El terrorismo
mediático favorece la desmovilización popular
EL AÑO QUE VIVIMOS EN PELIGRO
Como en el “Diario del año de la peste” de Daniel Defoe, el único fantasma que recorre el mundo a estas horas no es el pregonado por Carlos Marx sino el COVID - 19.
Más virales que nunca, las redes sociales se
han visto colmadas de posteos apocalípticos, ya atribuidos a ignotxs
científicxs, ya al mismísimo Nostradamus.
Tanto Hollywood como Netflix, que siempre
profetizan sobre hechos consumados, venían atiborrando las pantallas grande y
chica con largometrajes y series de tono catastrófico (sobran los ejemplos: “2012”,
“El día después de mañana”, “La carretera”, “The Walking Dead”, “Bird Box”,
etc.)
Plegándose a ese afinado coro, que parecería
responder a la usina de anomia colectiva denunciada por Naomi Klein en su documental “La Doctrina del Shock”, los medios de
comunicación hegemónicos se erigen en cajas de resonancia unánime de una campaña que procura vaciar los
espacios públicos de todas las metrópolis del orbe.
Argentina no es ajena al fenómeno en curso.
Tras la desafortunada declaración del Ministro de Salud acerca de que el
impacto de la pandemia se esperaba para más adelante, sin una justificación
capaz de correlatarse con los datos conocidos - que hablan de una primera fase
de contagio y un número reducido de afectados, en su mayoría a partir del
contacto con turistas -, nuestro presidente tomó las riendas del asunto redoblando
la apuesta internacional y conminándonos a parar el país permaneciendo en
nuestras casas.
Ante dicho escenario, vale la pena
preguntarse si la humanidad en pleno estaría dispuesta a acatar medidas
semejantes, propias de la más alarmante distopía de ciencia ficción. La
respuesta a dicho interrogante aparece como categóricamente negativa: Ni lxs
jóvenes de la Primera Línea chilena ni lxs chalecos amarillos franceses se han
avenido a abandonar la lucha callejera en pos de conquistar derechos.
En las últimas horas, el director de la
plataforma contrainformativa Resumen Latinoamericano, propuso contraponer la
situación imperante en nuestro país con la concebida por el genial guionista de
historietas Héctor Germán Oesterheld
- secuestrado y asesinado por la última dictadura - en su novela gráfica “El
Eternauta” (uno de cuyos cuadritos ilustra esta nota): Precisamente cuando un
grupo de amigos habituados a jugar una partida de cartas todos los fines de
semana en la bohardilla de uno de ellos (Juan Salvo, futuro protagonista de la
épica saga) advierte el efecto letal de la nevada iridiscente que cae sobre
Vicente López, opta por intentar comunicarse con posibles sobrevivientes y, lejos
de abroquelarse bajo techo, confecciona trajes de amianto provistos de antiparras
para salir a ponerle el cuerpo a la emergencia buscando retomar contacto con
semejantes en procura de dar respuesta a la situación.
Dada la inminente conmemoración del Día Nacional
de la Memoria, a contrapelo de buena parte de los organismos defensores de DDHH
- muchxs de cuyxs integrantes hoy constituyen población en riesgo de contagio -
, vastos sectores políticos y gremiales continúan debatiendo sobre la necesidad
de apersonarse a Plaza de Mayo en dicha fecha. De concretarse tal iniciativa,
habrá de convertirse en el primer gesto de desobediencia civil ante un gobierno
que, escudándose en argumentos tendientes al bienestar común, pone la consideración
de una pandemia circunstancial por encima de la atención que demanda el
tratamiento de una deuda centenaria.-
JORGE
FALCONE
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