Único Plan de
Gobierno:
Aislamiento, control, y pago de la deuda ilegítima
EL PUEBLO NO COME
ALCOHOL EN GEL
“Las
ciudades hijas de la modernidad capitalista están diseñadas para enriquecer a
las élites en cada crisis, para desaparecer a los más vulnerables y dejar en
casa, inmóvil, a una clase media asustadiza y cómoda, que no hace otra cosa que
consumir información de pánico y gastar su poco dinero guardado como si fuera
el fin del mundo. El fin del mundo comenzó con el triunfo del capitalismo y su
complejo sistema de destrucción de la vida y los elementos naturales que
sostienen el planeta. No sólo tenemos una emergencia sanitaria, tenemos una
emergencia climática, de escasez de agua, de refugiados víctimas de la guerra
en medio oriente, del narcotráfico en Latinoamérica y refugiados ambientales
por la destrucción de sus ecosistemas de vida, tenemos un incremento
exponencial de femicidios en todos los continentes y una corrupción cada vez
más descarada en todos los niveles de gobierno; la crisis es sistémica y la
solución lo debe ser igual”.
EZLN,
“OTRO MUNDO ES POSIBLE:
No basta con lavarnos las manos y ponernos una mascarilla,
tenemos que construir otros mundos”.
tenemos que construir otros mundos”.
Aún
está por verse quién sacará mayor partido de este impasse global
Cualquiera que haya seguido las notas de este
cronista, particularmente entre diciembre de 2019 y marzo del corriente, podrá
atestiguar que - viniendo de la larga noche macrista - reflejaron no pocas
expectativas en las promesas del nuevo gobierno, estimuladas por el discurso
del Presidente en su acto de asunción.
A la fecha, quien escribe estas líneas no
tiene la menor sombra de duda acerca de que, más allá de las bravatas retóricas
dirigidas al empresariado rapaz, los mimos dedicados a la clase media por
Cadena Nacional, o los simpáticos tweets
del primer mandatario como aquel en que autorizó al hijo de Marley a comer más golosinas que las
que le impone su padre, seguimos transitando sin novedad la democracia de baja
intensidad pactada en 1983 entre los genocidas y la clase política, y
administrada por un Estado Colonial.
En el mundo orwelliano que la pandemia
impone, mientras los ELLOS - Oesterheld
dixit - refuerzan nuestro aislamiento
con la complicidad de vecinos botones y su control vía Big Data detectando y
allanando a potenciales agitadores (a ese respecto, el filósofo surcoreano Byung - Chul
Han opina que “vivimos
en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan
la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y
la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha.
Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema
extremadamente eficiente. No existe la protesta porque se explota la libertad en sí misma”),
mientras recortan salarios y cesantean a lxs únicxs productores/as de riqueza
sometidxs a labores presenciales, muchxs de NOSOTRXS capitalizamos la coyuntura
revisando el sistema - mundo que nos trajo hasta esta hecatombe y apostamos por
una nueva conciencia planetaria integral, lo que suma a la histórica causa de
la Justicia Social atender a la desaceleración de la economía que tan
visionariamente plantearon lxs
decrecentistas (http://www.protectora.org.ar/economia-y-finanzas/decrecentismo-tener-menos-para-ser-mas/11973/), repensar la
distribución demográfica que concentra a la mayor parte de nuestras poblaciones
en grandes centros urbanos vaciando las periferias, y abogar por un mayor
respeto a la bio diversidad, entre tantas otras asignaturas pendientes de la
humanidad.
Ante semejante panorama, viene a la memoria
la remanida cuan retrógrada frase “la
letra con sangre entra”, ya que cabe interrogarse si acaso la ética es hija
del miedo, porque si bien en el Norte Global sobreviven voluntades empeñadas en
sostener un mundo unipolar, una cosa es
el poderío que aún detentan, y muy otra la hegemonía de la que ya carecen, toda
vez que - al decir de Gramsci - esta
debe ser cultural.
La
falacia oficial de no pagar la deuda
A contrapelo de su simulación soberanista, y
en plena pandemia, el gobierno nacional - que no atina a imponerse contra las grandes fortunas improductivas de
nuestro país - sigue destinando recursos a pagar la deuda. El Licenciado en Administración
y Finanzas Héctor Giuliano estima
que desde diciembre pasado ya se habrían desembolsado más de 5000 millones de
dólares tan sólo del Tesoro Nacional, sin contar con lo abonado por el Banco Central y las
provincias, que lo hacen por otras vías, gesto que denuncia como la anomalía de
avenirse al criterio impuesto por los acreedores de “pagar mientras se
negocia”.
Aunque una amplia franja del campo popular e
intelectuales de gran valía así lo exigen (últimamente, el Profesor emérito de la UBA Mario Rapoport ha escrito: “Debemos recobrar los jirones de soberanía
perdida y volver a los circuitos internacionales curados no sólo
del coronavirus sino también de la pandemia económica internacional con
políticas económicas propias”), el oficialismo continúa empeñado en
cumplir con el fraudulento empréstito sin investigarlo, al tiempo que transfiere su carga a futuras generaciones,
contando con la complicidad de la mayor parte del espectro parlamentario.
