Y LA ARGENTINA DEL
“QUE SE QUEDEN TODOS!”
“Hay que dar vuelta
el mundo
como la taba,
el que no cambia todo
no cambia nada”.
Armando Tejada Gómez
(“Fuego en Animaná”)
¿Qué estamos
dispuestos a aceptar por democracia?
La arbitraria detención del ex presidente
brasileño Luiz Inacio (“Lula”)
Da Silva reedita el
interrogante que muchos pueblos se vienen formulando de un tiempo a esta parte,
acerca de si los regímenes de excepción que padecen buena parte de los países
de la región merecen seguir ostentando la calificación de democracias.
Según la Real Academia Española, democracia
sería la “forma
de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. O la
doctrina política según la
cual la soberanía reside en el pueblo,
que ejerce el poder directamente o por medio de representantes”. En rigor
de verdad, los hechos no confirman la primera aseveración, y sólo muy
parcialmente la segunda. Pruebas al canto: A considerable distancia de las
Doctrinas de Seguridad Nacional que promovieron los Terrorismos de Estado del
Siglo XX, en el Siglo XXI cada tímido ensayo de
democracia directa ha sido abortado de una u otra forma por el poder
económico con su respectivo saldo de muertos, presos, y depuestos. Eso ocurrió
con el Paraguay de Lugo, la Honduras
de Mel Zelaya, y el Brasil de Dilma Rouseff, y se complementa con el
boicot a las herramientas de entendimiento regional, como acaba de ocurrir con
el retiro de UNASUR por parte de Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, Paraguay y Perú.
Poniendo blanco sobre negro: En las Sociedades del Disciplinamiento la “corrección” del protagonismo popular eran
los golpes de Estado, en las Sociedades del Control rige la destitución por
erosión mediático/judicial. Y es que, si revisamos el modus operandi del capitalismo global, no será difícil advertir que
en el mundo que nos toca ya prácticamente no existe arbitraje alguno entre
capital y trabajo.
Acaso un emergente siniestro del libre
albedrío actual de las corporaciones consista en haber puesto de moda - bajo el
que no se cansan de calificar como “el mejor de los sistemas posibles” - la
manipulación electoral vía Big Data, procedimiento que tanto favoreció el
acceso al Ejecutivo por escasísimo margen de la ceocracia que nos gobierna, como el triunfo de un border que
desde el Gran País del Norte viene jugando a la Ruleta Rusa con el destino del
planeta, lo que ha quedado palmariamente
de manifiesto a partir de la reciente salva de misiles contra Siria, feroz
agresión que pretendió justificarse mediante el insostenible argumento de la
existencia de armas químicas, pero que no persigue otro fin que el de disputar
una salida directa hacia el Mediterráneo para seguir saqueando petróleo a menor
costo.
En todo caso, en nuestra latitud el último
cuestionamiento colectivo a la democracia formal - nunca convertido en programa
alternativo - ocurrió durante el “Argentinazo” de 2001. Hay que aceptar que desde
entonces la resiliencia del sistema viene siendo asombrosa.
Bien cierto es que el tiempo de lo político y
el de lo social son a menudo asincrónicos. De lo contrario no se explica cómo
puede ocurrir que un pueblo en lucha sostenida - y apropiado del espacio
público desde que asumió la coalición Cambiemos - no consiga coronar aún una
propuesta frentista y antisistémica capaz de confrontar electoralmente con
servidores de “pasado en copa nueva” ora de pelaje neoliberal ora de pelaje neodesarrollista,
que a la larga terminan desgranando el arco de alianzas afanosamente construido
entre comicio y comicio, y comprometiendo a importantes sectores de la
militancia a votar por “el mal menor.
CGT, quién te ha
visto y quién te ve…
Conmemorándose el Día
Internacional del Trabajo, se sabe que el “proceso de normalización” de la
central obrera se debatió en una reunión en UPCN, a la que asistieron dirigentes de buen vínculo con la Casa
Rosada y que no participaron de la marcha del 21F (Armando Cavalieri, Héctor
Daer, José Luis Lingeri, Roberto Fernández, el anfitrión Andrés Rodríguez) y otros que tomaron
distancia del camionero, como Juan
Carlos Schmid y dos de su sector, Jorge
Sola y Carlos Frigerio. Ese
grupo, alejado del nuevo armado de Moyano con perfil más confrontativo, decidió
acelerar los tiempos: “El criterio es que
sea lo más rápido posible”, aseguró Schmid, con miras a que del próximo Comité
Central Confederal salga por fin la conducción que reemplace al cuestionado triunvirato
actual.
