EL DÍA EN QUE ALBERTO FERNÁNDEZ
CONVIRTIÓ AL FRENTE DE TODXS
EN EL FRENTE DE DEMASIADXS
Mientras el Primer Mandatario aduce que en
2003 tocó hacerse cargo de una deuda externa heredada de la dictadura, pero
ahora se trata de cargar con otra inobjetable - ya que se contrajo durante los
cuatro años del gobierno democrático anterior -, los términos de negociación
actuales de la misma resultan a todas luces perdidosos. Tres fondos acreedores
han acordado con el Ministerio de Hacienda, dos que acumulan un tercio de los
bonos aún no. El costo de bajarse tanto los pantalones ya compromete los
márgenes de sustentabilidad del empréstito, que van de 50.000 a 80.000 millones
de Dls. Argentina está en 45.000. ¿Quién pondría los 5000 faltantes para
equilibrar la balanza? Probablemente el FMI. Pero exigiendo mayor ajuste
fiscal, previsional, y laboral. Conflicto en puerta en tal caso entre el
Ejecutivo Nacional y el Instituto Patria.
A propósito de esto último, en nota de Página 12 recomendada vía Twitter
por la Vicepresidenta Cristina Kirchner,
el columnista económico Alfredo Zaiat
consignó que en “el acto oficial de
celebración del Día de la Independencia, el presidente Alberto Fernández estuvo
acompañado en forma presencial, en la Quinta de Olivos, por los
empresarios del G-6, que reúne a las titulares de las cámaras del
establishment, y de un dirigente de la conducción de la CGT”, gesto que analizó sin albergar
mayores expectativas en sus consecuencias. Tiene lógica. Al zorro nunca le ha
preocupado el interés de las gallinas. Más aún, sobre el particular también se
expidió en duros términos la Unión de Trabajadores de la Tierra, que tiene a su
referente - Nahuel Levaggi
- presidiendo el Mercado Central. Dicha organización objetó que el presidente
sentara a su diestra a la Sociedad Rural Argentina, ratificando que “hay otro
campo”. Curiosa apuesta entonces la del Ejecutivo: En vez de atender al clamor
que exige un perentorio Impuesto a la Riqueza, “dorarle la píldora” a los imperturbables
herederos de la Conquista del Desierto, los mentores del Proceso de
Reorganización Nacional, los destituyentes de 2008… cuando paradójicamente 83 millonarios de varios países,
principalmente de EE UU, solicitan la subida de impuestos a los más ricos “como
ellos” para contribuir a la recuperación económica ante el daño que causará la
pandemia.
Muchxs compatriotas - quién sabe si
ilusoriamente o no - acarician la esperanza de arribar a una primavera post
pandemia. Si así fuera, todo hace parecer que al florecer de lo verde le
acompañará el sórdido panorama de una Argentina económicamente diezmada y
radicalmente distinta de la que pensaba gobernar el Frente de Todxs.
Apremiado ante tal perspectiva,
el oficialismo trabaja en un paquete de medidas que tiene como principal objetivo la
reactivación de la economía después del paráte obligado por la cuarentena, pero
también incluirá aspectos institucionales como el envío al Congreso de la
anunciada reforma judicial. Entre las medidas económicas, se contempla un blanqueo de capitales (que
durante el gobierno anterior el actual inquilino de la Casa Rosada definiera
como el “curro de los pícaros”), la vuelta del plan Ahora 18, un proyecto para
impulsar las economías regionales y una nueva fórmula de actualización de las
jubilaciones.
Ante el afligente panorama
socioeconómico reinante, cabe preguntarse si tales iniciativas llegarán a
tiempo para aliviar, por ejemplo, la desesperante situación que hoy padece el
conurbano profundo, sacudido ya no sólo por una hambruna desconocida hasta la
fecha sino por un significativo recrudecimiento del gatillo fácil, tema que
ilustra dramáticamente la desaparición de Facundo
Astudillo Castro - quien fuera visto por última vez en un patrullero de la
policía bonaerense en la localidad de Mayor Buratovich, Partido de Villarino -
caso que amenaza con constituirse en el Santiago
Maldonado del Gobernador Kiciloff.
Pero si dichos paliativos resultaran
insuficientes - ya que hace bastante que no se piensa en grande -, sobre los
escombros de esa Patria que no fue habrá de edificarse mediáticamente una nueva
expectativa electoral, cuyo epicentro involucrará la disputa por el control de
la provincia que más gravita en el acontecer nacional, precisamente Buenos
Aires. Macri volverá al ruedo
reciclado con absoluta impunidad de su pasado de Ralph El Demoledor, y
probablemente una vez más Vidal sea
su carta ganadora en ese distrito. Desde la coalición gobernante esa
candidatura quizás se dirima entre Máximo
y Massa, alternativa que no debiera distraer la atención respecto
al ascenso mediático de la figura de Berni,
recambio bolsonarista si los hay, por si la taba finalmente nos cayera de culo.
Quien resulte pues ganancioso en esa lidia tendrá las mejores chances para poner proa hacia 2023.
¿Cuál será entonces la conducta de las
organizaciones sociales oficialistas que vienen peticionando al gobierno un
perfil soberanista, que el presidente desalienta arrepintiéndose públicamente de
haber propuesto una justa expropiación? ¿Acaso embarcar nuevamente a unas bases
altamente condicionadas por el instinto de supervivencia en volver a apostar
por el elenco estable y rotativo de la clase política que nos rige desde 1983,
ahora que las democracias formales demuestran en toda latitud su incapacidad de
dar respuesta al mundo que nos toca?
Por lo pronto, los sectores más castigados de
la clase trabajadora - Cresta Roja, Penta, Vicentin - , desoyendo la intimación
oficial a quedarse en casa, ya están exigiendo en la calle sus derechos. Y ese
sólo es un pequeño indicador de la conflictividad social que se avecina.-
JORGE
FALCONE
Aceptar como error la expropiación de vicentin por que el pueblo no salio a festejar, si no todo lo contrario es una irresponsabilidad que me sorprende sobremanera.
ResponderEliminarY - lamentablemente - no la única, compañerazo...
ResponderEliminar