viernes, 1 de noviembre de 2019


Ya hay nuevo presidente, cada minuto de Macri en La Rosada nos hundirá aún más
ARGENTINA CIERRA OTRO CICLO OSCURO DE SU HISTORIA
EN MEDIO DE UNA NUEVA HORA DE LOS HORNOS REGIONAL
















En Nuestra América negrindoblanca y asincrónica, algunos pueblos se hartan de “pedirle peras al olmo” de las democracias formales y se rebelan, como los de Chile, Ecuador, o Haití, mientras otros vuelven a apostar por exprimir las últimas gotas del orden constitucional vigente, como ocurre en Argentina o Uruguay. Mientras el gobierno mejicano se muestra jaqueado por el asedio del narcotráfico, el batallado triunfo en primera vuelta de Evo Morales y la resistencia de las comunas socialistas bolivarianas permiten imaginar la posibilidad cierta de ir erosionando el eje neoconservador Trump - Bolsonaro. En tal contexto, lo que resulta indiscutible es que allí donde estalla el hartazgo popular se pone de manifiesto palmariamente a qué desenlace conducen indefectiblemente las recetas macroeconómicas del FMI, la dramática vigencia de políticas represivas tributarias de la Doctrina de Seguridad Nacional -  retomadas por los carabineros de  Chadwick o la gendarmería de Bullrich -, y el enorme condicionamiento que impone a dichos alzamientos la ausencia de un nuevo fantasma capaz de recorrer el mundo ofreciendo una perspectiva no capitalista.


"Estoy tan feliz, ha terminado mi misión política que es que haya una República.
Ahora estamos bajo el imperio de esta constitución y nadie la puede modificar.
Las fuerzas están equilibradas (…) Es momento de que el peronismo
muestre que es republicano”.

Dra. Elisa Carrió,
ex dirigente de la coalición derrotada en las urnas.


El alevoso reciclaje de la democracia formal
es una cátedra descriptiva de sus múltiples vicios

Nada nuevo bajo el sol: El resultado electoral del 27 de octubre era voto cantado. Sin embargo, mientras se aguarda el recuento definitivo, más allá del lógico corrimiento de sufragios operado en las generales desde los pequeños partidos conservadores hacia el oficialismo y de la voluminosa afluencia de votantes que lo hicieron en blanco o se abstuvieron en las PASO, constituye un dato a tener en cuenta el alto porcentaje de simpatías que conserva el gorilismo vernáculo en el Siglo XXI. En efecto, esa franja amarilla de nuestro mapa en medio de otras dos azules, que el ingenio popular difundió en las redes sociales con forma de meme (una supuesta Chetoslovaquia, entre Peronia del Norte y Peronia del Sur), desde Bernardino Rivadavia hasta la fecha corresponde a la República para Pocos cimentada por la oligarquía - otrora terrateniente y ahora financiera y multinacional - en la Pampa Húmeda, sobre el genocidio de los pueblos originarios, y se mantiene como utopía próspera de élites dispuestas, llegado el caso, a pagar con territorio nacional “sobrante” la deuda que ellas mismas vienen contrayendo con los centros del poder económico mundial. Moraleja: La trajinada grieta que agitó el oficialismo y promovió la prensa hegemónica no se da entre estructuras partidarias, sino que más bien remite al bicentenario conflicto fundacional irresuelto de nuestro país, lúcidamente expresado por un “ilustre sanjuanino” como Civilización o Barbarie.

En su primer discurso después de la elección, el gobernador electo de la Provincia de Buenos Aires - bastión del kirchnerismo para su trasvasamiento generacional - expresó que nuevamente se impuso la política sobre la Big Data. Le asiste la razón. Sólo que el presidente saliente también lo comprendió, y militó la campaña del #Sísepuede retomando contacto directo con su electorado, capital que ahora lo tienta a disputar el liderazgo opositor con los ganadores territoriales de su coalición.

Pero a pesar de cualquier sorpresa, valdría la pena recordar que no pocxs analistas coincidían en que cuatro años más de las políticas en curso muy probablemente hubieran convertido a la Nación Argentina en un proyecto inviable.

Lo cierto es que la escena nacional se muestra pródiga con quienes ejercemos la docencia contestes de lo “flojos de papeles” - en materia de historicidad y capacidad asociativa - que salen de la secundaria les estudiantes que llegan a bachillerarse. Y eso es así gracias a la masterclass que ofrece la amañada democracia de baja intensidad que transitamos: Desde el indisimulable reacomodamiento de una Justicia hasta hace poco hostil e insidiosa contra funcionari@s e ideario del gobierno anterior (liberación de presos K, suspensión del DNU que limitaba las indemnizaciones por riesgo de trabajo, reducción de la condena contra Amado Boudou por la Causa Ciccone, etc.) hasta el salto en largo que ha dado buena parte del periodismo genuflexo, el presente acumula perlitas que no debería desaprovechar frente a sus alumnxs ningún/a educador/a comprometidx con la suerte del país a la hora de encarar algún tipo de formación ciudadana, ya que el orden en que estamos inmersxs, muy a pesar de los “ungüentos y cremas de tortuga” - como escribía Leopoldo Marechal - con que se busca maquillarlo, exhibe obscenamente sus múltiples rajaduras ante la mirada de cualquier observador/a que no busque autoengañarse.

