analista
internacional Pedro Brieger,
entusiasmado con el posible establecimiento de un nuevo eje continental Méjico
- Argentina, se apresuró a sostener en TV que la ola progresista está bien
lejos de haber sido abortada por gobiernos conservadores. Probablemente ese
haya sido el ánimo que campeó en el búnker de la fuerza política que se impuso
en las elecciones nacionales del 27 de octubre. Cae de maduro, en todo caso,
que a partir del Golpe de Estado racista en Bolivia y de la ajustada victoria -
pero victoria al fin - de Luis Lacalle
Pou en el ballotage de Uruguay
corresponde revisar dicho diagnóstico en profundidad. Ciertamente, son
escenarios de reñido fifty - fifty
como el que acaba de generarse en el “paisito” vecino los que confirman el
agotamiento de las democracias formales, regímenes en los que desde hace tiempo
no se confrontan programas de gobierno con perspectivas estratégicas, lo cual
redunda en que la extrema polarización en las simpatías del electorado conduzca
a una gran fragilidad institucional, ante la cual frecuentemente los derrotados
en las urnas se sienten autorizados a rebelarse, debilitando en grado creciente
la gobernabilidad.
Hoy Nuestra América, siempre ajena a las calmas
prolongadas, despide el año regada por una seguidilla de levantamientos que,
cada uno a su modo, cuestionan el orden establecido. En Colombia un Paro Nacional activo ha prorrogado ininterrumpidas
protestas a partir del asesinato del joven Dilan Cruz, lo que suma a un
creciente cuestionamiento del presidente Duque la posibilidad de llevarse
puesto al propio Uribe; en Bolivia
la componenda propuesta por el gobierno de facto ya cuenta con el aval de la
COB y parte del MAS, mientras El Alto y Cochabamba permanecen irreductibles, en
tanto emerge la figura del líder cocalero Andrónico Rodríguez como posible
candidato a reemplazar a Evo en las elecciones de marzo; en Chile la escalada de lucha,
violentamente reprimida por unas fuerzas de seguridad objetadas a nivel
internacional, se repliega del centro y hace fuerte en los barrios; el gobierno
ecuatoriano judicializa a la CONAIE pero las rebeldías no decaen; Haití continúa padeciendo el vacío de
poder en medio de un malestar general que no deja de escalar; y en la Venezuela Bolivariana tiene lugar el Congreso Internacional de Comunicación, evento que se
hace eco del descontento reinante y aboga por una Constituyente global
para la humanidad. Si “para muestra basta un botón”, diciembre arranca con un cacerolazo continental que reproducirán las diásporas
de todo el planeta, como muestra de solidaridad y aliento a los alzamientos en
curso. Es evidente que la gradual retirada de E.E.U.U. de Medio Oriente tiene como correlato una consolidación de
su presencia en nuestra región, objetivo que no desdeña promover el caos si
ello contribuye a zurcir lazos supraestatales con poderes económicos locales.
En el damero que va armando para disciplinar al Cono Sur, con Brasil bajo control, su próximo bocado
será Argentina. Los sectores que,
embriagados de optimismo institucional, minimicen la estrategia del Imperio y
desatiendan las políticas de autodefensa, en el mediano plazo probablemente
deban lamentar irreparables pérdidas.
Ante un panorama de semejante complejidad, la
rebelión de los pueblos nostramericanos (a los que el filósofo Enrique Dussel define como “bloque
social de los oprimidos” tomando conciencia en la acción de su rol
transformador), hartos de simulacro y predispuestos a reclamar democracias
directas, asoma como el rostro esperanzador de un nuevo capítulo en la historia
continental.-
JORGE
FALCONE
Gracias a la vida,por poner en mi camino a seres con tanto Conocimiento y cero grado de mezquindad para compartirlo..Abrazo a tu alma Jorge Falcone.!❤🙌🌟
ResponderEliminarHermano querido, como siempre impecable, vaya un super abrazo!!
ResponderEliminarChiqui, compañerazo y hermano!
ResponderEliminarComo siempre, la agudeza de tu pensamiento revolucionario, trasluce la lucidez del grito poético contra la sistémica opresión del imperio del odio y la avaricia. Los miles de héroes luchadores e incansables patriotas de todos los tiempos, iluminarán desde la historia el advenimiento de nuevas generaciones revolucionarias
Aunque nunca nos fuimos, Siempre volveremos, porque somos millones!
Con esperanza y buena voluntad, compas... pero realismo también.
ResponderEliminar