No hay veto que detenga
la
lucha de nuestro pueblo
“EL MEJOR EQUIPO
DE
LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS”
A BORDO DEL TITANIC
“Cuando el gobierno dice que seguimos
preocupados por ‘defender las
instituciones de la Republica’, dice que estamos preocupados porque en nuestro
país el poder ejecutivo tiene el 65% de desaprobación, el legislativo
el 75% y el judicial el 85%. No vaya a suceder que lo que vuelva sea
el ‘que se vayan todos’ ”.
Guillermo Cieza
Frente Popular Darío Santillán - Corriente
Nacional
¿“Las
mujeres y los niños primero”?
Muy a pesar de la
machacona cantinela presidencial que insiste en que “lo peor ya pasó”, el mal
humor social de lxs argentinxs se agravó tras el anuncio del retorno del FMI, comunicado mientras los servicios
de inteligencia norteamericanos entrenaban a sus pares locales en el Ministerio
de Defensa sin notificar al Congreso Nacional. Cumplir al pie de la letra las
recomendaciones de dicha entidad financiera hizo que no se demoraran las más
diversas respuestas populares, desde el abrazo al parlamento impulsado por la Asamblea de Multisectoriales, pasando
por la multitudinaria concentración del 25 de Mayo en el Obelisco bajo la
consigna La Patria está en peligro,
hasta las advertencias de la CGT - condicionada por un escenario que se agrava vertiginosamente
- acerca de convocar a una huelga general ante el veto presidencial a la ley, aprobada
en ambas cámaras, que recomendaba congelar tarifas.
En tal contexto, el
ex presidente Duhalde ha venido invirtiendo sin prisa y sin pausa su capital de
piloto de tormentas 2001/2002 en propiciar la confluencia del peronismo acuerdista y el
que protagonizó la “década ganada”, en tanto la central obrera prevé renovar su
conducción en el confederal del 22 de agosto. ¿Será pedir demasiado que en una
nueva conmemoración del renunciamiento de Evita
(a los honores - como dijo - y no a la lucha) la dirigencia sindical recoja los
mejores legados de la clase trabajadora - programas de La Falda, Huerta Grande,
CGT de los Argentinos - y se
posicione a la altura de la tragedia social que atraviesa el pueblo humilde?
Diversas fuentes han
coincidido en que la última corrida cambiaria impactó fundamentalmente sobre
una franja media de votantes de Cambiemos, hiriendo de gravedad las
expectativas presidenciales de renovar mandato en 2019, lo que - en
consecuencia - generó el malestar de numerosos medios y comunicadores hasta
ahora afanados en blindar al oficialismo, como La Nación, Mirtha Legrand,
Baby Etchecopar, Alfredo
Leuco, o el mismísimo Eduardo
Feinmann.
Pero el primer
mandatario - cohesionando a su staff
tras la noción de equipo que incorporó en los campeonatos de rugby del Colegio Cardenal
Newman -, soberbio y autista, promueve a superministro a un funcionario que
preserva sus fondos fuera del país, y hace los deberes encargados por Madame
Lagarde militarizando Buenos Aires (como quedó de manifiesto durante la
sobreactuada represión a los metrodelegados), lo que habilita a pensar que
dicha tesitura no hará más que acentuarse, con el breve interregno del Mundial,
una vez que nos visiten l@s delegad@s del G 20.
La
democracia ha muerto
Está demostrado que
la corporatocracia global no vacila en implotar los Estados Nacionales cuando
de obtener pingües dividendos se trata. En nuestra latitud, el establishment no se ha portado todo lo
bien que esperaba Mauricio Macri. Es más, si tomamos en cuenta las
apocalípticas recomendaciones de revistas como Forbes o The Economist llamando
a los inversores internacionales a huir de la Argentina, no sería descartable
que - a este tren - apostase por otro gobierno
que, aún desde distinto signo político, garantice un manejo más eficaz de la
economía y una menor conflictividad social, cerrando con más pena que gloria el
indefendible ciclo político de los globitos amarillos.
