Será
evaluado como presidente porque no fue capaz de reducir la pobreza
MACRI A
DISTANCIA SIDERAL DE CELEBRAR
BAILANDO
A GILDA ENTRE GLOBITOS AMARILLOS
Últimamente
levantó bastante polvareda la entrevista realizada por un insignificante ser
humano llamado Luis Majul a un ladrón de guante blanco llamado Mauricio Macri,
que no dejó enfriar el cadáver de su padre sin endilgarle todos los chanchullos
del controvertido pool familiar. Cometiendo un sincericidio digno de Juan
Domingo Perdón, personaje de Capussoto que hacía campaña flagelándose
públicamente a causa de sus cagadas, el primer mandatario hasta se autodefinió
como el termómetro mayor del malestar colectivo. Ese estilo discursivo dramáticamente caricaturesco, que llevó hasta
la exasperación en la reciente inauguración del Congreso Internacional de la
Lengua - productor de cantidades industriales de memes por parte de la progresía
digital -, comienza a provocar el desgranamiento de un electorado amarillo hasta
ahora satisfecho con el solo hecho de no ser el primero que arrasara el tsunami
socioeconómico en curso. Ante semejante panorama, seguiremos intentando mirar un
poquito más allá de la guerra de encuestas y los complots que simula
desmantelar el periodismo trash…
Puesta contra las cuerdas por un asedio
judicial que no descansa, la senadora Cristina
Fernández de Kirchner se aferra estoicamente a una estrategia concebida
mucho antes de abandonar la Casa Rosada, desestimando entre sus incondicionales
el voto a Scioli y apostando decididamente
a generar un “Operativo Clamor” que - cimentado en aquella máxima del
General acerca de que gobiernos calamitosos terminarán aquilatando al propio -
hoy la tiene superando un techo histórico en intención de votos, gracias a su
apego al proverbio hindú que reza “el
silencio, gran brahmán”, mucho más que a sus resistidas masterclass.
En tanto, el economista fotografiado en
zoquetes y sandalias - segunda opción
del Departamento de Estado, cada vez mejor considerada por la UCR -, sin
confirmar aún su candidatura, se muestra como presidenciable repartiendo
críticas a un lado y otro de “la grieta”.
Visto que el poder presiona para que el
impresentable que ocupa el sillón de Rivadavia deponga su candidatura (casi
13.000.000 de personas en la pobreza!), y considerando que hoy Cambiemos (Macri,
Peña, Dujovne + Carrió… con Storani pateando en contra) se debate cual
crisálida en plena metamorfosis, presta a dejar atrás esa larva y reciclarse
como mariposa en alas del tándem Vidal - Larreta, bastará con los datos antes consignados para colegir
que en nuestro horizonte electoral se torna probable un ballotage a dirimirse entre peronistas de distinto signo.
Más allá de ello, tras el ciclo de las identidades
mayoritarias del Siglo XX, es evidente que el movimiento popular transita inercialmente
sin una nueva que lo amalgame, y aferrado a la última que le dio respuestas
efectivas, que parece seguir siendo la que irrumpió en la vida pública un 17 de
octubre de 1945.
Desde la concentración en Plaza de Mayo del Encuentro de los Pueblos (12/12/2015)
hasta esta nueva Marcha por Unidad,
Producción y Trabajo Argentino a la que se suman la mayor parte de las
centrales sindicales y pequeñas y medianas empresas del país (4/4/2019), la gran mayoría del campo popular
se ha mantenido ocupando las calles a diario, sin conseguir que tamaño esfuerzo erosione sustancialmente las
políticas oficiales, como si los escenarios escogidos para esa batalla
cotidiana - Plaza de Mayo, Congreso Nacional, alguna dependencia pública - ya
no fueran caja de resonancia eficaz para reclamar. Ignorarlo equivale a seguir
reproduciendo como lemmings una
estrategia a todas luces inconducente, que para colmo fideliza al electorado
oficialista duro, ese que privilegia la “transparencia” y la seguridad por sobre
la Justicia Social, y le otorga a la Dama de Hierro de Cambiemos el rol de
heroína antidisturbios.
Ese círculo vicioso insume grandes energías a
los sectores sociales que lo alimentan, pero se va convirtiendo en una maniobra
prácticamente endógena, que sólo aporta mirarnos cara a cara con organizaciones
hermanas para ratificar nuestra voluntad
de lucha y ostentar capacidad de movilización, mientras el poder se muestra
refractario a tales manifestaciones, como lo demostró al cabo de la última
oleada de cortes de ruta y montaje de ollas populares en reclamo de una Ley de Emergencia Social hasta ahora
desoída. Por ende, a esta altura
convendría preguntarse si no se estará prorrogando una forma de demandar que
surtía efecto en otros contextos, cuando había un Estado Benefactor capaz de
tomar nota, pero no en la actualidad, cuando escasean los Estados Nacionales y
el nuevo sistema-mundo se administra desde corporaciones multinacionales que no
tienen Patria. Acaso corresponda pues correlatar una imperiosa necesidad de
autonomía territorial y autogestión productiva privilegiando dar batalla en el
escenario comunal, donde - aunque no siempre se perciba así - en muchos casos se
cuenta con más fuerza que la del antagonista de proyecto histórico.
Si se coincidiera en la perspectiva de que las elecciones son el árbol y el horizonte
emancipatorio el bosque, no parecería tan complejo concebir esta batalla
táctica bianual como un escenario al que dar respuesta integral desde las
realidades donde la construcción propia permita incidir - incluso a nivel
institucional -, sin dejar de invertir el máximo esfuerzo en la organización
permanente de un poder popular de base, anotando pequeñas victorias locales que
ofrezcan a sus gestores/as una evidencia palpable de conquistas materiales, lo
cual parecería ser más eficaz que cuando la parcialidad representada asiste a los escenarios donde por lo
general se disputa el todo. A ese
respecto, una de las lecciones más valiosas que legaron las luchas del Siglo XX
fue la de “pegar donde más duela y donde menos se lo espere”.
En consecuencia, a la hora de asumir un
compromiso electoral, más allá de que la depredadora acción del oficialismo haya
desencantado a un numeroso contingente de sus originales votantes, cabe establecer
una diferencia sustancial entre el imperativo de fortalecer un voto contra este
modelo, y la intervención en volátiles frentes electorales de coyuntura, dado
que lo primero expresa una decidida vocación opositora, pero lo segundo se
aleja ostensiblemente de los escenarios en que - como se ha manifestado
anteriormente - parece posible producir transformaciones de fondo ahora mismo.-
JORGE
FALCONE
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