Pero las opiniones están divididas. El
líder del gremio de Canillitas, Omar
Plaini, consideró que no
hay un único dirigente en la Argentina que pueda “liderar a la totalidad de las organizaciones sindicales”, y que
“hay que ir a una CGT unificada que
incluya a la CTA”. Mientras que la no renuncia de Acuña dificultó
las cosas para elegir nuevas autoridades, ya que así lo demanda el estatuto de
la central obrera. Los que continuaron por esa
línea fueron Oscar
Rojas (Maestranza), Juan Martini (Tabaco), Argentino Geneiro (Gastronómicos), y
Luis Cejas (Viajantes) Todos ellos responden a Luis Barrionuevo,
líder de la Unión
de Trabajadores Hoteleros, Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), funcional al Gobierno
Nacional. La CGT, por ende, tiene un futuro incierto,
en el cuál también se discuten otros temas, como por ejemplo hasta dónde darle
el visto bueno a las 62 organizaciones,
que se están rearmando, ya que “este grupo apoyó la reforma
previsional, y además es allegado al macrismo”.
El panorama descripto
repercute a su vez sobre la pretendida incorporación a la central obrera de las
organizaciones sociales nucleadas en torno al fenómeno de la economía popular.
Sin ir más lejos, Jorge Sola, secretario de Prensa de
la CGT, manifestó que “la incorporación de las organizaciones
sociales a las filas del movimiento obrero, generaría en el resto de los
dirigentes gremiales serias diferencias”. Ni “gordos”, ni “independientes”, los
quieren adentro, aunque sostienen que desean “conservar el diálogo”. Dicha opinión fue reforzada por el titular
de las 62 Organizaciones y heredero de Gerónimo “Momo” Venegas en la UATRE, Ramón Ayala, quien aseguró que “se impone la unidad y renovación
del movimiento obrero” al considerar como “rotundo fracaso” la
gestión del triunvirato de la CGT, por lo que coincidió en reivindicar la
figura de un único conductor cegetista, y rechazó
la posibilidad de integrar a la central obrera los movimientos piqueteros y
sociales.
Más allá de su loable
anhelo de sindicalización - si es cierto que toda crisis genera una oportunidad
-, bienvenido sea este compás de espera que las circunstancias imponen al Triunvirato de San Cayetano, hasta que se aquieten las aguas y se
confirme o no la tendencia del sindicalismo hegemónico a cerrar filas en torno
a una central dialoguista que facilite el desguace en cómodas cuotas de los
últimos vestigios de legislación laboral.
Lo fundamental, en todo
caso, es lo que las bases vienen construyendo de abajo hacia arriba y de la periferia
al centro, como ocurre en estas horas con el Frente Sindical de Cañuelas o el Frente Gremial Regional con
epicentro en La Plata, y en varias
regionales cegetistas en las que l@s trabajadores/as formales vienen
confluyendo con l@s informales, despreocupándose de la opinión de sus cúpulas.
Buscando correlato
político desde la lucha social
Pero no sólo en las superestructuras partidarias se hacen cálculos
electorales de cara al 2019. En el propio terreno de las organizaciones
sociales también se desarrollan escarceos tendientes a arribar en las mejores
condiciones a esa tentadora instancia que cada dos años nos convoca a introducir
un papelito - que rara vez expresa nuestros más caros anhelos - en una urna de
cartón corrugado, para alimentar la ilusión de que somos un pueblo soberano
ejerciendo el pleno derecho a escoger nuestro destino.
El Movimiento Evita, y Libres del Sur - por citar un ejemplo -
se unieron en la Cámara de Diputados. De esta manera, Victoria Donda se sumó a un
interbloque con los legisladores nacionales del Peronismo Para la Victoria. El
nuevo espacio parlamentario que integra está presidido por Leonardo Grosso y
cuenta con otras 3 diputadas del Evita: Silvia Horne, Araceli
Ferreyra y Lucila de Ponti. Paralelamente
y a nivel juvenil, también el Movimiento Evita pero con Seamos Libres presentó en Mercedes el colectivo “Oleada”, con el fin de “construir un espacio político que comprenda
demandas emergentes como el feminismo, las experiencias culturales, las
problemáticas ambientales y las nuevas prácticas de activismo digital”,
según manifestaron Leonardo Grosso y el gestor cultural Jonathan Thea. Esa construcción frentista se va ampliando a partir del acto en la
cancha de Ferro, que integró al Partido del
Trabajo y el Pueblo, con la promesa de “construir
la más amplia unidad para ganarle al gobierno actual desde una propuesta
popular, amplia y progresista”.
Así, mientras la ceocracia busca a tontas y a locas encauzar el
rumbo económico incluso reclamando el salvataje del innombrable economista que
durante la dictadura estatizó la deuda pública, en “el hondo bajo fondo donde el barro se subleva”, lenta pero segura -
y lejos de toda especulación proselitista-, crece la convicción de que los
pobres merecen otra suerte, y de que deben ser inexorablemente sus gestores.
Eso queda cada vez más claro en afanosas jornadas de pesca artesanal, de
comunitaria herrería para construir juegos de plaza, o de esmerada atención de
huertas comunitarias que producen sin agrotóxicos y a escala humana. Porque se
ha dicho que el futuro es nuestro. Pero es hora de que el mientras tanto
también lo sea.-
JORGE FALCONE
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