sábado, 27 de diciembre de 2025

2026:

LA BATALLA CONTRA UNA REFORMA LABORAL QUE APUNTA A QUEBRAR EL NÚCLEO DURO DE LAS RESISTENCIAS POPULARES 

Una agenda prioritaria para los sectores que viven de su trabajo

Puede que un fantasma siga recorriendo el mundo, y que no sea precisamente la idea de una sociedad sin explotadores ni explotados, pero igualmente cierto es que la clase trabajadora global viene librando batallas semejantes, lo cual torna más vigente que nunca aquello de “¡Proletarios del mundo uníos!”. 

El 11 de diciembre, por ejemplo,  fue escenario de una huelga general masiva en Portugal. No se trató solo de un conflicto laboral, sino de una huelga política, dirigida contra la reforma laboral planificada por el gobierno. Los sindicatos locales consideran de manera generalizada que se trata de una desvalorización del trabajo y de un ataque profundo a los derechos laborales: en síntesis, una ofensiva de clase. La participación masiva en la huelga muestra que los trabajadores también lo percibieron de ese modo.

En Nuestra América, y en un marco de pleno asedio sobre la región caribeña por parte del Imperialismo rapaz, Caracas fue un punto de encuentro para intelectuales y movimientos que se solidarizan con la Venezuela Bolivariana, enfocados en la defensa de su soberanía y en la promoción de alternativas ecosocialistas y antiimperialistas, destacando la resistencia popular. 

A su vez, la Central Obrera Boliviana (COB), principal organización sindical del país andino, convocó a una huelga contra el decreto 5503, que elimina la subvención a los combustibles, vigente desde hace más de dos décadas. La decisión se produjo pese a los acuerdos parciales alcanzados por el Gobierno con otros sectores sociales para evitar las medidas de presión. “Nosotros no vamos a declinar, no vamos a negociar al margen de nuestro pueblo”, afirmó Mario Argollo, secretario ejecutivo de la COB, en un mensaje grabado junto a otros dirigentes sindicales. El líder rechazó versiones sobre un supuesto pacto “unilateral y oculto” con el Ejecutivo y ratificó marchas y bloqueos desde las primeras horas de la semana. Además calificó el decreto como una medida “arbitraria” que, a su juicio, beneficia a “un sector privilegiado, empresarial y burgués”. 

En nuestro país, la Confederación General del Trabajo convocó a un paro general y movilización para el 10 de febrero, fecha en la que el Senado debatirá el proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno, medida que fue ratificada por el secretario gremial de la CGT, Osvaldo Lobato. La decisión se conoció tras la masiva marcha sindical del 18 de diciembre en Plaza de Mayo, donde miles de trabajadores reclamaron frenar la iniciativa oficialista.

La regresiva reforma que despoja a la clase trabajadora formal e informal de la mayoría de los derechos conquistados gracias a años de lucha viene generando movimientos de repudio en varias provincias. Sin ir más lejos, poco antes de las fiestas de fin de año, gremios estatales de la provincia de Córdoba expresaron públicamente su rechazo a la visita del Primer Mandatario, quien encabezó un acto político en barrio Nueva Córdoba. La declaración tuvo lugar en un contexto de creciente conflictividad social y económica, que - según señalaron - se profundiza día a día por las medidas impulsadas desde el Poder Ejecutivo Nacional. En un documento, las organizaciones del sector aseguraron que resulta fundamental fortalecer la unidad del movimiento sindical y sostener la lucha para recuperar condiciones de vida dignas para el pueblo argentino. En esa línea, reafirmaron su rechazo “absoluto” a la reforma laboral que promueve el Gobierno nacional, advirtiendo que la pérdida de derechos y el retroceso en las conquistas laborales no representan un camino hacia el progreso ni hacia el bienestar social. Los sindicatos firmantes insistieron en que seguirán movilizados con la convicción de estar transitando el camino correcto frente a un escenario que, afirman, amenaza con profundizar la precarización y la desigualdad. Algunas de las organizaciones que firmaron el comunicado son SEP (empleados públicos), SELC (legislativos), UEPC (docentes), ACEC (casinos), UOGC (gráficos), AB Córdoba (bancarios), SADOP (docentes privados), ADEME (docentes), Luz y Fuerza Regional, Luz y Fuerza Río Cuarto, SIVIALCO (viales), Músicos, UPS (jerárquicos), AGEPJ (judiciales), Federación de Municipales, AMET (docentes), APSE (Epec), AB Río Cuarto (bancarios), AB Villa María (bancarios), AB Marcos Juárez (bancarios), AB San Francisco (bancarios), SUOEM (municipales), Luz y Fuerza de Río Cuarto y Luz y Fuerza Córdoba.