Resumiendo, macrismo económico con rostro
humanitario: Se nos “protege” con modales de Madre Teresa y se nos reprime al estilo Piñera. La última “perlita” del gobierno ha sido confinar a los
adultos mayores de 70 años, sin actualizar su mirada sobre la nueva longevidad
que - innovación tecnológica mediante - está haciendo que la llamada Tercera Edad
se aproxime cada vez más a los 100 años… por no decir que muchxs de esxs
septuagenarios fueron lxs audaces veinteañerxs que en los trances más difíciles
de la Patria apostaron su pellejo dejando un invalorable legado para que una
dirigencia que se llena la boca con las estrofas de La Marchita recoja sus
banderas. Todo ello cimentado en la cooptación de amplias franjas de clase
media en condiciones de guarecerse en hogares confortables y encolumnarse como
dóciles roedores tras el Flautista de Hamelin mediático que entona la engañosa
melodía del “cuidado”.
Ni un hombre más que
pase sin que reine,
ni una sola mujer sin
su diadema (*)
De cara al Día Internacional de lxs
Trabajadorxs, ningún/a argentinx debería pasar por alto que, desde que se
decretó la cuarentena, se han perdido más de 45.000 empleos formales. Tal circunstancia induce a
considerar que si el gobierno está dispuesto a apoyar financieramente a
empresas que recortan salarios y/o despiden - y acaban de otorgársele
850.000.000 $ -, sería más que justo reclamar que ese capital se convierta en
acciones para la gestión obrera con participación del Estado y eventual
expropiación… y no en fuga de dólares por parte de las patronales, ya que se
trata de dinero del pueblo destinado a su administración gubernamental. Por
tanto, asiste sobrado derecho a que el mismo quede bajo control de quienes
producen bienes o servicios.
Durante su homilía del Domingo de Pascuas, el
Papa Francisco, expresó ante una
Plaza San Pedro vacía debido a las medidas de prevención sanitaria: “Tal vez sea tiempo de pensar en un salario
universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que
realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan
cristiana: ningún trabajador sin derechos’ ”.
Por otra parte, las
denuncias por violencia de género han aumentado en un 39% durante la emergencia
causada por el coronavirus y, desde que comenzó el confinamiento, el 20 de
marzo, se han producido una veintena de femicidios. La ONU ha bautizado dicho
fenómeno como “la otra pandemia”. Ante el dramático incremento
de dicha estadística, tanto la UTEP como la senadora pampeana, Norma Durango coincidieron
en impulsar un proyecto de ley para declarar la Emergencia en
Violencia de Género por dos años.
A todo esto, dado que al cabo del affaire de los sobreprecios en
Desarrollo Social, aún no hay estructura que sustituya el suministro de alimentos,
en los últimos días la concurrencia a los comedores pasó de 8 a 11 millones de
personas (!) En el seno de un gobierno para el que la cuarentena parece
convertirse en su exclusiva razón de ser, nunca como en estas horas se había
visto tan desdibujados a dos cuadros como Ginés
y Arroyo, que ingresaron al gabinete
nacional con créditos dignos de Messi
y Maradona.
En consecuencia, a lo largo y ancho del país,
la realización de ollas populares viene
constituyéndose en acto de resistencia y epicentro de la reorganización popular
en los territorios (si “para
muestra basta un botón”, San Fernando, Alte. Brown, Moreno y La Matanza lo
vienen impulsando bajo la consigna "Plan Ollas Populares Si, Gendarmería
No", mientras que Ezeiza, Jagüel, y Monte Grande con el nombre de
“Ollazos”), materializando la ya legendaria consigna que suele repetirse en
trances tan difíciles como el que atravesamos, acerca de que “sólo el pueblo
salvará al pueblo”. Una vez más,
la conocida solidaridad de los humildes está brindando una nueva lección a toda
la sociedad, atendiendo con escasos recursos comedores y merenderos que
rebalsan de vecinos, y bregando contra viento y marea por la soberanía
alimentaria. Porque, como sostienen el MST brasileño y varios movimientos
neo ruralistas, “en tiempos de agronegocio, comer sano es un acto político”.
Es hora de que el Palacio atienda al clamor
de la Calle porque, tanto las barriadas del conurbano profundo donde se rechaza
a pedradas el severo control policial, como los obreros del quilmeño
frigorífico Penta que, desoyendo la intimación oficial de no circular, -
barbijos mediante - se movilizaron a Plaza de Mayo (foto al pie), están
demostrando que entre el hambre y el COVID - 19, el pobrerío elegirá la desobediencia civil.
Todo parece indicar que la militancia debería
apuntar a salir de esta crisis en un marco ampliado de carácter frentista que
confronte con ese posibilismo que ha venido naturalizando la frase “es lo que
hay” como expresión de un sentido común que da la espalda a cualquier utopía
superadora del statu quo.
Según la cadena informativa medio-oriental Al
Monitor, mientras gran parte del Sur Global
padece el flagelo en expansión absolutamente desamparada, la disputa
entre las grandes potencias “es similar a una carrera armamentística. (…)
Una vez, los países compitieron por la adquisición de armas y materiales de
guerra. La siguiente fue la carrera nuclear, y ahora buscan respiradores. Sus
precios han subido al menos un 500%, así como los de todos los elementos de
protección relacionados con el coronavirus”.
Es momento de recrear un nuevo alineamiento
internacional independiente de los centros de poder que hoy se arrancan los
ojos por liderar el nuevo sistema-mundo. La suya no es nuestra guerra. El porvenir
no debe parecerse a lo conocido hasta ahora. La vida en el planeta depende de
ello.-
(*) Fragmento del poema “El Pueblo”, de Pablo
Neruda.
JORGE FALCONE
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