Frente a semejante panorama, el futuro de Cambiemos indica que la figura de Rodríguez Larreta irá adquiriendo preeminencia sobre el resto de los referentes del espacio, que seguramente concederá una nueva oportunidad a María Eugenia Vidal, momentáneamente autoinmolada tras la candidatura de Macri. En tanto el radicalismo, si logra conjurar el malestar de sus bases, se irá  realineando detrás de gobernadores plebiscitados como Cornejo y figuras jóvenes   como Martín Lousteau, siempre monitoreados desde las sombras por el perenne y maquiavélico “Coti” Nosiglia. Pero, incluso en un país tan generoso como el nuestro, es difícil prever el futuro de quien propuso al pueblo argentino juzgar su presidencia en base a la derrota de la inflación y la erradicación de la pobreza, ya que su horizonte inmediato aparece oscurecido por aproximadamente un centenar de causas judiciales.

En conclusión, la plaga que devastó al país durante los últimos cuatro años  facilitando una inédita fuga de capitales por parte de los socios del poder, hace mutis por el foro simulando responsabilidad cívica mediante la aplicación de un cepo contra el perennemente perjudicado pequeño ahorrista local, y convidando a la opinión pública con la “tranquilizadora” foto de dos hombres de Estado dándose un caluroso apretón de manos, como se estila en los países más avanzados del Norte Global.

Intervenir constructivamente 
para no desperdiciar otra oportunidad histórica

Seguramente coincidiremos con muchxs lectores/as si afirmamos que no hay nada más reaccionario que empañar la esperanza de un pueblo. Y vaya si el nuestro - con la decidida contribución de la mayor parte de las organizaciones sociales, oxigenadas por el respaldo del Vaticano - no ha hecho gala de una paciencia monacal, transformando como el más ducho alquimista su furia en expectativa, “hasta que - al decir de José Hernández - venga algún criollo en esta tierra a mandar”. 

Desde un punto de vista irrenunciablemente comprometido con la Justicia Social, pero evitando miradas maximalistas, no debería resultar indiferente que frente a los alarmantes índices de pobreza e indigencia reinantes, muy a pesar de la Espada de Damócles que implica una deuda centenaria, en la emergencia se esté considerando crear un Consejo Federal Argentina sin Hambre con el conjunto de los Estados Provinciales y Municipales para - entre otras medidas - llevar la AUH y la Asignación Familiar al valor que establece el INDEC extendiéndola para todes les pibes (es decir, los casi cinco millones de excluidos)

Durante el período que el kirchnerismo denomina “Década ganada”, en un contexto socioeconómico mucho menos calamitoso que el actual - aún valorando como se debe la ampliación de derechos que tuvo lugar, pero fieles al precepto que dice “lo cortés no quita lo valiente” - muchxs militantes anticapitalistas fuimos severxs  objetores/as de una matriz productiva agroexportadora y extractivista que dista de haberse modificado. Sin resignar en absoluto dicho señalamiento (más aún cuando se anuncian nuevos negocios con el grupo Syngenta), somos conscientes de que el proceso de destrucción nacional ha avanzado significativamente durante el último turno de gobierno, motivando a quienes así procedimos a sostener un diálogo más poroso con aquellos que han apostado de lleno por la alternativa que se acaba de abrir en Argentina, en la convicción de que este pueblo supuestamente manso, que tanto ha sabido ocupar las calles como sacudir con su voto a la opinión pública y a los gurúes de los focus groups, más temprano que tarde sabrá tomar debida nota de la orientación progresiva o no que adopten las autoridades electas.

Sin pasado no hay futuro

Últimamente, intelectuales críticos como Horacio González o candidatos electorales tan retrógrados como Gómez Centurión y Espert, se han pronunciado desde perspectivas antagónicas sobre las asignaturas que la sociedad tendría pendientes en relación a los enfrentamientos ocurridos durante los años 70.

En la audiencia del Juicio por la Causa Contraofensiva que tuvo lugar el lunes 7 de octubre pasado, un testigo - abnegado ex cuadro montonero y hoy del Movimiento Evita - expresó que su obsesión actual es “cómo pasar esa historia de una generación a la otra”.

Lo cierto es que preocupa a muchxs sobrevivientes de la última dictadura restaurar el puente que los genocidas procuraron dinamitar, entre la última generación que creyó en la Revolución y las que le siguieron, para que - dando cuenta de sus aciertos y errores - no se diluya tamaño legado experiencial.

En un escenario militante que evidencia - además de notables asimetrías de género anacrónicas para los tiempos que corren - no pocos desencuentros etarios en numerosas organizaciones políticas (Humberto Tumini - Victoria Donda en Libres del Sur, Jorge Altamira - Gabriel Solano en el F.I.T.), parecería conveniente que en el imprescindible diálogo inter generacional lxs veteranxs de la lucha emancipatoria tendiéramos más a orientar que a tutelar a lxs nuevxs responsables de refundarla.-


JORGE FALCONE




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