Un panorama semejante amerita ser leído en perspectiva: En 1882, Friedrich Nietzsche - desde la sección 125 de La gaya ciencia (Die
fröhliche Wissenschaft) - expresó: “Dios
ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado”. Desde entonces
la filosofía se ha preguntado constantemente qué significa realmente
esa frase. En rigor de verdad, el filósofo
quiso expresar que el Dios
cristiano no es más la fuente creíble de los principios morales absolutos. La
cita es digna de evocación en un momento de la historia en que las mentes más
lúcidas de Occidente empiezan a considerar que algo así ocurre con la
democracia, toda vez que el capitalismo
en su etapa global constituye un poder fáctico de carácter supraestatal al que
ya no frenan las respectivas cartas magnas de los países periféricos.
Tal percepción parecería ir a contramano de la repentina epidemia
de coaliciones que hoy sufre buena parte de la militancia, fenómeno del que se
destaca la confluencia frentista constituida por Unidad Popular, el Movimiento
Evita, Libres del Sur, el Movimiento Popular La Dignidad, Patria Grande, Seamos Libres, Izquierda
Popular, Vía Campesina, y algunos
otros sectores de signo progresista.
Dicha iniciativa aparece como respuesta al consenso militante en cuanto a que
esta ceocracia se sostiene más en la fragmentación del arco opositor que en sus
escasos méritos, y en vista de que la Marcha
Federal que culminará en junio promete ser masiva y cuenta con el apoyo de la
CGT, de sectores de la pequeña y mediana empresa, así como de la Conferencia
Episcopal, lo que va configurando un escenario propicio para la gestación de
alternativas capaces de alimentar la actualmente menguada esperanza de las mayorías.
Hoy más que nunca, “inventamos o erramos”
Corresponde señalar aquí, por ejemplo, que la batalla popular
de diciembre contra la Ley Previsional se produjo en un claro contexto de
resistencia, diferente al que comienza a despuntar, cuando muchas propuestas
políticas comienzan a posicionarse en la línea de largada electoral,
circunstancia que seguramente teñirá no pocas manifestaciones de protesta
colectiva. Ahora bien, ¿cuál ha venido siendo la reserva de las franjas
militantes más antisistémicas a la hora de pensar lo electoral, circunstancia
que muchxs resolvemos mediante la abstención, el votoblanquismo, o el apoyo a
propuestas que no satisfacen enteramente nuestras expectativas?
Acaso no agregue nada nuevo aclarar que el principal
obstáculo a sortear siempre ha sido librar batallas en el terreno del enemigo y
con sus propias reglas, lo que desde hace tiempo más que resultados favorables
viene acumulando no pocas frustraciones para el campo popular. Sin embargo, en
el seno de los sectores en cuestión siempre hemos creído que un armado
electoral expectable debería verse sustentado por una sólida construcción
social (en términos bolivarianos, léase un
fuerte poder comunal) y una
programática verdaderamente transformadora, capaz de tomar referencia de
las experiencias más avanzadas de la década larga progresista de nuestro
continente, como la convocatoria a una Asamblea
Constituyente que dé voz y poder de decisión a los numerosísimos sectores sociales
que desde hace tiempo no se vienen reconociendo en los vetustos partidos
políticos vigentes.
Cualquier propuesta que tan solo apunte a reunir méritos
suficientes para negociar con “servidores de pasado en copa nueva”, alejándose
de la dirección planteada más arriba, no hará otra cosa que volver a dilapidar
capital de lucha, contribuyendo así a un nuevo reciclaje de esa gobernabilidad
burguesa que cada vez nos coloca más cerca del riesgo de la disgregación
nacional.
Pero, por lo pronto, en estas horas aciagas vale la pena que
la ex funcionaria de la Alianza que hoy conduce el Ministerio de Seguridad
planificando cómo aplastar la rebelión en ciernes tome nota de que, cuando el
pueblo argentino desalojó del gobierno a Cavallo y De la Rúa, lo hizo bajo un
Estado de Sitio.-
JORGE
FALCONE
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