viernes, 10 de abril de 2020


La pandemia como lección 
de que este podría ser un planeta habitable
EL CAPITALISMO 
O LA VIDA
















“La pandemia dejará más empobrecimiento de la población trabajadora; más desconocimiento de sus derechos sociales, laborales, sindicales, donde los hubiere; más conflictividad de clase; aumento de las tasas de desempleo; persistencia y crecimiento del trabajo ‘en negro’; informalidad laboral. En síntesis la explotación del trabajador se agudizará, sus niveles de ingreso y de vida se reducirán. Es posible augurar entonces, ante este probable agravamiento la resistencia de las poblaciones, explosiones populares, rebeliones, etc. Dura realidad; dura lucha”.

Fernando Hugo Azcurra,
economista argentino.


Si la humanidad está dispuesta, por una vez en la Historia una pandemia de dimensiones bíblicas nos permitirá reemplazar la tradicional procesión de Semana Santa por un acto de recogimiento global capaz de ganarnos perspectiva crítica sobre el sistema-mundo en que hemos estado inmersos hasta ahora, concluyendo que el Che no exageraba un ápice cuando afirmaba que “para que la humanidad pueda vivir, el capitalismo debe morir”.

Entonces, echando una mirada a vuelo de pájaro, el/la observador/a atent@ advertirá ciertas postales que dan cuenta del fin de UN mundo:

A estas horas, la Europa que alguna vez se erigió en epicentro de la cultura universal bloqueándole a occidente el conocimiento de la sabiduría oriental, habilita hoteles para refugiar a lxs numerosxs sin techo que pueblan sus calles.

Sin ir más lejos, ahí están el Primer Ministro británico - abanderado del Brexit y el ajuste - convaleciendo el COVID - 19 en terapia intensiva, el Príncipe Carlos infectado, y la Reina Isabel confinada, mientras los súbditos más pobres de la corona se abarrotan en largas filas a la espera de suministro de alimento, igual que hacen lxs menesterosxs del Sur Global que el Norte condena al hambre crónico.

Simultáneamente, lxs refinadxs “tedeschi” del gélido septentrión italiano buscan refugio en el caluroso meridión de lxs “terroni” sistemáticamente postergadxs, contribuyendo a sincerar en esta crisis el drama de un mundo absolutamente desigual.

En tanto en el Gran País del Norte, cuyo presidente consideraba una estafa al Cambio Climático y ahora analiza retirar su apoyo a la OMS, los cadáveres se acumulan de a miles, constituyendo la tercer mayor cantidad de decesos en todo el mundo, sólo por detrás de Italia y España.

En nuestra región, un Ecuador aún dolarizado pese al paso del progresismo por la gestión del Estado, muestra a muchas familias de Guayaquil arrojando cadáveres a la calle para que no se pudran en las casas, y al gobierno suministrando  ataúdes de cartón para enterrar a lxs excluídxs sociales.

Mientras, el presidente de Brasil - cruzado del neoliberalismo más despiadado - se encuentra al filo del impeachment, entre otros cargos por ignorar hasta el más elemental de los recaudos ante la pandemia, cuyo contagio  se multiplica en forma exponencial entre sus compatriotas.