Todo indica que esa es la batalla principal e irrenunciable a librar durante 2026.

 

La formalidad institucional como máscara de la post democracia

Culminando 2025, Javier Gerardo Milei sorprendió al regalar a los integrantes de su Gabinete el libro “Defendiendo lo indefendible”, del economista estadounidense Walter Block, uno de los referentes más radicales del libertarianismo extremo. Lejos de tratarse de una provocación intelectual aislada, el texto plantea - de forma explícita y sistemática - la defensa de prácticas históricamente consideradas aberrantes, bajo la premisa de que el mercado y la propiedad privada deben estar por encima de cualquier límite moral, social o jurídico. Publicado originalmente en los años 70 y actualizado en ediciones posteriores, el libro se propone una misión clara: justificar aquello que la mayoría de las sociedades modernas considera inaceptable. Y lo hace sin eufemismos.

Así, la singularidad del proceso de desmantelamiento en curso del Estado Nación ocurre en un contexto sin precedentes para las generaciones nacidas a mediados e incluso a fines del Siglo XX, que en primera instancia deben lidiar con un escenario  post peronista, dado que la deriva del movimiento creado por Juan y Eva Perón - que hasta la primera década del Siglo XXI funcionara como rueda de auxilio de la gobernabilidad burguesa - hoy lo encuentra empantanado en rencillas intestinas generadas por la ausencia de un proyecto superior a las figuras que lo encarnen (Cristina Fernández - Áxel Kiciloff) o discutiendo públicamente si en Argentina hace falta más Calle o más Palacio (Juan Grabois - Mayra Mendoza), mientras dicha fuerza política va perdiendo dimensión nacional y municipalizándose a pasos agigantados, a lo cual se suma que entre diciembre de 2023 y octubre de 2025 se ha ido constituyendo un oficialismo con despliegue de presencia federal y mayorías parlamentarias relativas dispuesto a quebrar el espinazo del movimiento obrero organizado para terminar de desarmar ideológicamente al nuestro pueblo y balcanizar el país entregando sus bienes naturales al Norte Global, escudado en la endeble cáscara de las formalidades democráticas, representada por un calendario electoral que habilita a votar cada dos o cuatro años, por ahora sin alternativa opositora.

La mascarada perfecta para que esta nueva y virulenta derecha opere a sus anchas con patente de corso, ostentando una legitimidad formal conquistada “en buena ley”, sustentada pura y exclusivamente por una represión que no rinde cuentas a nadie (como lo demuestra palmariamente el asesinato durante la Navidad de un trabajador inerme de Villa Lugano a manos de la División Policial Unidad Táctica de Pacificación, que responde a Jorge Macri), e inaugurando la etapa que, atinadamente, el equipo editorial de la Revista Crisis caracteriza como post democracia.

 

Hacia la construcción del poder constituyente: Del laberinto se sale por abajo 

El statu quo descripto hasta aquí obedece a una situación de larga data, cimentada en la biologización de las diferencias humanas como sustento de la explotación (superior - inferior, civilizado - salvaje, centro - periferia)

Así como el Norte Global - de manera cada vez más obscena - prescinde de lo que considera población irrelevante para sus intereses, también practica la externalización de su responsabilidad en la crisis civilizatoria que atravesamos, apelando a una gramática exculpatoria como la que denomina “cambio” climático a lo que realmente constituye destrucción climática por causas evitables.

De este modo la humanidad viene siendo testigo de cómo sucumbe el viejo orden civilizatorio. Y el desorden es tal que más que un mundo post pandémico, el que nos toca semeja un post mundo. 

Hoy resulta evidente que el capital financiero trasnacional no descartaría impulsar una nueva guerra híbrida mundial, incluso bacteriológica, destinada a eliminar los excedentes del mercado laboral (desempleadxs, ancianos, etc.)

Dado que desde su perspectiva el principal enemigo es la estabilidad y la paz, apuesta por un estado de caos indefinido. Esa es la difusa fisonomía de la transición civilizatoria en curso.

En tal circunstancia, corresponde advertir que, tanto el capitalismo como el socialismo han venido siendo economías del crecimiento. Pero el panorama que ofrece el sistema - mundo vigente demuestra su inviabilidad. A su debido tiempo, el marxismo circunscribió a lo económico la asignatura pendiente de los pueblos, sin embargo, la “novedad” que aportan los antiguos dueños de estas tierras es un proyecto integral de vida.

De hecho, a partir de la irrupción zapatista de 1994 recorre nuestro continente un pensamiento ancestral capaz de reponer un horizonte de utopía, que impone una nueva mirada y una nueva gramática a las izquierdas tradicionales, proponiendo la forma COMUNIDAD en contraposición a la forma SOCIEDAD, gestora de individuos. En la militancia aún se confunde el sentido último de ambos términos.