En Argentina, el coronavirus funciona como la Lámpara de Aladino a la hora de disimular la ausencia de un plan estratégico de gobierno. Muchas patronales chupasangres mantienen el aislamiento obligatorio exigiendo a sus empleados concurrencia presencial a los lugares de trabajo, produciendo despidos masivos, o drásticas reducciones salariales (por ejemplo, al igual que otras empresas dedicadas a la alimentación y la salud, Lácteos Verónica es una de las que reboza de ganancias obtenidas gracias a la pandemia y la cuarentena impuesta, pero a  pesar de esto les pagará el sueldo a sus trabajadores en cuatro partes; y, como si ello fuera poco, los trabajadores del quilmeño Frigorífico Penta acaban de ser brutalmente reprimidos por las huestes del Ministro Berni a causa de haber protestado contra semejantes vejámenes) Queda por ver si la incorporación sin exclusión alguna de las organizaciones de la Economía Popular a los Comités de Emergencia comunales consigue incidir, ya no sólo en la distribución de alimentos, sino también en la regulación de unas fuerzas represivas que en muchos distritos actúan contra el pobrerío como si rigiera el Estado de Sitio. A todo esto el Ejecutivo, que asumió bajo el lema de “primero los últimos”, ahora empeñado en pagar hasta el último centavo de la deuda externa, no tiene mejor idea que  considerar como  “esencial en la emergencia” a las actividades de carácter extractivo. A su vez, el imprevisto hace que existan impuestos no habilitados para ser pagados con débito, lo que expone a la población de riesgo a caerse de la globalización en pleno encierro por un corte de luz. Completando el panorama, Tecnópolis habilita camas para “pacientes de segunda”. Las presiones del “círculo rojo” para salir cuanto antes de la cuarentena alegando desde el derrumbe de la economía hasta el hartazgo de los sectores medios - que, abroquelados en sus hogares, ignoran los rigores que viene padeciendo quien no tiene más remedio que “guarecerse” a la intemperie - vienen generando marchas y contramarchas en las decisiones gubernamentales, cuando lo que informan lxs sanitaristas hace prever que los recaudos adoptados necesitarán sortear holgadamente el invierno, con las consecuencias recesivas que la OIT augura a los países periféricos, donde la informalidad laboral es mayor, lo que los coloca en la primera línea de riesgo de catástrofe para sus economías y empleo.

El escenario continental sucintamente descripto hasta aquí amerita considerar a la Década Larga Progresista de Nuestra América como el más reciente experimento fallido de humanización del capital, ya que en tal contexto pusimos en juego a nuestrxs mejores líderes y lideresas… y a continuación estxs fueron reemplazadxs por lxs Bolsonaro, Añez, o Piñera. En consecuencia, para no continuar en la noria de “que pase el/la que sigue”, creemos que conviene reparar en dicho desenlace para recuperar perspectiva autocrítica de cara a nuestro futuro inmediato.

Si lo dicho no alcanzara como muestra de un sistema en estrepitosa decadencia ética y socioeconómica, para coronar esta breve reseña bastará con subrayar el canallesco sostenimiento del bloqueo imperial contra los países más solidarios del orbe: Cuba y Venezuela.

La titular del FMI ha afirmado que “esta crisis será peor que la del 30”. La Sociedad del Control Global, conteste de las grandes protestas sociales que se avecinan y asimilada más que nunca al Big Brother orwelliano, ya ha comenzado a detectar y allanar a posibles agitadores en las redes sociales.

Como contraparte de lo expresado hasta aquí, valdría la pena no pasar por alto  que la desaceleración de la economía ha saneado numerosos ecosistemas. Basta con contemplar. en estos días la presencia de peces en el Riachuelo, y un fenómeno similar en arroyos del Partido de La Plata (donde han aparecido hasta tortugas de agua), en el Río Paraná, en Paso de la Patria y otros lugares hasta hace muy poco contaminados con detritos industriales, o advertir el pasaje de la extinción de numerosas especies por desidia de los poderosos - cabe recordar a los koalas australianos acorralados por las llamas - a la paulatina irrupción de diversos animales en el casco de las grandes urbes desiertas, tal como puede verse en imágenes como la que ilustra esta nota,  que vienen repitiéndose en ciudades como Barcelona, Venecia y Madrid, a causa de las medidas de distanciamiento social y aislamiento obligatorio adoptadas por sus respectivas autoridades.

En conclusión, siempre con diferencia de un siglo, la humanidad conoció en 1720 a la “Peste Negra”, en 1820 al cólera, en 1920 a la llamada “Gripe Española” - que dejó 500 millones de infectados en todo el mundo -, y ahora al COVID - 19: Esta vez queda más claro que nunca que el planeta se está reseteando porque ha puesto en cuarentena a un sistema a todas luces enemigo de la vida.

Cuando un disminuido a sus 96 años pero no menos influyente portavoz del Imperio como Henry Kissinger - mentor impune de las carnicerías perpetradas por la Doctrina de Seguridad Nacional que campeó en el Cono Sur durante los 70s - afirma que “la despoblación debería ser la máxima prioridad de la política exterior de Estados Unidos hacia el Tercer Mundo”, bien vale recordar que ningún pueblo se aviene a la eutanasia colectiva, y que un futuro venturoso depende exclusivamente de potenciar todas nuestras luchas.-


JORGE FALCONE

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