Oportunamente, el propio Cte. Chávez expresó ante sus inmediatxs que acaso el horizonte antisistémico al que debería apuntar la humanidad no fuera precisamente el Socialismo del Siglo XXI sino el Buen Vivir que proponen los pueblos originarios del sur del continente. 

Hoy queda claro que, si los gobiernos del mundo no aportan un nuevo sentido de la vida a la humanidad, carecerá de razón de ser la lucha cotidiana. 

Una Revolución, por ende, no implica tan solo un cúmulo de demandas, sino la oferta de un horizonte de expectativas capaz de generar una narrativa que movilice el máximo de disponibilidad de los pueblos. 

Corresponde pues trascender el adoctrinamiento ideológico para promover un nuevo sentido de la vida, y eso sólo lo pueden aportar lxs condenadxs de la tierra.

El Buen Vivir no es aún un paradigma, pero se erige como un novedoso horizonte civilizatorio capaz de promover hombres y mujeres nuevxs.

Ya no solo el campo, también las ciudades precisan reencontrarse con la forma de vida comunitaria. Solo así podremos hacer frente a la tragedia global que amenaza a nuestro presente.

En efecto, según uno de los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), los científicos están observando cambios en la temperatura de la Tierra en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de esos cambios no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. Sin embargo, una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático.

A propósito de ello, no hace mucho, más de 500 personalidades internacionales  exigieron un cupo socioambiental en el debate político argentino. Esa causa, hasta ahora asumida por grupos muy selectos y hasta periféricos, lentamente va tomando cuerpo en el conjunto de la militancia. Sectores políticos otrora protagonistas de la experiencia revolucionaria de los 70 poco a poco van tomando nota sobre el particular, como ocurre en Mendoza con la Asamblea Popular por el Agua. Y en la segunda mitad de 2022, por primera vez en mucho tiempo, una descomunal movilización nacional por trabajo genuino, que tuvo su epicentro en el Obelisco porteño, confluyó más tarde en Plaza de Mayo con el reclamo por la Ley de Humedales, vinculando ejemplarmente la tensión capital-trabajo con la tensión capital-naturaleza, fenómeno sobre el que tanto tiene para aportar la Ética del Cuidado reivindicada por los feminismos, como la respetuosa convivencia con el medio ambiente que han practicado desde siempre los pueblos originarios de nuestro  continente.

En ese camino se irá constituyendo el nuevo sujeto social capaz de superar el desastre civilizatorio causado por el mundo moderno, y muy probablemente su Norte surgirá de lo más profundo de esos pueblos cuyo apego a la Madre Tierra ha permitido que prevalezcan a lo largo del tiempo, aun padeciendo los peores vejámenes, ahora dispuestos a materializar un ideario tan elemental y urgente como el que compartimos a continuación:

· Romper con el FMI, instrumento y sustento de las políticas imperiales.

· Desmontar el modelo extractivista y establecer un nuevo Pacto con la Naturaleza.

· Conformar un Fondo Nacional de Desarrollo, integrado con los recursos que no irán al pago de deudas fraudulentas, poniéndolos al servicio de una economía popular autogestiva - particularmente en la producción del sector alimentario - y la distribución planificada de alimentos. Dicho Fondo quedaría sujeto al control social del nuevo Estado, conjuntamente con el pueblo organizado.

· Apuntar a la construcción de un Estado Plurinacional, que reconozca la identidad y dignidad de los pueblos originarios, condenando el genocidio fundante y su continuidad, y asumiendo las reparaciones que correspondan. 

· Ejercer la más absoluta solidaridad activa con toda forma de resistencia encarada por nuestro pueblo contra este sistema promotor de muerte.

· Impulsar un nuevo modelo económico - social/estatal que no esté guiado por las leyes del mercado, la competencia y las mayores ganancias, sino por la cooperación en una sociedad más justa.

Si nos hacemos eco del sabio consejo del filósofo boliviano Rafael Bautista Segales - “Conviene dejar el pesimismo para tiempos mejores” - y somos capaces de elevar la vara de los debates en desarrollo, organizando la masa crítica capaz de llevar a buen puerto algunas de las ideas expuestas hasta aquí, -, es lícito suponer que la inminente conmemoración del acontecimiento que a partir del 24 de marzo de 1976 inauguró el rediseño a sangre y fuego de una Argentina al servicio de los dueños del mundo será una excelente oportunidad para ponerlo de manifiesto en las plazas de todo el país.-

 

JORGE FALCONE

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